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Me han pedido que hable un poco
del cambio mundial de poder en la política.
Este es un tema muy debatido en la actualidad.
Se especula mucho sobre
si China reemplazará a EE. UU. como potencia
global dominante o de cuándo lo hará,
quizás junto con la India,
lo que en caso de suceder significaría que el sistema mundial volvería
a algo parecido a lo que existía antes de las conquistas europeas,
principalmente desde el siglo XVII.
Solo para ilustrar el estado de ánimo con un ejemplo poco científico
pero quizá representativo,
estuve hablando hace poco con un profesor de historia
en una de las universidades estatales de Massachusetts
y me dijo que al principio de cada semestre le pregunta
a sus estudiantes cuáles creen que son los países más ricos del mundo.
Y a lo largo de los últimos años le han ido contestando que China e India.
Bueno, esto es algo que puede pensarse leyendo titulares.
Pero serían necesarios unos cuantos requisitos.
Lo primero, ¿qué hay de la riqueza o de la salud de la sociedad?
Existe una medida estándar
que se publica cada año y que es el Índice de Desarrollo Humano
Con el último indicador emitido,
India se encontraba en el puesto 134,
ligeramente por encima de Camboya
y por debajo de Laos y Tayikistán.
Ahí es más o menos donde se encontraba hace varias décadas.
China se puntuó en el puesto 92,
pero esto es algo incierto
ya que las zonas pobres de China
no son muy accesibles en esta sociedad más cerrada,
así que podría estar incluso en un puesto más bajo.
Está a la par de Belice en el mismo puesto,
ligeramente sobre Jordania
y por debajo de la República Dominicana e Irán.
Por comparación,
Cuba, que ha estado sometida al severo asedio estadounidense
durante 50 años se encuentra en el puesto 52.
Está situada sobre China e India,
teniendo también el puesto más alto de América Central y del Caribe
apenas por debajo de Argentina y Uruguay.
India y China presentan además unas desigualdades muy grandes,
de las peores del mundo,
lo que significa que más de 1000 millones de personas
están mucho más abajo en la escala.
¿Y qué hay de la deuda?
Los comentarios habituales colocan a EE. UU. sometido a los caprichos de China.
Bueno, salvo un breve intervalo de tiempo, que ya ha terminado,
***ón ha sido el principal poseedor de títulos
de la deuda estadounidense.
En el mejor de los casos no es un gran arma,
por motivos bien conocidos.
¿Qué hay de las perspectivas futuras?
EE.UU. tiene enormes ventajas
sobre Europa y Asia.
Para empezar, están unificados,
tienen una población relativamente homogénea, un único idioma
un enorme mercado interno muchos recursos,
un clima favorable y mucho más.
¿Y qué hay del poder militar?
Bueno, aquí no hay discusión.
EE.UU. tiene casi el mismo gasto militar que todo el resto del mundo junto,
mucho más si añadimos el servicio de inteligencia.
Tecnológicamente está muchísimo más avanzado.
Es el único país con cientos de bases militares,
quizá con unas 800 bases en el extranjero,
que de hecho se usan regularmente para el ejercicio de la violencia.
Así que aquí no hay comparación.
En realidad hay algo fundamental.
Todo el marco de discusión, aunque convencional,
es bastante engañoso.
El sistema mundial no es solo una interacción entre estados
que persiguen un llamado "interés nacional",
que se extrae de la distribución del poder interior de la sociedad misma.
Eso es lo que se comenta generalmente
y en la teoría de las relaciones internacionales profesionales.
El punto de vista dominante es el llamado realismo;
el realismo ve al sistema internacional aproximadamente de esta forma.
Ahora bien, siempre ha habido críticos a este punto de vista.
Un ejemplo es Adam Smith.
Adam Smith estaba preocupado principalmente por Inglaterra.
Y describió...
dijo que en Inglaterra
los principales arquitectos de las normas del gobierno
son los comerciantes y los fabricantes,
quienes se aseguran de que sus propios intereses
se vean peculiarmente cumplidos
sin importarles lo seriamente que esto afecte a otros,
incluyendo a los propios ingleses,
pero, por supuesto, mucho peor que a aquellos que
están sujetos a lo que él llama la injusticia salvaje de los europeos.
Se refería particularmente a Inglaterra e India.
