Tip:
Highlight text to annotate it
X
¡Victoria!
CALUGARENI
Durante más de 100 años,
Europa ha temblado bajo los ataques del ejército Otomano.
El Sultán Murad lll dirige sus tropas a Viena,
bajo el mando de Sinan Pasha,
para vencer el último obstáculo entre ellos y una Europa dividida.
Como un milagro que se repite siglo a siglo,
estos ejércitos tienen que enfrentarse a tres insignificantes principados.
Valaquia, Transilvania y Moldavia.
Los tres jugarían un papel crucial en esta batalla.
En estos tiempos problemáticos,
un hombre se erguiría en el sitio correcto...
para cumplir su destino.
El hijo de Patrascu estaba destinado a yacer, huir o ganar la batalla,
convertirse en príncipe.
MIHAI VITEAZUL
¡Comed, señores míos!
¡Alimentaos! ¡Os veo débiles!
O quizá no os place mi comida.
¡Claro que sí!
- ¿Es buena? - Sí, lo es.
¿Oyes, Pavel? ¡Esto te enseñará a desafiarme la próxima vez!
¡Alzadle!
- ¡Comed! ¿No os gusta? - Claro, Alteza.
Me temen. Pero es la única manera, en estos tiempos.
Te soy leal, Selim Pasha. ¡Díselo al poderoso Sultán!
Te he dado dos carros enteros de niños sanos.
Sé que no tenemos que hacerlo más, pero...
Te daría dos carros de oro,
si tú me das la cabeza de ya sabes quién.
¿Y si él merece más?
¡El voivoda Alexandru te ha perdonado!
No. Como yo tampoco lo perdono.
Mihai, siempre he sido tu sombra. Hice lo que querías que hiciese.
Nuestro hogar se ha convertido en cenizas.
Nos estamos exiliando.
El voivoda ha puesto precio a tu cabeza. ¿Dónde acabará?
Me voy, Stanca, no importa dónde me lleve.
Los hombres de Alexandru están tras de mí. He parado sólo un momento.
¿Dónde está Nicolae?
- Le he ocultado. - ¿Dónde?
- Me lo llevaré conmigo. - No.
Su vida corre peligro. Alexandru querrá venganza, si ve que he huído.
No. No puedes quedártelo.
No estoy acostumbrado a estas palabras.
Deberías aprender. Me lo has arrebatado todo, Mihai.
Aunque triunfases,
no podrías devolverme mi corta y serena felicidad.
No te preocupes. Nadie tocará a mi hijo. Ni siquiera tú.
Sobre todo tú.
¡Al haberlo desafiado,
el voivoda Alexandru ha ordenado tu captura, General de Craiova!
No dentro de la Iglesia.
Temo una trampa.
Eres considerado, pero estúpido, Hassan.
¿No entiendes? Hice una promesa.
Hay demasiado silencio.
Ellos también sienten algo en el aire.
Selim Pasha...
Los hermanos Buzesti...
Llegas a tiempo, Mihai. ¿Cómo escapaste?
Fue fácil, Selim.
Radu... Padre Stoica... ¡Hermanos, dejadlos pasar esta vez!
Sólo esta vez.
¡Pero sin los niños!
¡Que nadie se mueva!
Por mi amor, dejadlos pasar con lo que tienen.
Estos son niños de nuestra tierra.
¿Por qué, Mihai?
Sin su ayuda, no puedo ir a Estambul.
Le conozco lo bastante como para saber que nunca deja escapar a su presa.
Selim es amigo de la infancia. Por favor, dejadlos pasar.
¡Haced paso! ¡Por favor, dejadlos pasar!
¡Mihai!
Madre...
Tú también les has vendido tu alma. El hijo del voivoda Patrascu...
¡No te importa nada! ¡Quieres el trono a toda costa!
¡Te debería dar vergüenza! ¡Te maldigo para toda la eternidad!
¡Te quedas mirando cómo tu enemigo se burla de tu gente!
¡No me insultes, madre!
Las enseñanzas del Profeta son grandes, pero sigo sin comprender.
¿Qué necesidad tienes de gobernar un pueblo tan miserable?
Quiero ser el hombre más poderoso de este país.
Mihai, amigo... Aquí, todos somos los más poderosos.
¡Miradme!
¿Quién es el más fuerte?
¿Alguien se atreve a luchar con él?
¡Tú! ¡Ven aquí!
¿Quieres este cuchillo?
Sí, señor.
- Tienes que ganártelo. - ¡Lo haré, señor!
¡Dale!
¡Golpéale!
¡Hazlo!
¡Espera!
¡Ahora tú!
¡Ahora tú!
¡Arriba!
¡Mátale!
Estos niños son míos, Mihai.
¿Cómo te llamas?
Hassan. Antes, cuando era feo y sucio, era Lonica.
Ahora es Hassan. Puedes matarme, seguirás siendo un infiel para mí.
Has aprendido a controlarte, pero no del todo.
De no haberte amado, te habría tenido que matar.
Quizá te arrepentirás de no haberlo hecho.
No has cambiado, Mihai.
- Selim, quiero preguntarte algo. - Te escucho.
¿Por qué te has unido al ejército de Sinan Pasha?
Alá me susurró que un día yo podría llegar a ser un gran visir.
Sueñas, Selim.
Mihai, ¿tu tío Lani te dará el dinero?
