Tip:
Highlight text to annotate it
X
Soy sin duda el último de los veteranos.
Me llamo Jack Crabb
y soy el único superviviente blanco de la batalla de Little Bighorn
más conocida como la última batalla de Custer.
Bueno, Sr. Crabb.
Estoy más interesado en el modo de vida de los indios de las llanuras
que en...
...batallitas sobre Custer.
¿Batallitas?
¿Me está llamando mentiroso?
No, no. Sólo es que...
...estoy más interesado en el modo de vida de los indios
que en, digamos, aventuras.
¿Cree que la batalla de Little Bighorn fue una aventura?
Little Bighorn no fue significativa
para los encuentros entre los blancos y los indios, Sr. Crabb.
El genocidio que casi se cometió con los indios...
- ¿El qué? - Genocidio.
Quiere decir...
...exterminio.
Acabar con un pueblo entero.
Eso es prácticamente lo que hicimos con los indios.
Pero claro, no esperaría que un viejo guerrero indio como usted
estuviese de acuerdo conmigo.
- Encienda eso. - ¿Disculpe?
He dicho que encienda eso y que se calle.
Siéntese ahí y aprenderá algo.
Conocí al General George Armstrong Custer
y sabía cómo era.
Y también conocía a los indios y sabía cómo eran.
Hace 111 años,
cuando yo tenía diez años,
mi familia atravesaba las grandes llanuras
y una tribu de indios salvajes
acabaron con ellos.
EL PEQUEÑO GRAN HOMBRE
Esas alimañas los mataron a todos
excepto a mí y a mi hermana Caroline.
Adiós, Jack. Te veré en el cielo.
Adiós, Caroline.
Entonces no sabíamos diferenciarlos,
pero los que nos atacaron eran un grupo de Pawnees.
Hasta entonces nunca había visto a un Pawnee.
Pero éste no era un Pawnee. Era un Cheyenne bravo.
Más tarde llegué a conocerlo bien.
Se llamaba "Sombra que Asoma".
Ves un campamento indio por primera vez
y piensas: "Veo su basura. ¿Y el campamento?".
Nos llevó hasta su jefe.
Se llamaba "Pieles Ancestrales", más tarde se convirtió en mi abuelo.
¿Qué quieren, Caroline?
Está más claro que el agua, Jack.
¿Qué?
A mí.
Para mostrar sus buenos modales "Pieles Ancestrales" fumó
con nuestro superviviente más mayor.
No sabían que era una mujer.
Eso explica por qué no me violaron sin más.
No creo que te molesten.
No tendré esa suerte, Jack.
Seguro que esta noche vienen a por mí.
La pobre Caroline nunca tuvo suerte con los hombres.
Supongo que pensó que no podríamos escaparnos
y mandaría ayuda para rescatarme.
A la mañana siguiente, estaba solo en aquel campamento indio.
Pero los Cheyenne, que se llaman a sí mismos los "seres humanos",
no tenían intención de hacerme daño.
Era un huésped de honor. Me ofrecieron un manjar. Perro hervido.
El perro tampoco está mal. Un poco graso,
pero se sorprendería de lo delicado que es el sabor
sobre todo si estás hambriento.
Los "seres humanos" me adoptaron como uno de los suyos.
"Sombra que Asoma" me enseñó a disparar flechas
y a cazar al acecho.
"Llama Roja al Sol" me enseñó a proteger mi piel blanca del sol.
Pocos saben que algunos indios, como "Llama Roja al Sol"
se queman la piel a propósito.
Pero mi auténtico maestro fue mi abuelo adoptivo, "Pieles Ancestrales".
Me enseñó a seguir un rastro, la lengua Cheyenne y más cosas.
Para un niño, era una especie de paraíso.
No estaba jugando a ser un indio, vivía como un indio.
Sólo me preocupaba una cosa.
Era pequeño para mi edad. Un mequetrefe.
Los Pawnees nos han robado siete ponis. Va a haber una guerra.
Pero no puedes ir. Eres demasiado débil y pequeño, como una niña.
Vete o te pegaré.
Los indios nunca habían visto un puñetazo, y les sorprendió.
¿Cómo lo has hecho?
Lo siento, "Oso Pequeño". No quería hacerte daño.
Costumbre india: nunca sientas haber derribado al enemigo
a no ser que, habiendo conquistado su cuerpo, quieras también su espíritu.
