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Quiero que hablemos o pensemos un poco
en el meollo de lo que hacemos,
que es conseguir oradores
y de algún modo sacarles algo genial.
¿Cómo diablos se hace eso?
Creo que el punto de partida de todo esto es recordar
lo extraordinario que es que una charla funcione.
Piénsenlo.
Tienen una persona con un cerebro y una idea
que nadie más en el mundo tiene, quizá.
¿Qué es ese algo?
Es un pequeño patrón cerebral único, ¿sí?
Y, de algún modo, abren la boca así.
Salen ondas sonoras, recorren los oídos de la audiencia
y, por algún milagro, quizá, al final de los 18 minutos,
cada uno de esos cerebros tiene el mismo patrón.
Es asombroso.
Ya que esto pueda ocurrir, es muy asombroso.
Hasta donde sé, no se da en otras especies de la misma forma.
Hay muchas formas en las que este asombroso proceso puede fallar.
Y es ahí cuando fallan las charlas.
¿Cómo es que un cerebro receptor puede reconfigurarse?
El cerebro puede, como resultado de esa charla,
ser diferente por el resto de su vida biológica.
Le estamos dando a alguien una nueva visión del mundo
que 30 años más tarde podría hacer
que piense de forma diferente, que actúe de forma diferente.
¿Cómo diablos puede ser?
El cerebro funciona paso a paso, de forma incremental.
No se puede tomar un conjunto complejo de memes, un gran nudo,
tirárselo al cerebro y que este diga "¡Gracias!"
y terminamos.
No funciona de ese modo.
Hay muchos modelos que hallo interesantes
y a veces pienso que una Charla TED es como jugar al Tetris en el cerebro.
Entran todas estas ideas,
y uno trata desesperadamente de encajarlas en el lugar correcto
para que encajen y caigan donde serán recibidas.
¿Qué pasaría si quisieran convencer
a un puñado de personas de que los acompañen en el viaje?
¿Cuáles son las dos cosas que tendrían que hacer?
Tendrían que partir desde donde están,
y tendrían que darles una razón para que vengan con Uds.
Acabo de ver un gran ejemplo de eso en el ensayo.
Estaba la oradora Sonia Shah.
Estaba dando una charla sobre la malaria.
La malaria no es un tema muy tratado hoy en día.
Mucha gente, si uno dice malaria, dice:
"¡Será mejor escuchar!"
No están en eso. No quieren ver eso.
Y ella no empezó diciendo:
"Bueno, gente, veamos la malaria. Sinceramente, tenemos que solucionar este problema.
Dijo: "Les voy a contar algo que quizá les sorprenda.
Desde la Edad de Piedra,
más de la mitad de las muertes humanas se debieron a una sola enfermedad".
¡Buum!
De repente, un interés generalizado. A todos nos importa.
Encontró el punto de partida, el grito de guerra:
"¡Vengan, hagamos este viaje, juntos!"
Pensemos en el viaje y cómo sucede.
Lo primero es que los viajes ocurren paso a paso.
si uno no ve el siguiente paso, no puede seguir el viaje.
Pensemos qué significa ver.
A menudo, la audiencia cree estar rodeada por niebla.
No puede ver. No puede ver el momento.
¿Cómo se produce esa niebla?
A menudo es el lenguaje que no se hace carne en uno.
Es un lenguaje conceptual.
Un lenguaje que tiene sentido desde la mirada del orador
pero que no tiene eco en la gente.
Por eso, si queremos crear un concepto tenemos que hacerlo paso a paso.
Hay que usar lenguaje accesible. Evitar palabras difíciles.
Y hay que dar ejemplos.
Bryan Stevenson y su charla clásica. Fue muy potente.
Hizo una sorprendente declaración de concepto
que nos impactó a todos.
Dijo: "En muchas partes del mundo, la pobreza no es lo opuesto a la riqueza.
Es lo opuesto a la justicia".
Esas palabras detonaron en la cabeza de la gente.
Y cayeron de esa forma porque él lo preparó así.
Nos contó historias de injusticia y pobreza,
y nos mostró la relación entre ellas,
y luego de repente ¡buum! dio un concepto que pegó.
Pero, lo construyó desde abajo, de a un paso a la vez.
