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Me llamo Amy Webb
y mi historia comenzó hace seis años.
No me encontraba en la mejor de mis relaciones
aunque empezó muy bien
y creía que la persona con la que estaba
era con quien acabaría casándome.
Nuestra relación terminó de forma muy repentina.
Estaba destrozada.
Pero a mi alrededor vi a amigos,
a mi familia,
a conocidos,
a gente que admiraba,
y me di cuenta de que
había mucha gente divorciada,
o que estaban en relaciones muy malas
y muchos otros
que no eran felices en general.
Y pensé: ¿Qué tenemos de malo?
Somos gente inteligente.
Algo debe de estar mal.
Quizá sea yo el problema.
Así que consulté a mi familia y amigos
y a mi abuela
que, entre partidas al mahjong, me dijo:
"¡Juega a varias bandas!
¡No seas tan exigente!
¡Tienes que salir con todo el mundo!"
Y lo más importante:
"El amor verdadero vendrá
cuando menos te lo esperes".
Todos lo hemos oído antes
y quizá no vengan del mismo entorno
que yo, pero soy una persona de números.
Soy de datos y matemáticas.
Lo más inesperado es que el amor verdadero venga
sin ninguna lógica matemática o científica.
Pero las citas en Internet sí.
Un montón de gente me sugería que probara las webs de citas
y a mí me parecía más fácil mirar ese tipo de datos
que buscar a alguien en la vida real.
Así que me creé un par de perfiles.
Me metí en Jdate, que es para judíos,
y también en match.com
El problema era que tenía una agenda muy apretada
y lo último que quería era sentarme
a contestar un montón de preguntas
como si se tratara de un test del Cosmo.
Esto les va a sorprender a todos Uds.,
pero no soy de las que hacen tests del Cosmo.
(Risas)
Así que hice lo que toda mujer haría en mi lugar:
copié y pegué de mi currículum.
(Risas)
¡Incluidas las viñetas!
Trabajé con tesón para asegurarme
de que mi currículum fuera espectacular
y como estaba bastante orgullosa de mis logros
los puse a modo de lista
junto con otros puntos fuertes,
como que hablo japonés con mucha soltura
como el CSS y el Javascript.
(Risas)
Por supuesto, todos sabemos ya
que no era una buena idea
pero quiero que retrocedamos 6 años.
Verán, el trabajo era muy importante para mí
y de verdad siento que
mi vida profesional define quién soy,
además, y puede que más importante,
este resumen por puntos que copié y pegué
en mi perfil de citas por Internet
no evitó que encontrara a hombres.
De hecho, estos algoritmos de Jdate y Match
me han reunido con mucha gente.
Y tuvimos citas realmente horrorosas.
Por ejemplo:
estaba Steve, un informático
Por Internet parecía espectacular.
Decía que medía 1,83, musculoso,
que le gusta la gastronomía
y un gerente de informática que adora los aparatos.
El problema, como descubrí pronto,
era que Steve en la vida real
era bajito para sus 1,83 metros
y bastante fornido pero bajito;
sí le gustaban los aparatos
y era gerente informático
pero me di cuenta de una cosa cuando salimos:
le gustaba pedir toneladas de comida
que era muy cara.
Pidió todo tipo de platos,
la botella de vino más cara del menú
y cuando trajeron la cuenta
me la puso delante.
A ver, soy una mujer moderna
y me parece bien pagar unas veces
y dividir la cuenta otras.
Pero yo no pedí todo eso
y el total fue, en esa época,
un mes entero de alquiler para mí.
Así que saqué mi tarjeta a regañadientes
y pensé: "Ya está, mira, hemos terminado. Me largo".
Ya fuera, intentó estrecharme la mano
y le dije: "Qué curioso, gracias".
Así que me fui hacia mi coche
y a Steve le costaba andar detrás de mí
y mientras caminaba me dijo: "¿Fumas?"
Le dije que no.
"¿Te importa si yo sí?"
Y pensé, a estas alturas, ¿puedo impedírselo?
Así que se sacó esa cosa del bolsillo;
esa cosa enorme que ni parecía un cigarro
ni tampoco un puro.
En realidad era un porro gigante;
una bengala de hierba.
(Risas)
Y ahí en medio de todo el mundo
encendió esa cosa
y me preguntó si quería una calada.
Bueno.
Sin duda fue una cita terrible,
pero es una de muchas citas terribles
de las que luego me iba a casa,
llamaba a mi madre, a mi hermana
y les decía el mal rato
que había pasado y siempre me decían
¡que dejara de quejarme!
