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Vamos. Rápido.
Arranca.
- Vamos. - Sois cuatro.
- Pero si sabes contar. Conduce. - Primera regla: Nunca cambies el trato.
El trato era transportar a tres hombres con un peso conjunto de 254 kilos.
¿De veras? Pues éste es un trato nuevo.
Con 80 kilos de más la gasolina que he calculado no alcanzará.
- Pararemos para repostar. - Cada parada es una pista.
Eso aumentará el riesgo de que nos detengan.
Con 80 kilos más los amortiguadores que he instalado
no nos permitirán esquivar a la policía.
Si hay una persecución perderemos la ventaja que llevemos
y tendrán más posibilidades de capturarnos.
Yo no quiero que me cojan. Tú tampoco.
Conduce o te pego un tiro.
- ¿Quién conducirá? - Mátalo. Yo conduciré.
No podrás sin el código de encendido.
El trato fue tres hombres, 254 kilos.
- Tres hombres, 254 kilos. - Abróchense los cinturones.
¿Lo comprendes ahora?
Allá vamos.
Cuidado. Apartaos.
Es dirección prohibida.
Para, Marcel.
Apártense.
Sigue así.
Coño.
Contrólate. Acabo de tratar el cuero.
- Llévanos al punto de contacto. - Aún no.
La poli.
¿A qué estás esperando? Haz algo.
- Vamos. - ¿En qué estás pensando?
Arranca.
¿A qué esperas?
La pistola, por favor.
Policía. Alto.
- Me has dado de más. - Quiero que nos lleves a Avignon.
El trato era sólo hasta aquí.
Un trato es un trato: Primera regla.
- Las reglas se infringen. - Las mías no.
Vámonos.
Sube al coche. Vamos. Daos prisa.
¿Dónde tienes la tarjeta amarilla?
He debido de dejármela en la base, en Vietnam.
Todos decís lo mismo: Me la he dejado en Vietnam.
Ahora verás lo que les hacemos a los que se les olvida.
No. Suélteme, por favor.
Te mereces un castigo. Será peor que la muerte.
¿Qué puede ser peor que la muerte?
El gobierno argentino se compromete a cumplir con el plan fijado por el FMI.
Cuatro hombres atracaron ayer, en Niza, la Alliance Investment Corporation.
Uno murió en el lugar de los hechos, los otros fueron detenidos esta mañana
en Avignon cuando iban en dirección prohibida y chocaron contra un taxi.
De no haber sido por ello, los 20 millones de euros en títulos al portador
se habrían hecho efectivos esta misma tarde. Otras noticias...
Siempre he dicho que un hombre trata a su coche como a sí mismo.
Puede que sea cierto, inspector.
Tiene buen sentido del humor para ser extranjero.
Tiene picardía, como los franceses.
En la justa medida. ¿Ha salido con el coche?
Siempre que no me lo prohiba la ley. ¿Quiere un café?
Gracias, pero tengo que hacer muchas visitas.
- Ochenta y ocho, para ser exactos. - Sí que son muchas.
Hay muchos coches BMW 735 negros de 1999
con 0 y 6 en la matrícula que investigar.
Es un modelo muy popular entre cierto sector de la población. Se habrá fijado.
Vienen de Italia con trajes caros
y preciosas jovencitas enjoyadas y demasiado maquilladas.
Estilo... mafioso.
Ha habido un atraco. Una huida.
La conducción fue espectacular.
¿Alguien con un BMW 735 *** de 1999?
Con 0 y 6 en la matrícula.
- ¿Ha ido a la ciudad recientemente? - No.
Me encanta Niza. La comida, el pescado a la brasa.
No hay ningún lugar en Francia donde lo cocinen mejor.
Y las mujeres.
Prefiero las mujeres de allí.
Son más complicadas que las locales, ¿no cree?
- No me gustan las complicaciones. - Le gustan las cosas sencillas.
¿Qué anda buscando?
Desde pequeño me han intrigado los militares.
- Ya no soy militar. - Ni yo un niño.
¿Seguro que no quiere un café?
Usted siempre lo tiene todo impecable, monsieur Frank.
- Nada fuera de su sitio. - Lo tomaré como un cumplido,
viniendo de un hombre tan minucioso como usted.
Quizá vuelva más tarde para tomar ese café.
Siempre tendrá la puerta abierta.
- Hugo me ha dado su número. - Sea breve.
- Necesito un transportador. - Le escucho.
- Sólo una bolsa. - ¿Las dimensiones?
- Sea más concreto. - Un metro cincuenta por medio metro.
