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La energía no es fácil de definir.
La cosas tienen energía,
pero no puedes agarrar
un manojo de energía en tus manos.
Puedes ver lo que hace,
pero no puedes hacerlo directamente.
Existen diferentes tipos de energía,
pero las diferencias entre ellos
se manifiestan sólo en cómo hacen que las cosas se comportan.
Sí sabemos que la cantidad total
de todos los distintos tipos de energía en el universo
son siempre las mismas.
Y, para los químicos, dos tipos importantes de energía son
la energía potencial química
y la energía cinética.
La energía potencial es energía que está en espera de ocurrir.
Piensa en una banda elástica estirada.
Si la cortas,
toda esa energía potencial
se convierte en energía cinética,
que la registras por el dolor que sientes.
Al igual que la cinta elástica estirada,
los enlaces químicos también almacenan energía,
y cuando estos enlaces se rompen
esa energía potencial se convierte
en otros tipos de energía,
como calor o luz
o se llega a usar para hacer enlaces diferentes.
La energía cinética es energía de movimiento,
y las moléculas siempre están en movimiento.
No están necesariamente yendo a algún lugar,
aunque podrían,
pero están vibrando,
estirándose,
doblándose
o girando.
Toma el metano,
que tiene cuatro hidrógenos
enlazados a un carbón central,
como ejemplo.
Dibujado en un papel,
es sólo un tetraedro estático.
Pero en la vida real, es un desastre en movimiento
La energía cinética de las moléculas
es exactamente el mismo tipo de energía
que la energía que tienes
cuando te mueves,
excepto que mientras tú puedes estar quieto
las moléculas no pueden.
Si absorbieras la energía cinética
de un grupo de moléculas,
éstas se moverían menos,
pero nunca estarían completamente detenidas.
Ahora, en un grupo de moléculas,
algunas tienen más energía cinética que otras.
Y si calculamos
la energía cinética promedio del grupo,
tendríamos un número matemáticamente relacionado
con la temperatura.
Así entre más energía cinética
tenga un grupo de moléculas,
mayor será su temperatura.
Eso significa que en un día caluroso,
las moléculas en el aire que te rodean
están girando, estirándose, doblándose
y en general se lanzan más rápido
que en un día frío.
Por cierto, caliente y frío
son términos relativos.
Siempre se usan para comparar
una cosa de la otra.
Así en un día caluroso de verano,
las moléculas del aire tienen más energía cinética
que las moléculas en tu piel.
Cuando esas moléculas de aire chocan en tí,
ellas te transfieren algo de su energía
a las moléculas de tu piel
que tú sientes eso como calor.
En un día frío,
las moléculas del aire tienen menos energía cinética
que las moléculas en tu piel,
cuando esas moléculas de aire chocan contra ti
en realidad transfieres
algo de tu energía cinética a ellos
y sientes eso como frío.
Puedes rastrear el trayecto de la energía a tu alrededor.
Inténtalo en tu próxima comida de campo.
Quemas carbón
y la liberación de esa energía potencial química
se manifiesta en calor y luz extremos.
El calor entonces hace que las moléculas
de tus hamburguesas, perros calientes y tus verduras
vibren hasta que sus propios enlaces se rompen
y nuevas estructuras químicas se forman.
Demasiado calor y obtendrás un desastre chamuscado;
justo lo suficiente y obtendrás una comida.
Una vez en tu cuerpo,
las moléculas de tu comida deliciosa
o quemada
se rompen
y la energía liberada
se usa ya sea para mantenerte vivo y coleando
o es almacenada para después en moléculas diferentes.
Cuando cae la noche,
el aire caliente del verano se enfría
y el flujo de energía en ti disminuye.
Entonces, según el aire alcanza la temperatura de tu piel,
en el más breve de los instantes,
el flujo se detiene.
Y luego empieza otra vez
en la dirección contraria
conforme la energía abandona la superficie más caliente de tu piel
para regresar al universo a tu alrededor,
esa energía, ni se crea ni se destruye,
sino que cambia de forma eternamente,
el fénix camaleónico de nuestro mundo físico.