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Cuando estás ahí afuera, en un momento de exaltación, y estás lanzando,
es un gran momento.
Piensas: "Lanza bien la pelota, no pierdas este tanto,
no hagas caminar a este jugador."
Mientras más deseas controlar algo, más
se sale de tu control.
Y quieres lanzar a la esquina exterior.
Si todo lo que piensas es: "Le voy a atinar, apuntaré
allí mismo, la lanzaré ahí mismo", ese será el último lugar al que irá.
Pero cuando tienes en mente el lugar adonde se supone que debes lanzar,
y simplemente piensas: "La lanzaré con toda la fuerza posible,
directamente a ese guante" - si piensas eso, serán más frecuentes
las veces que ocurra que las que no, si te preparas, y la mecánica y
todo está allí.
Casi lo mismo ocurre en la vida.
Mientras más intentes tener el control de tu vida, más se ocupará Dios
de hacerte dilucidarlo.
Él hará que las cosas vayan al lugar donde tú tengas que depender de Él.
Me sentía tan preocupado.
Me sentía tan preocupado todo el tiempo.
Mis padres se divorciaron cuando tenía 10 años.
Sentía mucha ansiedad sobre mi propia vida.
Si había algo que debía hacerse, prefería hacerlo yo mismo
a dejar que otras personas lo hicieran por mí.
Cosas que no podía controlar, de las que me preocupaba.
Mi madre y yo intentábamos averiguar si la universidad sería
una opción accesible para nosotros.
Tú sabes, sería tan costosa que no podríamos
solventarla.
No sabía que hacer por mi cuenta.
Cuando renuncié a tener todo el control de mi vida, fue el día que fui reclutado.
Eso me cambió la vida.
Eso fue algo que, aun cuando hablo sobre eso ahora, me llena de emoción,
porque es simplemente grandioso la providencia de Dios en mi vida.
Dios estaba ahí todo el tiempo.
Sólo que yo no me molestaba en buscarlo.
Nunca pensé, ni en un millón de años, que llegaría a jugar béisbol
profesional, jugar en las grandes ligas, llegar a cumplir mi sueño.
Desde que era un niño, eso es todo lo que deseaba hacer.
Pero al mismo tiempo, si juegas al béisbol, ¿por qué
juegas al béisbol?
¿Es para tener éxito en el campo y estar en el Salón de la Fama
o lo que sea?
Seguro, esa es la meta de todos.
¿Pero después qué?
Para mí, se trata del legado que dejas afuera del campo.
Se trata de a cuántas personas puedo llegar a través del escenario
que Él me dio.
Tuve la oportunidad de viajar a África el año pasado con mi esposa, Ellen.
Ella había estado trabajando con algunos niños allí que
tuvo la oportunidad de volver a ver.
Particularmente uno de ellos le había conmovido el corazón, su nombre es Hope.
Ella era huérfana de ambos padres.
Su padre y su madre habían muerto de SIDA.
Tú ves la preocupación en sus ojos y sabes que siente miedo.
Ellen encontró la versión más rápida de las buenas nuevas
que pudo.
Y eso es todo lo que se requiere para el pueblo de Zambia.
Es como si hubiesen estado esperado todas sus vidas para que alguien
se los comunique.
Y cambió mi vida.
Comenzamos a construir un hogar llamado "El hogar de la esperanza", en honor
a Hope, esta pequeña.
Será un orfanato para albergar a doce niños aproximadamente.
Y acabamos de conseguimos el terreno para hacerlo.
Y, esperamos, que en el año que viene, veremos el orfanato construido,
y veremos a los niños que el hogar albergará.
Sólo somos una vía.
Sólo cumplimos la parte que Dios nos dio.
No puedes pensar: "Oh, sí, podemos cambiar todo este país nosotros mismos."
No, pero Dios puede,
y esa es otra razón para renunciar a tener control.
Jugar para los Dodgers en Los Ángeles simplemente decir eso,
es asombroso.
Es ridículo.
La oración que hago antes de salir a lanzar no es: "Dios, permíteme ganar
hoy" o "Dios, ayúdame a lanzar bien". Es: "Dios, permanece junto a mí."
Con tantas personas diferentes y tantas culturas diferentes y
religiones diferentes, simplemente puedes volverte uno más del montón.
Debes recordarte a ti mismo que se supone que debes sobresalir.
Y se supone que debes ser diferente.
Y se supone que debes actuar con valentía por tu fe.
Definitivamente no es fácil, no resulta fácil dar el primer paso a veces.
Pero vale la pena luchar por eso.
Clayton Kershaw fue líder en la Liga Nacional en victorias, ERA y en “strikeouts” en el 2011.
Es el pitcher más joven desde 1985 que ha ganado el Reconocimiento Cy Young.
Ya sea lanzando en un montículo o viviendo mi vida fuera
del campo de béisbol, es dar mi vida por Dios lo que realmente
pone mi vida en control.
Mi nombre es Clayton Kershaw,
y Yo Soy Segundo.