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MIHAI VITEAZUL UNIREA
Creyendo en la debilidad del ejército otomano, el Emperador Rudolf ordena
el inicio de la esperada Cruzada.
Los ejércitos cristiano y otomano,
se enfrentan en una decisiva batalla en Kerestes,
mientras que el Príncipe Mihai espera en el Danubio a ser llamado a luchar.
Padre nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre...
venga a nosotros tu reino...
Hágase tu voluntad...
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan...
¡General, no vamos a cambiar de planes!
Yo, Segismundo Báthory, estoy al mando de esta batalla.
...de cada día.
Perdona nuestras ofensas...
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación...
y líbranos del mal.
Amén.
En el nombre de las sagradas heridas de nuestro Salvador... ¡A la carga!
¡Alá es grande!
Llevamos meses pudriéndonos aquí.
Estamos esperando a que nuestros hermanos cristianos nos llamen.
- Estaríamos mejor sin ellos. - Estamos perdiendo tiempo.
Tal vez Segismundo vaya a casarse de nuevo.
¡Sabía que esperabas a los mensajeros de Rudolf,
pero aquí está el hombre del otro Emperador!
Pase lo que pase, me alegro de verte.
¿Qué dijo el turco?
Han hecho polvo a los cristianos en Kerestes.
Cuando pensaban que había ganado, usé tu estrategia de Calugareni.
¿Muchos muertos?
Unos 50 mil. Menos que entonces.
Mihal... Segismundo ha claudicado.
Su padre debería haberlo hecho al concebirlo.
Ahora es monje. Pero su primo el Cardenal, está al mando.
Ahora es tu turno.
Lo sé.
Mihal... ganarás una batalla, tal vez dos o diez,
pero tu victoria nunca será completa.
Selim, ¿me hablas como un amigo, o como el mensajero del Sultán?
Murad y Sinan están muertos.
Nuestro nuevo Sultán quiere hacer las paces contigo.
¡Apártate! ¡No te involucres con los otros!
Si pudiera... Pero tu eres demasiado...
poderoso para mantener tu palabra.
El Sultán es malhumorado, sin importar cuál sea su nombre.
Tendría que empezarlo todo de nuevo, y para entonces sería muy viejo.
Para mí, la espada será pesada.
O tal vez cogeré el gusano que atormenta el corazón de la gente,
diciendo que la espada no corta una cabeza inclinada.
Me preguntaste una vez por qué me uní al ejército del Sultán.
Lo hice por el poder Y la gloria. ¿Qué quieres? No entiendo.
Todos me hacéis la misma pregunta.
El momento de contestarla no ha llegado todavía.
¿Qué es esto?
La prueba de la sumisión de Andrés Báthory ante nuestro Sultán.
Aquí está tu nombre también, como vasallo.
Zamoisky quiere Transilvania, Moldavia y Valaquia para él,
y se compromete a pagar el tributo que tú has ignorado.
¿Qué vas a hacer ahora?
Selim... todos aquellos que hablan el lenguaje de mis ancestros
viven en esos tres países.
Los hombres poderosos de este mundo los han dividido. Tú y otros.
¡No más!
Antes de que llegues a Estambul, esos países serán míos.
Una vez me preguntaste por qué quería gobernar este miserable país.
Ahora lo entiendes.
Aun así... ¿no quieres hacer las paces con nosotros?
¡Stroe, Radu, llamad a formación! Nos vamos ahora mismo.
Hemos sido traicionados.
He cometido un error, Majestad, debo pagarlo.
¡No digáis tonterías, General!
¡Debí haber encadenado a Segismundo o haberle matado!
Rogué a su Majestad que no me hiciera inclinarme ante ese mono.
Vuestras excusas son inútiles, General.
- Tenemos otra oportunidad. - Su Majestad... Mi vida...
Ahora los turcos nos amenazan a través de la sumisión de Andrés Báthory.
Tendremos que invadir Transilvania antes que ellos.
Me habéis leído el pensamiento. Toda Transilvania será vuestra.
- Pero... - Sé lo que queréis decir.
Seréis nombrado gobernador de esta región. ¿Satisfecho?
Majestad, si me permitís...
¡Querido Basta! ¡No me pediréis que os haga Príncipe de Transilvania!
¡Maximilian, casi lo olvido! Escribe los documentos necesarios
para dar al General Basta el título de Barón del Imperio.
Majestad, éste es mi plan de acción.
En un mes, conquistaré toda Transilvania.
Demasiado tiempo.
Alcanzaré Alba lulia lo antes posible.
¿Qué hacéis aquí? ¿Por qué os habéis detenido? ¡Andando!
Señor, no llegaremos más lejos.
- ¿Qué? No te he oído bien. - Señor, siempre os hemos seguido.
Estamos preparados para hacerlo hasta la muerte.
