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comenzaron a trabajar para encontrar una solución a ese tipo de guerra.
El escudo de acero de la bella Francia
A lo largo de su historia, Francia ha desempeñado un papel importante en el desarrollo tecnológico militar de Europa, esforzándose por mantenerse a la altura de sus rivales.
De hecho, los franceses estuvieron a punto de convertirse en la primera nación en iniciar la fabricación de tanques. A principios del siglo XX, el capitán francés
Levavasseur diseñó un prototipo para la creación de artillería blindada autopropulsada. Sin embargo, el prototipo fue finalmente rechazado tras cinco años de pruebas.
No obstante, al comienzo de la Primera Guerra Mundial comenzó a quedar claro que era necesaria cierta maquinaria bélica blindada, puesto que los ejércitos
comenzaban a parapetarse tras cientos de kilómetros de alambres de espino y trincheras.
Las innumerables ametralladoras y unidades de artillería acribillaban a los soldados, impidiéndoles avanzar más de un par de cientos de metros.
La infantería de asalto no disponía de suficiente potencia de fuego como para hacer frente a ese tipo de ataque, por lo que las principales potencias mundiales
Los alemanes apostaron fuerte por la artillería de largo alcance, mientras que los británicos y los franceses desarrollaron tácticas para acercar sus cañones de campo al enemigo.
Uno de aquellos hombres que colaboraron en los diseños fue el coronel Jean Baptiste Estienne, a quien más tarde se le conocería como “El padre de los tanques”.
Inspirado por las pruebas llevadas a cabo con el tractor estadounidense "Holt", y según el libro On Armor, Estienne declaró: “En esta guerra se alzará con la victoria el
primer contrincante que sea capaz de colocar un cañón sobre un vehículo que pueda moverse a través de todo tipo de terrenos”.
Tras mucho insistir, Estienne consiguió que el general Joseph Joffre apoyase el proyecto. A principios de febrero de 1916, los primeros prototipos franceses,
conocidos como “Schneider”, estaban listos para entrar en fase de pruebas.
Poco después de comenzar las pruebas del Schneider, el diseño del tanque llamado "Saint Chamond”, mayor en tamaño, empezó una amistosa competición contra él.
Siguiendo el ejemplo de los ingleses, estos proyectos de alto secreto fueron denominados "Tractores de artillería".
Louis Renault intentó resolver estos inconvenientes y, tras superar numerosas trabas burocráticas, en enero de 1917 Estienne le dio luz verde para continuar con el diseño de su tanque ligero.
Así nació el famoso Renault FT, origen del clásico diseño de tanque que constaba de un compartimento delantero para el conductor,
un compartimento de batalla central y otro posterior para el motor.
Además, era el primer tanque que contaba con una torreta capaz de girar 360 grados. Ya no era necesario que el chasis del tanque girase en dirección al enemigo para dispararlo.
Tan solo requería de dos miembros de la tripulación, mientras que en otros tanques el número era de 7 u 8,
por lo que complementaba realmente bien a la llamada tripulación de la “artillería de asalto”.
El primer uso a gran escala de tanques ligeros se realizó el 18 de julio de 1918. Cerca de 350 tanques (245 de los cuales eran Renault FT) participaron en la batalla de Soissons.
Atravesaron la línea del frente del enemigo y entraron en su territorio.
Lamentablemente, estos vehículos seguían disponiendo de malos ángulos desde los que disparar y seguían siendo incapaces de atravesar trincheras.
Los alemanes grabaron en su memoria batallas como esa. Con razón algunos de sus líderes militares han sostenido que la causante de esas derrotas fue una enfermedad denominada “tanquefobia”.
Sin embargo, esas victorias proporcionaron a los franceses una falsa percepción de superioridad militar. Confiaban tanto en su creación que rechazaron realizar 00:03:25,00:03:30 cualquier cambio en el modelo. No solo eso: además, redujeron en gran número la cantidad de tanques fabricados.
Los generales estaban únicamente interesados en fortalecer sus defensas a lo largo de la Línea Maginot en la frontera con Alemania, no en las confrontaciones de blindados.
Los franceses no se vieron obligados a desarrollar nuevos vehículos blindados hasta que constataron la creciente amenaza nazi.
El ejército francés comenzó a recibir sus nuevos tanques a finales de los años 30.
Sin embargo, siguieron sin modificar sus tácticas militares.
Los defensores de la guerra rápida de blindados, como Charles de Gaulle, fueron desplazados con el objetivo de invertir en tácticas defensivas como la guerra de trincheras.
Al principio de la Segunda Guerra Mundial, Francia no tenía preparadas sus fortificaciones y armamento. Y a pesar de que ya había cerca de un millar de FT en servicio,
en 1940 la parte más encarnizada de la contienda correspondió a vehículos más recientes.
El R35, un tanque de apoyo en batallas “cuerpo a cuerpo”, fue uno de ellos. Su velocidad máxima apenas alcanzaba los 20 km/h, y el calibre de su cañón era de tan solo 37 mm.
En el verano de 1940, los alemanes examinaron algunos R35 y llegaron a la conclusión de que estos vehículos blindados no estaban a la altura de su “blitzkrieg” (guerra relámpago).
Los tanques capturados se transformaron en cañones fijos o antitanques, o se pusieron a la venta.
En otras palabras: el R35 se utilizó para todo tipo de fines excepto para el que inicialmente fue concebido.
El Hotchkiss H35 no era mucho mejor, pero al menos su motor mejoraba bastante en comparación con el del R35. Al principio de la guerra tuvo algún que otro éxito y
Francia se planteó producir alrededor de 500 al mes.
