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(idioma obijwa)
Les saludo en ojibwa, como quizá lo adivinan.
El idioma proviene de aquí Oma Akin.
Agradezco mucho el honor de estar aquí.
Les voy a contar, soy de Tierra Blanca, arriba al norte, de mi reserva.
Ustedes son familiares míos.
Quisiera empezar así porque
pensé sobre lo que les hablaré esta noche
sobre nuestro alimento que proviene de nuestros familiares,
sea que tengan alas, aletas o raíces
y de hecho así es como consideramos el alimento.
El alimento tiene una cultura, tiene historia,
tiene anécdotas, relaciones y nos une a nuestro alimento.
El alimento es más que algo que compran en la tienda.
Algo que no viene con una etiqueta.
En nuestra comunidad, hace tiempo nuestros profetas nos contaron,
que nuestra gente anishinaabe vivió en el litorial oriental;
además estamos emparentados con ellos, los wampanoag y otros.
Nuestros profetas nos enseñaron
que debíamos seguir un caracol que aparecía en el cielo,
que al seguir ese caracol, llegaríamos al lugar
donde el alimento crece del agua.
Y ese alimento que crece del agua es minoman o arroz salvaje.
Así nuestro creador nos indicó mudarnos aquí,
a Oma Aking, a este lugar.
Nuestro arroz salvaje, nuestro minoman, es nuestro alimento más sagrado.
Es el primer alimento que se le da a un niño cuando puede comer sólido;
y es el último alimento cuando pasan al mundo espiritual.
[Inaudible] Muchos de nuestros banquetes, muchas de nuestras ceremonias
y son muy importantes para nosotros.
Como saben, hemos luchado arduamente para mantener nuestro arroz y mantenerlo bien.
Esta es una foto de Nokomis y Nanaboozhoo.
Son nuestros seres espirituales de los que descendimos para hacer nuestro arroz salvaje.
Esta es mi comunidad en la actualidad.
Hacemos casi lo mismo que hacíamos hace mil años.
Ahora tenemos una canoa de aluminio en lugar de una de corteza de abedul.
Es díficil conseguir árboles de ese tamaño en estos días, pero todavía tenemos el arroz.
Luego el mes que llamamos Manoominike Gilzis,
la luna que hace el arroz salvaje, de agosto a septiembre,
verán a nuestra gente salir a los lagos.
Sentimos una enorme alegría cuando salimos con nuestros dos palos y una canoa.
Salimos y cosechamos el arroz.
A veces es largo, corto, ancho o delgado,
parece un cepillo de botella o de pelos parados.
Es diverso; así es como lo podemos conservar.
Porque cuando sopla el viento, se vuela algo del arroz.
No se vuela todo el arroz.
En eso hay una gran diversidad.
Lo seguimos secando de la misma forma con el fuego.
Pueden bailar en su arroz con sus mocasines nuevos,
hacemos casi lo mismo todos estos años
y eso nos define como gente anishinaabe.
Nuestra historia de nuestra relación con el alimento es similar a la relación
que otros tienen con sus alimentos.
Este es Jerry Kononue de la Isla Mayor de Hawái.
Esto es cará o taro.
Existen en Hawái cerca de 80 variedades de taro
y se refieren a ellas como parte de su cosmogenealogía.
Nunca antes había escuchado esa palabra hasta que estuve ahí.
Lo que dicen es que en sus historias regionales
y sus seres originales, el cielo y las estrellas tuvieron un hijo
y a su primogénito le llamaron Callow.
Nació muerto y lo enterraron pequeño.
La madre lloró y cuando lloró,
de ese niño y de esa tierra nació cará o taro.
El hijo mayor nació muerto y el más pequeño nacido de nombre Kane o el hawaiano;
por eso consideran que el taro es el hermano mayor.
Por eso no es de sorprender que ellos, como la gente ojibwa, quizá lo sepan,
peleamos contra la ingeniería genética de nuestro arroz salvaje,
así como de su patente.