Pero nuestras propiedades están en la ruina.
Los campesinos están huyendo.
Sólo encontraremos ruinas cuando volvamos.
¿Dónde encontraremos el dinero para nuestros ejércitos, señor?
Prometisteis firmar el acta atando a los campesinos a nuestras tierras.
¿Es eso lo que os molesta ahora?
Señor, incluso en Transilvania, donde vamos ahora,
los campesinos están atados a sus tierras. Glebe al scripti...
Veo que no has olvidado tu Latín, Preda.
¿Sabes cuál es la palabra rumana para insubordonatio? Desobediencia.
En Latín cecitas significa "ceguera".
¡Dame el acta, Radu! ¡Veo que la llevas como un preciado tesoro!
Me habéis cogido en tiempos difíciles, mis valientes amigos.
¡Pero ahora no estoy pensando en nuestras posesiones!
No quiero que el país perezca, si no nos mantenemos unidos.
No quiero veros aquí parados.
¡Viene el voivoda Mihai!
- ¡Vienen nuestros hermanos! - ¡Viene el voivoda Mihai!
¡Recibámosles!
¡Quemadlo todo!
Vivat dominus nostrum Andreus!
Caballeros...
Los misterios del Señor escapan a nuestras mentes endebles.
¡Que razón tenéis!
Nuestro primo Segismundo,
quien ha encontrado la corona y el cetro demasiado pesados para su gusto,
ha encontrado la paz...
en el corazón de nuestra Santa Iglesia,
mientras yo tomé la espada para defender la cruz.
At majorem Dei gloriam...
Su Eminencia, Santo Padre... No he entendido eso.
- ¿Qué no has entendido? - Es estúpido.
Escucho, querido Tompa.
Después de lo que habéiss dicho, parece que pelearemos contra los turcos.
Pero, por lo que sé, os habéis sometido a ellos.
Tompa, eres un gran guerrero,
pero déjame decirte que no tienes un espíritu brillante.
- No lo necesito. - ¡Cállate!
- ¿Quién lo ha dicho? - Paz inter nobis, caballeros.
Dios nos lo dejó claro en Kerestes,
que aún no ha llegado la hora de nuestra victoria cristiana.
Pero yo pregunto... ¿Quién es éste Mihai?
¡Un voivoda gacho!
Se atreve a atacarnos... Un demonio enloquecido por el poder.
Ha marcado su camino en Transilvania con las ruinas de nuestros castillos,
quemados por los campesinos.
Desata la fuerza bruta del pueblo enfurecido.
Me sorprende, Tompa, que te atrevas a hablar.
Sabes muy bien que el pueblo Szekely se ha sublevado,
y que se han unido a la guerrilla de este campesino primitivo.
¡Cierto! ¿Qué haces aquí? ¡Ve con él!
Entre los turcos que nos dejan en paz, y este cristiano descarado,
los verdaderos nobles no tienen elección.
Caballeros, somos soldados. ¡Regocijémonos!
¡Por Dios! ¡Aquí están!
El rebelde está aquí.
Caballeros, es la mano de la providencia.
El voivoda luchará en la tierra que escojamos, en Selimbar.
Este aventurero ha caído en nuestra trampa.
¡Es verdad! ¡Hurra!
¡Sois idiotas!
¡Conozco a Mihai, peleará a su gusto y nos aplastará a todos!
¡Es una vergüenza, Hussar!
Ésta no es la primera vez que los Báthory nos hacen ensuciarnos las manos,
y nuestro honor.
Qué maldición tan pesada ha caído sobre nuestras cabezas,
desde que nos sometimos como hombres ciegos a las vanidades de otros.
El Señor nos castigará. ¡Pobre Tompa!
¡Qué amarga recompensa, por 40 años en el ejército!
Caballeros...
Apruebo vuestro gesto.
Habéis castigado a un traidor y a un rebelde.
Mas como un hombre santo, rezaré por el perdón de sus pecados.
Absolvo te pacatis tuis in extremis. Amen.
¡El mapa, caballeros!
La primera línea de batalla se queda como estaba decidida,
con Baba Novac a la izquierda Y Aga Leca, a la derecha.
El pueblo Szekely conmigo.
Nadie se moverá sin que yo lo ordene.
¡Volved con vuestros ejércitos! ¿Qué pasa?
Señor, un sacerdote cristiano quiere veros.
Dice que es su enviado.
¿Segismundo?
Hermano cristiano, nunca esperé otra bienvenida de tu parte.
Sabía que te reirías y te burlarías de mí.
¡Entra en mi tienda! ¡Si los Szekely te reconocen, te matarán!
- ¿Luchan contigo? - Ocho mil hombres.
No los mandaste a Calugareni, así que han venido por sí mismos.
- No veo los cañones. - Los oirás.