Sin embargo, la derrota francesa en los compases iniciales de la contienda supuso el punto y final a estos ambiciosos planes de los Aliados.
Además, la Wehrmacht no estaba satisfecha con el diseño del H35 y lo utilizaron únicamente para proteger los territorios conquistados.
La necesidad de contar con un tirador, un artillero y un cargador al mismo tiempo molestaba a los comandantes alemanes, pues los distraían de concentrarse en objetivos prioritarios.
A pesar de dichas críticas, el Hotchkiss se siguió utilizando hasta 1945.
El tercer tanque, el SOMUA S35, era un tanque francés de caballería. Su velocidad media era de 40 km/h, y su cañón de 47 mm le permitía enfrentarse tanto a infantería como a vehículos blindados.
Los SOMUA dejaron su huella en distintas partes del mundo. Les fue bastante bien contra los Panzerkampfwagen III alemanes y la Wehrmacht los utilizó en Crimea, Carelia y Normandía.
Se trataba de un vehículo fiable, incluso aunque no fuese fácil de mantener, y permaneció en activo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Los franceses también produjeron tanques pesados, como el B1 bis, que luchó hasta el final de la guerra.
Era prácticamente invulnerable contra las novedosas armas AA, pero no sorprendió a los alemanes por su blindaje, sino por su armamento.
Además del cañón de 47 mm de su torreta, contaba con otro de 75 mm en el casco.
Sin embargo, si alguien quería utilizar este cañón tenía que girar y enfrentarse al enemigo de cara. Por esa razón, la Wehrmacht colocó un lanzallamas en lugar del
cañón en varios de los tanques que capturó.
Curiosamente, cada uno de los B1 bis franceses tenía su propio nombre, una tradición que había existido desde la Primera Guerra Mundial.
Además, algunos de estos tanques fueron rescatados como trofeos al final de la guerra y colocados de nuevo en las filas del ejército francés.
En última instancia, los tanques franceses que se encontraban a lo largo del Frente Occidental no desarrollaron una labor muy impactante.
No fue culpa de los tanques, sino más bien de sus comandantes.
Estos dividieron a acorazados y a soldados poco adiestrados en compañías y pelotones separados. Hicieron esto para cubrir huecos a lo largo de su línea defensiva durante el verano de 1940.
Así pues, cuando los generales de la Wehrmacht flanquearon la legendaria Línea Maginot, no había nadie que supiese muy bien qué hacer.
La pérdida de comunicación, la falta de acuerdo en las órdenes y los problemas de suministro tan solo agravaron la situación.
Los escasos éxitos, como el ataque llevado a cabo por Pierre Billotte en la Batalla de Stonne, o el contraataque de la IV división acorazada encabezado por de Gaulle cerca de Abbeville,
no desempeñaron un papel importante.
Alemania había dejado claro quién ostentaba la supremacía con respecto a ataques con blindados al frente.
La orgullosa Francia no aceptó la ocupación Nazi, y comenzó a desarrollar en secreto un nuevo tanque.
No fue una tarea sencilla. Algunos de sus ingenieros murieron en el frente, mientras que otros huyeron del país.
También hubo algunos, como Louis Renault, que se rebajaron a trabajar para los invasores.
Tras la liberación de París, Francia regresó al tablero de ajedrez mundial y retomó el desarrollo de nuevos tanques.
Ese es el momento en el que apareció el ARL 44, que incluía varias características técnicas obsoletas.
Contaba con un diseño innovador y algunas nuevas tecnologías, como un nuevo compensador que redujo el retroceso, una característica que no se había utilizado hasta la fecha en tanques franceses.
El ARL 44 nunca entró en combate durante la guerra; las primeras versiones del vehículo no aparecieron hasta bastante después de que los alemanes se rindiesen.
En general se trató de un logro en cuestión de propaganda, y Francia comenzó a recuperar la confianza en sus ingenieros.
Dichos ingenieros cumplieron con lo que se esperaba de ellos, y en 1952 crearon el AMX-13, un revolucionario tanque ligero.
Su torreta fue trasladada a la parte trasera del casco y disponía de un cargador automático que permitía realizar varios disparos con un tiempo de espera mínimo entre ellos.
Sin embargo, después de efectuar dichos disparos los miembros de la tripulación debían abandonar el campo de batalla y recargar el vehículo en un lugar seguro.
Su increíble potencia de fuego compensaba semejante desventaja, lo que le permitió enfrentarse en igualdad de condiciones a tanques de otras naciones.
El AMX-13 fue fabricado durante 35 años y distribuido a docenas de países. Cerca de la mitad de los 7.700 vehículos producidos fueron exportados por todo el mundo.
Los franceses comenzaron a experimentar en distintas direcciones, lo que condujo a nuevos diseños de vehículos blindados.
De entre todos estos diseños, el Lorraine 40t, el M4 y el AMX-50 no pasaron de ser prototipos y experimentos.
La aparición del tanque de batalla AMX 30 obligó a los franceses a rearmar de nuevo a su ejército… aunque eso ya es otra historia.
Cuando Francia se enfrentó a la agresión alemana en la Primera Guerra Mundial fue capaz de plantar cara.
La aparición de los tanques inclinó la balanza a favor de los aliados, pero Francia se relajó tras la victoria y bajó la guardia.
Trataron de encontrar la solución a sus problemas en el último minuto durante la Segunda Guerra Mundial, pero ya era demasiado tarde.
Tras la guerra, Francia se convirtió en uno de los mayores fabricantes y exportadores de vehículos blindados del mundo.
Sus diseñadores e ingenieros se ganaron el respeto de otras naciones, ayudando a dar un paso al frente al resto del mundo en la construcción de tanques