Había hecho el primer enemigo de mi vida.
Había una vez un "ser humano" que era muy pequeño.
Pero se ganó un nombre: "Hombre Pequeño".
¿Has oído hablar de él?
No, abuelo.
Fue a una guerra contra los Pawnees.
Pero los Pawnees eran muchos.
Uno tras otro, eliminaron a los "seres humanos".
"Hombre Pequeño" era muy valiente.
Los Pawnees lo llamaron.
"Si abandonas la lucha, te dejaremos marchar".
Pero "Hombre Pequeño" contestó: "Es un buen día para morir".
Al final, le cortaron la cabeza,
pero siguió luchando sin cabeza.
Pasó como un vendaval entre los Pawnees
y de su cabeza, que estaba ensartada en una espada,
salió el grito de guerra.
Los Pawnees no pudieron aguantar más
y huyeron.
Cuando miraron atrás, vieron el cuerpo de "Hombre Pequeño"
yacer entre los de sus amigos.
"Hombre Pequeño" era menudo,
pero su valor era grande.
Los "seres humanos" no obligan a un chico a ser guerrero
si no va con su carácter, como pasaba con "Caballo Pequeño".
Si quería quedarse con las mujeres,
a los "seres humanos" les parecía bien.
Dejaremos los ponis aquí. Sujétenlos.
¡No!. No quiero. Quiero ir al campamento Pawnee.
Tú... ni siquiera eres un "ser humano".
Eres blanco.
Él mismo no podía creerlo.
"Oso Pequeño" trataba de insultarme de la peor manera posible.
Pequeño hombre blanco...
...pobre Pawnee estúpido.
¡Qué tonto! ¿Quieres comer?
Los Pawnees siempre nos adulaban a los blancos.
Pequeño hombre blanco no está loco, ¿no?
¿Ves?. Pawnee amigo.
Matar indio malo para pequeño hombre blanco.
Siempre me supo mal lo de aquel pobre Pawnee.
No quería matarlo.
Sólo distraerlo.
"Oso Pequeño" ahora era un auténtico enemigo.
Te doy estos ponis, pero... te debo la vida.
Salvarle la vida fue el insulto definitivo.
Este chico ya no es un niño.
Es un valiente. Su cuerpo es pequeño, pero su corazón es grande.
Se llamará "Pequeño Gran Hombre".
No lo entiendo. ¿Por qué matarían a las mujeres y los niños?
Porque son raros.
ESTADOS UNIDOS
Parece que no saben dónde está el centro de la tierra.
Entraremos en guerra con esos cobardes. Les daremos una lección.
Por primera vez, hijo mío, tengo a los blancos por enemigos.
No sé si te acuerdas de antes de convertirte en "ser humano"
y un hijo tan querido para mí
como los que tuve con "Búfala Tranquila" y las otras,
pero no hablaré de ese momento desafortunado.
Sólo quiero decir que
si crees que ir contra esas criaturas blancas es malo,
puedes mantenerte al margen de la lucha.
Nadie pensará nada malo.
Abuelo, creo que es un buen día para morir.
Mi corazón es un halcón que surca los cielos.
La guerra de "Pieles Ancestrales" contra los blancos
fue dolorosa.
No es que los "seres humanos" no fuesen valientes.
No hay en la tierra guerreros más valientes que los "seres humanos".
Pero la guerra de "Pieles Ancestrales" era distinta a la de los blancos.
La mitad de los nuestros no usaban armas.
Golpeaban al enemigo con un palo.
Humillarlos. Así era como un "ser humano"
le daba una lección al cobarde y ganaba una guerra.
¡"Sombra"!
Rifles de repetición contra el arco y la flecha.
Nunca entendí cómo los blancos podían estar tan orgullosos de ganar
teniendo ventaja.
¡Que Dios bendiga a George Washington!
Sin darme cuenta, salieron las palabras.
¡Que Dios bendiga a mi madre!
¡Asesino estúpido!
¿Tengo que cortarte el cuello para que veas que soy blanco?
- ¿Blanco? - Claro que soy blanco.
¿No dije: "Que Dios bendiga a Washington y a mi madre"?
¿Qué clase de indio diría una estupidez así?
Déjame eso para quitarme la pintura.
Los soldados me acogieron y me llevaron
hasta el reverendo Silas Pendrake
para que me orientara y me diera una educación cristiana.