No lo sé.
Hace dos días, Alexandru me ofreció dos carros de oro por tu cabeza,
y ahora estoy perdiendo la mía, yendo contigo.
Alá no me dio la inteligencia que mi madre hubiera querido.
Éste nos hará ricos.
Si está dispuesto a pagar tanto, ¿cuánto dinero gana?
¡Déjale pagar! Saldaremos cuentas después.
¡Mihai! Ha venido Alexandru.
Lani, dale lo que pida.
¡Piensa de nuevo, Mihai! Se trata de mucho dinero.
No. Le pagaremos lo que pide.
¡Vamos! ¡Moveos! ¡Fuera!
Necesitamos otras 300 mil monedas.
Te he dado toda mi riqueza. ¡Lo juro por mi barba!
- Te lo devolveré. - Sí, pero ya sabes cómo va...
520 mil monedas. Eso suma 543 mil, incluidos intereses.
- Te dije que no basta. - Firma aquí.
Hablé con Di Ventini, el banquero más rico de Génova.
- Te espera. - Di Ventini...
- No verás ni una moneda de él. - ¿Por qué, Selim? ¿Cómo lo sabes?
No pagará ni sus respetos.
Lo siento, Señor Mihai, pero me temo que tengo que decir no.
¡Rosana!
El Príncipe Mihai.
Si hay algún otro problema, soy vuestro humilde servidor.
Rosana, entretén al príncipe.
Mi hermano Carlo es la imagen de nuestra alabada impetuosidad.
Yo soy Rosana.
Tengo curiosidad... ¿podríais decirme el tema de vuestra conversación?
Estoy seguro de que lo habéis oído todo, condesa.
Es tan excitante ver a hombres luchando por sus metas.
Es entonces cuando ves sus puntos débiles.
No habéis argumentado vuestra causa demasiado bien.
- No acostumbro a pedir. - ¿Entonces cómo conseguís las cosas?
He estado viviendo aquí muchos años. Es un mundo extraño.
El camino más corto nunca es el correcto.
Una sonrisa puede significar la muerte, y una mala cara, la vida.
Permitidme preguntaros algo. ¿Qué edad tenéis, condesa?
Príncipe... ¿es la casa Di Ventini vuestra última opción?
Sí.
- ¿Y si no conseguís el dinero? - Muero.
No parecéis un hombre de juicio simple.
Condesa Rosana, ¿alguna vez habéis pensado...
que hay hombres que esperan ver el sol?
Para ellos, ese momento quizá nunca llegue, pero aun así lo intentan.
¿Qué dijo la dama? Ella es la que lleva el negocio.
¿Qué dijo? ¡Dime palabra por palabra!
- Dijo que este era un mundo extraño. - ¿Te dará el dinero?
No lo sé. No dijo nada.
- ¿Es hermosa? - ¿Por qué?
Eso significa que has envejecido más que yo.
Mihai, piénsalo. Aún puede que nos vayamos mañana, vivos y sanos.
Mi dinero...
Ventini ha llegado...
¡Por favor, pasad, Excelencia!
Señora condesa, soy vuestro humilde servidor.
Mi hermana tenía tanta curiosidad por ver las decoraciones orientales,
que me convenció para traerla conmigo.
Hoy intenté mirar al sol. Es difícil.
- Mis ojos se llenaron de lágrimas. - Gracias, condesa.
Señor Príncipe, nuestra casa os agradece vuestra petición.
Nuestras humildes dudas no tuvieron nada que ver con usted.
Estuve dando vueltas en mi cama toda la noche.
¡Si Alexandru paga a Sinan Pasha una suma más grande,
será tu cabeza la que corte el Sultán, querido sobrino!
¡Míralo, será cerdo!
Sinan Pasha está de acuerdo en tomar tu dinero. Quiere verte.
Apenas deberías hablar. Es muy temperamental.
¡Infiel, infiel!
¿Es él?
Joven, ¿dónde te crees que estás? ¿En la Corte de Roma?
Ante el poderoso Sultán, inclínate en el suelo y besa su zapatilla.
¡Déjame verte!
Bien... eso es. ¡Levanta!
Me has dado una buena primera impresión. Oí buenas cosas sobre ti.
Eres temeroso de Dios, eres rico...
Oí cosas muy malas sobre tu rival Alexandru.
Nos hemos enterado de pruebas sobre su traición al gran Sultán.
Pero... puede que tú tampoco le agrades.
Eminencia, hicimos de todo para complacer al todopoderoso Sultán.
¿Te preguntó alguien algo? ¡Vamos!
No sabemos de los pensamientos de este hombre,
mientras que Alexandru siempre nos ha sido fiel.
¡Ahí está Alexandru!
Dios Santo... ¡Ayúdanos, Virgen María!
Aquí sólo puede ayudarte Alá.
¡Ten piedad de mí, todopoderoso!
¡Ten piedad, gran Sultán!
La audiencia ha terminado.
¡Espera! ¡Quédate!
Dejadnos.
¡Ven conmigo!
Me gustas. Aquí, todo lo que ves son arrastrados,
incluso aquellos que tienen las pezuñas de...
sus caballos llenas del polvo de Europa.
Pero yo podría no haberte gustado.
¿Cómo te atreves?
Sólo tenemos una vida, todopoderoso Sultán.
Sí... una pena.
