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Caso Práctico: Casas Prefabricadas
La prefabricación de hogares, opuesto al modelo típico de construcción en altura
existe desde al menos 175 años, cuando las primeras unidades se mandaron
a Australia y Sudáfrica desde el Reino Unido.
Uno de los programas más destacados de casas prefabricadas se llevó a cabo en
Reino Unido, como respuesta a la destrucción por la 2ª Guerra Mundial.
Se construyeron más de 150.000 en varios diseños, habitualmente unidades de 2 hab.
de aproximadamente 60m2 de espacio habitable.
Éstas venían preequipadas, con cocina, un baño y conectadas a una unidad de servicio.
Con unos criterios mucho más exigentes que las casas a las que sustituían.
Rondaban unas 1200£ en coste de construcción, lo que suponía
un coste superior a las casas de ladrillo convencional en aquel momento.
La vida útil se esperaba en torno a 10-15 años, aunque en la actualidad
algunas de ellas siguen estando habitadas, 70 años más tarde.
Hoy en día, técnicas similares se siguen utilizando en la construcción de habitáculos,
por ejemplo, en el caso de oficinas móviles.
También para "casas móviles".
En lo que atañe a residencia habitual, las personas buscan en la prefabricación
estilo y calidad, p. ej. las casas tipo HUF Haus en Alemania
o bajo coste. Una casa prefabricada puede costar unos 40.000€ (sin contar terreno);
una casa similar construida de forma tradicional puede costar unos 60.000€.
La Casa SML, “SML” indicando “Pequeño, Medio, Grande”, es un proyecto piloto
de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia;
Este concepto añade una tercera cualidad, la flexibilidad.
El fin es que la casa pueda enlazar el tamaño con las necesidades del habitante.
El diseño que vamos a ver a continuación sería de tipo “Medio”, una vivienda de 74m2
con cocina, baño, comedor y living, una pequeña oficina y dormitorio, junto con
un modulo de servicio y un área al aire libre adjunta.
El tamaño de la Casa SML podría aumentarse añadiendo nuevos módulos,
o inversamente, restando módulos.
Construcción
Los 3 módulos son de un tamaño apto para el transporte por carretera.
Los cimientos a base de soportes de metal prefabricadas permiten ajustarse
al desnivel del terreno y permite disponer de un espacio para instalaciones por debajo.
Uno de los objetivos principales fue demostrar que la vivienda podía generar
suficiente corriente eléctrica para ser autosuficiente, para ello
dispone de paneles fotovoltaicos en los techos de cada uno de los módulos.
También en las paredes con orientación al sol.
Siguiendo algunos de los preceptos Passivhaus, tales como orientación,
masa térmica, protección de y uso de la radiación solar, así como domótica permiten
minimizar el uso de energía convencional de la red y prever los picos de consumo para
suministrar así la energía necesaria. La Casa SML es un productor neto de energía.
El patio cubierto tiene la función de refrigerador para la casa y reduce el efecto
de la radiación solar en ese lado de la misma, asimismo proporciona privacidad.
Se trata de una estructura flexible que puede redimensionarse para acoplar
en función de la posición y número de módulos que conformen la Casa SML.
En cuanto a materiales, se han elegido teniendo en cuenta su sostenibilidad,
funcionalidad y diseño. La Casa SML está construida casi al 100% en madera.
Siendo completamente reciclable, este hecho permite reducir mucho su peso.
La prefabricación y el prediseño de los módulos reducen la cantidad de residuos
generados. También permite el uso de mano de obra no especializada, aquí, estudiantes.
El modulo de servicio viene ya preparado con las conexiones y fontanería básicas.
Los elementos de drenaje y servicio se conectan de forma rápida y sencilla.
En resumen, comparando la Casa SML System con una casa convencional,
la cantidad de residuos en construcción para su edificación se reduce en un 75%.
El tiempo total de construcción, incluido el preasemblaje de los módulos
hace que el tiempo de obra se reduzca un 60%.
Las necesidades en transporte de materiales y uso de aguas se reduce en 2/3 partes
en comparación con la construcción de viviendas tradicionales.
Y gracias al uso de materiales ligeros se precisa un 40% menos de materias primas. �