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Este era el pintor francés Henri Rousseau, el aduanero.
Así es como el pintaba.
Por su estilo infantil e ingenuo se le considera un pintor naif.
Una tarde a Caperucita Roja, su madre la mando llevar la cena a su abuelita.
Caperucita se adentro en el bosque.
Pero aquel día se encontró con el lobo que la preguntó.
¿Dónde vas Caperucita?
Voy a casa de mi abuelita. Le respondió.
Mientras que Caperucita se entretenía recogiendo flores...
El lobo se dirigió sigilosamente hacia la casa de la abuelita.
El lobo llamó.
Empuja fuerte la puerta.
Dijo la abuelita creyendo que era Caperucita.
Y...
Más tarde llamó Caperucita.
Empuja fuerte la puerta.
Le dijo el lobo, imitando a la abuelita.
Al verla tan rara, Caperucita dijo...
Abuelita que orejas más grandes tienes.
Y el lobo contestó. Son para oírte mejorrr.
Abuelita que nariz más grande tienes.
Es para olerte mejorrr.
Abuelita que boca más grande tienes.
Gruñendo el lobo respondió Es para comerte mejorrrr.
Por suerte un cazador, oyó los gritos de Caperucita,
Y de un disparo mató al hambriento lobo.