Las charlas no transmitir ideas difíciles sin acompañarlas
de estos ricos ejemplos que nos dan sentido,
que nos permiten hacer analogías, absorber ideas y ponerlas en su lugar.
Y eso significa que pueden darse pocos pasos
en una charla de 18 minutos.
Hay que despejar la niebla.
Una de las grandes tragedias de lo que puede fallar en una charla
es que los oradores traten de ir demasiado lejos
y pongan muchos escalones sin espacios entre ellos
que le permitan al público dar esos saltos.
Sin los ejemplos, las personas quedarían atrás.
Uno cree que lograron atravesar este espectro de conocimiento,
pero quedaron en el punto de partida.
Es una tragedia.
Lo primero que hay que hacer en una charla es hacerse a la idea de:
"Bien, no puedo hacer todo en 18 minutos. Tengo que elegir un camino".
No podemos caminar 16 km en 18 minutos, ¿no?
Elijan un kilómetro, pero hagan un kilómetro interesante
un kilómetro que los lleve a algo genial
y luego hagan que cada paso intermedio sea interesante.
¿Qué otra cosa puede fallar en este viaje?
Puede que la gente vea el siguiente paso,
pero no quiera acompañarte.
¿Por qué no querrían hacerlo?
Puede que uno no les guste.
Tenemos muchos artículos en la guía de TED,
los mandamientos, las reglas y todo el material que editamos
para abordar este tema.
Decimos que demasiado ego en el escenario es algo malo
precisamente por esta razón.
Si te toca un tipo difícil
o alguien que trata de parecer importante,
hay un instante, una tendencia humana natural a decir:
"¿En serio? No me gusta. No nos gusta eso.
No nos gusta la arrogancia. No nos gusta el ego".
Así se quitan las ganas de dar el paso.
Lo opuesto es la vulnerabilidad y el vigor de los oradores
dispuestos a decir: "Asumo un riesgo.
Siento una mezcla de nervios y timidez
y, francamente, puedo estar metiendo la pata.
Pero es algo que me importa mucho. ¿Me acompañas, por favor?"
Y el público dice: "Sí, estamos contigo",
y vienen.
Las charlas en teatros como estos, a esta escala,
funcionan en ese nivel de conexión humana.
La oratoria para audiencias más grandes
es un fenómeno biológico completamente diferente.
No funciona en un teatro, ni incluso en un video de TED.
Aquí es como en la sala de estar.
Es conversar persona a persona y encontrar esa conexión humana.
Es muy importante para hacer que la gente quiera dar el siguiente paso.
Por eso es importante el contacto visual.
Con el contacto visual, Uds. sienten que puede ver dentro de mí,
sienten que pueden juzgar
si soy realmente sincero, o si les tomo el pelo.
Y les ayuda a decidir si quieren acompañar a esta persona en el viaje.
El humor.
El humor es lo máximo. "Vamos, valdrá la pena".
Si uno emprende un largo viaje con alguien que sabe contar chistes,
está totalmente dispuesto.
A uno le dan ganas de ir.
Es difícil de hacer bien el humor, no mucha gente puede.
No se les habrá escapado
que muchas de las mejores charlas de TED están sazonadas con humor,
eso seduce al público.
Digo, francamente, por lo general: ¿quién quiere hablar de educación?
Ken Robinson encontró una manera
de hacer de eso la experiencia más deliciosa, encantadora y maravillosa.
Sedujo y arrastró a todos en su viaje.
Todos se enamoraron de él antes de llegar a las ideas centrales
que realmente abrieron la mente de la gente y les hizo querer
cambiar sus vidas, comprometerse con la reforma educativa, etc.
El humor no se puede forzar, y no todos saben hacerlo,
pero sí todos podemos conectarnos en lo personal,
ser nosotros mismos, ser auténticos.
Entonces, hay que determinar el alcance del viaje,
tratar de no abarcar demasiado, y de acompañar a la gente en cada etapa.
¿Cuál es la naturaleza de estos viajes?
Podemos darles distintos nombres.
A veces, sencillamente es bueno llamarlo historia.
Muchas charlas son básicamente alguien que cuenta una historia notable
de la que podemos sacar algo.
Esta es una experiencia profundamente humana
y nuestros cerebros saben cómo hacer esto.
Saben cuándo empezar con la narrativa, y simplemente siguen.
Eso es lo que ocurre.
Pero hay otros viajes que recaen en el mismo principio.
