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No, nada llega tarde, porque todas las cosas tienen su tiempo justo, como el trigo y las
rosas; sólo que, a diferencia de la espiga y la flor, cualquier tiempo es el tiempo de
que llegue el amor. No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el
mío saben secretamente que no hay amor ***ío. Amor, a cualquier hora, cuando toca a una
puerta, la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde, pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
Amor, el niño loco de la loca sonrisa, viene con pasos lentos igual que viene aprisa;
Pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco lanza al azar su flecha, es por divertirse
un poco. Así ocurre que un niño travieso se divierte, y un hombre, un hombre triste,
se queda herido de muerte. Y más, cuando la flecha de Cupido se le encona
en la herida, porque lleva esa posión de una ilusión prohibida. Y el hombre arde en
su llama de pasión, y arde, y arde y ni siquiera entonces el amor llega tarde.
No, yo no diré nunca qué noche de verano me estremeció la fiebre de tu mano en mi
mano. No diré esas cosas y todavía menos la delicia culpable de contemplar todo tu
cuerpo Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada. Nada más. No era el tiempo de la espiga y
la flor, y ni siquiera entonces llegó tarde EL AMOR.