¡Señor! ¡Tened piedad! ¡Todopoderoso Sultán!
¡Murad! ¡Lo lamentarás!
¡Lamentarás haberle elegido!
Mihai,
¿cuál crees que es el don más preciado de Alá al hombre?
La vida.
No lo podrías haber dicho de otro modo.
Eres demasiado insignificante.
Reinarás en un país pequeño.
Un día, tus señores sobornarán a mis hombres, como tú hiciste,
Y yo daré la orden.
El don más grande del hombre, Mihai, es el poder.
El más preciado y el más fatigoso.
- Escucha. - Escucho, todopoderoso.
Cuando te vayas, serás un pobre príncipe de un pequeño país.
Tus vecinos te humillarán, nos temerás...
Quédate ahí.
De joven, Sinan también era cristiano.
Te daré un ejército y entonces sabrás lo que es el poder.
¿Qué dices?
No soy un hombre de ejército y no quiero decepcionaros.
- Me preocupo por mi cabeza. - Una pena.
Alá coloca a veces almas mezquinas en cuerpos fuertes.
¿Por qué?
- ¿Qué gritaba Alexandru? - Que lamentaréis haberme elegido.
No te preocupes por tu cabeza.
En efecto, puede que un día me arrepienta de haberte elegido.
¿Por qué no venís, Alteza? Todo el mundo quiere conoceros.
He venido a daros las gracias. Debo irme.
- Lo siento. - ¿Por qué me habéis ayudado?
No sois como la gente que normalmente nos pide dinero.
Estaba impresionada de ver que no sabíais cómo rogar.
¿Sabéis dónde está mi país?
Ahora sí. Al este de Transilvania.
Viajaré dentro de poco a Alba Lulia.
Una amiga mía, Cristina von Habsburg,
se casará con el Príncipe Segismundo.
Estaré cerca de vuestro país,
y, normalmente, quiero saber lo que pasa con mi dinero.
Hablo tonterías. Me encantaría conocer vuestro país.
Bucarest - Diciembre 1594
- ¡Nos han robado! - ¡Dadnos nuestro dinero!
¡Cerraron las puertas!
¡Nos han robado! ¡Deben pagar su deuda!
¿De qué te ríes?
Apenas he visto a mi padre. Nos hemos estado...
escondiendo, siempre estaba viajando...
Ni siquiera sé si lo reconoceré, vestido como un príncipe.
¡Tiene el trono con nuestro dinero!
¡Paga tus deudas!
¡Dadnos nuestro dinero! ¡Nos habéis robado, ladrones!
¡Dadnos nuestro dinero, ladrones!
¡Que salga y pague sus deudas!
¡Sé valiente!
Me alegra verte con buena salud, Alteza.
¿Qué tipo de gobernante es? ¡Nunca paga sus deudas!
- ¡Se esconde! - Mihai, ¿qué sucede?
Nada.
¿Quiénes son? ¿Por qué gritan?
Imaginas cosas, Stanca.
- ¡Nicolae! - ¡Preda!
- ¡Me alegro de verte! - ¡Nicolae!
¡Bienvenido! ¡Ven!
Preda...
¡Preséntale a nuestro hijo el Consejo!
¡Espera! No necesitas estas cosas.
¿No me dices nada?
Te extrañé, Stanca. Te estaba esperando.
Gracias, sobre todo porque no es verdad.
Arriesgas tu vida por este trono, Mihai.
Mereció la pena...
Señora, las habitaciones están listas.
- ¡Radu! - ¡Basta! ¡Silencio!
Quiero saber si me das el dinero, o no.
Ya lo hemos hecho una vez. Nos preguntamos...
¿Qué, Filimon? ¿Tienes o no tienes dinero para los turcos?
¿Qué hay de las monedas de oro que te di?
Compras armas, pero nunca pagas el tributo.
¿Quién ha hablado?
Soy muy tonto para hablar, pero, si podemos, rogaremos...
Ruegue en la Iglesia, señor, por el perdón.
Los turcos no se olvidarán de su tributo.
Somos un país maldito, Alteza. Somos pobres.
- ¿Qué habéis decidido? - Estamos contigo, Alteza.
¡Permanece derecho, Nicolae!
¿Qué decís?
¡Buzesti! Selim es libre de entrar adonde le plazca.
Debe ver lo leales que somos al gran Sultán.
¿Leales? No habéis pagado el tributo en seis meses.
Los soldados que guardan tu trono no han recibido su paga.
Sinan Pasha está disgustado. Por eso estoy aquí.
El país es pobre, Selim.
¿Y no lo sabías cuando pediste ser príncipe?
¡Stroe!
Selim Pasha...
Aun a sabiendas que algunos señores no quieren pagar,
todas las deudas de mi país serán pagadas hoy.
Hemos reunido el dinero en casa de los hermanos Buzesti.
Quiero complacer a todos. Anuncia a la multitud.
- Has hecho un largo camino, Selim. - Muy largo, Mihai.
¿Está listo?
Sí. ¡Que pasen! ¡Pagaremos por todo!
Gracias.
- Vive en temor por los turcos. - ¡Ni que lo digas!
Si no fuera por ellos...
Me encomendaron hablarte así Y eso es lo que he hecho.
Puedes matarme, Mihai, pero no sé por qué quieres gobernar aquí.
Sé lo que vales. Antes, hablaba con el príncipe,
no con mi amigo.
