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Si alguien los llama escoria,
probablemente se ofenderían,
pero científicamente,
podrían no estar muy errados.
¿Alguna vez han pensado
de dónde viene la comida?
Se podría decir que viene
de las plantas, los animales o incluso de los hongos,
pero probablemente harán mejor
en no pensar en los organismos en descomposición y en la bosta
que se alimentan de esas plantas, animales y hongos.
Por eso, Uds. y la mayoría de la materia de sus cuerpos
está a solo 2 o 3 grados de separación
de cosas como el verdín de estanque.
Todas las especies de un ecosistema,
de las criaturas del arrecife de coral
a los peces del lago,
a los leones de la sabana,
se alimentan directa o indirectamente
de materia muerta.
La mayoría de la materia orgánica de nuestros cuerpos,
si nos remontamos a los orígenes,
viene del CO2 y del agua
a través de la fotosíntesis.
Las plantas usan la energía de la luz solar
para transformar el CO2 y el agua del ambiente
en glucosa y oxígeno.
Esa glucosa luego se transforma
en moléculas orgánicas más complejas
para formar hojas, tallos, raíces, frutas, etc.
La energía almacenada en estas moléculas orgánicas
sustenta la cadena alimenticia que nos resulta familiar.
Probablemente han visto ejemplos como este
o este.
Estas cadenas de alimentos verdes
parten de plantas vivas en la base.
Pero en los ecosistemas terrestres de la vida real,
menos del 10 % de la materia vegetal
se come mientras aún está viva.
¿Y el otro 90 %?
Bueno, basta ver el suelo
en un día de otoño.
Las plantas vivas arrojan partes muertas del cuerpo:
hojas caídas, ramas rotas,
e incluso raíces subterráneas.
Muchas plantas tienen la suerte
de vivir toda la vida sin ser comidas hasta que
finalmente mueren y dejan restos.
¿Y el resto, lo no digerido, las partes muertas de las plantas,
ese 90 % de la materia de las plantas terrestres?
Se convierte en detrito,
la base de lo que llamamos la cadena alimenticia marrón
que se parece mucho a esto.
Lo que pasa con las plantas
le pasa a todos los demás organismos de la cima de la cadena alimentaria:
Algunos se comen vivos,
pero la mayor parte se comen solo
cuando están muertos y en descomposición.
Y a lo largo de esta cadena alimenticia,
los seres vivos arrojan materia orgánica
y expulsan residuos digestivos
antes de morir y dejar descomponer sus restos.
Toda esa muerte suena triste, ¿no?
Pero no lo es.
Todo el detrito es consumido en última instancia
por microbios y otros carroñeros;
por lo tanto, forma la base de la cadena alimenticia marrón
que soporta muchos otros organismos,
incluidos nosotros.
Los científicos están descubriendo
que este detrito
inesperadamente, es una fuente de energía enorme,
que alimenta la mayoría de los ecosistemas naturales.
Pero las interacciones dentro de un ecosistema
son incluso más complejas que eso.
Una cadena alimenticia en realidad representa
un solo camino del flujo de energía.
Y en cualquier ecosistema,
muchos de estos flujos,
se unen entre sí
para formar una rica red de interacciones,
o red alimenticia,
con el apoyo de la materia muerta en cada paso.
La red alimenticia resultante
está tan conectada
que casi cualquier especie
no está a más de 2 grados de los detritos,
incluso nosotros.
Probablemente Uds. no comen cosas en descomposición,
bosta, o verdín de estanque directamente,
pero sí sus fuentes de alimento.
Muchos de los animales que comemos
o se alimentan directamente de detritos
como el cerdo, las aves de corral, las setas, el marisco,
o el bagre y otros peces de fondo,
o se alimentan de subproductos animales.
Así, si piensan una naturaleza llena de desperdicio
están en lo cierto.
El piso de un organismo es el techo de otro,
y toda la materia muerta en descomposición
finalmente brinda la energía que nos da de comer
y alimenta gran parte de la vida terrestre,
conforme atraviesa la red alimenticia.
Eso ha sido alimento para reflexionar.