Uno puede embarcarse en un viaje de descubrimiento.
Uno revela algo, luego, en forma natural, revela algo más,
y eso lleva a otra cosa.
Parece que uno está en este viaje y cada paso parece natural.
Uno siente la anticipación de lo que vendrá en el próximo paso.
O puede ser un viaje de persuasión.
Si quieren ver un ejemplo fantástico de eso,
vean la charla de Dan Pallota del último TED
donde se propuso cambiar para siempre la mirada del mundo sin fines de lucro.
Fue recorriendo paso a paso, dando de a un argumento a la vez
y pareció cada vez más convincente
interactuando con hermosas imágenes cuando fue necesario,
con narrativa propia, con lógica propia; un viaje fantástico de persuasión.
Muchas de las charlas más interesantes tienen una estructura casi detectivesca.
Es una historia que empieza con un enigma.
Podría ser una pregunta simple como:
"¿Cómo diablos solucionamos el cambio climático?", u otro problema.
Uno empieza con un tema que cree que intrigará a la gente.
"Quiero compartir con Uds. cómo supe
que todo lo que pensé que sabía sobre el estrés está totalmente equivocado".
Hay una charla así esta semana.
Luego acompañan a la gente mostrándoles las pistas,
y les muestran el momento de: "¡Ajá!", quizá la revelación.
Al hacerlo le dan a esos cerebros receptores la oportunidad
de hacer algo muy humano y natural, de encajar las piezas,
pista, pista, pista, conclusión.
¡Vaya, entendí! Cambio mental, en un chasquido.
Lo saben, hablamos mucho en TED, la personas hablan mucho,
de la inspiración de su importancia en las charlas.
Debemos ser muy cuidadosos con esto porque la inspiración
es de esas cosas que uno no puede abordar en forma directa.
Si viene un orador y les dice: "Puedo dar una charla inspiradora", ¡corran!
Es lo último que quieren.
La inspiración llega cuando el público ve que alguien es auténtico,
cuando ve que alguien ha expandido
su propia potencialidad en el mundo.
Las personas que dicen:
"Y ahora es el momento en el que tú, sí tú, puedes dejar tu silla
y cambiar tu vida. Podemos hacerlo juntos, ¿no es así?"
Todos hemos visto esas charlas y, sinceramente, nos tienen cansados.
Sentimos, al escucharlas, que nos manipulan.
Ese tipo de charlas pueden provocar rechazo masivo
y hay cientos de personas
inspiradas por TED, que quieren ser esa persona
que se pavonea en el escenario y entrega esa inspiración.
Hay mucha presión sobre Uds., como organizadores,
para agendarlos y presentarlos. Tengan cuidado.
Las personas creen haber descubierto el secreto de TED desde la emoción.
Ya saben, una charla tiene que ser emotiva.
Y es absolutamente verdad. La emoción importa mucho.
Pero, de nuevo, por favor no en forma directa.
No digan: "Bueno, llegó el momento de hacer llorar al público".
Y sacan del bolsillo la foto de la abuela,
o de su hermana y describen su enfermedad terrible o lo que sea.
No hagan eso. Ahora resulta muy familiar.
Algunas personas lo han hecho con éxito,
pero ahora se ve como manipulación.
Lo único que importa en todo esto es que
alguien realmente tiene algo para contar.
Que hay un viaje realista en el que podemos llevar a alguien
en 6, 12 o 18 minutos, que es realmente fresco e interesa.
Sin esto, no hay manera de que la charla llegue a buen puerto.
Eso es lo más difícil de hacer.
Esta persona, ¿realmente es un referente en este campo?
¿Tiene realmente una idea que el mundo necesita saber?
¿Encontró la forma de hacerla accesible?
¿Puede encajarse esta idea o el alcance de su trabajo en 18 minutos?
Y si no se puede, ¿qué aspecto,
qué parte de eso es realista?
Es ahí donde necesitamos ayudar a los oradores, muchos no pueden hacerlo.
Demanda un trabajo casi periodístico
de ver el exterior, escucharlos y decir:
"Cuéntame tu tema.
Quiero entender cuál es la historia.
¿Cuál es la historia? Cuéntame.
¿Es interesante? La gente ya lo sabe.
¡Eso es interesante! Nunca lo había escuchado.
Bien, hagamos que eso sea la charla".
