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El Descubrimiento de la Muerte Celular Programada: De Gusanos a Humanos
En el 2002, tuve el gran honor de compartir el premio Nobel en fisiología o medicina
con Sydney Brenner y John Sulston.
Este premio fue otorgado en honor a nuestros estudios en el nemátodo Caenorhabditis elegans.
Y para mí, el mayor reconocimiento fue por los estudios que mi laboratorio hizo
sobre el fenómeno de muerte celular programada
también conocido como apoptosis.
Brevemente, nosotros estábamos estudiando aspectos básicos de la biología del desarrollo de este nemátodo,
este ascárido, C. elegans.
Y, fue que haciendo ésto, encontramos mecanismos implicados en muerte celular programada, en apoptosis
los cuales se demostró estaban conservados entre diferentes animales, incluyendo los humanos,
y elucidamos mecanismos que ahora están siendo usados
como blancos en búsquedas de tratamientos para enfermedades humanas
tan diversas como enfermedades neurodegenerativas, desórdenes autoinmunes, y cáncer.
Ahora, a veces me preguntan cuando supe que nuestros estudios sobre este gusano resultarían relevantes
para la biología humana y las enfermedades humanas.
Y, de alguna forma, creo que desde el comienzo, yo pensé que probablemente sería así,
a pesar del hecho -- y debería decir ésto enfáticamente --
a pesar del hecho de que algunos colegas y también algunas secciones de estudio del NIH
le restan importancia a estudios hechos en organismos que no son mamíferos.
Mi sesgo y la cultura en la que había crecido era que el entendimiento de la biología básica
de cualquier organismo podría probablemente revelar características
que pueden estar ampliamente generalizadas,
o quizá incluso ser universales,
y que los principios biológicos que surjan serían informativos de una forma muy muy amplia.
Y la razón por la que creo éso realmente se remonta a mi propia formación.
Yo hice mis estudios de PhD. sobre el bacteriófago, T4.
Ahora, si nos remontamos algunos años antes de éso, a los inicios de los estudios en fagos,
habían personas como Luria y Delbrück que estaban interesadas en el estudio de la genética de los fagos,
y eran criticadas. Algunas personas decían, "Fagos, ni siquiera van a tener genes"
Y aquellos que aceptaban el hecho de que quizá tengan genes decían,
Bueno, así tengan genes, esos genes no van a ser relevantes.
No van a tener absolutamente nada que ver con los genes que nos interesan -- genes en humanos
Ahora, por supuesto, todo el mundo en biología sabe hoy (o quizá deba decir "debería saber")
que la historia demostró que estas críticas estaban equivocadas.
Fueron estudios en virus de bacterias que llevaron a la elucidación de los mecanismos básicos de la herencia,
que llevaron a la definición y entendimiento del código genético,
y abrieron el camino a la revolución en ingeniería genética que a su vez caracteriza
tanto la investigación científica y los esfuerzos de la industria farmacéutica en la actualidad.
Entonces, tuve la intuición, a partir de estos antecedentes en fagos,
que nuestros estudios en C. elegans demostrarían ser generales,
pero yo no podía saber eso.
Por lo que la pregunta es entonces ¿Cuándo es que supe?
¿Cuándo es que tuve el momento ¡Eureka! que me hizo decir, "OK, Lo que estamos haciendo será relevante"?
Y la respuesta a éso es fácil.
La respuesta es Febrero 12, 1992.
Éste fue el día en que recibí un fax de un estudiante graduado de mi laboratorio, Michael Hengartner.
Yo estaba en una conferencia científica, y Michael había estado estudiando uno de los genes
que nosotros habíamos caracterizado en nuestros análisis de muerte celular programada en C. elegans,
un gen llamado ced-9. Ced por "cell death abnormal", número de gen 9.
Y ced-9 era un gen clave en la regulación de muerte celular programada en C. elegans.
Y lo que Michael estaba tratando de hacer era caracterizar este gen,
no sólo a través de un análisis genético formal, sino también a través de un análisis molecular.
Y el primer paso en este proceso era identificar un clon molecular de ced-9
y buscar y ver si es que nos recordaba a algún otro gen que fuera conocido.
Lo que el fax de Michael decía era que cuando él había buscado en la literatura,
y ésto fue en los inicios de este tipo de secuenciamiento...
Cuando él buscó en la base de datos y trató de ver si es que habían genes similares ahí,
uno apareció primero en la lista, por encima de cualquier otro.
Y este resultado era un gen humano.
Era un gen humano cancerígeno -- un proto-oncogen conocido como Bcl2.
Ahora, se había demostrado que ced-9 protegía las células
en C. elegans de muerte celular programada -- nuestros estudios.
Bcl2, en base al trabajo de oncobiólogos,
se había demostrado protege células contra muerte celular programada,
y causa cáncer porque se halla protegiendo células que normalmente deben morir.
De manera que, células que deberían morir en cambio vivían. Ésto llevó a su supervivencia,
y consecuentemente provocó crecimiento canceroso. Entonces, este descubrimiento
de que el gen de un gusano protege contra muerte celular programada durante el desarrollo de C. elegans
y de un gen humano que protege contra muerte celular programada, que cuando expresados erróneamente
básicamente protegerían células que deberían morir - conllevando así a un cáncer.
Este descubrimiento indicó que estos dos genes
que funcionan de forma similar, se ven similares a nivel de secuencia.
Y, éste fue el descubrimiento que me dijo
que si estos dos genes son tan similares tanto en función como en estructura,
debe existir una vía de genes que es similar
entre organismos tan diversos como este gusano de tierra microscópico y nosotros.
Éste fue un momento de emoción.
Yo estaba absolutamente encantado ya que lo que ésto indicaba
era que los estudios que habíamos estado haciendo en términos de análisis de C. elegans
iban a ser importantes para el entendimiento de la biología humana y las enfermedades humanas.
Debo añadir que fue este descubrimiento el que hizo que la comunidad biomédica prestara atención.
Antes de ésto, yo estaba haciendo básicamente estudios genéticos abstractos
de un organismo al que la mayoría de gente no estaba prestando atención,
acerca de un fenómeno al que la mayoría de la gente no estaba prestando atención.
De repente, estábamos trabajando en un gen y en una vía que era clave para las enfermedades humanas.
Nuestro trabajo ya no era una abstracción de la genética,
sino de repente tenía una fuerte posición en el futuro de la biología humana.
Y yo diría que el resto es historia.
Por lo menos para mí. Gracias.
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