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En un mundo en el que parecemos estar más ocupados cada día, la productividad está en
la mente de muchos. Pero en vez de descargar la aplicación que nos ayude a manejar el tiempo o forzarnos
a nosotros mismos para permanecer en el trabajo durante horas y horas, ¿cómo podemos usar la ciencia para abrir
el potencial de nuestra mente? ¿Existe algún secreto sobre cómo ser productivo? La primera
cosa que tenemos que aceptar es que la fuerza de voluntad sola no es suficiente. De hecho,
algunos estudios sugieren que la fuerza de voluntad es una fuente que se agota, que puede ser
utilizada en su totalidad. Este es un concepto conocido como el agotamiento del ego, así que en vez de
convencerse a sí mismo a esforzarse más, se sugiere un enfoque más metódico.
El primer paso,
comenzar, puede parecer obvio pero los estudios han demostrado que iniciar un proyecto puede ser
la mayor barrera de la productividad. Antes de comenzar nuestro cerebro visualiza
las partes más difíciles y en su lugar trata de imitar el verdadero trabajo, enfocándose
en las pequeñas tareas sin sentido. Por suerte hay un constructo de la mente conocido como el efecto
Zeigarnik que obliga a los seres humanos a terminar una tarea que ya han
empezado.
El efecto Zeigarnik muestra que cuando no terminamos una tarea experimentamos incomodidad
y pensamientos intrusivos sobre ello, así que empiece, ahora.
¿Qué pasa con la administración del tiempo? Sorprendentemente, cuando nos fijamos en algunos de los músicos más
elites del mundo encontramos que no necesariamente están practicando más, sino
más deliberadamente. Esto se debe a que pasan más tiempo enfocados en
la tarea más difícil y centran su energía en bloques. En lugar de agotar
su esfuerzo durante todo el día, tienen periodos de trabajo intenso seguido de
descansos.
No confían en la fuerza de voluntad, se basan en la costumbre y planificación disciplinada. Estudios
han encontrado que los violinistas más elitistas del mundo en general siguen una
rutina de noventa minutos de trabajo con un descanso de quince a veinte minutos.
En vez de mantener el nivel de energía durante todo el día, dividirla
en sesiones planificadas de relajación resulta más eficaz.
Pero, ¿cómo se puede desarrollar la disciplina para seguir esta rutina?
Un componente clave es establecer una fecha límite.
Escríbalo, márquelo en su calendario y será más probable que
complete su tarea. Además de esto, cree algo llamado la tabla de responsabilidad
para documentar su progreso. En una columna escriba el lapso de tiempo y en la
otra las actividades que realizó durante este tiempo.
Similar a quienes documentan lo que consumen al seguir una dieta, escribir su
progreso le permite evaluar de manera objetiva su trabajo en lugar de
asumir erróneamente lo que ha hecho.
Aún más, seguir su progreso ayuda a evitar el trabajo pequeño sin sentido. Por último,
absténgase de la multitarea, aunque pueda sentir que está logrando más los estudios muestran
que es menos productivo. En lugar
trate de hacer una lista en la noche de lo que desea realizar al otro día, de esta manera usted comienza
a ejecutar su plan de acción y evita tratar de completar múltiples
actividades a la vez. Mientras está en ello, intente dividir las tareas grandes en tareas más pequeñas.
Su cerebro encuentra esto menos desalentador y hará el comienzo del
proceso más fácil. Con un objetivo claro y un plan de acción en mente sus niveles
de productividad pueden elevarse a nuevas alturas.
¿Quiere más consejos e información sobre la productividad? Verifique el blog de
Gregory Ciotti, "Sparring Mind" con quien trabajamos para hacer de este video.
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