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Una lectura reducida de: La Abolición del Trabajo de Bob Black
Video y locución por Aaron Mortiz
Nadie debería trabajar.
El trabajo es la fuente de casi toda la miseria en el mundo.
Casi todos los males que puedas mencionar provienen del trabajo,
o de vivir en un mundo diseñado para el trabajo.
Para dejar de sufrir, tenemos que dejar de trabajar.
Esto no significa que tenemos que dejar de hacer cosas
Significa crear una nueva forma de vivir basada en el juego
Una revolución lúdica.
Una aventura colectiva en alegría generalizada y exhuberancia libremente interdependiente
El juego no es pasivo. Sin duda necesitamos mucho más tiempo
para la simple pereza y vagancia que el que tenemos ahora, sin importar los ingresos y ocupaciones,
pero, una vez recobrados de la fatiga inducida por el trabajo, casi todos nosotros queremos actuar.
La vida lúdica es totalmente incompatible con la realidad existente
El pozo gravitatorio que absorbe la vitalidad de lo poco en la vida
que aún la distingue de la simple supervivencia.
todas las viejas ideologías son conservadoras porque creen en el trabajo.
Algunas de ellas, como el Marxismo y la mayoría de las ramas del anarquismo,
creen en el trabajo aún más fieramente porque no creen en casi ninguna otra cosa.
Los liberales dicen que deberíamos acabar con la discriminación en los empleos.
Yo digo que deberíamos acabar con los empleos. Los conservadores apoyan leyes del derecho-a-trabajar.
Yo apoyo el derecho a ser flojo.
Los Trostkistas agitan por una revolución permanente.
Yo agito por un festejo permanente.
Pero si todos los ideólogos defienden el trabajo (y lo hacen)
son extrañamente renuentes a admitirlo.
Hablan interminablemente acerca de salarios, horas,
condiciones de trabajo, explotación, productividad, rentabilidad.
Hablarán alegremente sobre todo menos del trabajo en sí mismo.
Los sindicatos y los patronos concuerdan en que deberíamos vender el tiempo de nuestras vidas
a cambio de la supervivencia, aunque regatean por el precio.
La alternativa a trabajar no es el ocio solamente.
Ser lúdico no es ser estático.
Aunque valoro el placer de la pereza, nunca es mas satisfactoria
que cuando sirve de intermedio entre otros placeres y pasatiempos.
Tampoco promuevo esa válvula de seguridad disciplinada y gerenciada llamada "tiempo libre"; nada de eso.
El tiempo libre es no trabajar por el bien del trabajo.
El tiempo libre es tiempo gastado en recobrarse del trabajo
y en el frenético pero inútil intento de olvidarse del trabajo.
Mucha gente regresa de sus vacaciones tan agotada
que desean volver al trabajo para descansar
La diferencia principal entre el tiempo libre y el trabajo es que al menos te pagan
por tu alienación y agotamiento
Pero ahora la gente no sólo trabaja, tienen "empleos".
Una persona realiza una tarea productiva todo el tiempo "¡o si no...!"
Aún si la tarea tiene aunque sea un átomo de interés intrínseco (y cada vez menos trabajos lo tienen)
la monotonía de su obligatoriedad exclusiva elimina su potencial lúdico.
Un "empleo" que podría atraer la energía de algunas personas,
por un tiempo razonable, por pura diversión,
es tan sólo una carga para aquellos que tienen que hacerlo
por cuarenta horas a la semana sin voz ni voto sobre cómo debería hacerse,
para beneficio de propietarios que no contribuyen en nada al proyecto
La degradación que experimentan la mayoría de trabajadores en su empleo
es la suma de varias indignidades que pueden ser denominadas como "disciplina"
La disciplina consiste en la totalidad de los controles totalitarios en el lugar de trabajo
-supervisión, movimientos repetitivos, ritmos de trabajo impuestos, cuotas de producción, fichar, etc.
La disciplina es lo que la fábrica, la oficina y la tienda comparten
con la cárcel, la escuela y el hospital psiquiátrico.
Eso es el "trabajo". El juego es todo lo contrario
El juego es siempre voluntario
Lo que de otro modo sería un juego, es trabajo si es forzado. Esto es axiomático.
El juego implica un desdén aristocrático hacia los resultados
El jugador recibe algo al jugar; es por eso que juega
Pero la recompensa principal es la experiencia de la actividad misma (cualquiera que sea)
El trabajo hace de la libertad una burla.
El discurso oficial dice que todos tenemos derechos y vivimos en una democracia
Otros desafortunados que no son libres como nosotros tienen que vivir en estados policiales
stas víctimas obedecen órdenes "¡o si no...!", sin importar cuán arbitrarias
Las autoridades les mantienen bajo supervisión constante
Los burócratas controlan hasta los detalles más pequeños de la vida diaria
Los oficiales que les empujan de un lado a otro sólo responden ante sus superiores, públicos o privados
Los informantes reportan regularmente a las autoridades y la disensión y la desobediencia son castigados
Se supone que todo esto es muy malo.