- ¿Sabes manejar un carro, muchacho? - Sí, señor.
Eres un mentiroso.
Si te raptaron los indios, ¿cuándo aprendiste a conducir uno?
Tendremos que pegarte hasta que dejes de mentir.
Querido Jack.
Bienvenido a tu nuevo hogar.
Ha acabado tu suplicio.
Ahora estás rodeado de amor cristiano.
Muchacho, ¿te ha comido la lengua el gato?
- No, me alegro de conocer a su hija. - Es mi mujer.
Pobre chico. Pobrecito mío.
Piensa en los años de sufrimiento, privación y penurias
entre esos salvajes horribles.
Querida, la privación del chico ha sido más espiritual que física.
Los indios no saben nada de Dios ni de moralidad.
Comen carne humana, fornican, cometen adulterio, son misóginos
y están en íntima comunión con los siervos del diablo.
Debe ser nuestra tarea... no, nuestro deber cristiano
- quitarle la miseria a golpes. - ¿Pegarle al pobrecito?
- No mientras yo viva. - Podría haberla besado.
No quería decir pegarle literalmente.
Quería decir pegarle simbólicamente.
Pobrecito. Ni siquiera se ha bañado como Dios manda.
- Me llega un aroma a comida. - Lavaré a este pobre chico.
Es hora de cenar.
Es mi deber cristiano darle un baño completo inmediatamente.
- Quítate la ropa. - ¿Que me la quite?
- Sí. - ¿Toda?
Toda. Pero apartaré la mirada en el momento oportuno.
Llevando el cereal
Llevando el cereal
Iremos con gran júbilo
Llevando el cereal
El mejor baño que me he dado en la vida.
¿Nos reuniremos en el río?
¿El hermoso, el hermoso río?
¿Te das cuenta, querido Jack,
de que el reverendo Pendrake no es malo del todo?
¿Qué? Quiero decir, ¿qué, señora?
Bueno, Jesús es nuestro salvador.
- Te das cuenta de eso, ¿verdad? - Ah, Jesús. Sí, Sra. Pendrake.
¿Estás pensando en Jesús, Jack?
Sí. Sí, señora. Sí, señora.
- No me engañes. - No.
Amo a Jesús y a Moisés y a todos los demás.
Es bastante distinto.
Moisés era hebreo.
Pero Jesús era un gentil, como tú y como yo.
¿Aún no has acabado de bañarlo?
Le estoy dando al chico enseñanzas religiosas.
Quiero comer.
Y me parece que el chico está ya crecidito.
Vamos, cariño. Levántate y deja que te seque.
Apartaré la mirada, claro.
Ahora sal de la bañera.
La verdad es que sí estás bastante crecidito, Jack.
Eres pequeño, pero... atractivo.
¿Lo sabías?
- No, señora. - Pues sí.
Razón de más para darte enseñanza religiosa.
Estoy segura de que las chicas irán detrás de ti.
- Y, Jack... - ¿Señora?
Ese camino conduce a la locura.
¿Qué camino, señora?
Ya entenderás mejor estas cosas cuando seas más mayor.
Lo importante es que todos tenemos que resistirnos a la tentación.
La pureza en sí es una recompensa.
Querido Jack...
Bienvenido a tu nuevo hogar.
Ahora vístete...
...y ven a cenar.
Fui a la escuela y aprendí las cifras, y a leer y a escribir.
Al principio era raro.
Pero la Sra. Pendrake fue mi maestra y aprendí rápido.
Pero había una cosa que no conocía.
Una cosa llamada pecado.
¡Los descubrí a las puertas del infierno!
La mano de Dios golpeará el cuerpo del hombre.
Merece la pena, Jack.
Merece la pena un millón de veces ser puro y bueno.
Andar los caminos de la rectitud.
No hay felicidad como esa.
¿Me crees, Jack?. ¿Me crees?
Sí, señora. Por supuesto.
Gracia divina...
Así fue como entré en mi periodo religioso.
Era un gran cantante de himnos y no estaba fingiendo.
Me había salvado.
Te bautizo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Señor, apiádate de este pobre chico que vivió entre los infieles.
y líbrale de la corrupción de sus ritos paganos e insensatos.
Y hazlo otra vez tan blanco como la nieve.
Que renazca y se purifique en tu nombre.
Te bautizo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La Sra. Pendrake tenía razón con la tentación.
