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La música es el idioma más universal que existe,
mucho más que cualquier dialecto o lengua.
Se puede tocar una melodía a un niño en China
y la misma a un niño en Sudáfrica.
Pese a las enormes diferencias entre ellos,
los dos sacarán las mismas conclusiones de esa melodía.
La razón por la que creo que la música tiene esta universalidad,
esta manera de comunicarse con cada uno de nosotros,
es porque, de alguna forma, consigue colocarnos frente a un espejo
que refleja, en mayor o menor medida,
algo de quiénes somos y qué somos.
Por lógica,
si la música es un motor universal,
se supone que los grupos de músicos,
llamémoslos orquestas,
deberían reflejar todos los aspectos de una comunidad.
Lógico, pero no necesariamente cierto.
Hoy en TEDxBruselas nos hemos centrado en el futuro,
en dentro de 50 años. Pero les pediré
que por un minuto vayamos en otra dirección
y viajemos 50 años atrás,
a comienzos de los 60, para ser exactos.
Si echasen un vistazo a todas las grandes orquestas
que había entonces en el mundo, una instantánea,
¿cuántas mujeres creen que
formarían parte de esas orquestas?
La respuesta es casi ninguna.
Aquí estamos 50 años después, en 2011,
y hoy prácticamente todas las orquestas del planeta
guardan un equilibrio de sexos estupendo y razonable.
"Claro", les oigo decir, "totalmente lógico".
¿Qué tal otro aspecto de la comunidad?
La comunidad discapacitada.
¿Está bien representada
en las grandes orquestas del mundo?
Como director de orquesta
trabajo de continuo con orquestas de todo el mundo
y puedo contar con los dedos de una mano
el número de músicos discapacitados que he encontrado
en una orquesta, en cualquier parte.
¿Por qué ocurre esto?
No será porque no existan millones y millones
de músicos discapacitados en el mundo con un talento prodigioso.
¿Dónde está la plataforma?
¿Dónde están la infraestructura que crea un lugar
para que puedan colaborar con el resto de grandes músicos?
Damas y caballeros, como se podrán imaginar,
estoy en una especie de misión.
Y esta misión me toca de cerca.
Tengo cuatro hijos. La pequeña nació con parálisis cerebral.
Ahora tiene cinco años y a lo largo de su gloriosa existencia
creo que me he convertido en un miembro más
de la increíble y maravillosa comunidad discapacitada.
Y me descubro viendo los Juegos Paralímpicos
y pensando en la magnífica iniciativa que es.
Nos ha llevado cinco largas décadas
pero puedo decir con la mano en el corazón
que cuando los Paralímpicos lleguen a Londres el año que viene
no habrá en el planeta ni una sola persona inteligente
que no confíe plenamente en la validez de los deportistas discapacitados.
Qué puesto tan privilegiado.
Pero, damas y caballeros, ¿dónde queda la música en todo esto?
Que me perdonen los amantes de los deportes,
pero la música es mucho más universal que el deporte.
¿Dónde está la plataforma? ¿Dónde están sus voces?
En el Reino Unido, estamos dando forma
a lo que será la primera
orquesta nacional de discapacitados británica.
La vamos a llamar la Paraorquesta Británica
porque, con la mirada puesta en Londres el año que viene
y especialmente en los Paralímpicos,
queremos animar
a todos los países que participarán
a que digan "aquí está nuestra paraorquesta, ¿dónde está la suya?"
Cada país debería tener variedad de paraorquestas
de todos los perfiles y tamaños, sin condición.
Hoy es un día muy especial para mí
porque es la primera vez que los cuatro primeros componentes
de mi pequeña orquesta embrionaria
actuarán en público.
Cuatro músicos extraordinarios a los que se les irán sumando más.
Espero que la paraorquesta pueda llegar a los 50 músicos.
Les presento hoy una pequeña aventura musical,
un caprichito improvisado, si lo desean,
una pieza en la que la tinta aún está húmeda,
al igual que la arcilla.
A fin de cuentas, la improvisación no es nada definido.
Decidimos que queríamos compartir con Uds.
dado nuestro gusto por la improvisación,
una canción muy querida por los británicos.
Es una de las pocas melodías populares
que hoy en día sigue formando parte de nuestra cultura.
Un dato muy curioso es que
la música popular puede decir mucho
sobre el ADN de la cultura del país de origen.
Como sabrán, los británicos somos muy melancólicos.
Tal vez es por la lluvia, porque llueve mucho, o porque la comida no es muy buena.
Muy melancólicos. No en exceso, pero sí bastante.
Y Shakespeare ya lo plasmó de una forma brillante en "La duodécima noche",
le encantaba la música en "decrescendo".
Esta melodía "Green Sleeves", está llena de "decrescendos".
Puede que les suene.
(Canta) Ta, ra, ra, ra, ra, ra... decrescendo.
Ta, ra, ra, ra, ra, ra... decrescendo.
Ta, ree, ra, ra, ra, ra... decrescendo.
En el estribillo aparecen breves brotes floridos, damas y caballeros.
(Canta)
¿Me siguen?
Creo que nos vendría bien un poco de *** melódica en nuestra cultura, damas y caballeros.
(Risas)
(Aplausos)
Ni que decir tiene que estamos
en los inicios de este proyecto.
Necesitamos su ayuda, la de la comunidad global,
para cumplir este sueño,
para que esta orquesta pueda estar en funcionamiento
para el verano de 2012.
Si piensa que nos puede ayudar de alguna forma,
por favor, póngase en contacto con nosotros.
Damas y caballeros, tengo el grandísimo orgullo, placer y felicidad
de presentarles, con una breve improvisación
de la melodía más melancólica, "Green Sleeves",
a los cuatro primeros componentes de la Paraorquesta Británica.
(Aplausos) (Ovación)
(Música)
(Aplausos)
(Ovación) (Aplausos)