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(Música)
Apreciables miembros del jurado,
propongo ejecutar las siguientes palabras inmediatamente y sin misericordia
y que se extraigan de nuestros vocabularios,
o que las encierren para siempre, si lo prefieren.
Estas palabras que les presento son "bueno" y "malo".
Estas palabras han servido como mentirosas traidoras
desde siempre.
Estas dos palabras han trabajado en tándem
para producir frases vagas y blandas que han mutilado la creatividad de la humanidad.
Estas dos engañosas palabritas
sofocan una descripción real y una comunicación honesta.
Mírenlas, sentadas ahí en esta página,
harto engreídas y ufanadas de su trabajo.
¿Cómo se atreven?
No tiene un propósito útil en nuestro mundo
y debemos deshacernos de su influencia.
Debemos reemplazar estas dos palabras con la verdad,
con frases que incluyan adjetivos adecuados y sinceros.
Les ofrezco "radiante", "estupefaciente", "horrible", "desgarrador".
Estas opciones crean claridad y profundidad.
"Bueno" y "malo" solo proveen una gris vaguedad.
¡Debemos demandar color!
Debemos incluso usar sonrisas pícaras y metáforas cuando sea propio
Poner en nuestras manos y hacer lo necesario que muestre nuestros sentimientos reales.
"Bueno" y "malo" ya no serán las palabras cotidianas
para expresar nuestros pensamientos reales cuando nos cope el miedo o el desaliento.
Damas y caballeros del jurado, les imploro que den un veredicto de culpabilidad
y envíen estas palabras a su legítimo destino.
Ahora, imaginen un mundo sin estas dos palabras.
Imaginen un mundo dónde se requiera una descripción real,
excavar en nuestro vocabulario
más que un vil afán monosilábico para evitar ser honestos,
impactantes, creativos.
¿Cómo está mi peinado?
Bien. ¿Qué es eso?
¿Un intento fútil de insinceridad?
Quizá mi peinado parece un espantoso enredo con asomos de calva.
Aun así, alguien no quiere ser honesto y lo arregla rápidamente con "bien",
para ocultar la verdad
lanzándome hacia la noche con un golpe de estrés alborotado.
Esto no sirve.
Quizá mi peinado se asemeja a una escultura de espectacular sedosidad
que enmarca mi rostro perfectamente
y llena la noche de un aire mágico.
Bueno, "bien" no desata nada de eso.
No seguiré más con esta descripción vaga y exánime.
No aceptaré estas mentiras y Uds. tampoco deberían.
Un médico pregunta cómo se sienten.
"Me siento mal".
¡Herejía!
El médico, con base a este ínfimo reporte,
podría concluir que tienen cáncer en el cerebro o gripa o rabia.
Se lo deben a Uds. y a los posibles diagnósticos equívocos de su vida,
de ser honestos y precisos sobre su estado real.
"Siento como si un tropel de roedores hubiese ocupado mi pecho".
¡Ajá! Ahí tienen una descripción precisa.
Ahora el médico tiene una prueba real en aras de su curación.
Nos hemos vuelto adictos al entumecimiento que "bueno" y "malo" provocan.
Nos hemos convertido en zánganos lingüisticos,
pronunciamos "bueno" y "malo"
cada vez que somos demasiados flojos para dejar que nuestras mentes se comuniquen
con creatividad y precisión.
Te ves bien, suenas mal, esto sabe bien,
el clima está mal.
Mentira tras mentira,
que repite esta nimiedad verbal, esta bagatela pegajosa,
este cuadro borroso que refleja falsa verdad.
Varíen con términos exactos, resueltos
que han estado enterrados en nuestro léxico, esperado la luz del día.
Ya no más el clima está bien o mal,
el clima está abominable o estimulante.
Ya nada sabe bien o mal.
Sabe a un cúmulo de chispas o
a zapato viejo o a porquería.
Ya no más que suena bien o mal.
Suena a la risa alegre de un bebé
o a ogros en paso marcial.
Querido Dios, no te ves bien o mal.
Pareces un ángel alado o un fauno gruñón.
Hoy, miren a estas dos palabras,
"bueno" y "malo",
exáminenlas de cerca.
Porque detrás de su semblante en apariencia modesto
residen dos falacias que ahogan la verdad.
Estas palabras son mentirosas.
Estas palabras debe ser detenidas,
retiradas de nuestro lenguaje y permitir que la honra regrese a nuestra comunicacón.
Damas y caballeros,
si digo que Uds. han sido un buen jurado,
aceptarán el cumplido, tomarán su decisión y seguirán con sus vidas.
Pero si digo que Uds. han sido un jurado honorable,
y que confío en su inquebrantable determinación
por mejorar el léxico de la humanidad
dando el fallo de culpables a "bueno" y "malo",
estarán reconociendo el ingenio de este alegato
y declarán a "bueno" y "malo" culpables.
(Música)