- ¿Quién te ha enviado aquí? - Dios.
¡Bendito sea su nombre! ¿Tiene curiosidad Él...
por saber cómo he dispuesto mis cañones?
Vade retro!
Mihai, veo un ansia demoníaca destellando en tus ojos.
Mis ojos destellan sólo porque lamento que no estés en el otro lado.
Me hubiera vengado de ti.
Me humillaste como a ninguno.
Incluso en sueños, siento el dolor de esa humillación.
Estaba equivocado.
¿Para obtener venganza, serías capaz de derramar sangre cristiana?
- ¡Escúchame, padre! - Pégame por mis pecados...
Mihai, liberaste las fuerzas oscuras de las masas.
¡Tú, un príncipe,
ignoras el hecho de que firmaste el tratado entre nuestros países!
¿Como te atreves a recordármelo?
No sabes nada de "nuestros" países.
Solo hay un país, el de mis ancestros.
¡Mihai, mátame si quieres, pero escúchame primero!
Nuestro tratado es conocido y aceptado en toda Europa.
¿Europa? No me importa Europa.
¿Qué hizo Europa en mis tiempos difíciles?
Lo único que me importa es mí país. ¿Entiendo?
Entiendo.
Me das Lástima. ¡Que Dios esté contigo!
Eres tan honesto como monje, como lo eras de príncipe.
¡Ionica!
¡A vuestras órdenes, mi señor!
Llévatelo y déjalo en un lugar donde pueda ver toda la batalla.
Quédate con él. Si se mueve, rájalo.
- ¿No queréis que luche? - ¿Desobedeces mis órdenes?
Dentro de dos horas aplastaremos bajo...
nuestros pies el crudo cuello de los valacos.
Caballeros, le doy al ala derecha el honor de iniciar la lucha.
Los campesinos nos atacarán.
¡Al ataque!
¡Seguidme!
¡Atacad!
¡Atacad, hermanos!
¡Nos os rindáis, valientes! ¡Venid conmigo!
Venid...
¡Preda!
Marco ayudará a Baba Novac a aplastar el núcleo de los mercenarios.
¡Sí, señor!
¡Mi caballo!
¡Fuego!
¡Mihai, déjame luchar!
¡No te preocupes! Stroe y Marcu están ahí.
Querido Cristo, perdona a aquel que derrama sangre cristiana.
¡No puedes hablar! ¡Sólo mira!
Caballeros, el ala izquierda de Hussar entrará en la batalla.
Si el centro del ejército cede,
los valacos serán aplastados.
Hussar... No iré contigo.
¿Con quién luchamos?
¿Con el hombre que mantiene a los turcos en el Danubio?
¿Y con quién? ¿Con un cardenal que nos hizo blanco de los turcos?
No, Hussar, no iré contigo.
Sabes lo vengativos que son los Báthory. Perderás la cabeza.
Tengo algo que aprecio más que mi cabeza, amigo mío.
Tienes razón, pero yo no puedo hacer lo mismo. Tú eres un hombre libre.
Yo soy un soldado y tengo que cumplir con mi deber.
Lo hago con el corazón pesado.
- ¡Adiós, Sany! - ¡Adiós, Lancsi! ¡Cuídate!
¡Hussars! ¡Atacad!
Eminencia... Es el final de la batalla.
Si me permitís, encontraré un lugar de ataque para los nobles montados.
Nunca me perdonarán por no dejarles matar a los valacos.
Ve, Cornis.
¡Andando! Nuestros hombres están en peligro.
¡Atacad!
¿Qué está haciendo Radu? ¡Debería quedarse quieto!
¡Sí, señor!
Creo que hemos caído en su trampa.
¡Fuego!
Estabas equivocado Aga Leca. Tú también, Radu.
¡Que entre la segunda línea en la batalla!
Padre, ¿será difícil para nosotros enfrentarlos?
¡Tomad posiciones de combate!
¡Fuego!
- ¿Dónde está Preda? - ¡No lo sé!
¡No lo he encontrado!
- ¿Dónde lo capturaste? - En la colina.
- ¿Le conoces? - No.
- ¿No sabes quién es? - No.
Es el Conde Cornis, está al mando de las tropas mercenarias.
Alteza, soy vuestro prisionero.
¡Señor Conde, tendréis que esperar!
Ahora esperarás, hijo mío.
No quería ganar así esta batalla. ¡Quitadme este latón!
¡Pelearé con la camisa puesta!
¡Atacad!
¡Atacad, hermanos!
Caballeros...
¡Nobles!
¡Mi carruaje!
¡No!
¡Viva el voivoda Mihai!
¡Viva, mi señor!
¡Que el Señor le mantenga en buena salud!
Le he visto arrodillarse ante Segismundo.
¡Y hoy, aquí está! ¡Un conquistador en Alba lulia!
