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En primer lugar, siempre me ha interesado el tango. Es una danza que
no sé si será que quizás en una vida pasada
nací y viví en la Argentina, pero
la música de tango aparentemente me "llega" de una forma muy especial,
y cuando por primera vez me encontré con Martín
pensé "¡Ajá! Esta es mi oportunidad para aprender más acerca del tango,
y entonces aproveché y le pedí por favor si tenía algo escrito,
si me podría traer algunas partituras de Piazzolla desde la Argentina,
y él me dijo "Sí, sí, claro! ¿Estás interesada en el tango?",
y después de algunos días los "Cinco estudios en forma de tango" llegaron por correo y me puse a mirarlos al piano.
Al principio me resultaron un poco difíciles de leer.
Los estudios tienen bastantes alteraciones, de hecho,
¡cada página está llena de alteraciones!
Y yo no estaba familiarizada con el lenguaje compositivo de Martín, así que fue cuestión de ir leyendo de a poco,
y no impacientarse ante la lentitud del proceso.
Pero poco a poco empecé a entender,
y mientras estudiaba las piezas,
yo continuamente le escribía a Martín,
preguntándole acerca de la música.
El fue extremadamente generoso con sus respuestas.
No sólo me escribió mensajes muy detallados acerca del tango,
sino que también me envió todo tipo de materiales:
muchísimas grabaciones, enlaces de YouTube,
registros fonográficos que el tenía de los cantores de la guardia vieja.
Poco a poco me fui dando cuenta,
a medida que pasaban los meses,
que mi idea inicial acerca de lo que era el tango en realidad estaba equivocada.
Por supuesto, el brillo, lo divertido,
el color, y ciertamente la intensidad, son características reales del tango.
Pero a medida que me fui familiarizando más con el tango tradicional, me dí cuenta
de que existía una formalidad atrapante en él, que a primera vista me había pasado desapercibida.
Creo que allí empecé a entender
que el tango es una juxtaposición entre una formalidad muy seria
--que se manifiesta a través de un ritmo muy estricto--
y la libertad que ejercita el cantante, la voz principal,
quien está constantemente empujando y reteniendo la melodía, flotando sobre el acompañamiento.
Cuando observo el tango como danza,
encuentro algo muy interesante, muy...erótico
Hay mucha sensualidad, y mucha pasión.
Sin embargo, también hay mucho control.
Es una pasión controlada, medida, contenida.
Encontré mucha pasión en la música de Martín,
pero también encontré que se regía por controles estrictos.
Pienso que su música también explora el forcejeo entre el "empujar" y el "tirar"
entre la estructura formal, las armonías
que subyacen en su música,
sin olvidar la belleza abrumadora de la línea melódica "tanguera",
que parece perderse y encontrarse, pero en definitiva está siempre presente
en estos estudios.
El mayor desafío al ejecutar estos estudios de tango
es que en realidad uno enfrenta dos autenticidades:
por un lado, el tango de la Guardia Vieja, y por el otro, el Tango Nuevo.
Ambos ingredientes están presentes en la música de Martín, así que...
no estoy segura acerca de lo que la palabra
"autenticidad" pueda significar en este caso.
¿Cuando decimos autenticidad, quizás nos referimos a cierta fidelidad con respecto al pasado?
Al mismo tiempo, poco a poco encuentro la manera de expresar estas referencias
usando un lenguaje que tiene muchas características tangueras
(las armonías, el ritmo).
aunque expresadas en una forma diferente;
Y, finalmente, también existe mi propia sensibilidad artística, reaccionando frente a esta música.
Así que me siento atraída, quizás, por tres cosas diferentes: Siempre vuelvo a las viejas grabaciones,
me he vuelto mucho más conocedora de la música de Martín
desde que empecé a trabajar estos estudios, así que ahora también escucho esas grabaciones,
y finalmente presto atención acerca de lo que, como ejecutante,
me gustaría que fuera mi contribución personal a la obra.
En definitiva, quizás este proceso no sea tan distinto
de lo que hago cuando estudio cualquier otro tipo de música.
En este caso, uno tiene entre manos la mezcla entre un estilo viejo y uno nuevo...
¡Pero eso también occurre muy frecuentemente con otros tipos de música!
Así que, en realidad, este proceso es similar a la forma en que abordo otros tipos de música.
Al escuchar las viejas grabaciones
comprendí la necesidad de aprender un poco acerca de la historia de Argentina,
para ser franca.
La verdad que no sabía casi nada. Sólo algunas cosas.
