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La patatera es una planta originaria de los Andes, pero actualmente se cultiva en todas partes.
Es una planta herbácea, perenne, tuberosa, de hoja caduca y puede llegar a mesurar hasta un metro de altura.
La polinización es de tipo entomófila, por insectos. Normalmente es cruzada, pero también se puede dar autopolinización.
Está formada por tallos erectos o semi-decumbentes, modificados a la parte subterránea en forma de tubérculos, la parte comestible de la planta, las patatas.
Las hojas son compuestas, pinnatipartidas y alternas.
Las flores de la patatera están agrupadas en cima, son de color blanco o violeta, y con cinco estambres conniventes y amarillos que las hacen muy llamativas.
Las flores están formadas por un cáliz de cinco sépalos y una corola rotácea, actinomorfa i gamopétala con cinco pétalos soldados.
El fruto es una baya verde y tóxica, debido a que contiene una elevada cantidad de solanina.
Los tubérculos también son la parte medicinal de la planta y se utilizan en la elaboración de excipientes.
Les son reconocidas propiedades como: buenos protectores del hígado y de la vesícula biliar, buenos estimulantes digestivos, diuréticos.
También reducen el colesterol, las tasas de grasa y limitan las concentraciones de azúcar en sangre después de las comidas, porque contienen insulina.
Las patatas están formadas por tejido parenquimático, donde se acumulan grandes reservas de almidón.
También acumulan grandes cantidades de agua, un 80% aproximadamente, minerales, proteínas, enzimas, vitaminas, toxinas y celulosa entre otras.
El resto de la planta es muy tóxica, debido a que contiene solanina.
La ingesta de patatas crudas con grillos puede producir solanismo, intoxicaciones por solanina presente en estos.
La solanina es un alcaloide que a bajas dosis actúa como analgésico, pero a dosis elevadas actúa como narcótico i hemostático.