¡Viva Mihai!
Que Dios le asista.
¿Encontraste a Preda?
No.
El servidor del Señor, Preda Buzescu, ha perdido su vida en Transilvania.
Aquí firma el siervo del Señor, príncipe del sagrado Imperio Romano,
de Transilvania, Moldavia y la Valaquia transalpina,
Conde del pueblo Szekely y mandatario sobre parte de Hungría,
Segismundo Báthory.
¿Qué?
Señor... Andrés Báthory... Quiero decir, su cabeza...
La trajeron dos hombres, están aquí.
¡Acercaos!
- ¿Le matasteis vosotros? - Si.
¿Por qué?
Porque sí.
Por dinero...
No.
Se burló y mató a nuestro comandante, Tompa.
¡Éste lo apuñaló también! ¡y éste! ¡y ese!
No lo olvidaremos.
¿Qué haréis? ¿Nos colgaréis o somos libres de marcharnos?
Sois libres para marcharos.
¡Pobre cura!
Y ahora... ¡Aquí estamos juntos nuevamente,
en el mismo lugar en el que me humillaste!
Parece tan lejano.
Estás derrotado, sin tus espadas,
esperando lo que he de hacer.
Lo siento por todo lo que pudimos haber hecho juntos.
Te conozco y admiro tu valor.
Tal vez aprendas a conocernos y a alabarnos también.
Es nuestra única oportunidad.
¡Preda!
Se ha ido, señor.
¿Dónde está Stroe?
¡Aquí estoy, señor!
Marco...
Mihalcea...
Dincea...
Ni siquiera tuvimos tiempo de enterrarlos...
¡Radu... Stroe!
- A vuestras órdenes. - ¡Dadle a estos nobles sus espadas!
¡No, señor!
¡No! ¡Matémosles!
Mihai... ¡Déjame matarles!
¡He dicho que les devolváis las espadas!
¿Cómo estás, Rosana?
Agradezco a su Alteza por haberme recordado.
¡Recibámosles con una ronda de cañones!
¡Fuego!
¿Qué pasa?
Hemos avanzado muy fácilmente, sin tener ninguna sorpresa.
Sólo ha sido una ronda de bienvenida, General.
Tengo el placer de desearos buen día.
Habéis llegado algo tarde, pero... afortunadamente estáis aquí.
No es asunto mío. Tengo otros deberes.
Su Alteza Mihai ordena que dejéis aquí vuestro ejército.
Me seguiréis, de una forma o de otra,
con todos los honores... Iremos a Alba lulia.
¿Puedes decirme dónde está tu príncipe?
Lo veréis pronto, General. Muy pronto.
Sabía que vendrías. Hubiera podido jurarlo.
Te he estado esperando, Mihai.
Casi he olvidado cuánto tiempo ha pasado.
¿No es hora de que descanses ahora?
Me gustaría que me dejaras quedarme por aquí, cerca de ti...
- Aún no, Rosana. - Es tan extraño.
Hace mucho, conocí un hombre en Estambul.
Después fui a la boda de mi amiga, para encontrarme nuevamente con él.
Vino a mí, después se fue, luchó, se hizo famoso...
y yo me quedé aquí, esperándole.
Mi familla ni siquiera sabe si estoy viva.
Y ahora el pelo de ese hombre se ha vuelto gris.
- ¿Adónde vas esta vez? - No muy lejos. Regresaré pronto.
¿Por cuánto tiempo?
Rosana... ¿Por qué haces todo esto?
Porque te quiero.
¿Qué hacemos?
¿Qué hacemos? El Anticristo nos matará a todos.
¿Son todos de Moldavia?
Los de uniforme de colores son los polacos.
- ¿Y los de Moldavia? - Son los otros.
¡Alto!
¡Hermanos moldavos!
- ¿Qué está diciendo? - El viento se lleva sus palabras.
¡Hermanos moldavos!
¿Qué hace?
¡Hermanos moldavos!
¡Preparaos! ¿No me escucháis?
- ¡Fuego! - ¡Los cañones!
¡Fuego!
¡Hermanos moldavos!
¡Viva el voivoda Mihai!
¿Qué hacemos?
¡Atacad!
¡Hemos sido traicionados!
¡Los polacos están huyendo!
¡Viva el voivoda Mihai!
¡Mira como corren, Padre!
¡Déjame, déjame!
- ¿Qué has hecho? - ¡No puedo ver!
- ¿Qué has hecho? - ¡No puedo ver!
¡Viva Mihai!
¡Viva Mihai!
¡Venid, hermanos!
El pan y la sal de Moldavia, señor.
¡Señor, ésta es la bandera de Moldavia!
¡Hermano!
¿Luchan?
No, hijo. No luchan.
¡Hoy hemos visto nuestro destino hacerse realidad!