No les debe sorprender que los hawaianos nativos también peleen contra
la ingeniería genética de su cosmogenealogía,
de su pariente mayor; y peleen contra su patente.
Me gusta llamar esta foto, hombres blancos que no pueden bailar,
tiene que ver con lo que están haciendo, es como una haka.
Están convocanco a sus ancestros en su baile para que se presenten
y los ayuden a enfrentar al enemigo.
En este caso, la ingeniería genética, en la Universidad de Hawái.
Se están enfrentado a una bola de hombres blancos en traje de la Universidad de Hawái.
Probablemente un poco preocupados con el arribo de hawaianos aquí.
Y en este caso, los hawaianos los vencieron,
tanto en el tema de la patente como en romper las patentes en esa reunión.
En el alimento mismo. Y también en Hawái,
existe la prohibición de la modificación genética del taro.
Uno de los primeros y únicos lugares en el país donde tal prohibición se ha mantenido.
Pero nuestra gente está preocupada de nuestros familiares
y de nuestra responsabilidad de cuidarlos.
Existe una historia similar que cuentan los maoríes de Aotearoa
también conocida como Nueva Zelanda.
No estoy segura qué novedad tenga eso, pero de todas formas,
tienen esta papa de nombre peruperu,
que tiene el más alto nivel de genética andina que cualquier papa en el Pacífico.
Andino significa que proviene de Sudamérica
Hace miles de años, maoríes navegantes se fueron a Sudamérica
y trajeron la papa de vuelta
antes que el petróleo, o el Capitán Cook o quien sea.
Tenían esta papa y la cultivaron.
Entonces se pueden imaginar que cuando las universidades en Nueva Zelanda
quisieron modificar genéticamente estas papas
otra vez se enfrentaron con los maoíres que dijeron,
"No creemos que sea una buena idea.
No queremos que hagan eso y nos opondremos".
Y ganaron, aquí no hay papas genéticamente modificadas.
Y con ello, reestablecieron una relación con los aimará de la zona peruana,
quienes les agradecieron que protegieran también su alimento sagrado.
Así estas historias son temas mundiales
de los retos que nuestros familiares enfrentan.
Sea la modificación genética o de patentes.
Quizá el tema más prominente que enfrentamos es, de hecho,
la extinción de especies alimentarias en sí.
A lo largo de los últimos 100 años, han visto esto,
un 75% de disminución de la agro-biodiversidad.
Es decir, las especies de semillas, vegetales, cosas comunes
que existieron hace 100 años, hoy no existen.
Muchos de ellos se extinguieron, en Canadá, en los Estados Unidos
o a escala mundial.
Y cada vez más, se ve que, por ejemplo hoy,
la vasta mayoría del maíz que se cultiva aquí en este país,
tiene un ancestro genético.
Esto es algo un poco aterrador.
Además, estamos viendo que hay una mayor concentración
de la propiedad de estas semillas en cada vez menos manos.
Esto tiene grandes implicaciones para nuestra gente.
Mi comunidad, la Reserva de la Tierra Blanca al norte de Minnesota
en nuestra reserva, una tercera parte de la población
atendida por el Servicio de Salud Indígena tiene diabetes.
La diabetes ocasionada por una rápida transición
de nuestro alimento tradicional al industrializado.
Y cada vez más está ocurriendo por todo el país,
donde las enfermedades relacionadas con la dieta se han vuelto causas dominantes
de la mala salud en este país.
Tiene un gran impacto en la salud,
esta pérdida de acceso a nuestros alimentos tradicionales,
porque hoy están diciendo que,
"Obtenemos la vasta mayoría de nuestras calorías de menos de 30 variedades de alimentos".
Concentración en cada vez menos y menos
y muchos de ellos, sin duda, tienden a ser grasos
Entonces hay una tema económico,
que se podría analizar de dos maneras.