Lo sé, Selim. Gracias.
¡Stroe!
¡A los carros!
¡Mihai!
¡Me ha gustado! ¡Ahora sí te reconozco!
¡Como antaño!
¡Salta, Selim!
¡Selim, toma tu caballo, ve a Sinan y dile lo que has visto!
Eres libre. Me hablaste de dos maneras diferentes. Te respondí igual.
¿Qué pasa, Radu?
Es la casa en la que nacimos, Alteza. Pero estamos contentos.
¡No pasa nada! Era vieja.
¡Viva el Príncipe!
Perdóname hijo, por no confiar en ti.
- Lo siento. - ¿Qué creías, madre?
¿Es lo que piensas de mí? ¿Qué puedo vender a mi país?
¿Y vosotros? ¿Qué pensáis? Que yo, el voivoda Mihai,
¿bebería de la copa de la vergüenza hasta la última gota?
¡De hoy en adelante, me libero frente a Dios y a vosotros...
de cualquier deuda y sumisión!
¡Y liberaré a todo aquel que esté conmigo!
¡Tenemos nuestra vida y nuestro honor!
¡Despertad! ¡Llevamos durmiendo mucho tiempo!
La existencia de un muro entre nosotros y el Imperio Otomano es obligatorio.
El territorio de los tres principados debe llamar nuestra atención.
Como muestra del aprecio por la determinación y noble coraje...
de Segismundo Báthory, Príncipe de Transilvana,
que ha expulsado el dominio Otomano...
y se ha convertido en nuestro preciado vasallo,
elegimos a nuestra sobrina, la Archiduquesa María Cristina de Gratz,
para ser la esposa del valiente príncipe.
¡Calma, Segismundo!
Este matrimonio es para mostrarle...
al mundo que queremos hacer del príncipe...
Mi querido primo, si mi adhesión a la causa cristiana...
me obliga a sufrir el martirio de este matrimonio...
El General Basta asegurará con nuestras tropas la independencia de Transilvania.
Querrá el general explicar su estrategia para los otros dos principados:
Valaquia y Moldavia. General...
Su Majestad...
Señores...
Soy feliz.
Siempre he soñado en convertirme en un humilde protector de la cruzada,
de dar mi vida en venganza de las sagradas heridas de nuestro Salvador.
Este día...
Querido Boris, el destino de nuestra coalición está sellado.
El destino de los dos países vecinos me preocupa.
Aquí están los mensajeros del Príncipe Aron de Moldavia,
que han anunciado que aceptaron ser vasallos de Transilvania.
Harás amigos con el diablo, para alcanzar tu meta.
Arreglaré las cosas debidamente con Valaquia.
Este joven me saca de quicio.
Príncipe, no olvidéis que Valaquia está bajo dominio turco.
¿Su Majestad cree que Murad invadiría Valaquia?
¿En su lugar, no haríamos lo mismo?
¿Qué sabéis del nuevo Príncipe...
...Mihai Patrascu?
Es un personaje digno de poca confianza, Majestad.
Con dinero y sagacidad, compró el trono a Sinan,
con quien parece ser amigo.
Recientemente ha pagado a sus deudores prendiéndolos en llamas, como verracos.
¿Qué podemos pensar de un hombre...
que cumple sus obligaciones de tal forma?
Es un aventurero.
Quiere reunir dinero e irse a un tranquilo rincón de Europa.
Su Eminencia, nos alegra que estéis tan bien informado.
¿Qué otros detalles conocéis, General Basta?
Majestad, como estratega, estoy interesado en dos cosas:
nuestros enemigos y nuestros aliados.
Entiendo que el Príncipe Segismundo quiera a Valaquia como campo de batalla.
Debemos proteger las moradas del mundo civilizado, Majestad.
Valaquia es un país sólo por nombre. No tiene dueño.
Braila
Cernavoda y Zimnicea
Nicopole y Vidin
¡Levanta, Preda! Aún queda hasta Estambul.
¡Bajad las armas!
Rusciuk
¡De rodillas!
- ¡Preda! - ¡Aquí, mi señor!
- Preda, ¿recuerdas tu Latín? - Sí. Lo aprendí en Padua.
¡Déjame escucharte!
Bien... esta noche te prepararás para un largo viaje.
- Mi señor... Ahora, cuando... - ¡Preda Buzescu!
Esta noche partirás a Roma.
Vuestros actos son dignos de vuestros ancestros romanos.
Transmíteselo de parte nuestra al Príncipe Mihai,
que no se enfrenta solo al diablo pagano.
¿Podemos contar entonces con la ayuda de la Santa Iglesia Romana?
Los romanos fueron célebres por su viabilidad.
Me alegra ver que esta virtud no se ha derrochado.
Dile al Príncipe Mihai...
que la Santa Iglesia Romana apoyará sus acciones,
no sólo con sus calurosas plegarias, sino con todos sus medios financieros.
¿Cómo puedo interpretar tales preciadas palabras, Santo Padre?
Entiendo por qué dices esto.
El ejército de Rudolph de Austria se unirá a vosotros cuanto antes.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Y para nosotros, hijos míos...
¡Grandes palabras, pero insignificantes intereses!
Le puedo asegurar al Santo Padre que estoy en grandes dificultades.
Podría aliviar la pura pasión del Príncipe Segismundo.
Pero las ambiciones del General Basta...