Que era muy exigente.
Y pensé, es ridículo.
Voy a enseñarles de forma empírica
que son citas horribles.
Así que haré tres cosas.
Decidí seguir con el consejo de mi abuela
de salir con todo el mundo hasta que llegara el amor,
pero con algunos parámetros.
Sólo vería a hombres
en bares con wi-fi.
Llevaba una mochila enorme
con mi portátil dentro
donde, una vez en la cita,
que invariablemente iba a ser desastrosa,
tendría una plantilla de email
que había creado de antemano
con puntos sobre datos
que mediría
para que cuando la cita fuese mal
pudiera mostrar de forma empírica
y cuantitativamente por qué
todo esto era un ejercicio ridículo.
Así que enviaría estas plantillas de correo...
(Risas)
y medía cosas como
cuántas veces quería chocar los cinco.
Si quieres tocarme, tócame,
pero no me obligues a tener la mano en alto.
Y cuántas veces destrozaba
el idioma inglés, y con el tiempo
amasé bastantes datos.
(Aplausos)
Eso me permitió hacer varias correlaciones.
Por ejemplo...
(Risas)
Por ejemplo, cuántas veces me hicieron chocar los cinco,
las veces de más que se cargó el inglés.
Los chupitos de más que pidió,
la propensión a mentir sobre su trabajo.
Y, hablando de alcohol,
por alguna razón, y sigo sin saber por qué,
los que beben whisky son más propensos
a hablar de sexo fetichista
nada más nos sentábamos que los demás.
Y quizá no les sorprenda,
pero era un 62% más probable que los abogados
saquen su móvil y se queden mirándolo
antes que a mí; y en comparación con otros
con los que salí.
A ver, no es que fueran malos chicos,
sólo eran malos para mí.
Pero el verdadero problema
eran los algoritmos de las citas
de los que nos fiamos
todos los que nos conectamos.
Ciertamente, los algoritmos en las citas
no son nada nuevo.
Siempre ha habido alcahuetas
en todas las culturas;
y mi cultura es la judía
y también tenemos alcahuetas,
y nuestras alcahuetas buscan cosas como
si el chico y la chica se llevarán bien,
qué dirá el rabino,
si la comunidad lo aceptará,
si tendrán hijos...
E incluso yo, en el proceso de juntar
a mis amigos y compañeros
tenía algo de la fórmula que estaba usando.
¿Tendrán las mismas aficiones?
¿Se llevarán bien?
Y cuál era la probabilidad de que todo
se convirtiera en una auténtica monserga
por la que acabaría pagando más tarde.
Así que iré directamente
a la peor cita de la historia
y les ahorraré los detalles.
Resumamos diciendo que me fumé un paquete entero de cigarrillos
y me bebí una botella de vino entera
en muy poco tiempo.
Y estando borracha, llamé a mi hermana
y le dije: Ya está. Me he hartado.
Paso de las webs de citas.
Y me dijo:
No lo hagas. ¿Recuerdas a Mary Poppins?
Dije: ¿De qué hablas? ¿Mary Poppins?
¿Recuerdas que en la película
los niños tenían que ver a todas las niñeras
y no les convencía ninguna y lo que hicieron?
¿Alguien lo recuerda?
Hicieron una lista.
Los niños se pusieron a escribir
cualquier cosa
que querían de una niñera
y una vez que tuvieron la lista
subió por la chimenea y ¡puf!
Apareció Mary Poppins.
Y pensé: Eso es, Hillary,
has dado en el clavo.
Dejaré el "cuando menos te lo esperes".
Voy a crear mi propia lista de Mary Poppins para encontrar marido.
Y en mi estado ebrio es justo lo que hice.
Empecé a escribir.
(Risas)
Y escribí cualquier cosa
que se me ocurrió,
desde la altura hasta
cuánto pelo corporal era aceptable;
el tipo de musicales
que accedería a escuchar.
Y escribí, escribí y escribí.
Y al final de este ejercicio,
acabé con 72 cualidades...
cosas que iba a exigir
de cualquier persona con la que saliera desde ahora.
A ver, 72 parecen muchas y tenían
un montón de notas garabateadas
y era muy difícil hacerse una idea
de quién las cumpliría todas.
Tenía que sintetizar esa lista.
Así que pensé en toda la gente con la que había salido
y qué cosas positivas
de la lista tenían en común.