- ¿El peso? - No más de 50 kilos.
- ¿El destino? - 24, rue de Luxembourg.
- Se la entregará al señor... - Segunda regla: Omitir nombres.
- ¿Hora de recogida? - A las 7.00 de la mañana en la entrada.
Una bolsa. 150 por 50 cm, 50 kilos, 250 kilómetros.
Viajando dentro de los límites de velocidad, con una parada: 40.000.
La mitad ahora, la otra mitad a la entrega. Será al mediodía.
Si no hay nadie para recogerla, la dejaré allí.
Una vez que acordemos el trato, no se podrá cambiar ni renegociar.
- ¿Alguna otra regla? - Ésa es la primera regla.
¿Zanjamos el trato?
- Es usted muy preciso. - Este negocio es muy preciso.
Un pinchazo.
No te muevas. No voy a hacerte daño, sólo haré un agujero.
Por favor, no grites.
Vamos, bebe.
Despacio.
Ya vale.
Buena chica.
Voy a quitarte la cinta. Como grites, te mato. ¿Entendido?
Necesito hacer pis.
¿Quieres que lo haga en el coche?
Voy a sacar el cuchillo. No grites, sólo quiero desatarte.
No necesitas la boca para hacer pis.
Te doy un minuto.
Cincuenta y cinco, 54, 53, 52...
Te estás cargando las reglas, Frank.
Y no deberías.
Quince.
Siete.
Dos. Ya ha pasado el minuto.
No me obligues a sacarte arrastras.
Puñeta.
No, por favor.
Tercera regla: No abrir nunca el paquete.
Espero que lo hayas disfrutado, porque no mearás más en este viaje.
¿ Ves lo que ocurre cuando se infringen las reglas?
- Llegas tarde. - He tenido un pequeño contratiempo.
¿Algo grave?
No.
- ¿Has abierto el paquete? - Tercera regla: No abrir el paquete.
Eso me gusta. Reglas.
En este mundo no se consigue nada sin reglas.
Eres extranjero, ¿verdad? Te lo has montado bien.
Calidad, buena reputación.
- No recuerdo tu nombre. - Segunda regla: Omitir nombres.
Por supuesto.
No lo has contado.
¿Por qué? ¿Debería?
Esto zanja el trato.
¿Podrías transportar algo para mí?
A eso te dedicas, ¿no? Entregas sin preguntas.
¿Por qué no?
¿Peso?
- Aproximadamente un kilo. - ¿Destino?
Grenoble. 306, rue de Lac. Para el señor...
Se me olvidaba. Segunda regla.
Me gusta ese tipo.
¿Qué coj?
¿Dónde está?
Eres como la mierda, estás en todas partes.
Ya sé que quieres mear. Sólo quieres mear.
Pesada de mierda.
Yo hago las preguntas y tú respondes.
Nada de discursos, sólo respuestas simples, ¿vale?
- ¿Quién eres? - Me llamo Lai. Soy de ***...
Yo pregunto, tú respondes. Así de sencillo.
¿ Volvemos a intentarlo?
- ¿En qué lío estoy metido? - En uno gordo.
Muy gordo. Esos tipos... Lo siento, no diré...
- ¿Adónde vas? - A la cama.
No puedo pensar cuando estoy cansado. Mañana veré las cosas más claras.
- ¿Puedo irme? - Adelante.
¿Cómo te encuentras?
- Jefe... - Descansa.
Sólo dime: ¿Quién lo ha hecho?
- El transportador. - Está muerto.
No lo está.
¿Me crees?
Te creo.
¿Ha estado aquí la policía?
- No les has dicho nada, ¿verdad? - No.
Por supuesto.
No podías hablar.
Mantengámoslo así.
Las he cogido del jardín. Espero que no te importe.
No sabía si tomabas té o café, así que he hecho los dos.
Espero que te gusten las madalenas.
Prueba una.
Ten cuidado. Está caliente.
¿Está buena?
Déjame a mí.
- Me gusta estar tranquilo por la mañana. - A mí también.
Yo soy igual, me gusta mucho la tranquilidad.
Lo siento.
¿Quieres leche?
- La habrán dejado a la puerta. - No te levantes, voy yo.
- ¿Quién es usted? - La nueva cocinera.
¿Está monsieur Frank en casa?
- ¿Sigue en pie su invitación? - Claro, entre. Siéntese.
- ¿Quiere una madalena? - ¿Son caseras?
Traeré más.
Mi madre hacía madalenas todas las mañanas.
El olor me transporta a la niñez.