Bueno, hoy en día, ocurre lo mismo.
No son los comerciantes ni los fabricantes
de EE.UU. y Europa.
Son principalmente las empresas multinacionales y las instituciones financieras.
La financiación de la economía ha sufrido un cambio drástico
en los últimos 30 años.
Si regresamos a alrededor del año 1970 en EE.UU.,
las instituciones financieras representaban quizá el 3 % del Producto Interior Bruto.
Y en la actualidad se está acercando a la tercera parte.
En consecuencia se produce un vacío de la industria productiva
y esto tiene unos efectos enormes en la sociedad,
en las decisiones políticas y en el sistema político
de acuerdo con la máxima de Adam Smith.
De hecho, acabamos presenciar una ilustración espectacular de ello.
El presidente Obama, que ha ganado la presidencia,
en gran medida gracias al apoyo de la industria financiera,
un enorme componente de la economía.
Y le prefirieron a McCain y eso fue el centro de su financiación.
Y hubo recompensa.
Se hicieron enormes rescates a las instituciones financieras
cuando el sistema se derrumbó.
Y, de hecho, hubo regalos mucho más importantes
de los que no se habla mucho.
Esto lleva a Goldman Sachs,
que está considerado como el jefe
en la economía y del sistema político.
Hizo dinero vendiendo valores respaldados por activos garantizados por hipotecas
y otros instrumentos financieros más complejos
a compradores inconscientes.
Pero Goldman Sachs sabía lo que hacía.
Sabía que aquello explotaría.
Así que la compañía se aseguró frente a la pérdida
apostando a que lo que vendieran fallaría
usando lo que se llama permuta de incumplimiento crediticio
a través de la compañía de seguros AIG,
la compañía de seguros más grande del mundo.
Pues bien, cuando el sistema financiero se derrumbó,
arrastró a AIG consigo.
Pero los chicos de Goldman están bien colocados entre los arquitectos del poder
y no solo organizaron un enorme rescate financiero
sino, lo que es más importante, hicieron que el contribuyente
salvara a AIG de la bancarrota mediante sus préstamos derrumbados
y esto casualmente salvó a Goldman Sachs del mismo destino.
Ahora, el director ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein,
está considerado como uno de los genios más grandes desde Einstein.
Goldman obtiene beneficios récord,
pagando enormes bonificaciones.
Y los otros agentes de la crisis financiera
son más grandes y poderosos que nunca.
Bueno, la gente puede que no entienda los detalles, pero está furiosa.
Los bancos que crearon la crisis están visiblemente en auge,
la población está sufriendo,
el desempleo es oficialmente de un 10%, de hecho mucho más elevado
En la industria manufacturera se encuentra aproximadamente al nivel de la Gran Depresión.
Y esos trabajos ya no vuelven
por el envío de la capacidad de producción al extranjero.
De hecho, en los últimos 30 años,
para la mayoría de la población
ha habido un brusco estancamiento, a veces declive
en los salarios, mientras la riqueza se vertía en los bolsillos de unos pocos,
con la mayor desigualdad en la historia de EE.UU.
Así que hay mucho enojo.
Y finalmente el presidente Obama tuvo que reaccionar.
Y lo hizo hace un par de meses.
Reaccionó primero con un cambio retórico,
empezó a hablar de los malos banqueros, etc.
Y realizó sugerencias sobre política que no gustaron a la industria.
Se suponía que iba a ser su hombre en Washington.
Ellos le habían comprado y le habían colocado allí.
Y los principales arquitectos enseguida le mandaron sus instrucciones.
Anunciaron públicamente que se llevaban sus fondos a la oposición política.
Y arrojaron dinero a raudales a una elección crucial en Massachusetts,
que les dio a los republicanos el poder de bloquear cualquier legislación en el Congreso
Una historia muy interesante.
Y Obama captó el mensaje enseguida.
En pocos días informó a la prensa
que los banqueros son, cito: "chicos buenos"
Alabó a los presidentes
de JP Morgan Chase y Goldman Sachs, los dos actores principales.
Y, cito, aseguró a la prensa de negocios que:
"yo, como la mayoría de los estadounidenses, no envidio el éxito de la gente o su riqueza."
Se está refiriendo a los enormes beneficios y gratificaciones que enfurecían al público.