Lo único que sabía eran verdades inventadas, los lugares comunes que había aceptado,
pero por supuesto, ese tipo de conocimiento no es propio de un trabajo artístico serio.
Así que cuando escuché las grabaciones históricas,
realmente tuve que empezar a leer un poco acerca de Argentina.
Martín compartió conmigo extractos del poema épico "Martín Fierro"; eso fue muy útil
para entender cómo estaba configurada la Argentina
[a principios del siglo veinte], su extensión, su geografía,
cómo funcionaba como sociedad. Escuchar las viejas grabaciones, y al mismo tiempo leer, realmente me llevó a entender mejor ese pasado.
Martín había escrito un artículo muy interesante
en el que había tomado el pulso básico
y mostrado cómo el cantante se mueve libremente alrededor de ese pulso básico.
Martín llamó a este proceso "tango rubato".
El artículo fue muy interesante;
al tratar de entender lo que ello significaba en el piano,
me resultó imprescindible volver una y otra vez a los cantantes, para ver cómo lo hacían.
La verdad que la transcripción es muy buena,
captura el ritmo.
Cuanto más estudiaba la notación,
más prestaba atención y me familiarizaba también
con la forma en que Martín escribe sus acentos, staccatos, tenutos, dónde los indica y dónde no,
haciendo el aprendizaje de los estudios más fácil para mí.
El tango y el jazz tienen muchos puntos en común.
Por ejemplo, en el jazz hay un pulso básico,
en contraposición al resto de actividad rítmica que ocurre alrededor del pulso.
Hay mucha síncopa:
cosas que ocurren a contratiempo, después de tiempo...
...antes de tiempo... Eventos rítmicos que ocurren "a tierra"...
son verdaderamente excitantes y maravillosos,
pero [lo que le da más interés a la música] son los pequeños matices que se dan
cuando el ritmo ocurre en un lugar inesperado
lo que hace que uno se sienta inspirado a tocar de maneras distintas.
Esta cualidad improvisatoria
en el tango, tal como Martín lo ha escrito,
puede encontrarse particularmente
en la "Payada", el "Tango",
y la sección central de la "Milonga",
donde hay mucha poesía, sentimiento profundo,
con una melodía sensual oscilando alrededor de un pulso unificador.
El jazz excelente es exactamente así [poético],
y siento que hay suficiente libertad en esta música como para sentirme perfectamente cómoda al interpretarla.
Estoy muy contenta por haber podido disfrutar la libertad
de hacerle sugerencias a Martín.
En muchos casos, se trató de extensiones que me costaban mucho.
Mis manos son pequeñas y no siempre llegaba a tocar todas las notas del acorde.
Martín siempre reaccionó muy bien ante mis pedidos, simplemente diciéndome: "No te preocupes. Ya le vamos a encontrar la vuelta."
Y así fue. Esa actitud me encanta, porque te da la sensación
de que estás verdaderamente trabajando con la otra persona para crear una interpretación única.
Soy una pianista educada en la técnica y el repertorio clásicos.
A pesar de que he tocado mucha música contemporánea,
crecí y me formé con la música de los grandes compositores.
Quizás por eso, me resulta muy atractivo encontrar un compositor
que, como yo, también ha sido inspirado por los grandes compositores del pasado.
Yo encuentro dos influencias fundamentales [en estos estudios].
Por un lado, Chopin--en estos estudios uno escucha inmediatamente
los ecos de un nocturno, la filigrana, las sentidas líneas melódicas
que a veces decoran y caen, como pequeñas caídas de agua,
muy bellas--y Scriabin.
Creo que la influencia de Scriabin se puede encontrar
en la manera en la que Martín usa sus armonías
las resoluciones,
acordes de séptima, tritonos, sonoridades punzantes, con cierta disonancia.
Una puede encontrar todas esas características
en la música de Scriabin, también.
Los "Cinco estudios de tango" se conectan también con el pasado, por supuesto,
a través del preludio del principio, una manera gloriosa de adentrarse en el ciclo.
Pienso en el final de este preludio como lo que le ocurre a uno al llegar a un lugar en el que se abre un paisaje imponente.
En mi imaginación, lo llamo el "Paisaje de Do Mayor", ¡que es donde uno parece estar!
Es como subir una montaña, y de pronto llegar al tope
y ver un espacio inmenso, la "Ciudad de la música",
o quizás la ciudad de Buenos Aires, o quizás simplemente la "Alegría de Vivir".
Hay mucho de este placer por la vida misma en esta música,
y eso me parece hermoso.