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Ciudad del Vaticano: capital de la Iglesia Católica, hogar del Papa, propietaria de impresionantes colecciones
de arte e historia toda contenida dentro de los bordes del país más pequeño del mundo: convenientemente
circunnavegable a pie en solo 40 minutos.
¿Y cómo el mundo terminó teniendo esta pequeña nación?
La respuesta corta es: Mussolini, y la respuesta larga es diabólicamente complicada
así que aqui tienes una versión mediana simplificada:
Los papas gobernaban un país llamado los Estados Papales que incluían gran parte de
la Italia actual. Durante este reinado de más de 1,000 años los Papas construyeron la Basílica de San Pedro
la iglesia más grande del mundo -- y también construyeron un muro alrededor de la ladera de la colina conocida
como Vaticana sobre la que la Basílica destacaba.
Pero el vecino Reino de Italia pensó que Roma sería una capital genial para su
país y conquistó los Estados Papales.
Con su nación destruida, el Papa se refugió detrás de los muros del Vaticano y se negó
a reconocer que el Reino de Italia existía, mientras que al mismo tiempo protestaba por ser
un prisionero del Reino de Italia -- Que según él no existía.
Antes que arriesgarse a una guerra civil-religiosa para deshacerse del papa el Reino de Italia decidió
esperar asumiendo que en algún momento él cedería -- pero la religión no es nada sino obstinada
-- y 1, 2, 3, 4, 5 papas y sesenta años más tarde nada había cambiado.
Lo que nos lleva a Benito Mussolini el entonces primer ministro de Italia, que estaba cansado de escuchar
al Papa protestar a los Italianos Católicos sobre su encarcelamiento autoimpuesto; así que Mussolini
pensó que podría sumar algunos puntos al llegar a un acuerdo que era así:
1) Italia daba el territorio del Vaticano al Papa
y…
2) Italia daba al Papa un montón de dinero por las molestias causadas.
A cambio
1) El Papa reconocía la existencia de Italia y...
2) El Papa prometía permanacer neutral en temas políticos y en caso de guerra.
En la remota posibilidad de que, ya sabes, Mussolini pensase que eso era una posibilidad.
El acuerdo fue firmado y un nuevo país, la Ciudad del Vaticano fue creado.
Y actualmente esta diminuta nación en una colina tiene todas las cosas que podrías esperar de un país: su
propio gobierno que hace sus propias leyes que se hacen cumplir por su propia policia, que mete a la gente
que las incumple en su propia prisión.
Tiene también su propio banco, imprime sus propios sellos y expide sus propias matrículas,
Aunque solo sus ciudadanos pueden conducir dentro de sus fronteras presumiblemente por un terrible
problema de aparcamiento -- y tiene la verdadera marca de cualquier país que se respete: tiene su propio
dominio en internet: .VA
Pero, a pesar de todos estos adornos nacionales la Ciudad del Vaticano no es como cualquier otro
país. Abróchate el cinturón, porque está a punto de volverse confuso:
Para entender El Vaticano: existen dos personas y dos cosas que necesitas saber:
el famoso Papa, la increíblemente confusa Santa Sede, el País de la Ciudad del Vaticano y
con todo eso el casi completamente desconocido Rey de la Ciudad del Vaticano.
Pero primero el Papa: quien tiene un trono en el que sentarse y desde el que actúa como Obispo
de todos los católicos en Roma.
En realidad todos los obispos de la Iglesia Católica tienen su propio trono pero como el Obispo
de Roma es también el Papa su trono es especial y tiene un nombre especial: La Santa Sede.
Cada vez que un Papa muere o se retira hay una especie de juego de tronos para ver quien
de los Obispos será el siguiente en ocupar La Santa Sede.
Así que mientras que los Papas vienen y van, el trono es eterno. Por lo tanto el nombre de Santa Sede no solo se refiere
al trono sino también a todas las reglas que hacen a la Iglesia Católica la Iglesia Católica.
Cuando Mussolini creó el trato mencionado anteriormente, tecnicamente él cedió el territorio de la Ciudad
del Vaticano a la Santa Sede -- que, lo creas o no, es una persona jurídica en cuanto a las leyes internacionales.
Básicamente cada vez que oyes el término Santa Sede piensa Iglesia Católica, Sociedad Anónima, del
que el Papa es Presidente Ejecutivo.