Pensé en las cualidades importantes para mi familia,
porque estamos muy unidos
y son muchísimos
y lo último que necesito son más quejas.
Y cualidades importantes para mí.
Y una vez hube resuelto eso,
acabé con una lista de valores ponderados.
Tenía mi lista principal
y la secundaria.
Y en mi lista principal
había cualidades muy altas,
tenía muchas cosas.
Quería a alguien algo judío, como yo.
No religioso pero muy atado culturalmente, todo.
También quería a alguien
que quisiera tener hijos conmigo.
Son cosas muy corrientes.
Pero pensé que las de la segunda lista
eran igual de importantes.
Así que las sopesé de forma un poco diferente
y como era muy específica con lo que quería,
buscaba a alguien, por ejemplo,
que le gustara viajar pero no en crucero,
que para mí eso no es viajar.
Quería a alguien dispuesto
a tomar la mochila
y hacer senderismo.
También buscaba a alguien que no estuviera ni gordo ni flaco,
pero que siempre pesara 9 kilos más que yo.
(Risas)
Independientemente de lo que pesara entonces
Así que...
Tenía mi lista principal y la secundaria
y ahora que ya tenía todo resuelto
en la misma noche de borrachera,
elaboré un sistema de puntuación.
Con 700 puntos, le mandaría un email al chico,
con 900 puntos saldría con él
y con 1500 puntos le consideraría
para una relación larga.
Habiendo establecido unos mínimos
pensé que era muy inteligente.
No voy a salir con todo el mundo.
Sólo tendré que salir
con hombres que cumplan estos criterios.
Y cuando volví a entrar,
vi a Eric1971.
Pintaba muy bien.
Me gustaba su perfil,
me gustaba lo que escribía
y conforme lo puntuaba
en una matriz desplegable,
descubrí que muchas de las cosas de mi lista
estaban por debajo de la línea media
y como resultado
me ahorré una cita terrible.
Y tener que enviar muchos correos.
Luego vi a Jewishdoc57,
que, tengo que decirles,
era muy pero que muy guapo
y especificaba en su perfil
que le gustaba viajar pero no en crucero,
y pensé: le pegué al gordo.
Sin duda mi sistema funciona.
Lo puse en una matriz
y todo estaba sobre la línea media.
Había creado mi propio algoritmo
y mi propio modo de personalizar
estas webs de citas por Internet
de modo que pudiera usarlas
como bases de datos para mis gustos y necesidades.
Había un problema con eso,
caí en que si yo pensaba
que Jewishdoc57 era tan fantástico,
seguramente otra gente también lo pensaba.
Así que, aún borracha,
decidí echar un vistazo.
Y encontré a SmileyGirl1978.
SmileyGirl era muy bajita y delgada
y decía que era alocada, simpática y sociable
y que tenía un "genuino" sentido del humor.
¿Quién era esta horrible mujer?
¿Y por qué no escribe bien?
SmileyGirl llamó mi atención,
así que profundicé
y vi que tenía un problema
porque mientras estas mujeres
se parecían y sonaban prácticamente igual,
comparadas con las fotos que había subido,
vi que quizá tenía un problema.
Y que mi hombre perfecto de 1500 puntos
podría pensar que yo no era tan perfecta.
También me fijé en el modo
en el que se describían;
mientras yo tenía mi currículum puesto,
ellas usaban lenguaje desiderativo
y parecía que estar con ellas era muy divertido.
En ese momento supe que tenía que ser valiente.
¡Era hora de unirme a JDate como un hombre!
(Risas)
¡De verdad!
Así que hice un experimento.
Creé diez perfiles masculinos
que encajaran con el arquetipo
del hombre de puntos perfectos que había creado.
Y cuando digo que creé diez perfiles,
no sólo puse cuatro tonterías
como hice la primera vez.
Creé diez personajes independientes
con toneladas de información asociadas a cada uno.
Sabía sus comidas favoritas,
que uno estaba peleado con su hermana,
que no se llevaban bien por algo
que pasó en unas vacaciones.
Los conocía por fuera y por dentro
y todos puntuaron dentro del mínimo
para que saliera con ellos.
Mi objetivo con estos diez hombres era aprender.
Saber por qué las mujeres
que tenían éxito en estas webs,
porque el algoritmo no me ayudaba...
Quería saber por qué eran populares.
Miré su lenguaje y vocabulario.