Como Proust. ¿Ha leído a Proust, monsieur Frank?
Es magnífico. La memoria es como una trampa impenetrable.
Habría sido un gran detective.
- ¿Leche? - Sí.
Gracias.
Antes tenía una memoria como la de Proust, era como un archivador.
Veía algo y lo recordaba al instante.
Como las matrículas. Veía una y se me quedaba grabada en la mente.
Ahora necesito ayuda para recordar qué matricula corresponde a cada coche.
Como ésta.
- Es mía. - Recuerdos.
- ¿Dónde está el resto del coche? - Esperaba que usted me lo dijera.
Me lo robaron. Fui a hacer la compra.
- Cuando salí de la tienda había... - Desaparecido. ¿Lo ha denunciado?
Iba a hacerlo hoy mismo.
El supermercado está lejos de aquí. ¿Cómo regresó?
Le traje yo.
Le vi caminando por la carretera.
Es arriesgado, recoger a un extraño en un carretera oscura.
Pensé que tenía cara de bueno.
- No he visto ningún coche fuera. - Está en el garaje.
¿Puedo verlo?
Menudo coche para una cocinera.
A muchos no les gustan los alemanes.
Son agresivos, se apropian de las mejores playas y no saben cocinar.
En mi opinión, si son capaces de fabricar coches así no pueden ser tan malos.
Creo que le vendrá muy bien a monsieur Frank.
Nos viene bien a los dos.
La intuición me dice que es hora de ir a preparar el informe.
- ¿Dónde está el resto de mi coche? - Casi se me olvida.
Estalló en un área de servicio.
Lo que queda de él está en el laboratorio.
Intentando separar los restos de los dos polis del maletero de los del coche.
Pero usted no sabrá nada de eso.
Siento la interrupción.
- Gracias por el café y los recuerdos. - Vuelva cuando guste.
¿Le importaría acompañarme hasta la salida?
Usted siempre ha sido muy discreto con su trabajo. Se agradece.
Pero, lo del área de servicio no ha sido muy discreto.
¿Le gustaría contarme algo distinto a la historia del robo?
Lo haría si la tuviera.
Le sugiero que cuando vengan a mi despacho esta tarde
tenga una historia más creíble que la que me han contado.
Es a ti a quien quiere ver, no a mí.
- Cállate. Por favor. He de pensar. - Se suponía que ibas a hacerlo anoche.
Anoche tuve pesadillas.
Sobre una chica que ha alterado mi tranquilidad y lo ha jodido todo.
Ha roto todo lo que ha tocado y todo lo que ha hecho ha sido un desastre.
Vale, lo siento.
Aún no sé si quiero saber todo acerca de ti, o no.
- ¿Qué ocurre? - Está muy tranquilo.
Creía que era así como te gustaba.
Esta tranquilidad, no.
¿Estás bien?
- No. - Perfecto. Largémonos.
Corre.
No te quedes ahí.
Dame la mano.
Vamos.
Métete.
¿Quieres morir? Métete.
Tranquila. No te preocupes. ¿Estás bien?
- Quédate aquí. Ahora vuelvo. - No. Espera.
Póntelo.
¿Estás bien? ¿Estás segura?
Vamos.
¿Frank? ¿Esta casa es tuya?
Sí, que yo sepa.
Debería ocuparme de mis propios asuntos.
Una regla sencilla, muy sencilla.
Tiene que haber ropa seca en esta casa.
"No abrir el paquete".
Sólo te causará problemas.
¿Frank?
- ¿Qué haces? - Compensarte por los problemas.
- Espera. ¿Por qué estás? - No preguntes más.
Espera. No me gustan las complicaciones.
Te gustan las cosas sencillas, muy sencillas.
No acabo de comprender lo de la casa. ¿ Vuelva a explicármelo? Me fui y...
Paseamos por la playa y nos bañamos.
- ¿Dónde? - Pasado el cabo.
- ¿Había alguien más bañándose? - No. ¿ Viste tú a alguien?
No, a nadie.
Así que, pasearon,
nadaron en una cala a solas,
pasado el cabo, donde nadie podía verlos,
por lo que resulta dif'icil encontrar testigos.
De eso se trata. ¿Quién quiere testigos en un baño romántico?
- ¿Qué pasó después? - Volvimos a casa y estaba en llamas.
¿Así, sin más? ¿En llamas?
¿ Y los 5.000 cartuchos vacíos que mis hombres han encontrado?
Se debieron equivocar de casa.
Los tipos con un arsenal de ese calibre no se equivocan.
