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Normalmente, los diseñadores dibujan una forma para un objecto concreto y entonces tratan de adaptar la tecnología a él.
En nuestro caso, seguimos el proceso de producción y la forma es el resultado de este proceso. A este proceso lo llamamos diseño.
Un producto hecho con tecnología FIDU parece un objeto blando. Solo cuando lo tocas te das cuenta de que está hecho de metal duro.
El proceso de producción no podía ser más simple. Cortar los elementos metálicos con un láser, soldar los extremos juntos e hincharlos hasta tener una forma sólida y tridimensional.
Trabajar con tecnología FIDU es parecido a tallar arcilla: la presión interna hace que el metal cambie de forma por sí solo y muestra el resultado de la distorsión natural.
Desarrollamos estas tecnologías a pequeña escala con el fin de ampliar el ámbito de las aplicaciones posibles. Estas podrían ser construcciones en arquitectura, la industria del automóvil o incluso en el espacio.
Y con nuestra experiencia, podemos construir cosas que son ligeras y a la vez robustas.
Yo lo llamo: menos masa, más posibilidades.