¡Aquellos nacidos de la misma madre permanecerán unidos!
¡Valaquia, Transilvania y Moldavia!
¡Esa es mi voluntad!
¡Por fin estáis aquí, General!
¿Ha sido un viaje muy largo?
Os traigo órdenes explícitas.
¿Qué órdenes, General?
Estáis aquí. Yo no os he llamado,
pero los mensajeros del Emperador sois siempre bienvenidos aquí.
Tal vez me cedáis el mando de vuestra caballería en otra ocasión.
Padre, ¿recuerdas la Santa Misa?
Rezamos para que nuestro gran Señor
bendiga la coronación del voivoda Mihai,
y que fortalezca su cetro con su fuerza todopoderosa,
y que le de poder y sabiduría,
para reinar e impartir justicia, como debiera.
¡Tu piedad y tu amor son tan grandes, oh, Señor!
Alabado sea el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
ahora y por toda la eternidad.
Si ignoro lo que siento ahora,
debo confesar que el valaco tiene el valor de un demente.
Estaba pensando lo mismo.
Recemos a nuestro Señor.
¡Querido Señor, escucha nuestras plegarias!
Mira con tu piedad a tu fiel siervo Mihai,
a quien has escogido para reinar los tres principados rumanos.
Bendice su reino, como tú estás bendito,
ahora y por toda la eternidad.
Esta joya que puede ser vista en tu cabeza,
descansará sobre ella con la bendición de Cristo, Nuestro Señor,
quien te corona como voivoda de Valaquia,
de Transilvania y de Moldavia.
¿Qué?
Señor, los mensajeros del Sultán están aquí. Es Selim Pasha.
Es importante, señor.
¡Que pase!
"Yo, Mohamed III, rey de reyes, soberano de soberanos...
y padishah de tantos países...
que mis ancestros, alabados sean por Alá...
conquistaron con la fuerza bruta de sus armas...
aquí nosotros os reconocemos, voivoda Mihai...
como gobernante de Valaquia, Transilvania y Moldavia.
Ésta es la prueba de tu poder."
Mi alma se regocija por ti, Mihai.
Está perdido, este gesto será fatal.
Y ahora, Mihai... Adiós.
¿Nos volveremos a ver?
¿Has desistido de conquistar Estambul, Mihai?
No creo. Nos volveremos a ver.
Nos complace que hayas entendido lo que queríamos que entendieras.
En esta tierra, cualquiera que viene como un amigo es bienvenido.
Aquellos que mantengan esto en mente, bien.
Aquellos que no, conocerán el filo de la espada.
¡Juro que ésta es mi herencia!
Después de matar a nuestro primo Andrés con sus propias manos,
este horrible monstruo fue reconocido por el Sultán como voivoda.
Recibió a los paganos dentro de la Santa Iglesia.
Yo nunca hice tal cosa.
Decidí retirarme en un humilde monasterio.
Estamos al tanto de tus aventuras, Segismundo. No es nada nuevo.
Esta bestia que yo comparo con Genghis Khan y Timur Lenk
mañana tendrá la osadía de tratar a su Majestad como un igual.
Esta vez, me temo que tengas razón. Aunque no me gusta nada.
Juro por la salvación de mi alma
que siempre obedeceré a su Majestad.
No creo ni lo más mínimo en tus juramentos, Segismundo.
Majestad,
mientras estuve recluido, medité sobre el destino de mi país.
Es demasiado pequeño, y demasiado insignificante,
para gobernarlo yo solo.
Aunque el tiempo disminuya mi falta de experiencia,
humildemente rezo para que su Majestad proteja Transilvania.
Esta vez no me engañarás, Segismundo.
Maximilian, tráeme el tratado que he preparado.
- Santísima Majestad... - Príncipe...
He escuchado tus demandas. Basta por un día, amigo mío.
Majestad, tengo que pedirle un favor personal.
Los trágicos eventos que su Majestad deja atrás con tanta generosidad,
me han separado de mi amada esposa...
Te escucho.
El principal motivo por el que he regresado al mundo profano...
Querida... aquí está tu marido. Espero que lo reconozcas.
El Príncipe Segismundo.
Sé por qué estás aquí, Mihai.
Sabes tan bien como yo que es en vano.
No puedes tener a Nicolae.
- Debes, Stanca. - ¿Debo?
Justo cuando pensaba que finalmente tendríamos paz.
Siempre has hecho lo que has querido y nunca te lo he impedido.
Has matado todo el deseo que había en mi interior de gritar "detente".
Estás yendo demasiado lejos, Mihai. ¡Eres un egoísta!
- No hago nada para mí. - ¿De verdad? ¡Te conozco tan bien!
- ¡Nunca te daré a Nicolae! - Nicolae no es tuyo, Stanca, ni mío.
El país debe saber que fue defendido por la espada del Príncipe Nicolae.
