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Bien, permítanme comenzar con esto.
Cuando tenía 5 años, solo quería ser un personaje de Disney.
Solía pasearme por la sala vestida con cortinas viejas
pretendiendo ser la reina malvada de "Blancanieves".
Quiero decir, la Reina Malvada, porque es más fabulosa que Blancanieves, obviamente.
Mis heroínas eran la Bella Durmiente y Cenicienta y probablemente
mi personaje de Disney favorito era Ariel, la Sirenita.
En ese momento, con 5 años, creo que su tipo de personaje me llamaba
porque tenía esa melena larga y voluptuosa, y esos ojos grandes y brillantes.
Pero al mirarlo ahora, es posible que su historia tenga un poco que ver
con mi propia historia, porque ella era una niña
que tenía que cambiar su cuerpo para ser ella misma, y yo soy una mujer transexual,
lo que significa que biológicamente nací siendo un niño,
pero como pueden ver, eso no salió como se esperaba.
Así que esto realmente empezó cuando yo era muy joven.
Probablemente mi primer recuerdo es de mi madre llevándome a casa
después de la fiesta de cumpleaños de una amiga mía y recuerdo decirle que
"Sabes, mamá, esa colita que tengo, algún día me la voy a cortar".
Desde entonces, el género se ha convertido en una especie de misterio para mí.
Recuerdo mirar al mundo y ver a toda esta gente
que con tanta naturalidad caía en una de las dos categorías,
ya saben, hombre o mujer, y recuerdo estar tan intrigada
y sentirme tan atónita al ver lo cómodos que todos se sentían siempre
con el lugar que les había tocado en el mundo.
Para mí, el género siempre parecía un gran chiste privado
que todo el mundo parecía entender, menos yo.
Así que, dejénme hacerles un par de preguntas sobre el tema del género.
¿Qué hace que una persona sea hombre o mujer?
Ya saben, ¿es simplemente que una persona tiene pene y la otra ***?
¿O hay algo más que eso?
Y creo que, en general, la respuesta sería,
"Sí, el cuerpo es importante para determinar el género".
Creo que si hiciera un pequeño experimento con ustedes, en el que les pidiera
que pusieran su mano en la parte de su cuerpo que determina
si son un hombre o una mujer,
la mayoría pondría la mano entre las piernas,
pero creo que también podemos ver otros ejemplos.
Por ejemplo, mujeres que se aumentan el pecho,
y digamos que así se sienten mucho más femeninas.
Entonces, ¿quiere eso decir que las mujeres con las tetas más grandes
son más femeninas quienes las tienen más pequeñas?
Yo creo que no, pero esto nos muestra
que hay un aspecto de sentimiento en lo que se refiere al género.
Creo que todos tenemos una voz interior que nos dice
si somos hombres o mujeres, sin importar qué,
y yo, yo realmente nunca tuve esa voz, nunca tuve algo dentro de mí
que me dijera lo que era o lo que se suponía que era.
De modo que durante mi proceso de transición de chico a chica,
seguí pensando sobre estas cuestiones
sobre la importancia del cuerpo para mi género, y al final descubrí
que realmente yo no podría decir eso de mí misma,
si no lo experimentaba de verdad, si no cambiaba mi biología de verdad.
Así que me hice la operación de reasignación de sexo,
y eso fue hace 3 años.
Y, al despertarme de la operación, tenía muchísimo dolor,
evidentemente, porque mi colita se había ido.
Me quedé con una *** muy magullada y brutalmente torturada.
Les ahorraré los detalles sangrientos, pero imaginen que se veía un poco
como 2 hamburguesas crudas congeladas juntas y pegadas a mi cuerpo.
(Risas)
Pero a medida que empecé a recuperarme, que las contusiones desaparecían
y de pronto mi vida volvió a empezar donde se había quedado
y pareció continuar con normalidad.
Y durante ese periodo seguí preguntándome a mí misma,
"¿Por qué no me siento diferente? ¿Por qué las dudas
sobre el género no se han resuelto por arte de magia?" Y entonces me di cuenta.
Puedo cortar lo que quiera de mi cuerpo
pero eso no significa que vaya a cambiar algo dentro de mí.
Ahora, al mirar a Ariel, ya saben, la Sirenita,
y siento seguir usándola como referencia, pero ahí vamos,
ella tiró su cola de pez a la basura
y dejó crecer un par de bonitas y esbeltas piernas de piel clara.
Pero eso realmente no la cambió, por dentro todavía era
la Sirenita que solía nadar en el océano.
Y ahora, por supuesto, como en el caso de Ariel,
mi operación me permitió vivir mi vida como yo quería,
porque de repente, para el mundo, mi cuerpo parecía encajar con la imagen
de mí misma que yo presentaba al mundo exterior.
De modo que para el mundo parecía tenerlo claro, pero para mí misma no estaba nada claro.
No tenía ni idea, y las preguntas que tenía, seguían rondando
por mi mente como antes.
Pero ¿quiere eso decir que me arrepiento de mi operación de cambio de sexo?
No, la respuesta definitivamente es "No".
Si tuviera que tomar la decisión de nuevo, lo haría en un instante.
Puede parecer raro que para entender
que no existe tal cosa como ser mujer, me tuviera que convertir en una.
Pero de esa forma, mi operación se convirtió, no en una forma de entrar en el gran chiste privado,
sino de crear un pequeño chiste privado,
para mí misma, solo para mí.
Y probablemente en ese punto simplemente dejé
de intentar entender el género y de dar respuesta a preguntas
que sabía que no podría responder.
Y empecé a centrarme en lo que sabía de mí misma,
y lo que averigüé, algo chocante en realidad, averigüé que era feliz.
Era tan feliz siendo quien era.
De modo que el género ya no fue importante para mí nunca más.
Me pongan la etiqueta que me pongan,
hombre, mujer o transexual, siempre seré yo misma.
Saben, de hecho, de alguna forma estoy orgullosa de estar aquí delante de ustedes
y ser capaz de decir eso de mí misma,
que a pesar de todo, a pesar de todo el proceso
de intentar entender el género, que empezó siendo yo un niño pequeño
que jugaba con muñecas Barbie y progresó
hasta una cirugía de cambio de sexo muy intensa,
Hoy puedo estar aquí ante Uds. y decir de mí misma, que a pesar de todo,
siempre seré yo misma.
Gracias.
(Aplausos)