Es parte del sistema de libre mercado, continuó Obama.
Y no se equivocó dado que el libre mercado se inscribe
en la doctrina del estado capitalista.
Es un panorama muy revelador de la máxima de Smith en acción.
Bueno, con la correctiva crucial de Adam Smith en mente
volvamos a echar otro vistazo al sistema mundial.
Veamos qué le está pasando.
Hay un cambio real de poder en todo el mundo,
concretamente desde la mano de obra hasta el capital transnacional.
Y China juega un gran papel en este cambio.
Es básicamente la planta de ensamblaje para un sistema de producción regional.
***ón, Taiwán y otras economías asiáticas
exportan componentes y partes de alta tecnología a China,
y China las ensambla y las exporta
aprovechando la ventaja de tener una mano de obra extremadamente barata y reprimida, y su tierra.
Existe una gran preocupación por el déficit de comercio con China.
Déficit comercial de EE.UU.
que, de hecho, es enorme y está creciendo.
Pero se presta menos atención al hecho de que hay un factor compensador
y es que el déficit comercial con ***ón y el resto de Asia ha descendido fuertemente,
mientras ocurre el nuevo sistema de producción regional.
Y los fabricantes estadounidenses están siguiendo el mismo camino.
Están proporcionando partes y componentes para que China
los ensamble y los exporte de nuevo a EE.UU., a menudo,
para las instituciones financieras y los comercios gigantes
y la propiedad y la dirección de la industria manufacturera.
Y los sectores estrechamente relacionados con este nexo de poder.
Es divino. Eso se entiende bien también.
Así que la persona que dirige la muy influyente Fundación Sloan,
Ralph Gomory, testificó hace un par de años ante el Congreso
y explicó, según sus propias palabras,
"En esta nueva era de globalización, los intereses de las compañías y los países han divergido,
en comparación con el pasado.
Lo que es bueno para las corporaciones mundiales
no lo es ya necesariamente para los estadounidenses.
Un ejemplo llamativo es
IBM, en la cumbre de la industria de las computadoras.
En la actualidad emplea a unas 400 000 personas
en sus instalaciones de EE. UU. y sucursales del extranjero.
Hasta el momento, los empleados de EE.UU.
han descendido un 30 %.
A muchos de los empleados aquí se les dice
que tienen que marcharse al extranjero si quieren mantener su puesto de trabajo.
Bueno, eso está bien para los dueños y directores de IBM,
pero es lamentable para el país, tal y como lo describió Adam Smith.
Y vale la pena añadir que IBM se convirtió en un gigante mundial de la informática,
en gran medida gracias a la magnificencia de los contribuyentes estadounidenses
que sustancialmente fundaron el núcleo de la revolución informática
y la mayoría del resto de la economía de la alta tecnología.
Pero los negocios no son altruismo.
Las empresas se dedican a maximizar beneficios y cuotas de mercado.
De hecho, eso es una obligación legal para la dirección.
Así que no es bueno para el país. Es una pena.
Bueno, China se convirtió en la planta de ensamblaje del mundo.
Los trabajadores chinos están sufriendo junto con el resto de la mano de obra mundial.
Y es solo lo que se puede esperar en un sistema
que está diseñado para concentrar la riqueza y el poder,
y para poner en competencia a los trabajadores de todo el mundo.
La proporción de los trabajadores y la renta nacional ha disminuido a nivel mundial,
pero de manera drástica en China,
quizá más que en ningún otro sitio,
lo que está también llevando a una creciente inquietud en esta sociedad tan desigual,
una de las más desiguales del mundo,
y capaz de una considerable violencia para reprimir a los disconformes.
Bueno, hay mucho más que decir de todo esto
pero solo para resumir con unos cuantos puntos destacados de una realidad mucho más compleja:
hay ciertamente cambios muy importantes en el poder mundial.
Y si escapamos de la doctrina,
podemos ver lo que son.
Hay un cambio de la población general a nivel mundial
a los principales arquitectos del sistema de poder mundial
que es básicamente lo que cualquier persona racional esperaría,
particularmente en una era —hablando ahora de Occidente,
particularmente de EE.UU. y Europa—
de despolitización a gran escala, de debilitación de la democracia.
A dónde dirigirse desde aquí depende
de cuánto esté dispuesta a tolerar la gran mayoría.