Tip:
Highlight text to annotate it
X
-A ver, ¿quién?
Marcelino al aparato.
¿Qué dices, ho?
¡Cago en Dios!
¿Cómo?
¿Se sabe qué van a hacer con él?
¡No me jodas!
Eso no puede ser.
-¿Hola?
-¡Un momento, ahora salgo!
-Hola,
buenas noches señora.
-Buenas noches. Dígame.
-Mire, quería preguntarle a ver si tiene
una habitación libre para pasar esta noche,
si puede ser, que no de a la carretera.
-La que usted quiera.
Yo creo que le puede gustar la diecisiete,
es la más tranquila que tenemos,
¿quiere verla?
-No, no, no es necesario,
¿podría ponerme cualquier cosina de comer,
o decirme dónde puedo...?
-Tenemos el restaurante cerrado, pero...
pero no se preocupe,
firme aquí y vaya pasando al comedor.
Ahora mismo le preparo algo.
-Muchas gracias señora.
-Era de Astorga
y nunca más volvió por aquí,
si te he visto, no me acuerdo.
-¿Cuánto tiempo estuvo?
-Entre pitos y flautas, con idas y venidas...
casi dos años.
Pero no vamos a hablar de cosas tristes,
usted ya sabe lo que es estar solo.
Va a pensar que estoy loca,
contándole mi vida nada más conocernos.
-No mujer.
-Es que, le parecerá una tontería,
pero desde que construyeron la autovía,
y de esto ya hace años,
casi nadie se acerca por aquí.
Es duro estar todo el santo día sola,
sin poder hablar con nadie.
Como siga así, cualquier día
me veo hablando con la televisión, como hacen las viejas.
-Sé muy bien de lo que está hablando.
Yo voy siempre por la Nacional, siempre.
Es que me resultaría raro hacer el viaje de vuelta
por una carretera diferente
a la que en su día tuve que hacer cuando me fui.
-¿A dónde me dijo que iba?
-No, no se lo había dicho...
voy pa Asturies,
pal pueblo.
El motivo no ye muy alegre, no, ye que...
bueno,
murió un amigo.
Un buen amigo,
un antiguo compañero.
Va mucho que no estoy por allí.
-Vaya, lo siento muchísimo.
-Sí yo... yo también lo siento mucho.
Éramos de la quinta,
de los del cuarenta,
amigos de toda la vida,
desde siempre.
-¿Quiere usted fuego?
¿Le traigo unas cerillas?
-No fumo,
pero gracias.
-Cuando la fiesta nacional,
yo me quedo en la cama igual,
porque la música militar
nunca me pudo despertar.
En el mundo pues, no hay mayor pecado
que el de no seguir al abanderado.
No me gusta la gente que
siempre tiene su propia fe.
No me gusta la gente que
siempre tiene su propia fe.
Todos, todos me miran mal,
menos los ciegos,
es natural.
-¡Home! Supiste llegar pola carretera nueva.
-Vine por la vieja.
-¡Marcelino!
¡Marcelino!
-Basilio, amigo.
-¡Coño Enano!
¿cómo va eso?
-¡Qué cabrón!
Tovía sigue puteando con esi mote...
¡Van muchos años ya que soy más alto que tú!
-¡Eso habría que verlo, eh!
-Mira que guapina está la Sara, ¿eh?
¿No me das un besu, ho?
-Bueno, claro.
-Yo que tú no me acercaría, Marce ye peligrosu.
-Bueno, bueno, ¡a ver quien tie más mieu!
-¡Mira la moza!
Tenía que haberme conocido hace
dos o tres meses,
¡ibas a enterarte tú!
-Joder Marce, ¡que soy su padre!
-¿Estás seguro?
-¡Qué bien que viniste Marce!
Sabía que nun dibes a fallanos
¿eh?
Y que llegaríes a tiempu.
-Cuando vine vi el entierro.
-¡Qué vergüenza!
¡Joder!
Bueno, pa mi idea que ya acabó. ¿Qué...?
-Pues antes de que se haga de noche...
Anda Enano, acércate a por la alfombra.
-¿En qué coche vamos?
-Yo he traído el mío.
-No, vamos en la furgoneta.
-Voy p´allá. No marchéis sin mi.
-No, no.
-Venga coño, ¡ya los vi yo más rápidos!
-¿Este que ye el capataz?
Podía cavar un poco él, ¿no?
-¿Y con la hernia qué?
Yo animo.
-Ayy, ¡munchu cuentu! Ye lo que tú tienes, pá.
-Ahora di que ta herniao.
-¡Cago en ros!, ¿por qué traería yo la alfombra buena?
-Hostia, ¿tú que pensabes que la traíes de adornu, eh?
-¡No te jode! -¡Venga Enano, joder!, ¡que eres un flojo!
-¡Hostia!
¡Hostia puta!, ¡hostia puta!, ¡hostia puta!
¡La hernia!, ¡la hernia!, ¡la hernia!, la hernia!
-¿Pero qué mi madre tais faciendo?
¿qué tamos todos locos, ho?
-Ahh...
Esti ye´l respetu del que falabais...
el que pidía Milín...
Por eso facíamos esto, ¿non?
Pero ¿cómo podéis tar ahí riéndobos,
cuando tien a los fíos llorando en casa?
-Ey, ey, ey, ey... ¡quieta guaja, eh!
¡Que eso no ye así!
¿Qué pienses?,
¿que no nos jode ver a un amigo muerto?
¡Pues que sepas que esto lo facemos por el Milín!
Los fíos llorando...
¡Ni *** caso le hicieron
cuando dijo que no quería volver al furaco!
¡Ya trabayó bastante bajo tierra,
na mina,
cuando estaba vivo!
Ah, y otra cosa quiero decite, guapina:
él taría faciendo lo mismo por nosotros.
¡Así que no me jodas, eh!
-Bueno, venga. Dejáilo ya. Vamos a...
-¡Cago en Dios, el cura!
-¡Hostia, Don Etelvino!
-¡¿Quién anda ahí?!