Me fijé en la longitud de sus perfiles,
su sentido del humor,
cómo describían su profesión.
Miré su altura y peso, lo que ponían.
Miré las fotos,
y también clasificaba
el tiempo que tardaron
en interaccionar por primera vez.
Mi familia siempre decía
que no sería capaz de iniciar yo el contacto,
que parecería muy agresiva.
Que tenía que esperar a que se me acercaran
y quería saber si era verdad.
Así que ese mes reuní datos
tanto cualitativos como cuantitativos
Los primeros muestran que el lenguaje desiderativo
como "amor", "gustar" y "diversión"
nunca describen algo como un edificio.
Pero las mujeres populares sí.
Y miré los datos cuantitativos.
Creemos que todos mienten sobre su peso.
¿Saben que hay más mujeres
que mienten sobre su altura
muy por debajo de las mujeres
que mienten sobre su peso?
Es una de las curiosidades que descubrí.
Tras este mes tenía suficientes datos
para crear lo que llamé un "súper perfil".
Era una amalgama
de rasgos de las mujeres populares
hecha muy a mi medida.
Ahí es cuando exploté el sistema.
Me creé un perfil nuevo
con varias fotos.
Fui sincera sobre mi peso y altura.
Qué le hago si mido 1,70 y no uso la talla 32.
Lo que sí acorté de forma significante
fue mi primer perfil.
Usé lenguaje desiderativo,
mencioné mi trabajo sin que fuera el foco de atención.
Y de repente fui la mujer más popular
de todas estas webs.
Tenía la bandeja llena
por primera vez en mi vida.
Me venían hombres de todas partes,
todos ellos querían salir conmigo.
Y lo que eso me permitió hacer
fue volver una y otra vez a ese grupo de hombres,
aplicar mi propio sistema, mi propio algoritmo, si lo prefieren
y el problema de hacer eso era
que incluso los mejores hombres
sólo puntuaban 650.
Mi familia y amigos decían: "¿Estás loca?"
Todos quieren salir contigo.
¡Sigues siendo muy exigente!
Y entonces encontré a este chico.
Me gustó su aspecto desde el principio.
Me gustan los calvos.
Me encantó lo que puso sobre su trabajo:
decía que cazaba crías de foca ártica. (Risas)
Y pensé que era fabuloso.
Y como puntuó 800 de inicio,
pensé que mi sistema funcionaba.
Así que empezamos a chatear,
le escribí yo primero.
Mis datos me decían que podía hacerlo,
a pesar de lo que mi abuela me decía
estaba bien ser un poco agresiva.
Esperé unas 22 horas hasta nuestra siguiente interacción
aunque me costó lo indecible cada segundo.
No fui específica sobre mi trabajo,
ni especifiqué sobre mis gustos
ni sobre a dónde me gusta ir
hasta nuestra tercera interacción.
Mientras tanto le seguía puntuando.
Tres semanas después,
tuvimos nuestra primera cita.
Duró 14 horas
y fue una de las mejores citas
de toda mi vida.
Cuando terminó, volví a casa
y volví a puntuarlo.
Sobrepasó los 1000 puntos
y pensé: ¿Sabes qué?
En todo el tiempo que he oído los consejos de los demás,
¡no he sido suficiente exigente!
Tenía mucho miedo de salir
y preguntar y exigir lo que de verdad quería.
Un año después de la primera cita,
estábamos de viaje en Petra, Jordania.
Un viaje de verdad, cuando se puso de rodillas
y me pidió que me casara con él.
Llamamos a mis padres, estaban entusiasmados,
y un año después estábamos casados.
Un año después, nuestra hija Petra nació.
(Aplausos)
Así que estoy muy feliz y tengo una vida fabulosa,
¿pero qué significa para Uds.?
(Risas)
Significa, sean solteros o no,
que no deben tener miedo,
y si todos
dicen que no deben pedir
lo que realmente quieren,
¡que se vayan a pasear!
Es bueno ser valiente y pedir
lo que se desea y exigirlo.
Y se esté saliendo con alguien o no,
hay que desarrollar el propio sistema de puntos
y esquema.
Uno para un análisis cualitativo y otro para uno cuantitativo
y a empezar a crear el propio sistema.
Escribí un libro sobre todo esto
titulado "Datos, una historia de amor", que se puede encargar.
Saldrá a la venta el 31 de enero.
Espero que quieran leerlo y se lo digan a los demás.
Eso es todo, muchas gracias.
(Aplausos)