- ¿Quién desearía verlo muerto? - No lo sé.
- ¿Problemas con algún cliente? - No tengo clientes. Estoy retirado.
Sabe que vivo de mi pensión militar.
Hace años que sabe quién soy y quién he sido.
¿Tiene algún enemigo? ¿Gente del pasado?
Dejé el pasado atrás cuando me trasladé aquí.
Un pasado como el suyo nunca se deja atrás.
Ahora vuelvo. No se vayan.
- ¿Qué haces? - Los ordenadores lo saben todo
- con una contraseña. - ¿Estás loca?
- Estamos en una comisaría. - No paras de quejarte,
excepto cuando hacemos el amor. Entonces no dices nada.
***
Estado/Ciudad: Mónaco
Hola. ¿Lo ves?
- ¿Dónde van a alojarse? - No lo sé.
Mi primo tiene una pensión.
- Gracias, pero nos las arreglaremos. - ¿Sin dinero? No va a ser fácil.
Tomen. No es mucho, pero al menos no pasarán hambre.
Gracias.
- ¿Adónde vas? - A ver a ese tipo.
- Buena suerte. - Espere.
¿No vienes?
- Te ha volado el coche. - Compraré uno nuevo.
- Ha quemado tu casa. - La reconstruiré.
- Ha intentado matarte. - Y cree que lo ha logrado.
No sé en qué estás metida, pero el que quería matarte te cree muerta.
Tienes la oportunidad de empezar de nuevo. Éste es mi consejo: ¡Hazlo!
Hay 400 personas muriéndose en el contenedor de un barco.
Mi padre.
Mis hermanas.
El barco llega hoy.
Convertirán a mi padre en un esclavo.
La única persona que sabe el número del contenedor es ese hombre.
- Eres muy lista. - ¿Qué quieres decir?
En cuanto viste esas fotos en mi casa me tendiste una trampa para involucrarme.
El desayuno, la coartada al inspector para ayudarme. Todo mentiras.
- No todo. - Dime algo que no lo sea.
Lo que ha ocurrido en la casa, entre nosotros,
no era una mentira.
Fuiste un soldado. Tu trabajo consistía en salvar a gente.
- Eso está en el pasado. - ¿Por qué?
Me harté de ver cómo los mismos que me pagaban se cargaban todo lo que hacía.
- A nadie le importaba nada. - A mí sí.
Despertar
Gracias.
¿No le paso las llamadas durante media hora?
Hola. Sorpresa.
Siéntate.
Pon las manos donde pueda verlas.
Antes de llegar al quid del asunto,
una pregunta: ¿Por qué has intentado matarme?
Me mentiste. Abriste la bolsa.
Infringiste las reglas: Tus reglas.
¿Esperabas que te recomendase para otro trabajo?
¿Cuál es el número del barco?
Sr. Transportador, podemos llegar a un acuerdo.
He respondido a tu primera pregunta amablemente. No responderé a más.
Así que, sugiero que me mates ahora mismo.
Y que te jodan.
No lo encuentro.
Pobre Frank. ¿Qué te ha contado?
¿Que traficamos con gente en contenedores?
- Lai es muy convincente. - El Sr. Kwai se dirige a su despacho.
Tu padre está aquí. Esto le va a gustar.
- Pensaba que estaba en un contenedor. - Sí. Quiero decir, no.
Hay 400 personas en ese contenedor.
- No te muevas. - Es una rompecorazones, ¿verdad?
Dos opciones: La información o tus sesos sobre el escritorio.
- Di que estoy mintiendo. Nueve, ocho... - Lai, dame el arma.
No sé de qué estás hablando.
Cinco, cuatro, tres, dos...
Uno. Dispara.
- ¿Soy una mentirosa? - ¿Mataría a mi propia hija?
Venga, suelta el arma.
Vamos a discutirlo.
Cree que tenemos gente en contenedores, para traficar con ella.
- ¿De dónde sacas estas ideas? - No te acerques.
- ¿Matarías a tu propio padre? - Te lo ruego.
- Deja de hacerlo. - Hago lo que tengo que hacer.
Soy así. No voy a cambiar.
Así que, si vas a matarme, mátame.
Pero si no lo haces, aparta el arma de mi cara.
Dámela.
Ya sé que es inocente. Tienes un gran corazón.
Siempre tratando de salvar a inocentes. Ésta es tu gran oportunidad.
Tira el arma y salvarás a uno.
Matadlo.
- La policía está aquí. - ¿Qué hacemos?
Sujétala.
Llama a Leo. Tiene que terminar un trabajo.
