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El ojo humano es una de las máquinas más potentes
del planeta.
Es como una cámara de 500 megapíxeles
que funciona en luz brillante,
en casi total oscuridad,
e incluso bajo el agua, aunque no muy bien.
Le comunica al cerebro
mucho acerca del mundo.
Nuestros ojos sirven para encontrar pareja,
para comprender a la gente que nos rodea,
para leer,
y para ver concursos de TV
en los que la gente cae en agua helada
víctima de bolas demoledoras.
Sí, el ojo humano es bastante ingenioso,
y tenemos suerte de tener dos ojos.
Pero hay cosas que a pesar
de mucho mirar
no podemos ver bien.
Por ejemplo, podemos ver el galope de un caballo,
pero no podemos seguir el ritmo de sus veloces cascos
como para advertir si sus cuatro patas
despegan del suelo en simultáneo.
Para ese tipo de cuestiones, necesitamos cámaras.
Hace 150 años
el fotógrafo Eadweard Muybridge usó una
para resolver el misterio del galope equino.
Con una fotografía minuciosa
Muybridge demostró que en ciertos puntos del galope,
el caballo realmente vuela.
"¡Mira, má! ¡Sin cascos!"
Desde entonces, la fotografía se ha abierto caminos
en todos los aspectos de la matemática y la ciencia.
Nos ayuda a comprender un mundo
que pensábamos que ya veíamos
pero para el cual realmente necesitamos ayuda
para verlo un poco mejor.
No siempre es una cuestión de que el mundo
se mueva demasiado rápido para nuestros ojos.
A veces las cámaras pueden ayudarnos a ver materia o movimientos
demasiado pequeños para verlos a simple vista.
Los botánicos usan varias fotografías
para mostrar el ciclo de vida de las plantas
y cómo se transforman las flores en cuestión de horas
para seguir al sol en lo que se llama fototropismo,
crecer hacia la luz.
Los matemáticos han usado fotos
para ver en los giros y vueltas de un látigo
cuándo viene el estruendo
al romper el látigo la barrera del sonido.
Meteorólogos y científicos ambientales
muestran el crecimiento de grandes huracanes
y el retroceso a lo largo de los años
de muchos glaciares del mundo.
Las películas en cámara lenta o las fotografías de alta velocidad
han mostrado el batir de las alas de un colibrí
o el trayecto de una bala a través de su objetivo.
En un proyecto, cadáveres,
es decir, cuerpos muertos,
fueron congelados y cortados en miles de discos finísimos.
Se fotografiaron los discos
para producir películas animadas
permitiéndole al espectador viajar por el esqueleto
por dentro del tejido
atravesando los huesos,
las venas,
y,
quizá debería haber sugerido
que no miraran esto durante la cena,
qué mal.
En las aulas de hoy en día, la cámara,
presente en casi cualquier teléfono y computadora,
le permite a los jóvenes científicos
observar el mundo circundante,
documentarlo,
y compartir sus hallazgos en la Web.
Ya sea el cambio de estaciones
o el crecimiento de semillas en germinación,
las cámaras nos permiten ver un mundo hermoso
a través de nuevos ojos.