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Soy Michelle Oyen, profesora del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Cambridge.
Nos interesan mucho los huesos porque tienen magníficas propiedades mecánicas para su peso.
Sin los huesos, seríamos una masa tirada en el suelo.
Me llamo Daniel.
Estudio el doctorado en la Universidad de Cambridge y estoy investigando formas de crear huesos artificiales.
Los huesos artificiales pueden tener muchas utilidades.
La más obvia son los implantes, pero también podrían utilizarse como material de construcción.
Para crear una sustancia ósea, hay que coger
una muestra e introducirla en un vaso que contiene calcio y proteína.
Después, se enjuaga con agua y se introduce en otro vaso que contiene fosfato y proteína.
Este proceso se debe repetir una y otra vez.
Al empezar a trabajar en el proyecto, pensé en cómo se podría automatizar el proceso.
Hay varias formas de hacerlo.
Se pueden comprar carísimos equipos, pero es mucho más fácil usar piezas de Lego.
Lo mejor de los robots es que una vez que les dices lo que tienen que hacer, pueden hacerlo
con total precisión una y otra vez, así que puedes volver al día siguiente y tener lista una muestra.
El mundo de la investigación es curioso: aunque se pueda pensar que buscamos en catálogos científicos,
muchas de las cosas que usamos en el laboratorio son
artículos de hogar que compramos en cualquier tienda, y esa es la misma filosofía que aplicamos a los robots.
Crear algo nuevo es realmente emocionante.
Hay que pensar mucho, se prueban cosas continuamente y algunas veces no funcionan,
así que es fantástico conseguir avances.
La importancia de la ciencia reside en la creatividad necesaria para avanzar,
más que en las herramientas empleadas para lograrlo.