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(Aplausos y aclamaciones)
Soy Sylvia Earle.
Soy una amante del mar.
Allá por los años 70, viví en Los Ángeles,
En ese entonces, Los Ángeles era una ciudad que
estaba a la altura de su reputación
con árboles de plástico plantados
en medio de la autopista
hasta que algunos de los ciudadanos listos de la ciudad
agarraron sus hachas y ¡los cortaron!
(Risas)
Entonces... tenemos un problema.
Tenemos que reducir el plástico.
Estoy aquí para decirles que el plástico tiene sus buenos usos.
He buceado a mil metros de profundidad en una burbuja de plástico,
en un pequeño sumergible llamado "Deep Rover"
Existen algunas formas buenas de usar el plástico
y ésa es una de ellas.
Me ha permitido, entre otras cosas,
explorar partes del planeta que no se habían visto hasta entonces.
Me ha permitido ver los residuos de nuestra sociedad
que no se habían visto en esa situación antes.
Incluso en ocasiones me he acercado sigilosamente
a lo que creía era algún bicho realmente extraño,
y resultaba ser un pedazo de plástico asqueroso
en el océano a mil metros de profundidad.
El plástico no es por naturaleza malo.
Lo que cuenta de verdad es lo que hacemos
o no hacemos con él.
Quiero darles las gracias de verdad, gracias, gracias,
Dianna Cohen y Daniella Dimitrova Russo,
y a la Coalición para la Contaminación del Plástico.
por reunirnos a todos
para buscar soluciones al problema de la contaminación del plástico.
La solución está en efecto aquí mismo, en esta sala.
Y aquellos de Uds. que nos están viendo desde donde se encuentren,
desde Rusia, Bulgaria, Israel,
Reino Unido, Ghana, de la UEA, de la India, Uruguay,
en todo Estados Unidos, en todo el planeta...
Con humor, con esperanza, con arte y con ingenio:
Hoy hemos escuchado las voces de personas,
hemos visto las acciones de personas que se preocupan por este problema;
de personas, y los incluye a cada uno de Uds.,
que están cambiando las cosas.
El verano pasado asistí a la fiesta por los 80 cumpleaños de Ed Wilson.
que se celebró en Nueva York.
Ed deslumbró a la audiencia con sus comentarios
pero uno en particular fue cuando dijo:
"Estamos dejando que la naturaleza se nos escape de las manos".
Está ocurriendo, está ocurriendo ante nuestra presencia.
y está ocurriendo rápidamente.
Pero el verdadero problema, dado que la naturaleza es resistente,
de una forma u otra, la vida seguirá.
El verdadero problema es que la naturaleza nos deje escapar de sus manos.
Tenemos la oportunidad de hacer lo correcto
aunque no tenemos mucho tiempo.
Los geológos les dirán que la historia de la Tierra
se puede dividir en varias eras
que marcan el estado del mundo en varios periodos,
desde su comienzo hace 4.5 mil millones de años.
Me gustaría proponer
que en suma sólo tres eras tiene relevancia,
en particular en el acontecimiento que estamos celebrando hoy aquí.
Hablo del preplástic-o-zoico. (Risas)
Es decir, todo el período anterior
hasta la primera parte del siglo XX,
cuando ¡bomba!, los plásticos aparecieron y desde entonces se han multiplicado
Luego viene el plástic-o-zoico.
Este es el período que va desde ese punto hasta el presente,
y un tiempo indefinido en el futuro.
Luego vendría el postplástic-o-zoico.
Esa es una era que quizá nunca llegue..
Quizá nunca llegue, pues depende de lo duraderos que sean
los materiales sintéticos que cubren el planeta
desde comienzos del siglo XX;
de lo duraderos que resulten ser.
Puede que sólo haya dos divisiones:
el preplástic-o-zoico y el plástic-o-zoico,
dado lo que sabemos sobre la increíble estabilidad
durabilidad y longevidad de las moléculas
que conforman los materiales plásticos
que de una manera perversa mantiene unida la civilización.
Sólo imaginen un mundo sin plástico.
Yo puedo porque mis abuelos, mis padres y yo misma
¡nacimos antes de que hubiera plástico!
Había vida. (Risas) La gente prosperaba.
Hacía todas las cosas, que seguimos haciendo
sin plástico.
¡Vaya concepto!
Por difícil que parezca pensar en una época
anterior a la comodidad del agua que viene
en botellas que rebotan y no se rompen.
La comodidad de tomar alteradores endocrinos
y otras toxinas sin mayor esfuerzo
en líquidos en recipientes de plástico.
(Suspiros) Esos líquidos ya están impregnados
de estas sustancias activas maravillosas que pueden cambiar,
que de hecho cambian la vida. Quizá su sexo. (Risas)
Imaginen. ¿Cómo es posible que la gente haya sobrevivido
cuando los alimentos no venían en latas recubiertas de plástico,
o cuando las latas, las cajas, los plátanos, los huevos,
y los cacahuetes, los cocos, los cereales, la harina,
las chocolatinas, el chicle, el zumo, la mermelada, la gelatina
y el azúcar, las camisas y los zapatos
¡se vendian sin plástico! ¿Cómo era posible?
¿Alguien recuerda esa época?
¿Acaso soy la única en el planeta que todavía recuerda esa época?
Me la puedo imaginar porque la he vivido.
Es probable que no viva lo suficiente para ver que
la especie humana es más consciente y una época
en la que los plásticos se utilicen en formas que beneficien,
y que no comprometan nuestro futuro.
Quizá Charlotte Weir llegue a ver esa época.
Quizá mis nietos la vean.
Lo que sí podemos es empezar el proceso, ahora mismo
Podemos dejar de hacer algunas de las estupideces
que le estamos haciendo al suelo, al aire, al océano, a los animales salvajes.
Y a nosotros mismos.
Cambiando la forma en que tratamos los plásticos que invaden nuestras vidas.
Con el conocimiento viene el cuidado.
Y con el cuidado hay, como Ed Begley nos ha asegurado hoy, hay esperanza.
Hay muchas razones para la esperanza.
Sinceramente, espero algún día ver una playa
una ola sin plástico.
Un océano en verano que no tenga nidos de redes,
ni trampas de plástico,
ni nada sintético tirado por ahí, arrojado o dejado para que brille
durante miles de años, para luego preguntarse:
"¿En qué estaban pensando?"
En cambio, todos nosotros podemos decidir, ahora mismo, empezar hoy
y no dejar que la persona que llevas dentro
¡viva su vida sin plantearse otras formas de utilizar los plásticos!
(Risas)
¡Espejito, espejito que tengo en la mano... mmh!
Aquí está.
¿A quién corresponde limpiar el suelo, el mar, la playa
las arenas brillantes por los montones y montones de plásticos?
¿Y las cuerdas, las pajitas las tapas y los vasos,
las redes y los sedales de pesca, las bolsas y los envoltorios?
¿Quién los puso ahí? No lo sé.
No tenemos el domicilio del remitente.
¿Quién tiró basura al mar, quién tiró la bolsa?
Pero si se dejan ahi se atragantará un pájaro, un pez, una ballena, una tortuga.
Quizá se degrade en pedazos como bolitas.
Entonces, espejito, espejito que tengo en la mano, ¿a quién le toca tomar partido?
Espero que algún día veamos una playa, una ola, sin plásticos.
Oye, es posible.
Y como los ciudadanos de la Isla Crápola dicen:
(Risas)
"Sinceramente, no veo nada malo en ello".
(Aplausos y aclamaciones)