¡Cuentos y orgullo infantil!
Has estado en todas partes,
pero nunca has hablado del Príncipe de Valaquia.
Su Santidad, todos nuestros...
informes lo veían como leal a los turcos.
No parecía de fiar.
Este hombre poco de fiar se hace su camino...
hacia Estambul a espada, Eminencia.
Irás a su Majestad el Rey Rudolph y verás que el ejército de Basta...
parte inmediatamente en la ayuda del Príncipe Mihai.
Bendecido quedas.
¡Cargad!
Stanesti y Serpatesti
Giurgiu
Razgrad
Varna
Adrianopolis
¿Qué pasa?
- Viene Selim Pasha. - ¿Selim Pasha? ¿Cómo se atreve?
¿Cómo puedes tener el valor de venir?
¡Bastardo! Tuviste el valor de decirme que lo conocías.
- ¿Nunca sospechaste nada? - No.
Entonces eres idiota.
- ¿Qué crees que hará? - Es tenaz y veloz.
Luchará contra nosotros hasta el fin. Si consigue ayuda...
Conquistará Estambul, antes de que yo pueda llegar.
Y vagué por estas arenas... ¡Es por tu culpa!
¿Quién te ha enviado?
El todopoderoso Sultán te espera en Estambul.
¿Y tú?
El gran Sultán me ha hecho jefe de las tropas que luchan en Persia.
¡Cargad!
¡A por ellos, hermanos!
Dios mío, padre... ¡Tanta agua!
¡Está salada!
Praga, 1595
Era el momento excelente. Sinan estaba ocupado luchando en Persia.
El ataque de Valaquia cogió a los turcos por sorpresa.
General, explicas todo de forma tan cruda... tiene gracia...
¿No te ha invitado este príncipe al Consejo de la mesa redonda?
Personalmente, no puedo confiar en ese príncipe.
Sus victorias son fruto del azar.
- Eminencia, ¿qué creéis? - El Señor obra en misteriosas formas
Cierto. Este hombre poco de fiar que pagaba el tributo a los turcos,
ha asombrado a toda Europa. Debemos ayudarlo.
Permitid que me vaya, Majestad.
¡Un brillante estratega con el orgullo de un niño!
La simple idea del éxito de otro, le hace odiarlo,
aunque no lo conozca.
¿Qué consejo tiene el Santo Padre para mí?
Majestad, esta vez os traigo la promesa de oro a la Liga Santa,
para reunir un ejército contra los paganos.
Deberíais haberme dicho las buenas...
nuevas al principio de nuestra audiencia.
Debo confesar que es una sorpresa muy complaciente.
Me alegra seros útil, Majestad.
- Aun así estoy preocupado. - Escucho, Eminencia.
¿Creéis que podemos confiar a este desconocido el oro
que la Santa Iglesia Romana desea donar a la Cruzada?
Estaba pensando en que el Príncipe Segismundo era el más...
¡No me malinterpretéis! No lo haré.
No estoy tan loco como para darle...
el tan esperado dinero al primero que llegue.
Organizaremos un ejército.
Su Eminencia irá a conocer al Príncipe Mihai.
Se introducirá en su alma, probablemente primitiva,
Y nos dará detalles para tomar la decisión.
Estoy ansioso por ver al Príncipe Mihai entre tantos héroes.
Tengo el sentimiento de ver una escena de la Iliada.
Príncipe... Nuestro Santo Padre os envía esta cruz,
como símbolo de aquello por lo que lucháis.
¿Cuándo llegará el ejército?
Los preparativos están casi listos.
El Santo Padre y el Emperador Rudolph han decidido daros todo el apoyo
que habéis pedido.
El gran General Basta unirá espadas con vuestro invencible ejército.
¿Cuándo?
- En cinco meses. - ¿Cinco meses?
Sois tan gran estratega, que no veis que un ataque lleva tiempo.
¡Mirad allá, Eminencia!
Y ahí. ¿Sabéis lo que esperan estos guerreros? Que levante mi brazo...
y les diga que diez mil poderosos soldados vienen en su ayuda.
¡Entonces, aullarían de gozo y derrumbarían las murallas de Estambul!
Con o sin Basta, habría estado allí en una semana.
- ¡Preda! - ¡Sí, mi señor!
Llama a los hombres. Nos vamos a casa.
¿Cómo, mi señor?
¡Si oigo otra palabra, te corto la cabeza!
Eminencia, quizá me equivoqué en pedir ayuda en Roma.
Sois primo del Príncipe Segismundo.
¿Creéis que él aceptaría ayudarme en resistir a los turcos en el Danubio,
hasta que el ejército cristiano se reúna?
Habéis hecho bien en pensar en vuestro hermano de Transilvana.
Será mejor que le preguntéis personalmente.
Bendeciré la amistad...
entre dos príncipes reinantes de dos países vecinos.
Entonces, partiremos juntos.
El noble Conde Gaspar Cornis, ilustre campeón de los Hussars,
tiene el honor de luchar contra el Príncipe de Transilvania,
Conde de los Székely y gobernante de gran parte de la patria Húngara,
¡Segismundo Báthory!
Dedico mi lucha,
a la noble dama, la archiduquesa María Cristina de Austria,
mi adorada prometida, la más bella y pura,
y lucharé para probarlo.