La primera, concentración de la propiedad de semillas en unas cuantas corporaciones.
Cada vez más, los agricultores que tienen esta semillas
y que tiene el patrimonio cultural, los derechos, las relaciones
y la riqueza están siendo privados de ellos
por las leyes de patentes y propiedad.
Cerca de siete corporaciones controlan casi todas las semillas
que están disponibles comercialmente en el mundo.
Aunque en nuestra comunidad, este es un problema en sí mismo.
Mi reserva, saben, nosotros los ojibwa
éramos totalmente autosuficientes en alimentos hasta hace poco.
Es decir hace 100 años
éramos los productores de maíz más al norte del mundo.
Cultivabamos maíz a 160 km al norte de Winnepeg.
Muchas variedades, multitud de fuentes.
¿Miel de maple? Eso éramos nosotros mucho antes que Aunt Jemina, saben.
Todos esos alimentos teníamos en nuestra comunidad.
Pero hoy no producimos la mayoría de estos alimentos.
Así, mi reserva está plagada con mucha pobreza,
como muchas otras reservas indias.
Calculamos que gastamos cerca de 8 millones de dólares al año en alimento
y de esos gastamos 7 millones, ¡así!,
Fuera de la reserva, compramos en Walmart, servicios de comida de America, Cisco [sic], etc.
Si lo ven, es casi...
lo que compramos en la reserva termina siendo muy poco,
eso es en las tiendas de alimentos
y la gran mayoría es comida chatarra.
Ya saben, sin acceso a la buena comida.
Al respecto, la economía alimenticia representa cerca de ¼ de nuestra economía tribal,
cifra que se pierde en el desagüe por varios motivos,
algo que podría ser una fuente de riqueza para nosotros en nuestra comunidad.
No sé cómo cuantificar la cultura del lamento
asociado con la pérdida de nuestras variedades más antiguas.
No sé qué precio ponerle.
Pero sé que es significativo lo que le ha pasado a nuestra gente,
no es sólo lo que le está pasado a nuestra comunidad
sino cómo se verá el futuro para todos nosotros.
Porque hoy estamos sentados en Mineápolis y afuera está a 38℃.
Eso es el cambio climático en acción.
Tienen inundaciones en partes del país,
en una buena parte del país hay incendios, ¿no?
Tienen tornados en curso.
Están diciendo que en los próximos 20 años
gastaremos el 20% del PIB mundial en desastres relacionados con el cambio climático.
Y en medio de eso, tenemos un sistema alimentario que está cada vez más concentrado
tanto en la monocultura y en su propiedad.
Están proyectando una pérdida de 34% en la cosecha de maíz en Dakota del Norte.
Y lo que me preocupa es el hecho
de que no tenemos todas las semillas que podríamos tener en la mesa.
Lo que tenemos es una concentración y una creciente sensación de inseguridad alimentaria.
Así que tenemos unas ideas al respecto, esto es mi comunidad,
tenemos este proyecto de restauración, llamado Maíz de la India de Bear Island,
en el que hemos trabajando por mucho tiempo. Es un maíz bueno.
Este maíz proviene de Bear Island en medio del lago Leech.
Obtuve algo así de un productor de semilla.
Me la dio él y ahora tenemos campos llenos.
Crece así de alto, tiene grandes mazorcas,
no requiere irrigación, resiste heladas.
Cuando un viento seco pasa, el herbicida Round Up de Monsanto debilita el maíz bueno,
pero el nuestro sigue de pie;
que es el maíz que estamos viendo.
El del medio, bello, maíz color rosa, como un maíz color magenta.
Me gusta como se ve, también sabe bien.
Y este otro, maíz de lospPawnee.
Dicen que a los pawnees les dieron maíz de la maíz madre
y que lo han tenido por siempre.
Cuando vivieron en Nebraska, les fue bien con este maíz
y otros pueblos vinieron, los colonizadores vinieron a verlos.