Algo que puede ser de mucha ayuda es pedirles que piensen en el título.
¿Cuál es el título, antes de empezar?
"Ideas sobre impresión 3D", no es una charla.
"Desarrollo clave en impresión 3D que cambiará la atención sanitaria".
Eso es una charla. Eso es perspectiva.
Hay que encontrar eso para que sepan la dirección
hacia la que se dirigen desde allí, y hagan que suceda.
Por lo general, en una charla de 18 minutos, tratar de dar
más de 3 grandes ejemplos de algo es bastante difícil.
Algunas personas lo lograron; toda regla tiene su excepción.
Pero, a menudo, la clave absoluta es decir menos es más.
Quita eso para poder entrar en más detalle en esto otro.
Porque es trágico... algo que quiero evitar con TED
son las ideas a la ligera, sin sustancia,
que no explican realmente por qué esto es así, ni por qué deberías creerlo.
No puedes explicar un libro en 18 minutos, pero sí un par de cosas,
desentrañarlas y hacerlas creíbles y comprensibles.
Es todo lo que tengo para decir ahora, salvo una cosa:
no hay una fórmula.
No existe la fórmula de una charla TED. No permitan que lo digan.
Sobre todo, queremos gente original. Que sean ellos mismos.
Queremos que se adueñen de sus charlas.
Cualquier orientación que den que vaya siempre moderada con:
"Es tuya, es tu pasión.
Queremos que lo hagas como mejor sepas hacerlo. Aduéñatela".
Y si la gente lo hace,
hay una gran probabilidad de que ocurra la magia
y que las mentes de la audiencia se iluminen y cambien para siempre.
(Aplausos)
Rives: Gracias, Chris. Tenemos tiempo para unas preguntas.
Hay micrófonos a ambos lados. Si quieren preguntar,
levantan la mano y les acercamos un micrófono.
Mientras lo hacemos, quisiera hacerte una primera pregunta.
Esto es un espectáculo abierto; Kelly y yo siempre le decimos a los organizadores
dónde estamos y por qué estamos haciendo algo.
Vienes del ensayo de oradores.
¿Cómo va TEDGlobal 2013?
Chris Anderson: (Sonrisas) Es muy emocionante.
La sustancia de las charlas de esta semana es fuera de serie. Es genial.
No son temas livianos.
Esta semana estamos hablando de los temas que le importan al mundo.
Hablamos de desigualdad, corrupción,
de todo tipo de posibilidades tecnológicas interesantes.
Los oradores son muy profundos.
Ya hemos ensayado
derramando lágrimas, apasionándonos, todas esas cosas.
Ha sido realmente maravilloso.
R: Hagamos preguntas y respuestas cortas
para maximizar la cantidad.
¿Quién hace la primer pregunta? Vamos con Stephan.
Stephan: Chris, tocaste el tema
de la pseudociencia y de esos oradores de la motivación.
En los últimos dos años hemos visto
que se acercan cada vez más personas con el estilo de Tony Robbins,
quieren dar una charla inspiradora y parece como si
hubiese una explosión de oratoria en el mundo, o al menos es lo que noto.
R: ¿Cuál es la pregunta? Falta el signo de interrogación al final. Vamos Stephan.
Stephan: ¿Cómo manejar esto
qué recomiendas dado que no queremos estas charlas?
CA: Principalmente decir "No". (Risas)
No nos interesan las charlas inspiradoras, nos interesa el cambio en las mentes.
¿Cuál es esa idea fresca y única que tienes?
Si no pueden responder eso, ¡corre!
R: Si están viendo por Internet, pueden escribir una pregunta.
¿Tenemos un micrófono aquí? Ve por él.
Persona: Hola, Chris. Respecto del entrenamiento
¿dónde trazar la línea
entre hacer que el orador sea realmente auténtico y comunique su historia
versus entrenarlo y quizá sobre-entrenarlo
hasta perder esa idea?
¿Hay una línea mágica para lograr esto?
CA: Todo el entrenamiento debería ir en pos de la autenticidad.
Lo que falla en los oradores es que entran en modo discurso
y hay dos modos típicos que vemos a menudo.
El modo memorización: "Estoy estresado, memoricé la charla,
y ahora voy a seguir con la próxima oración",
y olvidan que hay público en la sala.
