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Hola, humanos.
Me llamo Matt
y por un rato
me van a escuchar.
Mua, ja, ja, ja, ja.
Lo siento era sólo una broma.
Esta es mi voz normal.
¿Alguna vez han obedecido
una voz misteriosa de una computadora?
¿No? ¡Perfecto!
Quisiera hacer un experimento con ustedes,
pero no puedo contarles en lo que consiste
porque si lo hago,
no funcionará.
Tendrán que confiar en mí.
Esto tendrá sentido pronto,
espero.
Si están sentados,
levántensen de su silla y den un paso atrás.
En un instante, les pediré que den vueltas
así que dénsen un poco de espacio.
¿Necesitan mover algunos muebles?
Tómensen su tiempo,
yo esperaré.
A la cuenta de tres,
empiecen a saltar en un pie.
¿Listos?
Uno,
dos,
¡tres!
Salten,
salten,
salten,
salten,
salten.
¡Bien hecho!
Bien, mientras siguen saltando,
ahora quiero que empiecen a ladrar como perro.
Guau, guau,
guau, guau
guau, guau.
¡Caramba, así se ladra!
Unos más.
Guau, guau, guau.
Y tres,
dos,
uno
¡paren!
Relájense y vuélvanse a sentar.
Ahora quiero que piensen en cuánto tiempo pasó
entre el momento que dije "¡Ya!"
y empezaron a saltar en un pie
y el momento que dije, "¡Paren!"
Adivinen.
Estoy buscando un número exacto de segundos o minutos.
Ahora escriban el número en un papel.
¿Terminaron?
El tiempo exacto fue de 26 segundos.
¿Se pasaron?
La probabilidad es que sí.
¿Quién tiene la culpa?
La culpa la tiene la percepción del tiempo.
Aunque podemos hacer estimaciones de tiempo sorprendentemente precisas
cuando vivimos algo nuevo, inusual o dinámico
como saltar en un pie
mientras escuchamos instrucciones de una voz computarizada,
o digamos, saltar de un avión,
a menudo calculamos mal el tiempo que ha pasado.
Es decir, si saltas en bungee por primera vez,
su caída hasta abajo parecera que duró 10 segundos
mientras que el tiempo registrado en realidad muestra
que el salto sólo duro 5.
La razón de la diferencia es que
a menos que su cuerpo físico caiga hasta abajo,
la percepción del tiempo de su cerebro no sigue
una línea recta entre dos puntos.
Algunos científicos incluso creen
que su mente sigue más bien una trayectoria curva
que depende de la cantidad de información
que reciben conforme van cayendo.
Por ejemplo, David Eagleman,
un neurocientífico de Baylor College of Medicine,
cree que la percepción del tiempo está fuertemente influenciada
por el número de memorias y datos
que registran en su cerebro.
Cuando tienen una nueva experiencia,
como saltar al vacío por primera vez,
los sentidos se agudizan.
Están recibiendo más detalles
de la vista, del sonido, del olor
de lo que normalmente recibirían.
Y almacenan más datos en su cerebro
en forma de memorias.
Así entre más datos almacen en sus cerebros,
como el olor del cloro cuando saltaron al vacío
o el color del agua,
más larga será la percepción de esa experiencia.
Es decir, el número de memorias
y datos que registra su cerebro
tienen un impacto directo en cuánto
creen que ha durado la experiencia.
¿Alguna vez han escuchado a un persona narrar
cómo es tener un accidente de auto?
Aunque los accidentes en auto típicamente duran segundos,
aquellos involucrados a menudo dicen que sintieron
que el accidente duró mucho más.
La percepción del tiempo puede también explicar
por qué su niñez puede parecer haber durado una eternidad.
En la adultez, un año puede pasar en un latido
mientras que los niños registran más información en sus cerebros.
Esto ocurre porque muchas de las experiencias
que tenemos de niños son nuevas y desconocidas para nosotros
La pila de memorias codificadas en su cerebro
es tan densa que al recordarlas les hacen creer
que sus experiencias duraron una eternidad.
Además, cuando tienen 5 años,
un año es la 1/5 parte de su vida.
Pero cuando tienen 25, un año es la 1/25 parte,
lo que altera aún más su percepción del tiempo.
Y si son adultos,
piensen en algún viaje que hayan hecho
a un lugar distante por primera vez.
¿Acaso esas 2 semanas explorando esos alrededores
no parecieron durar mucho más que los 14 días?
Aunque la percepción del tiempo está enraizada
tanto en la ciencia pura como en la teoría,
esta nos ofrece una gran lección
en cómo vivir nuestras vidas.
Estoy seguro que todos han oído
que una persona no debe sentarse en un sofá
y dejar pasar la vida.
Bueno, la percepción del tiempo nos dice a qué se debe eso.
Si se levantan y se conectan con el mundo
y tienen experiencias nuevas,
e incluso si salten en un pie
y ladran como un perro,
percibirán cabalmente que su propia vida
habrá durado por más tiempo.