Y lo es, excepto que no es sino una descripción del puesto de trabajo moderno
Los liberales y conservadores y anarco-capitalistas
que lamentan el totalitarismo son falsos e hipócritas.
Encuentras el mismo tipo de jerarquía y disciplina en una oficina
o fábrica que en una cárcel o monasterio
De hecho, las cárceles y las fábricas surgieron casi al mismo tiempo
y sus operadores copiaron conscientemente las técnicas de control de unas y de otras.
Después de todo, un trabajador es un esclavo de medio tiempo.
El jefe dice cuándo llegar, cuándo irse, y qué hacer entre los dos.
Te dice cuánto trabajo hacer y qué tan rápido
Puede llevar su control hasta extremos humillantes, regulando, si le da la gana,
las ropas que llevas o qué tan a menudo puedes ir al baño.
Con unas pocas excepciones, puede despedirte por cualquier razón, o sin razón.
Eres espiado por informantes y supervisores
y contestarle es llamado "insubordinación", como si el trabajador fuese un niño malo.
Para ciertos propósitos, no es del todo erróneo llamar a nuestro sistema
democracia o capitalismo o -mejor aún- industrialismo,
pero sus verdaderos nombres son fascismo de fábrica y oligarquía de oficina.
Quien diga que esta gente es "libre" es un mentiroso o un estúpido.
Eres lo que haces. Si haces trabajo aburrido, estúpido y monótono
lo más probable es que tú mismo acabarás siendo aburrido, estúpido y monótono
Lo que he dicho hasta ahora no debería ser controvertido
Muchos trabajadores están hartos del trabajo y podría haber un movimiento
hacia un rechazo consciente y no sólo visceral del trabajo.
Y sin embargo, el sentimiento que prevalece, universal entre los patronos y sus agentes,
y muy extendida entre los trabajadores mismos, es que el trabajo mismo es inevitable y necesario.
Yo discrepo.
Ahora la mayoría de empleos son inútiles o aún peor; y simplemente deberíamos deshacernos de ellos.
Industrias enteras, seguros, bancos y bienes raíces por ejemplo,
no consisten en nada más que mover papeles inútiles de un lado a otro.
De inmediato podemos liberar a decenas de millones de
vendedores, soldados, gerentes, policías, corredores de bolsa, hombres del clero, banqueros, abogados,
profesores, patrones, guardias, publicistas y a todos quienes trabajan para ellos.
Por otro lado - y pienso que este es el meollo del asunto
y el punto de partida nuevo y revolucionario-
hemos de tomar el trabajo útil que queda y transformarlo en una agradable variedad de
pasatiempos parecidos al juego y la artesanía, que no se puedan distinguir de otros pasatiempos placenteros,
excepto que sucede que generan productos útiles.
Entonces, todas las barreras artificiales del poder y la propiedad se vendrían abajo.
La creación se convertiría en recreación.
No estoy sugiriendo que la mayoría del trabajo pueda salvarse de esta manera, pero
la mayoría del trabajo no vale la pena salvarlo ya que simplemente cumple
el propósito improductivo del comercio o el control social
No es accidente que el "sector terciario", el sector de servicios, esté creciendo
mientras el "sector secundario" (industria) se atasca
y el "sector primario" (agricultura) casi desaparece.
Porque el trabajo es innecesario excepto para aquellos cuyo poder asegura,
los trabajadores son desplazados desde ocupaciones relativamente útiles a relativamente inútiles,
como una medida para asegurar el orden público.
Cualquier cosa es mejor que nada.
Es por eso que no puedes irte a casa sólo porque terminaste temprano.
Quieren tu tiempo, lo suficiente para que les pertenezcas,
aún si no tienen uso para la mayor parte del mismo.
Aún no he mencionado siquiera la posibilidad de recortar
el poco trabajo que aún queda por vía de la automatización y la cibernética.
Todos los científicos, ingenieros y técnicos, liberados de molestarse en investigación de guerra
y obsolescencia planeada, se la pasarían en grande inventando medios para eliminar la fatiga,
el tedio y el peligro de actividades como la minería.
Nadie puede decir qué resultaríade liberar el poder creativo aturdido por el trabajo.
Cualquier cosa puede pasar.
El gastado debate de libertad versus necesidad,
se resuelve sólo cuando la producción de valores de uso coexista
con el consumo de deliciosa actividad lúdica.
La vida se convertirá en un juego, o más bien muchos juegos, pero no -como es ahora- un juego de suma cero
Un encuentro *** óptimo es el paradigma del juego productivo
Los participantes se potencian los placeres el uno al otro, nadie cuenta los puntajes, y todos ganan.
Cuanto más das, más recibes.
El juego generalizado lleva a la libidinización de la vida.
Si jugamos bien nuestras cartas, podemos sacar más de la vida de lo que metemos en ella;
pero sólo si jugamos para ganar.
Nadie debería trabajar.
Trabajadores del mundo... ¡Relájense!
Fin
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