Cuando los colonizadores llegaron, se llevaron bien con los pawnees.
Comerciaban caballos, arreglaban sus carretas y varias cosas más.
Pero el gobierno obligó a los pawnees retirarse y se fueron a Oklahoma.
Cuando se fueron, se llevaron consigo su maíz, pero no creció.
No creció.
Así durante muchos años, lamentaron la pérdida de su maíz,
tuvieron menos y menos, hasta que sólo les quedaron como 25 semillas diferentes.
Entonces uno de los descendientes de los colonizadores en Carney, Nebraska
preguntó si podían ayudar a cultivar esta variedad de maíz otra vez.
E hicieron la petición a los pawnees.
El guardián de semillas de los pawnee habló con los ancianos y dijeron,
"Dejemos que lo intenten porque no podemos cultivar nuestro maíz".
Enviaron ese maíz de vuelta a Nebraska y ese maíz prosperó.
Y sus variedades prosperaron.
Así los descendientes de los colonizadores hoy cultivaron el maíz de los pawnees
y lo que mi padre me dijo fue que el maíz recordaba de la tierra de donde venía.
Es un relato. El maíz tiene historia, tiene un relato y en este caso,
una forma de redención.
Ese es el trabajo que estamos haciendo en nuestra comunidad.
Estamos trabajando para traer de vuelta nuestra caña de azúcar,
esa es la primera cosecha de la temporada.
Ese es mi hijo más pequeño, chupando sabia del árbol, comiéndose mis ganancias.
(Risas)
Nos gusta eso, nos sentimos bien cuando estamos en nuestros cañaduzales
y estamos intentado volver a cultivar todas nuestras antiguas variedades.
Este joven es una calabaza Lakota.
Y esa calabaza misma, me la dieron en octubre y me la comí en mayo.
¿Por qué les cuento esto?
Porque es un alimento de carbón reducido perfecto,
no requirió refrigeración, ni congelamiento ni ser enlatado.
Simplemente lo colgué, era una calabaza. Deliciosa mucho después.
¿Sí?
Y entonces...
no se trata sólo de cultivos locales sino también de cómo se cultivan.
Sucede que muchas de estas antiguas variedades tienen concentraciones más altas de aminoácidos,
antioxidantes, proteínas, trazas de minerales que cualquiera que puedan comprar en la tienda.
No sé porque es eso.
Lo que imagino es que al crear alimentos industrializados,
que se puedan transportar a unos 2500 km de la granja a la mesa,
crearon alimentos que responderían bien a los pesticidas, fueran uniformes,
se pudieran consechar bien con cualquier equipo que usaran y se transportaran bien.
Y de alguna manera en eso, creo que perdieron algunos de los valores nutricionales, ya saben.
Entonces estas semillas están en peligro,
pero estas son las que en nuestra teoría son las semillas no sólo para hoy,
sino son las semillas y esperanzas del futuro.
Ahora al pensar sobre qué iba a hablarles hoy,
recordé que mi padre, quien falleció hace 15 años,
solía decirme algo: todos ustedes son gente muy lista,
Uds. probablemente sean como yo.
Decía, "Sabes, Winona, en verdad eres una jovencita muy lista",
continuaba, "pero no quiero oír tu filosofía si no puedes cultivar maíz".
Eso decía.
Y había algo en eso que era cierto.
Ya saben, podemos ser listos en nuestras cabezas,
pero hasta que restaruremos esa relación que tenemos con los alimentos
que el creador nos dió, algo estamos perdiendo ¿saben?
Necesitamos comprar estos productos localmente, necesitamos apoyarlos.
Es así como se aborda el cambio climático.
Hacerse orgánico y local, retener el carbón.
Pero más que eso, para mí es también cómo restablecemos
esta relación con nuestros ancestros
y nuestros familiares, aquellos que tienen raíces.
Migwetch. Gracias
(Aplausos)