Eso espero, tras nuestra boda,
el príncipe encontrará una manera mejor de liberar su energía.
- ¿Le amas? - Es bueno, pero infantil.
Háblale a tu príncipe. Es horrible. ¿Crees que sabe hablar?
Al menos sabía.
Su Alteza, luce el sol, los colores son hermosos...
¿Por qué no sonreís?
Tenéis razón. Estaba sumido en mis pensamientos.
Perdonadme. No quería disgustaros.
No tengo este derecho, Rosana. Os debo dinero.
Si hubiéramos estado en Bucarest, ¿me hubierais prendido fuego?
- ¿Qué tipo de hombre es Segismundo? - Lo que veis.
Si yo le hubiera dado con la lanza, no se habría puesto en pie.
¡Aplaudid!
¡Mihai de Valaquia!
Me gustaría comenzar nuestra amistad con una competición caballeresca.
Decid que no, por amor de Dios.
Querido amigo, no estamos aquí para luchar y jugar.
Príncipe, luchar con la lanza es un orgullo caballeresco.
Gracias por el honor, Segismundo.
¡No, Mihai!
¡Príncipe Segismundo Báthory, campeón invencible...
se enfrentará al Príncipe Mihai de Valaquia!
- Dios, ayúdalo. - ¿Quién es él?
Voivode Mihai, el que venció a los turcos.
¡Sin casco no se puede! ¡Va contra las reglas!
Esperemos que Dios le de una lección. Será lo mejor para todos.
¡No se puede! ¡Va contra las reglas!
¡Adelante, Príncipe!
Él lo ha querido.
¡Rosana Di Ventini, nunca me has dicho nada!
¿Estás bien? ¿Algo roto?
No. Estoy bien.
Estás loca. ¿No sabes que lo ha hecho por ti?
- ¡Dios mío! ¡Le sacudisteis bien! - ¡Mordió el polvo! ¡Así lo quiso!
Príncipe, no importa cuánto ha de sufrir mi orgullo,
me honra darte la mano.
- Mereciste la victoria. - Fue un accidente.
¡No, por favor! Has probado ser hábil manejando la lanza.
Príncipe... no tenemos tiempo para luchar...
entre nosotros. Contra los turcos, sí.
Y otra cosa: ellos son excelentes con las lanzas.
Una política muY sutil... Bravo como Aquiles y astuto como Ulises.
Lo comprendo, aunque mi primo...
el Cardenal dice que no entiendo las sutilezas.
¿Sabes qué? Hablemos aquí.
Aquí se está bien. Huele a caballo.
Y a hombres fuertes. Siento que ahora soy tu amigo. Déjame hablarte como tal.
He estudiado tus propuestas, y estoy de acuerdo.
Quizá Dios esté con nosotros. Segismundo, te diré algo que no sabes.
Los turcos no pueden ser derrotados.
Mi querido amigo... Siempre igual. Directo al grano.
Quiero preguntarte... ¿Puedes derrotarlos tú solo?
No. Por eso estoy aquí.
Príncipe... No querría ofenderte.
Pero, para aquellos que pueden ayudarte, ¿quién eres?
- Yo mismo. - No, mi querido amigo.
Te lo diré de nuevo, aunque tengamos que volver a luchar.
No eres nadie. La mayoría de la gente nunca ha oído hablar de tu país.
Sé que me matarías por tales palabras.
¿Cuáles son tus relaciones con las Cortes Europeas?
Para contar con la ayuda de Rudolph, yo, Segismundo Báthory,
tengo que casarme con su sobrina.
¡Comparada con ella, Lucrecia Borgia es una santa!
- ¿Cuántos hombres tienes? - Todos los del país.
Te imploro... ¡Olvidémonos de estas grandes palabras!
Sé que sufres. Eres orgulloso.
¿Has recibido alguna ayuda,
excepto por la cruz que mi primo me pidió que te enviase?
Así que era de tu parte.
Todos nos estábamos preguntando quién era este Mihai y cómo era.
¿Era un hombre o era medio oso?
El Rey de España no conoce su propio imperio,
¿y pretendes que él te conozca a ti?
Afronta la realidad. Tus acciones deben ser apoyadas
por un nombre que sea garantía para todos los Reyes Europeos.
- Y ese eres tú, Segismundo. - Sí.
Para el mundo cristiano,
la casa de Báthory y la de Habsburg,
son tu única garantía.
Pero, si tu orgullo va antes que el interés de tu pueblo...
¡Piénsatelo!
Junto con la entera Valaquia transalpina, con todas sus virtudes,
y bajo la clemencia y profunda protección
del más alabado Príncipe de Transilvania, Segismundo Báthory,
nosotros, el Voivoda gobernante de este pueblo, recibimos su gracia protección.
Nuestro propósito común es luchar contra la miserable "media luna"
¡Que Dios nos asista!
Amén.
Aquí firma, Dios mediante, el Príncipe del Sagrado Imperio Romano,
de Transilvania, Moldavia Y la Valaquia transalpina,
Conde del pueblo Székely, y gobernador de parte de Hungría,
Segismundo Báthory.
Aquí firma nuestro representante Mihai Patrascu,
nuestro amado y fiel aliado.
Lo peor ya ha pasado. Ahora puedes contar con todo nuestro apoyo.
Caballeros... ¡A celebrarlo!
