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Narrador: Desde el comienzo de los tiempos,
buscamos mejorar nuestra forma de vida.
Trabajamos durante siglos
para hacer a nuestro mundo más eficiente,
productivo, accesible, y seguro.
Buscamos mejorar nuestro mundo.
Mientras cada salto en la historia de progreso
ha requerido inteligencia y trabajo duro,
muchos parecen seguir un patrón claro.
Piensen en cómo exploramos el espacio.
Al principio sólo observamos con nuestros ojos.
Luego inventamos herramientas para ver más lejos,
con mayor profundidad, y nivel de detalle.
Pero ver con mayor agudeza no era suficiente.
Así que creamos mapas.
La cartografía reveló posición, escala,
relaciones, patrones relativos.
Con el tiempo, llegamos a entender
las relaciones dinámicas de los cuerpos celestes—
las reglas, principios y leyes que gobiernan el sistema solar.
El proceso de observar, representar, comprender
culminó en una fuerza poderosa: la creencia.
John F. Kennedy: Elegimos ir a la luna.
Elegimos ir a la luna en esta década
y emprender otros proyectos.
No porque fuera fácil, sino porque era difícil.
Porque la meta serviría para organizar y medir
lo mejor de nuestras energías y capacidades.
Porque es un desafío que estamos dispuestos a aceptar,
que no queremos posponer,
y que tenemos la intención de lograr.
Narrador: Nuestra creencia compartida nos impulsó a la acción
y nos animó para redefinir lo que es posible.
Este es el patrón de progreso:
observar cómo se comporta el mundo,
representar lo que descubrimos,
comprender las causas y los efectos,
creer que podemos generar nuevos resultados...
y actuar para diseñar, construir y mejorar los sistemas que nos rodean.
Hoy podemos seguir exactamente el mismo camino—
con la ayuda de la ciencia y la tecnología.
Podemos abordar algunos de los desafíos más apremiantes:
desde la forma en que curamos enfermedades...
hasta la forma en que se transportan la gente y los bienes...
o la forma en que alimentamos las naciones.
El arroz alimenta a la mitad de la población del mundo cada día.
Pero este producto básico es altamente susceptible
a enfermedades, sequías y pestes.
Por eso, a medida que crecen las poblaciones,
la seguridad alimentaria de muchas naciones está en juego.
Durante siglos tratamos de crear cultivos más resistentes.
Pero ahora podemos avanzar más rápido.
Un enfoque consiste en ver al arroz como nunca antes se lo vio:
como código genético.
Cada grano de arroz tiene en su interior
la capacidad de ser más resistente.
El desafío es descubrir esa capacidad.
Durante siete años, un consorcio de científicos
de Asia, Europa, y América
asumió la tarea y trazó el mapa del genoma completo del arroz.
Al explorar este mapa,
identificamos cuáles genes permiten al arroz
resistir la sequía y la enfermedad.
Y al usar cálculos avanzados,
aceleramos estos descubrimientos,
que nos permiten
cultivar con mayor precisión un arroz resistente...
y colocarlo en el campo más rápidamente...
para guardar nuestro suministro de alimento.
Durante décadas,
instrumentos cada vez más sensibles y capaces
nos permitieron ver cada latido, cada célula,
cada cambio biológico como un punto de información.
Pero ahora no sólo tenemos la capacidad de representar
estos vastos datos en un cuadro mucho más exhaustivo...
Para ver más allá incluso de los complejos sistemas del individuo...
Para representar los patrones de poblaciones enteras...
Para comparar estos patrones con sus datos—
incluyendo la composición genética, el ambiente,
y la historia clínica—
para entender las causas de las enfermedades.
Investigadores y doctores
comienzan a personalizar la atención médica—
desde tratamientos adaptados a su composición genética,
a dosis ajustadas a sus características biológicas,
a regímenes diseñados para su metabolismo particular.
Es la base de la medicina inteligente.
Cada día, la gente y los bienes deben trasladarse del punto A al B.
Pero un problema significativo se interpone en el camino.
Es difícil pensar en el tránsito
como algo más que un problema sin solución.
Pero, ¿y si lo viéramos de una forma completamente diferente?
¿Y si viéramos el tránsito como una fuente de datos?
Hoy, en Estocolmo, Singapur, y Brisbane,
intrincadas redes de sensores monitorean el tránsito en tiempo real.
Podemos ver la temperatura de la ruta,
la condición de los puentes,
la clase, velocidad y posición de los vehículos,
hasta la carga que llevan.
Estos datos se pueden organizar en mapas dinámicos que revelan
una visión a nivel de sistema de causas y efectos.
Y los modelos nos pueden ayudar a entender
por qué se genera el tránsito en primer lugar
y a predecir cómo evolucionará.
Esto nos permite actuar
y controlar dinámicamente los sistemas de transporte:
cambiando los tiempos de los semáforos,
coordinando los equipos de emergencia,
y ajustando los precios de peajes y estacionamiento.
Los sistemas de nuestro mundo son complejos, cambian constantemente,
y siempre evolucionan.
Enfoques como estos nos permiten
actuar según surjan las condiciones
para hacer que los sistemas fluyan mejor.
Este es el patrón del progreso,
un enfoque para abordar desafíos
desde los más grandiosos hasta los más cotidianos.
Hoy podemos ver con mayor claridad que nunca
cómo se comporta nuestro mundo...
en tiempo real, mientras la vida se desarrolla,
desde lo infinitesimal a lo infinitamente enorme.
Representamos nuestros descubrimientos...
de forma más exacta y completa.
Entendemos causa y efecto...
en sistemas cada vez más complejos:
los mismos sistemas que soportan nuestros negocios, industrias,
ciudades y economías.
Hoy podemos mejorar las infraestructuras y los procesos
de los que más dependemos.
Tenemos más herramientas, más tecnología,
más ciencia a nuestra disposición que nunca antes.
Así que, ¿qué creencia podemos elaborar?
¿Qué acciones debemos tomar?
¿Cómo haremos para que el mundo funcione mejor? �