Así que existe esto que llamo el "valle embarazoso",
alguien que quiere memorizar la charla, pero no se siente del todo cómodo con eso.
Y están estresados, lo que dicen no parece humano
y uno tiene que ayudarles a encontrar el modo de hablar.
Por ejemplo, tu primo al que no ves hace 2 años está en la segunda fila,
lo único que tienes que hacer es compartir con él
lo que has estado haciendo el último par de años, lo que te apasiona,
cuéntaselo en forma normal.
Nos pasó eso en el ensayo esta mañana. Una oradora decía:
"De ser el caso...", estaba estresada y así siguió,
y al final del ensayo fuimos a decirle
"Esto es genial".
Eso es lo importante, sonreír y conectarse.
No creo que haya una contradicción en eso.
En general, no hay contradicción.
R: Bien, pasaremos a Niki.
Niki: Pregunta muy breve, ensayo de oradores.
Muy buena historia, charla muy interesante, discurso magistral.
Signo de pregunta.
(Risas)
CA: Prefiero tener sustancia a discurso perfecto.
Está bien. Pero por lo general es animar a ponerse cómodo.
Grabarlos puede ayudar
y mostrarles cómo se ve, y tratar de encontrar el momento de la charla
en el que encuentran la voz correcta.
Y decir: "Sé más así".
Nos pasó eso en Long Beach este año.
Había una oradora que hablaba muy rápido, estresada y con voz chillona
pero logró desacelerarse, conectarse más
hasta un punto en el que dijimos "haz eso",
y la charla se transformó.
Vale la pena intentar ambas cosas.
R: ¿Hubo algún momento en tu experiencia como orador en el que te dieras cuenta
de que debías cambiar algo que hacías?
Parece que has cambiado un poco en el escenario desde el 2005 hasta ahora.
CA: No, no lo hubo.
Francamente, todavía soy muy malo en comparación con los profesionales,
es cuestión de ver mucho los matices de las diferentes voces
y ver dónde hay conexión. Ha sido muy interesante.
Cada año aprendo algo.
R: Si tienen preguntas, levanten la mano y les acercaremos un micrófono.
¿Tenemos alguna pregunta en línea? Muy bien. Entonces, vamos aquí.
Persona: Al ser cada charla algo único
¿cómo unirlas en un programa coherente?
CA: Gran pregunta. De nuevo, no hay fórmula.
Piensen otra vez en el viaje, en el punto de partida.
Empiecen donde está la gente.
Gente que tiene una ajetreada vida laboral.
No es momento para lanzarles grandes charlas inspiradoras.
Empiecen con: "Hola, descubramos algunos hechos interesantes del mundo".
Entonces el orador de la charla demográfica,
o del resumen de lo que ocurre en el mundo
o de una charla más específica, o más amplia, empieza así.
Mantengan al variedad, no tengan demasiadas charlas
que apunten a la misma parte del cerebro.
Piensen en el cerebro como un músculo.
Si tienen charlas ***íticas
o charlas inspiradoras, una tras otra,
esa parte del cerebro se agota.
Se llega a un nivel de fatiga. Mezclen.
TED funciona porque presenta charlas hermosas,
estéticas, con música e impacto visual.
y el cerebro que ha estado pensando de repente dice "Ah",
y se abre, y deja que venga la siguiente charla. Cambien.
Por lo general, las charlas más personales e inspiradoras
van mejor al final.
Pero no en grandes bloques.
No tengan sesiones de análisis comercial y problemas,
y luego una sesión de narrativa e inspiración.
No. Mezclen las cosas.
R: Entendido. Restan 50 segundos,
tenemos tiempo para una pregunta más.
¿Cuál es tu pregunta?
Persona: Chris, traté de citarte en mi equipo este año
algo que dijiste en voz baja hace como un año en TEDGlobal,
"La mejor charla es cuando un orador deja parte de sí",
y tengo que llevarme eso a casa, la cita, ¿la recuerdas?
CA: Creo que era sobre la vulnerabilidad, la autenticidad y la vulnerabilidad,
un orador que entiende que eso es muy importante.
Y el público siente que está asumiendo riesgos
que les importa lo suficiente, que está dispuesto a hacerlo.
Rives: Damas y caballeros, el curador de TED, Chris Anderson.
Muchas gracias. CA: Gracias. ¡Gracias!
(Aplausos)