Hay 400 personas en ese contenedor.
Sólo 395 han llegado con vida.
- Inspector. Me alegra verlo. - ¿Qué ocurre aquí?
Este hombre ha utilizado a la hija de mi socio para chantajearnos.
Por suerte mi personal de seguridad lo ha detenido.
Quiero presentar cargos: Secuestro, extorsión y agresión.
Conozco a este hombre.
Supongo que en su profesión conocerá a tipos de todas las clases.
- ¿Tengo que llamar a mi abogado? - Nos ocuparemos de ello.
Quiero que vengan todos a prestar declaración.
Tan pronto como llame a mi abogado, nos presentaremos en su despacho.
Le dolerá la cabeza unos días, pero luego estará como nuevo.
¿Dónde están?
Debería preocuparse más por el lugar dónde se encuentra.
¿Qué le ha ocurrido? Siempre ha sido muy cuidadoso.
- Tengo que salir de aquí. - Han presentado cargos.
Se quedará aquí una buena temporada.
Agresión contra un distinguido empresario,
secuestro de su hija, extorsión...
Lo siento, Frank. Me gustaría ayudarte,
pero si insistes en contar que estás retirado y que vives de la pensión...
Necesito algo fresco, Frank. Algo nuevo.
Quiero me digas la verdad de una vez.
Trafican con personas, en contenedores, a través de Marsella.
- ¿Estás seguro? - La chica me lo ha dicho.
¿La crees?
En Francia tenemos un dicho: No te f'ies de la cocinera.
- No es mi cocinera. - Lo sospechaba.
- Nadie es perfecto. - Así que no va a hacer nada.
Estoy diciendo que iniciaré una investigación.
Puede que 400 personas ya estén muertas.
¿Qué se supone que debo hacer? ¿ Y las leyes?
- A veces, hay que crearse unas propias. - ¿Como tú?
Yo no tardo 12 meses en acabar un trabajo.
Lo sé. Es lo que admiro de ti.
Todo ese entrenamiento militar, todas esas actividades secretas...
A un hombre como tú, ¿cuánto le llevaría resolverlo?
- ¿12 horas? - Menos.
Admirable. Serías la persona perfecta para el trabajo.
- Si estuviese libre. - Sí, si lo estuvieras.
Como alguien se mueva, lo mato.
Si es así como transportas cosas, me sorprende que te den trabajo.
Vamos, échame una mano.
- ¿Quieres que vaya contigo? - Gracias, pero trabajo mejor solo.
Ése es un barco muy pequeño para librar una batalla tan grande.
- Pero es un buen barco. - Frank, toma.
Vas a necesitarla.
Tal vez no.
El envío está listo. Aquí tienes los papeles.
Coge la carretera hasta la primera salida a Lyon.
Vete directamente al almacén. Te seguiremos, por si acaso.
Todo listo.
Lai, querida...
He gastado mucho dinero en colegios para que aprendas inglés.
- Deberías hacer un esfuerzo por hablarlo. - Te odio.
Aún así soy tu padre.
Sacadla de aquí.
No tardaré.
Lo quiero vivo.
Vámonos.
No dispares.
Vamos.
Joder.
Buenos días. ¿Está perdido?
- Quiero hacer una excursión. - Este avión no es para turistas.
No soy un turista.
Llame a este tipo y dígale que venga.
Claro. ¿Dónde?
Allá abajo.
Mirad.
Acércate.
Ahora.
Acércate.
- Mantén la velocidad. - No.
Suéltame.
Sal del camión.
Las manos en la cabeza. Camina.
Vigílala. Si se mueve o no regreso, mátala.
- Dirígete hacia el mar. - No tengo ganas de bañarme.
En marcha.
¿Cómo es que un delincuente como tú se ha liado con mi hija?
- La encontré en la bolsa donde la dejó. - Qué sabrás tú. Camina.
Te has liado con la chica equivocada, gilipollas.
Se llevará a cabo la entrega y mi hija lo superará.
Con suerte, tal vez acabe comprendiéndolo.
Con suerte, tal vez le atropelle un camión.
- ¿Qué sabrás tú? - Ella no va a cambiar.
Nunca se parecerá a usted.
Cambiará de parecer. Pero tú no estarás aquí para verlo.
Supongo que, después de todo, no cambiará de parecer.
- Date la vuelta. - Prefiero verlo de frente.
A mí me da igual.
Era un cerdo, pero era mi padre.
Impresionante.
Supongo que te he subestimado.
Subtítulos de Visiontext: Lucy Rodríguez
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