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Sigue el agua - presentado por Science@NASA
Como comentó alguna vez Arthur C. Clarke:
"Qué inapropiado es llamar a este planeta Tierra
cuando claramente es un Océano".
De hecho, la Tierra es un mundo de agua.
El suelo seco que la mayoría de nosotros llamamos hogar,
cubre menos de un tercio de la superficie del planeta.
Más del 70% de la Tierra está bajo agua.
Como la sangre de nuestro planeta,
el agua se mueve con una circulación tan compleja como la del cuerpo humano.
La evaporación, la condensación y la precipitación
transportan calor y humedad del océano a las placas de hielo,
desde el río a las nubes,
del afluente a la tundra,
haciendo posible la vida y creando las condiciones propicias para el tiempo y el clima.
“El ciclo del agua,
que es tan familiar para todos los jóvenes científicos en edad escolar,
es uno de los elementos más importantes y dinámicos de nuestros estudios de la Tierra”,
dice John Grunsfeld,
quien es el administrador adjunto del Directorio de Misiones Científicas de la NASA, en Washington, D.C.
“Estamos por lanzar un nuevo satélite
que nos brindará información decisiva sobre cómo funciona el ciclo del agua”.
Se llama Observatorio de Medición de la Precipitación Global
o "GPM" por sus siglas en inglés,
construido por la NASA y la JAXA,
la Agencia de Exploración Aeroespacial de ***ón.
El lanzamiento del satélite está previsto para el 27 de febrero
desde el Centro Espacial Tanegashima, en ***ón.
El GPM volará a 407 kilómetros sobre la Tierra,
en una órbita con inclinación de 65 grados hacia el ecuador.
Esta órbita permite que el satélite monitorice las precipitaciones
desde el Ártico hasta los círculos antárticos.
Trabaja conectado en red con otros satélites,
de los cuales algunos ya están en órbita y otros planeados para el futuro.
El GPM puede medir la lluvia y la nieve cada tres horas en cualquier lugar del mundo.
“El tipo de datos que recibiremos de la red del GPM no tiene precedentes”,
dice Gail Skofronick-Jackson,
un científico del proyecto GPM, en el Centro de Vuelo Espacial Goddard.
“Podremos observar características detalladas
de los sistemas de lluvia y nieve
que son extremadamente importantes para mejorar las predicciones meteorológicas y climáticas”.
Las operaciones normales comenzarán aproximadamente 60 días después del lanzamiento.
Los datos serán transmitidos a través del Sistema de Satélites de Seguimiento y Retransmisión de Datos
hacia el Centro de Procesamiento de Precipitaciones, de la NASA, ubicado en Greenbelt, Maryland,
donde serán procesados y distribuidos por Internet.
El GPM lleva dos instrumentos para medir la lluvia y la precipitación de nieve:
un Radar de Precipitaciones de Frecuencia Dual
y el Generador de Imágenes por Microondas del GPM.
En comparación con los instrumentos que volaron antes en satélites de ciencias de la Tierra,
el radar de precipitaciones y el generador de imágenes por microondas del GPM pueden ver
más profundamente dentro de las nubes y detectar partículas más pequeñas de lluvia, hielo y nieve.
El radar podrá formar perfiles de precipitación en 3D
y revelar el funcionamiento interno de los sistemas de tormentas con nubes.
El generador de imágenes por microondas no solo medirá lluvias intensas y moderadas,
como lo hacen otros satélites,
sino también lloviznas y nevadas leves,
dos formas de precipitación importantes en las cordilleras
y en las zonas de latitudes elevadas de América del Norte, Europa y Asia.
Lo que aprendamos de la red GPM, concluye Grunsfeld,
“nos ayudará a hacer frente a futuros fenómenos meteorológicos extremos
y a manejar los recursos de agua dulce”, en un mundo cambiante.
Hagamos pues ese ... mundo de agua.
Para más noticias acerca de las misiones de la NASA para tomar los signos vitales de nuestro planeta,
favor de visitar science.nasa.gov