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Un mentor mío dice que la vida es 51 % comedia y 49 % tragedia;
que hay una puja entre ambas
y que eso crea un espacio para la risa.
Y eso es lo que hago.
Exploro la tensión de ese espacio para provocar la risa.
Lo hago a través del teatro
y lo hago a través de la lente particular de este lugar.
Tenía 21 años la primera vez que vine al condado de Humboldt
y vine aquí como actor a un festival de teatro
y a los 5 minutos de llegar al pueblito de Blue Lake, California,
ya estaba en una pelea de bar. (Risas)
El lugar era bien llamado Taberna Amistosa de Walt
y esto es lo que pasó.
Fui al bar y un tipo me dijo: "Baila con mi esposa".
Le dije "No" y me arrojó por las puerta.
Y cargado de testosterona como estaba
fui de vuelta tras él
y tuvimos una pelea a la vieja usanza.
Nos trenzamos a golpes mutuamente
por la espalda hasta quedar agotados.
(Risas) Uno no sale muy herido de eso.
Se romperán mesas, estallarán cristales,
pero uno no resulta demasiado herido.
Pero yo estaba furioso y en un momento
durante la lucha, él empezó a reír.
Y eso me enfureció aún más, ¿sí?
Y luego la gente empezó a reír
y cuanto más violento me ponía la gente más reía.
(Risas) Esa fue la revelación número 1:
la comedia es un asunto serio. (Risas)
Puedes salir herido.
La revelación número 2:
cuando alguien dice, "baila con mi esposa", ¡baila!
(Risas)
Yo estaba en el último grupo reclutado para ir a Vietnam,
saqué el número 5 en la lotería.
No había manera de salir.
Y en el pánico de ese momento entré a una compañía de teatro ambiental [teatro gorila].
No sabía qué significaba
y temía tener que ponerme un traje de gorila.
Me pidieron que me pusiera
un pijama vietnamita ***
y que me sentara frente a una iglesia metodista una mañana de domingo con un cartel
que decía: "Paren la guerra".
Así que esperé, todo el mundo iba a la iglesia,
con mi vestuario y accesorio, me senté frente a esa iglesia.
La personas al salir de allí una hora después
reaccionaban a las patadas conmigo.
Y la única razón por la que quizá yo no quedaba malherido
era que empezaba a reír y no podía parar.
Lo ridículo de la situación me superaba.
Y esa fue la revelación número 3.
En palabras de William Butler Yeats, mi poeta irlandés favorito,
"En apuestas mortales uno siempre se juega la vida y la muerte".
Y la palabra clave en esa frase es "jugar",
porque si uno participa en el juego a ese nivel, con esa profundidad,
uno tiene la oportunidad de ver desde la perspectiva del otro.
Creo que la risa es esencial para una comunidad saludable.
Y que la acción física involuntaria de la risa da voz a quien no la tiene,
pone las cosas al descubierto.
Y si llegamos a un punto de seriedad tal
que no nos podemos reír de nosotros mismos y de lo que nos rodea
entonces, caemos en lo que mi abuelo llamaría
síndrome de ca#%r más alto de lo que le da el c#%o.
Y esto es algo que todos hemos experimentado, ¿no?
"Soy muy importante.
¡¿Cómo te atreves a contradecirme?!"
Eso solo revela lo imbéciles que somos.
Mi abuelo odiaría eso.
De verdad, luego de escuchar el discurso de Michael,
prefiero morir en paz, durmiendo, como mi abuelo,
que a los gritos como los pasajeros de su auto...
(Risas)
Es un chiste horrible. (Risas)
Tiene todo lo malo.
Y dicen que la comedia principalmente es infantil, ¿no?
Pero es interesante saber que los niños ríen en promedio
300 veces al día, y los adultos 20.
Hay un viejo proverbio que dice:
"En realidad, nunca crecemos. Solo aprendemos a comportarnos en público".
Y la comedia suele ser muy indicativa del lugar del que procede.
Viajo mucho a Dinamarca. Trabajo allí.
Mis hijos son mitad daneses.
Y creo que fue Garrison Keillor quien dijo,
quien mejor describió al país,
dijo: "En Dinamarca hay 42 partidos políticos,
y una sola forma de usar un tenedor".
Lo describe bastante bien.
Dell'Arte hizo una comedia llamada "Slapstick" [Payasada]
que como era de esperar habla del humor físico:
tenía mucho de esas grandes rutinas de antes.
En este país la gente se estremeció de la risa viendo eso.
Nos invitaron al Festival Internacional de Teatro de Dinamarca.
Estábamos muy entusiasmados. Vamos, actuamos...
Silencio sepulcral. Ni un sonido.
Pensamos, "Fracasamos", ¿no?
Y al final de la obra vino un tipo tras bambalinas
y dice: "estuvieron tan graciosos, casi me río".
