Tip:
Highlight text to annotate it
X
Si su vida fuera un libro
y usted fuera el autor,
¿cómo querría que fuese la historia?
Esa es la pregunta que cambió mi vida para siempre.
Al crecer en un lugar cálido como el desierto de Las Vegas,
todo lo que quería era ser libre.
Soñaba despierta con viajar por todo el mundo,
vivir en un lugar donde nevase
y me imaginaba todas las historias
que contaría después.
A los 19 años,
el día siguiente a mi graduación,
me mudé a un lugar donde nevaba manos y mi mesa de masajes
y me hice masajista.
Con ese trabajo, todo lo que necesitaba eran mis manos me sentí libre, independiente
y mi mesa de masajes conmigo,
y podía ir a cualquier lugar.
Por primera vez en mi vida,
me sentía libre, independiente
y totalmente en control.
Hasta que mi vida dio un giro.
Un día volví temprano a casa del trabajo
con lo que creía ser una gripe
y menos de 24 horas después
estaba en el hospital
conectada al respirador,
con menos del 2% de probabilidades de sobrevivir.
No fue hasta días después,
cuando caí en coma,
que los médicos me diagnosticaron
meningitis bacteriana,
una infección de la sangre que se puede prevenir con una vacuna.
Durante los siguientes dos meses y medio,
perdí el bazo, los riñones,
la audición en el oído izquierdo
y las dos piernas por debajo de la rodilla.
Cuando mis padres me sacaron del hospital en silla de ruedas,
me sentía como si me hubiesen zurcido
igual que a una muñeca de trapo.
Pensaba que lo peor ya había pasado
hasta que semanas después vi mis piernas nuevas
por primera vez.
Las pantorrillas eran unos trozos de metal
con tubos atornillados para los tobillos
y unos pies de goma amarillos
con una línea que sobresalía en la propia goma, desde el dedo gordo hasta el tobillo,
que parecía una vena.
No sabía lo que me esperaba,
pero desde luego que no me esperaba eso.
Con mi madre a mi lado
y entre lágrimas,
me ajusté aquellas piernas rechonchas
y me puse en pie.
Me dolían y me apretaban tanto
que solo podía pensar
en cómo iba yo a recorrer el mundo
con aquellos trastos.
¿Cómo iba a vivir
una vida llena de aventuras e historias
como siempre había querido?
Y ¿cómo iba a hacer "snowboard" otra vez?
Aquel día volví a casa, me metí en la cama
y así fue mi vida
durante unos cuantos meses.
Estaba como inconsciente, huyendo de la realidad,
con las dos piernas posadas a mi lado.
Estaba totalmente destrozada, física y emocionalmente.
Pero sabía que para salir adelante
tenía que dejar marchar a la antigua Amy
y aprender a aceptar a la nueva.
Y ahí es cuando lo vi claro:
ya no tenía por qué medir 1,67 m.
¡Podía ser tan alta como quisiera!
(Risas) (Aplausos)
O tan bajita como quisiera, según con quién estuviera saliendo.
(Risas)
Y si volviese a hacer "snowboard",
no se me van a enfriar los pies.
(Risas)
Y lo mejor de todo, pensé,
es que puedo calzar la talla de todos los zapatos
de la sección de rebajas (Risas)
y así lo hice.
Así que tenía ventajas la cosa.
Y fue en ese momento cuando me formulé a mí misma
esa pregunta fundamental en la vida:
Si mi vida fuera un libro
y yo fuese el autor,
Como pueden ver,
¿cómo me gustaría que fuese la historia?
tornillos oxidados, goma, madera y cinta adhesiva de color rosa fosforito.
Y empecé a soñar despierta
Y sí, puedo cambiar el esmalte de uñas.
igual que cuando era pequeña.
Estas piernas fueron,
Y me imaginaba a mí misma
junto con el mejor regalo que nadie podía hacerme en mi 21 cumpleaños
caminando con elegancia,
-el riñón que me dio mi padre-
las que me permitieron perseguir mis sueños otra vez.
ayudando a otros en mi viaje
Empecé a hacer "snowboard",
y volviendo a hacer "snowboard".
volví a trabajar y a la universidad.
Y en 2005 cofundé una orgaización sin ánimo de lucro
Y no solo me veía a mí misma
para jóvenes con discapacidad física
bajando a toda leche por una montaña de polvo,
para que puedan practicar deportes extremos.
sino que podía sentirlo de verdad.
Desde ahí, tuve la oportunidad de ir a Sudáfrica
Sentía el viento en mi cara
donde ayudé a ponerles zapatos a miles de niños
y mi corazón latiendo muy rápido
como si estuviese sucediendo en ese preciso momento.
para que pudiesen ir a la escuela.
Y este febrero
Gané la medalla de oro en la Copa del Mundo dos veces consecutivas,
Y ahí es donde empezó un nuevo capítulo en mi vida.
(Aplausos)
lo que me convirtió
Cuatro meses después ya estaba subida a la tabla de "snow" otra vez,
en la mejor "snowboarder" adaptada
del mundo.
Hace 11 años, cuando perdí mis piernas,
aunque las cosas no salieron para nada como yo esperaba:
no tenía ni idea de qué podía esperar.
Pero si me preguntasen hoy
no podía flexionar las rodillas ni los tobillos
si me gustaría cambiar mi situación,
tendría que decir que no.
y en un momento dado traumaticé a todos los esquiadores del telesilla
Porque mis piernas no me han hecho discapacitada;
en todo caso, me han hecho más capacitada.
(Risas) cuando me caí y mis piernas
Me obligaron a aferrarme a mi imaginación
y a creer en mis posibilidades,
se quedaron pegadas a la tabla
y por eso creo
(Risas)
que podemos usar la imaginación como una herramienta
para derrumbar muros,
porque en nuestra imaginación podemos hacer lo que queramos
y volaron montaña abajo
y ser lo que queramos.
mientras yo aún estaba arriba.
Creer en esos sueños
y enfrentarnos a nuestros miedos directamente
(Risas) Estaba horrorizada,
es lo que nos permite vivir la vida
más allá de nuestros límites.
como todos los demás, y muy desanimada,
Y aunque el tema de hoy es la innovación sin límites,
pero sabía que con los pies adecuados
he de decir que en mi vida
podría hacerlo otra vez.
la innovación solo ha sido posible
gracias a mis límites.
He aprendido que los límites son el lugar donde termina lo real,
Y ahí es cuando aprendí que nuestros límites
pero también donde empiezan la imaginación
y obstáculos solo pueden hacer dos cosas:
y la historia.
Así que la idea con la que me gustaría desafiarles hoy
o detenernos en el camino
es que quizás, en lugar de ver los desafíos y las limitaciones
u obligarnos a ser creativos.
como algo negativo o malo,
Estuve investigando durante un año y todavía no sabía
podemos empezar a verlos como bendiciones,
qué tipo de piernas usar,
como regalos magníficos que podemos usar para prender la mecha de nuestra imaginación
no pude encontrar ayuda.
y ayudarnos a llegar más lejos de lo que jamás pensamos poder llegar.
Así que decidí hacérmelas yo misma.
No se trata de derrumbar los muros,
Mi fabricante de piernas y yo nos pusimos a juntar piezas
sino de alejarlos
y ver los lugares maravillosos
e hicimos un par de pies con los que podía hacer "snowboard".
a los que nos pueden llevar.
Gracias. (Aplausos)