¡Su futuro gobernante!
No me importas ni tú ni nadie cuando se trata de mi hijo.
¡Madre!
He estado esperando para hablar contigo cuando estuviera mi padre presente.
- ¡Nicolae! - ¡No, Madre!
¡Esta vez tendrás que escucharme! Entiende que ya no soy...
el niño que solía llorar sobre tu regazo,
o el niño que temía ver el Sol y vivía en tus cuentos de hadas.
¡Ya estoy harto de vivir en monasterios, rezar en iglesias,
y que me eduquen monjes viejos que apestan!
Siempre me has alejado de mi padre, a quien he amado y odiado contigo.
Perdóname madre, pero tu egoísmo mató toda mi voluntad.
¡Soy feo! ¡Tengo las piernas torcidas!
¡Oigo a los soldados y a los niños riéndose a mis espaldas!
¡Por eso me escondo en los sótanos de estas iglesias que odio!
¡Que Dios me perdone!
Quiero ser un hombre de verdad.
Quiero ser como mi padre.
¡Prefiero que la gente me odie, a que me tengan lástima!
Quiero irme con mi padre.
Padre... ¿crees que soy digno de irme contigo?
¿No te avergüenzas de mí?
¡Ven, hijo!
Tu serás más fuerte que yo.
Despídete de tu madre.
Dame tu bendición... Alteza...
Estabas equivocado, no debiste haberles perdonado.
- Lo sé padre. Estaba equivocado. - ¿Que han hecho ellos por ti?
¡Digo que esperemos a nuestros hombres! Cocea llegará dentro de un día.
Traerá soldados de Oltenia. ¡Somos muy pocos, señor!
Esto no es bueno, señor.
Padre, sabes como luchar en una batalla,
eres muy bueno en misa, pero, en política...
Está bien.
¿Por qué no esperamos a nuestros hombres...
y después comenzamos la lucha con Segismundo?
Segismundo nunca nos atacaría,
si sabe que los hombres de Basta y los del Emperador tienen que unírsenos.
Señor... los mensajeros de Segismundo.
¡Conde Cornis! ¡Bogaski! ¡Szekely!
Somos los enviados del Príncipe Segismundo.
¡Qué osadía! ¡Jurasteis serme fieles!
Ahora venís aquí como los mensajeros del enemigo.
¡Debería cortaros la cabeza!
Ésta es la última vez que os dejo con vida.
Es una promesa.
Escucho.
El Príncipe Segismundo Báthory, con su numeroso ejército,
con quien nosotros, los nobles de Transilvania, hemos unido fuerzas,
no desea derramar sangre cristiana.
- Por eso... - ¡Basta!
Decidle a Segismundo que éste es mi país.
¡Yo, y sólo yo, dicto las condiciones!
¡Sólo tengo una: debe irse! No quiero oír nada sobre él.
¡Puedes ver a los nobles!
Alexandru, el macedonio del mundo cristiano, déjame verte ahora.
¡Preparad todos los cañones!
¡Y la caballería!
Señor, tengo noticias de Estambul.
La rebelión de los turcos jenízaros ha sido reprimida.
Parece ser que Selim Pasha está muerto.
¿Selim?
Ha venido el ejército imperial.
Si están aquí no tendremos que derramar más sangre.
Tus dudas fueron en vano, padre.
¡Contesta su saludo!
¡Fuego!
¡Generales, preparaos para la batalla!
Va a ser un día muy largo.
General Basta... Ha venido el perro.
¡El baile va a comenzar, señores!
Padre, ¿quiénes?
Basta y sus mercenarios. Los viste en Alba lulia.
- Ahora dicen que son nuestros amigos. - ¿Esos con las banderas bonitas?
Padre, ¿es éste el ejército austriaco?
Si, Nicolae. ¡Bienvenidos, mis valientes soldados!
Su Excelencia,
las tropas del general Basta están a vuestra disposición.
El General envía su saludo de batalla y espera vuestras órdenes.
Gracias, señor. Habéis venido en el momento preciso.
¡Tomad nuestra ala izquierda!
Vuestras órdenes serán ejecutadas literalmente, Alteza.
¿Qué pasa, Ionica?
Mi señora...
La Condesa Di Ventini quiere hablar con vos.
La Condesa Di Ventini...
Que espere. Yo la llamaré.
Su Alteza dice que os llamará. Se encuentra...
ocupada en otros asuntos ahora mismo.
Mi señora...
La vida del Príncipe Mihai corre peligro.
Lo sé. El príncipe está en el campo de batalla.
- Su vida siempre ha estado en peligro. - Será traicionado.
Durante la batalla, el ejército de Basta se...
cambiará para luchar al lado de Segismundo.
- Han hecho un complot contra él. - ¡Imposible!
La última carta del Emperador...