Volvemos ahora al Rey. El rey del Vaticano tiene poder absoluto, sin restricciones dentro
de las fronteras del país y su presencia hace a la Ciudad del Vaticano una de las seis monarquías
absolutas que perduran en el mundo, incluyendo Brunei, Oman, Qatar, Arabia Saudí, y Suazilandia.
El poder absoluto del Rey es la razón por la que el Vaticano no puede unirse a la Unión Europea porque
solo las democracias están permitidas.
Aunque el Vaticano, estrictamente hablando, tiene una rama legislativa del gobierno -- dotada
de cardenales elegidos por el Papa -- el Rey del Vaticano puede anular sus decisiones
en cualquier momento por cualquier razón.
¿Y por qué entonces nunca has oído hablar del Rey del Vaticano? Porque aunque el Rey y el Papa
son dos oficios diferentes, resulta que son ocupados por la misma persona al mismo tiempo.
-- lo que da lugar a la extraña consecuencia de que, como el Papa es elegido y el Rey es
todopoderoso pero son la misma persona hace a la Ciudad del Vaticano la única monarquía absoluta,
no hereditaria y elegida del mundo.
Es este doble papel lo que hace explicar el Vaticano tan difícil porque el Papa
dependiendo de la situación, actúa como el Rey del país del Vaticano o
el Papa de la Santa Sede.
¿Lo has entendido? ¿No? Vale, aquí tienes una analogía:
Imagínate si una poderosa compañia international, digamos Industrias Grey, tuviese un Presidente Ejecutivo que convenciese
a los Estados Unidos para que le diese una de sus islas a la Compañía, quien entonces convierte la isla
en un nuevo país -- Greytropolis -- con una monarquía absoluta como gobierno y tuviese como
ley que el Rey de Greytropolis es, por definición, el Presidente Ejecutivo de Industrias Grey.
Es bastante obvio que en este momento el Presidente debería mover su oficina central
al nuevo país -- para que las leyes del país puedan beneficiar a la compañia y el alcance global
de la compañia pueda beneficiar al país. Y para el hombre es a veces bueno
ser el Presidente Ejecutivo y a veces es bueno ser el Rey.
Esencialmente, eso es la Ciudad del Vaticano.
Pero si estás confundido, no te preocupes. Incluso otros países no se aclaran.
Por ejemplo las Naciones Unidas tienen a la Santa Sede, la corporación, como miembro pero no al
Vaticano, el país. Y la Santa Sede expedita pasaportes a ciudadanos del Vaticano que
otros países aceptan aunque esos pasaportes provienen de una compañía, no de un país.
Y hablando de los ciudadanos del Vaticano, son quizá la consecuencia más extraña del
papel doble del Papa como líder religioso y monarca.
Mientras que otros países crean nuevos ciudadanos mediante el siempre popular método de la reproducción humana
el Vaticano no funciona así. Nadie en la Ciudad del Vaticano nace ciudadano -- y no solo es porque,
con un margen de error, no hay mujeres vaticanas.
La única forma de convertirse en ciudadano es que el Rey del Vaticano te nombre como tal.
Y el Rey solo te nombra ciudadano si trabajas para el Papa -- que también es el Rey.
Y como el Rey es todopoderoso tu ciudadanía depende de su voluntad. Si dejas de trabajar
para el Papa, el rey -- que es también el Papa -- anulará tu ciudadanía.
Estas reglas significan que el Vaticano no tiene una población real y permanente, por decirlo
así: solo hay unos 500 ciudadanos del Vaticano -- que es menos gente que la que vive en un único
rascacielos en muchos países -- y todos estos ciudadanos trabajan para la Santa Sede como Cardenales,
diplomáticos o guardaespaldas del Papa u otros trabajos relacionados con la religión católica.
Así que es mejor pensar en el Vaticano como una especia de Sede Central Soberana que
concede una ciudadanía temporal a sus gestores en vez de una verdadera ciudad-estado como Singapur:
que tiene una población de ciudadanos que se reproducen, ocupados en diferentes actividades económicas,
mientras que El Vaticano carece de ambas características.
Pero al final, la razón porque el mundo se interesa por el Vaticano no es por sus ciudadanos
dentro de sus muros sino por los mil millones de miembros de su iglesia fuera de estos.