Con todas estas ceremonias, no he tenido oportunidad de felicitarte
por sus cuantiosas victorias. Si alguna vez tengo oportunidad,
sería un placer darte el comando de mi caballería.
¡Al infierno!
No lo habría creído posible...
Todas mis esperanzas estaban con su Alteza Mihai...
Esperaba que se acordase de nosotros los rumanos...
que sufrimos una feroz opresión, señores...
¡Silencio, hombre!
Temía que partieses.
Estás tan triste, Mihai.
Que Dios se apiade de él, si no mantiene su palabra.
Será su final. Maldecirá la hora en que me conoció.
¿Y tú, Rosana?
¡He estado esperando tanto para verte!
Imaginé nuestro encuentro cientos de veces.
Debo decirte...
¿Nos volveremos a ver?
Si te quedas aquí, sí.
¡Quiero hablar con Selim Pasha!
¿Cómo se llama el río en frente nuestro?
Los rumanos lo llaman Neajlov.
¿Cuántos hombres y cañones tienen?
Unos 16 mil hombres y 20 cañones.
Dime, Selim Pasha... ¿creías que lucharía contra Valaquia,
mientras te hacías el héroe en Persia?
Sí, Sinan Pasha. Eso creía.
¿Recuerdas que le llevaste a la Corte, para darle su trono?
Fue hace tiempo, pero lo recuerdo.
Mañana limpiarás tal vergüenza.
¡Alá esté con nosotros!
¿Qué es ese ruido?
Mosquitos. Estamos en una ciénaga.
Mi Señor...
Quiero preguntaros algo.
¿Quieres que te convierta en metropolitano?
No. Quiero quedarme en el ejército.
No quiero que algún día te arrepientas de haber unido nuestros destinos, padre.
- El Señor es más fuerte y más sabio. - Puede, pero es lo que quiero.
Padre, adivina quien está aquí.
Stanca... ¿tú, aquí?
Te he traído otros 300 caballeros de Oltenia. Sabía que los necesitarías.
Eres tan valerosa, Stanca. Como siempre.
Nicolae, hijo mío, ve a dormir. Mañana nos espera un gran día.
- Pareces preocupado. - No... sólo triste.
Me han vuelto a fallar.
¡Me he humillado a mí mismo frente a ese mentiroso de Segismundo!
Yo pensaba que él era cristiano, como yo.
Pensé que necesitaríamos a otro frente a nuestro enemigo.
Me equivocaba. Tenemos un viejo dicho:
"Mejor un enemigo, que un amigo mentiroso".
¿Dónde has encontrado a 300 caballeros?
Los reuní como pude, y compré armas y caballos.
Mihai...
Quiero preguntarte algo.
- ¿Puedo hacer algo por ti? - Sí. Es muy importante.
- Sé que... - Nicolae.
Sí, Nicolae. ¡Déjame llevármelo!
Sólo Dios sabe cómo acabará el mañana.
Es nuestro hijo. Tu heredero.
Ve, Stanca. Haz lo que quieras. Quizá sea mi destino estar solo.
El pueblo de Transilvania está aquí.
¡Conde Kiraly!
Príncipe...
¿Creéis que ha sido sabio elegir tan incómodo lugar?
¿Cuántos hombres habéis traído, Excelencia?
500 Székelys.
Mi príncipe y vuestro gobernante...
está decepcionado al no haber podido traer su ejército.
Pero él ahora está en Alba Lulia, donde celebra su boda
con la Duquesa María Cristina de Austria.
¿500 hombres? ¿Ésta es la ayuda prometida?
Príncipe, mi experiencia como guerrero es más grande de la que creéis.
¡Conde, estoy harto de charlas y promesas!
Padre Stoica, muestra al conde donde puede emplazar a sus hombres.
Mi Señor, soy el caballero Tompa. Me podéis cortar la cabeza...
pero no es mi culpa.
Es de aquel... ¡Que el diablo se lo lleve!
Nosotros, los Székely, lucharemos con vos hasta la muerte.
Os conocemos. Escuchamos mucho sobre vuestro reino.
Muy bien, Tompa. Gracias.
Mañana, mi dulce esposa, verás un torneo maravilloso.
Espero que te resten suficientes energías, para ser un ganador.
Me ha impresionado tu fría actitud ante todas estas bellezas.
Tú tienes la belleza más turbante que he visto nunca.
Te daría mi principado a cambio de tu buena voluntad.
Majestad, en política, el engaño quizá sea una virtud.
Pero en el amor, es el emblema de la debilidad.
¡Tan hermosa como rica y despiadada!
De hecho, olvidaría que tu corazón perteneció a nuestro valiente valaco.
Nuestro vasallo...
¡Pobre Kiraly! Quién sabe dónde estará ahora.
No veo por qué lo enviamos allí. Con o sin él,
Valaquia perderá la batalla.
Y si vence, ¿quién se erguirá contra su orgullo?
¿Ganar? ¿Cómo creéis que Valaquia podría doblegar a Sinan?
No os excitéis, señores. Da igual quien resulte vencedor,
seguimos siendo los verdaderos ganadores.
- ¿Nosotros? - Eminencia, todo está planeado.
¿Habéis olvidado que Valaquia es mi vasalla?
Su victoria hará que Europa entera conozca la valerosidad de mis tropas.
Si vence, Sinan lo pagará caro.
Su débil ejército tendrá menos...
oportunidades en una batalla con nosotros.