¿No lo veis? Es un asunto de vida o muerte.
Quizá he llegado demasiado tarde.
¡Nicolae!
¡Nicolae!
¡Mihai!
Hijo mío...
¡La caballería, señor!
¡Se acercan!
¡Vete!
- ¡Déjame! - ¿También quieres morir?
¡Déjame, padre! Nicolae...
Nicolae, hijo mío...
¡Mi dulce hijo! Nicolae...
Con el poder que me ha sido otorgado, te ruego que vivas...
Que el Reino de los Cielos se cierre para ti,
y que nunca descanses en paz, si mueres aquí, como un necio.
Tienes que llevar tu cruz hasta el final.
Si no, habremos muerto en vano.
¡Mi caballo!
Y así desapareció de la historia... el voivoda Mihai.
El héroe del mundo cristiano...
Junto con las almas de los que se han ido,
ten piedad Señor, del alma de Nicolae, tu siervo.
Recuéstalo en un lugar de gran luz y verdes prados,
donde no haya tristeza ni lágrimas.
Qué victoria tan poco convincente.
Me avergüenzo de haber servido a este demente.
Andrés Báthory nos obligó a someternos a los turcos.
Segismundo Báthory nos venderá a los austriacos.
¿Qué ha sido de ti, Kovacs?
No lo entendimos a tiempo, y nos arrepentiremos.
Nos dejamos llevar por Cornis
y nos convertimos en esclavos ciegos de esta familla.
¡Mi querido General!
El fin de una rata...
¡Padre! ¿Dónde estás?
Stanca...
¡Stanca!
Stanca, no es solo tu corazón el que está herido.
¡Lo sé! ya no tienes más sueños de poder y de gloria.
No lo hice por mí, Stanca...
No por mí.
¿Dónde está la tumba de mi hijo?
Descansa en el suelo de su país, Stanca.
En el suelo de su país...
En el suelo de su país...
¿Quieres que esté contenta con eso?
¡Vete!
¡No existes para mí! ¡Ni siquiera en mi memoria!
¡Maldigo el día en que te conocí!
Os buscan por todas partes.
¡Tomad! ¡Comed! Está buena y caliente. Sopa de tejón.
¡Comed, señor! Esto es lo que comemos. Tal vez os guste.
El país se ha convertido en cenizas.
Hemos esperado demasiado.
Sé que su Alteza no tendría tiempo para nuestros pesares.
Estamos atados a nuestras tierras,
como esclavos. ¿Para qué, señor?
Nuestros hijos están muertos.
Tienes razón, mujer. Nuestros hijos están muertos.
¡Cállate, mujer! ¡No sabes lo que dices!
Sí lo sabe.
Os agradezco la comida y las amables palabras.
¡Perdonadlos, señor! Son estúpidos y están hambrientos.
Caballeros, la historia será benévola con vosotros por este gesto.
¡Vamos!
General... ¿Lo hace obligado?
Ahora sé que de verdad sois un héroe.
General Basta, estáis arrestado.
Tal vez la historia... Otra zorra, mi señora...
Explicará mi gesto por envidia.
No os mováis, General. ¡Nos dais asco!
Estáis en presencia de una dama. Qué demonios...
Señora... Cubra sus dudosos encantos.
Os repudio.
General, mis actos están motivados por altas razones políticas.
He estudiado los documentos de nuestro querido primo fallecido,
a quien constantemente lloramos,
hemos constatado que nuestro acuerdo...
con los turcos fue mejor que el de Rudolf.
Aun más, querido amigo,
el acuerdo de los vasallos firmado por los valacos todavía es válido.
Ya que él tuvo la brillante idea de invadir Moldavia,
me veo forzado a conversar con su Majestad y con todos
de una manera mas digna.
¡Sucio traidor!
Os he castigado por vuestra insolencia, señor.
Así como por la vergüenza que habéis infligido a mi honor como esposo,
cuando abusasteis de la inocencia de esta criatura invaluable...
¡Kiraly!
¡Cuida del General!
¡Apresadlo!
¡Dejadme!
Mi señora, no quisiera que se resfriara vestida así.
Id a vuestras habitaciones.
Mi señor...
Lamento deciros
que honráis nuestra pequeña posada con vuestra presencia por tres meses.
Pero tan solo con su presencia.
Excelencia, he encendido el fuego en vuestra habitación.
Ha venido una señora.
Os ha dejado una carta.
¡Quiere ser recibido por el Emperador, pero no tiene dinero!
Príncipe, su Majestad me envía a pediros
que me acompañéis al Palacio Imperial.
¡Levantaos, General!
Y ahora, Maximilian,
veamos al héroe que tuvo éxito en perturbar a dos imperios.
¿Es un ángel o un demonio?
Mi amado y muy respetado príncipe...
Majestad...