(Risas) ¿Lo ven?
Eso es indicativo del lugar del que procede.
Y pasa aquí en el condado de Humboldt, también.
Tenemos nuestras propias situaciones sorprendentes.
El 4 de julio, mi vecino me contó un chiste.
Observen cómo lo cuenta, como lo narra.
Es una variante del viejo chiste rural de la hija del granjero.
El granjero tenía tres hijas
y cada una tenía una cita esa noche.
El granjero era de McKinleyville.
Esto ocurría cerca de allí.
Viene el primer tipo, golpea la puerta
y dice: "Hola, soy Joe, vine a buscar a Flo,
vamos al espectáculo. ¿Puede salir?"
Y el granjero dice: "Sí, está bien, sí.
Llévatela".
Viene el segundo tipo, golpea la puerta y dice:
"Hola, soy Eddie. Vine a buscar a Betty. Nos vamos a comer espaguetis.
¿Puede salir?"
El granjero dice: "Sí, está bien, adelante, vamos, vete de aquí".
Finalmente, viene el tercer tipo, golpea la puerta,
todo desalineado, y dice:
"Oye... oye, oye, soy Chuck".
El granjero le disparó.
(Risas)
No todo humor provoca violencia, obviamente...
aunque he visto a algunas personas irritarse mucho.
Hace unos años --no sabía que este podría funcionar--
Hace unos años, Dell'Arte escribió una obra llamada "Corbell".
En realidad eran cuatro obras.
Y trataban del cambio en el modo de vida
que estábamos viendo en esta comunidad.
Y era una telenovela que hablaba
del salto de la Era Industrial de la Tala
en este lugar a otra cosa
en la que se estaba transformando.
Y hablaba de una familia.
Una matriarca, Dorothy Doughan, y sus dos hijos
uno que había mutilado su cuerpo en una serie de accidentes de tala ridículos.
Y el otro que era una travesti lesbiana.
La obra seguía sus andanzas.
Y Dorothy acababa de suicidarse metiendo la cabeza en el microondas.
Es algo imposible. No lo intenten.
Y, al final de la obra, de la segunda obra,
la estoy resumiendo mucho,
su hijo Tommy Doughan era investigado
por actividad terrorista.
Había tapado todos los baños del palacio de justicia del condado de Humboldt.
Les dije que el humor era infantil.
Y en el final de la obra bajan unos agentes desde el techo
del Dell'Arte hacia el anfiteatro
con armas en la mano, y megáfonos diciendo:
"Entreguen a Tommy Doughan de Corbell".
Y teníamos a un niño de 8 años,
un cómplice, un inflitrado, en la audiencia,
que en ese momento se paraba y decía:
"Me llamo Tommy Doughan y soy de Corbell".
Y luego teníamos un actor, que se paraba y decía:
"Me llamo Tommy Doughan y soy de Corbell".
Y, cada noche, personas del público
por voluntad propia, algunos por el gusto de hacerlo,
otros con mucha solemnidad, se paraban y decían:
"Me llamo Tommy Doughan y soy de Corbell".
Para mí, ese es el momento para el cual trabajar.
Ese momento en el que la comunidad
se ríe, todos juntos, se ríen de sí mismos
y actúan por sí mismos.
Esto es lo que llamamos teatro ambiental.
Un teatro por, para y con una comunidad en particular;
que provoca esa risa profunda
a veces en los momentos más lúgubres.
Si pensamos en el personaje de comedia Arlequín,
la mayoría piensa: "Oh, es un payasito lindo
y una pequeña malla con forma de diamantes".
Era un niño de la calle que estaba muriendo de hambre.
Tuvo un momento de gloria al comer una mosca.
Los holandeses tienen un nombre para eso.
Trabajo en el Teatro Nacional de Holanda
y tienen un nombre para esta dinámica de la que les hablo;
la llaman "caminar al filo de la navaja".
Y a eso aspira el verdadero teatro pupular:
a participar de la comedia humana.
La comedia que nos revela todas nuestras debilidades
de seres humanos con sueños,
ambiciones, apetitos, que tratan desesperadamente de mantener
la máscara de la cordura en el rostro.
Y cuando pasamos de lo banal a lo profundo,
entramos a este delicioso reino de la risa.
Creo que todos deseamos darle sentido a esta vida, todos.
Y cuando como individuos, o en comunidad,
emprendemos ese noble esfuerzo,
tenemos que poder imaginar la vida más allá de lo que vivimos.
Y mi propuesta, luego de esta tarde gloriosa
de oradores, temas y pensamientos,
es que la risa es un ingrediente esencial en el todo;
es el sonido de los seres humanos que decimos
Yo soy tú y tú eres yo.
Como dijo Carlitos Chaplin: "Un día sin risa es un día perdido".
Gracias a todos.
(Aplausos)