¡Cierto! Incluso tendrá que construir...
guarniciones en las ciudades conquistadas.
¡Sheikban Pasha!
Tomarás el mando del centro.
Cargarás el puente con los Janissaries de la primera línea.
Debe parecer que es el ataque definitivo.
Mandaré a la segunda línea como apoyo.
Seguirás atacándole mil pasos más allá del puente,
entonces retrocederás, como derrocado.
Debes engañar a Valaquia para que vaya al otro lado del puente.
¡Mustafa Pasha!
Dejarás a Valaquia mil pasos a partir de este lado del puente.
Entonces, cargarás a lo largo del río por el ala derecha.
Las tropas de Rumelia comandadas por...
Hassan Pasha harán lo mismo por la izquierda.
Entonces, le atraparemos en una encerrona.
Podéis partir.
Si Valaquia cruza el puente, caerá en nuestra trampa.
Satargi Pasha, quedarás de reserva, detrás de la colina.
Y tú, Selim Pasha, conmigo.
¿Alguna objeción?
No, Ilustrísima.
No había visto tantos turcos en toda mi vida.
Son como hojas de hierba.
Si los turcos cruzan el puente, tú atacas por el lado, a la derecha.
Yo atacaré por la izquierda.
¡Padre, ayuda a quienes van a pie! No retrocedas ni un paso.
Es la hora. Que Dios nos asista.
La segunda línea y 20 cañones entrarán en combate.
¡Por el puente, a mi orden! ¡Cargad!
¡Seguidme, valientes!
¡Cargad!
¡Da la señal!
¡Alto!
¡No crucéis el puente! ¡Es una trampa!
¡No crucéis el puente! ¡Alto!
¡No crucéis el puente!
Valaquia no es estúpida. Que todos los Pashas se reúnan.
Valaquia se paró en el puente, pero ha movido todas sus tropas.
No tiene tropas escondidas.
Mustafa, darás un amplio rodeo con las tropas de Anatolia.
Entonces cruzarás el Neajlov Y, desde el otro lado,
atacarás a Valaquia por el lateral.
Haremos lo mismo en el lado izquierdo,
con las tropas de Rumelia, comandadas por Hassan Pasha.
El puente será atacado por los Janissaries y Spahis.
¡En marcha!
La primera ronda fue una trampa de niños, tramada por Sinan.
La verdadera batalla comienza ahora.
Pelearéis ahora, hermanos. Que venga la tropa de la piedra.
¡Vamos!
Valaquia ha empleado a todas sus fuerzas en la batalla.
Es el momento de que Hassan y Mustafa ataquen.
Entraréis en batalla sin retroceder un paso.
¿Y Hassan? ¿Y Mustafa? ¡Les voy a cortar la cabeza!
¡Mustafa! ¡Carga!
¡Retirada! ¡Retroceded en orden!
¡En orden!
Perdimos. ¡Retirada!
¿Qué? Vinimos y vimos todo, ¿Y ahora quieres que nos vayamos?
- No lo haré. - Es una orden.
No escucharé tales órdenes. ¡Vamos!
Spahi se ha apoderado de sus cañones.
¿Dónde está el idiota de Hassan?
¡Esta maldita ciénaga! Estamos perdidos.
¡Media vuelta!
¿Qué harías tú, si fueras yo?
¿Crees que soy muy viejo para luchar?
Tú eres el único inútil, tú y tu mano herida.
Es nuestro turno.
¡Escuchadme bien!
Aún podemos vencerlos.
Hermanos Buzesti... ¡Y los demás! Atacaréis por el centro.
Yo iré en tierra, hacia el puente.
Y tú, Cocea...
Te enfrentas a un duro momento.
¡Tan sólo pido que me sigáis! ¡No lo olvidéis!
¡Es mejor tener un enemigo en el suelo, que en nuestra tierra!
¡Seguidme!
¿Qué?
Ilustrísima... Valaquia aparece con nuevas tropas.
Nos atacaron por un lado del puente.
¡Calla, idiota!
¡Es su último aliento! ¡A luchar!
¡Fuego!
Tenía menos de 300 caballeros. ¡Cargad!
- ¿Qué pasa? - Fueron a nuestro campo.
- ¡Estamos perdidos! - ¡Llama a la retirada!
¡No corráis! ¡Esperad!
¡Los turcos se están retirando! ¡No os rindáis!
¡Luchad, hermanos!
¡Seguidme!
¡Cargad!
¡Sinan Pasha!
¡Sinan Pasha!
¡Sinan!
¡Victoria!
¡Victoria!
¡Ayúdame, Selim!
¿Puedo hacerlo, con esta mano herida?
¿O salvo la bandera del Sultán?
Te prometo lo que quieras, sálvame.
¡No te quedes ahí! ¡Ayúdame!
¡Victoria!
¡Victoria!
Alteza, he reunido a los heridos.
Todo está listo. Hay un turco herido que desea hablaros.
¿Hassan?
Me llamo Lonica, señor. Así será hasta que muera.
Dejadme ser vuestro humilde siervo
¡Cuidad de su pie y tratadlo con honor!
A partir de ahora, quiero verlo a mi lado. ¡En marcha!
Muchos muertos, mi señor... ¡Demasiados!
Lo sé.
Los rumanos nunca olvidarán esta batalla.
Ni nuestros enemigos.