Habéis estado aquí tanto tiempo, sin que supiéramos nada.
Los culpables serán castigados. Por favor..
- Nuestro consejero personal... - Señor...
Mi querido príncipe...
¿A qué debo el honor
de que su Majestad se haya enterado de mi estancia en Praga?
Príncipe, están a punto de desencadenarse eventos importantes.
En Alba lulia, Segismundo se rebeló contra nosotros.
- Se ha sometido ante los turcos. - ¿Cómo lo sabéis?
Lo conozco.
Sois el único que puede reestablecer el orden.
Por eso os hago esta solemne petición.
¿No estáis contento?
Su Majestad Imperial.
Mientras vos levantabais palacios...
y en secreto buscabais la piedra filosofal,
yo quemé mi país y perdí a mi hijo y a mi familla.
Mis mejores amigos están abonando la tierra de nuestros campos.
¿Y me preguntáis por qué no estoy contento?
Príncipe, quiero enmendar mi error. Os doy un millón de monedas...
para reunir el mejor ejército que haya en Europa.
También ofrecemos dos ducados en Silesia.
No.
Las tierras de Valaquia, Moldavia y Transilvania...
Eso es lo que quiero.
Prepara el tratado, Maximilian.
Sólo tengo una condición.
Una petición amistosa, diría yo...
Perdonad al General Basta. Haced las paces con él.
Segismundo le hirió profundamente. Basta luchará bajo vuestras órdenes.
Os pido este favor.
Ahora, Príncipe, podéis continuar con vuestro espléndido destino.
Tengo la sensación de que tenía control total sobre nosotros.
Si, Majestad, lo tenía.
¡Qué pena que no nació austriaco! ¡O por lo menos turco!
Este personaje es una fuente constante de peligro para nuestro imperio.
Es desafortunado al tener que reinar en un país tan pequeño.
¿Qué influencia crees que tienen las estrellas en su destino?
Hay casos en las que su Majestad puede ocupar el lugar de las estrellas.
Deja que el valaco le rompa el cuello.
Segismundo tiene el doble de hombres y de cañones.
Señores, yo os llevaré a la victoria. Os conozco. Os he elegido.
Os pido un favor.
¡Dejad a los líderes que capturaréis en...
el campo de batalla para mí!
¡Gracias!
El valaco nos ataca.
Nos ataca.
Le recibiremos con fuego.
¡Cañones! ¡Fuego!
Majestad... Vuestras tropas han derrotado a Segismundo.
El Príncipe Mihai ha vuelto a ganar la batalla.
Una victoria maravillosa.
Me pregunto dónde llevará el destino a este temeroso príncipe.
- Un hombre muy inusual. - Majestad...
Creo que es mi hora de partir.
Sí, Maximilian.
Su presencia nos honra, Excelencia.
Éstas son las órdenes de su Majestad.
¡Ejecutadle!
Madre... ¿Tú aquí?
Por Dios... ¡he venido desde tan lejos para encontrarte!
¿Estás sano y bien?
¡Estás tan delgado!
Y tu pelo está gris...
¿Por qué estás solo?
Estás triste... Quieres empezarlo todo de nuevo.
Hasta el fin del camino, madre.
Lo sé, mi niño.
Solías decirme de niño.
¿Por qué estas solo?
No te preocupes, madre. Iré a decirle las buenas noticias a nuestros hombres.
¡Lo hice! Nada fue en vano.
Me voy.
¿Por qué estás solo?
Turda, 8 de agosto de 1601
Excelencia...
Quisiéramos pediros un favor.
¿Qué queréis?
Excelencia... Somos caballeros.
El General Basta nos ha herido...
profundamente con su comportamiento.
Os estamos pidiendo permiso para luchar bajo vuestras órdenes.
¡Levantaos! ¡Sentaos en mi mesa!
¡Mis valientes soldados!
Quiero beber con vosotros esta copa de vino.
¡Por vuestro valor en la batalla y por nuestra victoria!
Ésta es nuestra última copa juntos. Vuestro deber se ha terminado.
Mi ejército está camino a Transilvania.
Os agradezco y os deseo...
Que reinéis en un país pequeño.
Vuestros vecinos os humillarán y temeréis a nuestros ejércitos.
¡Quedaos! Os daré un ejército y sabréis lo que es la gloria.
Os daré un millón de monedas de oro...
para que reunáis el mejor ejército de Europa.
¡Y también dos ducados en Silesia y un título nobiliario!
Aun así, Mihai... ¿no quieres hacer las paces con nosotros?
No. Iré hasta el final del camino, sin importar a dónde me lleve.
Quiero que esta gente sepa lo que quiere,
y que entienda lo que puede hacer.
Les dejo mi herencia:
Las tierras de Valaquia, Transilvania y Moldavia.
Traducción: Vozidar y Mapache