No tenía nada que hacer con esas Jezabeles.
Le conté mi triunfo sobre la tentación.
Y leímos la Biblia durante una hora para celebrarlo.
Pasaron las semanas, y me enamoré más y más de la Sra. Pendrake.
Espiritualmente, claro está.
Me voy a hacer las compras.
El chico está mal últimamente. ¿Por qué no lo sacas a tomar aire?
- Se aburriría con las compras. - No, para nada, señora.
Bueno, de acuerdo. Ven conmigo, Jack.
Buenos días, Sr. Kane.
Éste es Jack, mi hijo adoptivo.
¿Qué desea la señora?
Bueno, veamos.
Creo que tomaré una infusión de sasafrás.
¿Y tú, niño?
Sí. Tomaré lo mismo.
No se preocupe por mí. Tengo que hacer las compras.
Te aburrirías muchísimo, Jack. Quédate y come tarta.
- Yo lo cuido, Sra. Pendrake. - Muchísimas gracias, Sr. Kane.
Aquella tienda era increíble.
Sobre todo la canilla con forma de cabeza de elefante.
Estaba jugando con ella y divirtiéndome.
Entonces, de repente, sentí algo horrible.
¿Adónde había ido aquel tipo?
No.
No. No, no sigas.
Ay, sí. No, no...
Sí, por favor. No.
¡Fiera!
¡Socorro!
Animal. Qué malo eres.
Bestia.
No, no... sí, sí, sí.
No. ¡Socorro!. ¡Socorro, me muero!
Lo llamó animal y pedía ayuda,
pero no parecía quererla.
Ese fue el final de mi periodo religioso.
No he cantado un himno en 104 años.
Tras pasar un poco de hambre, me uní a un tramposo
que se llamaba Allardyce T. Meriweather.
Después de la Sra. Pendrake, su franqueza era reconfortante.
Es mi misión informarles...
Meriweather era uno de los hombres más listos que he conocido.
Pero solía perder partes de su cuerpo.
Cuando me uní a él, ya no tenía la mano y la oreja izquierdas.
Quizá veamos un milagro, uno que yo he presenciado antes.
El poder de este elixir se ha demostrado...
¡Puedo andar!
¡Puedo andar!
Durante mis años con Meriweather,
perdió un ojo cuando el quinto as
se le cayó de la manga jugando al póquer.
Pero no se desanimó. Llevaba el engaño en la sangre
aunque le llevara a destruirse poco a poco.
Estás mejorando, pero aún te queda un poquito de honestidad.
Ese viejo indio, ese tipi viejo, te echó a perder.
- "Pieles Ancestrales". - Te dio una visión
de un orden moral en el universo, y no lo hay.
Esas estrellas brillan en el vacío, muchacho.
Y los planes y sueños de las criaturas de dos patas, todos en vano.
Todos en vano, Jack.
- ¿Oye algo? - ¡Escúchame!
Los hombres se creen cualquier cosa, cuanto más absurdo mejor.
Las ballenas hablan francés en el fondo del mar.
Los caballos de Arabia tienen alas plateadas.
Los pigmeos se aparean con elefantes en el África negra.
He vendido todos esos cuentos.
Quizá todos seamos tontos y nada de eso importa.
Si te quedas con Allardyce Meriweather, nadarás en oro.
No sé si quiero nadar en oro.
Muchacho, ¿qué más le puedes pedir a la vida?
Brea y plumas, supongo.
Siéntense ahí.
No se muevan o les llenamos el cuerpo de plomo.
¿Qué lo trae por aquí a estas horas, caballero?
- ¿Son ellos? - Sí.
Al joven lo he visto antes.
- Nunca he estado en este país. - Tu cara me suena.
¿Qué hay ahí?. ¿Lavandina?
No esperará que revele los ingredientes.
Caballero, está malgastando una medicina valiosa.
Hay siete personas medio muertas por esto. ¿Qué lleva?
Nada dañino, se lo aseguro.
- ¿Qué? - Sobre todo agua.
Whisky, un poco de pimienta, aceite de clavo
raíz de jengibre...
- ¿Qué es eso? - ¿El qué?
Ah, eso. Doce cabezas de serpiente, para darle fuerza.
De acuerdo, chicos.
Me descubrieron, Jack, eso es todo.
La vida tiene su riesgo.
- No sabe cuándo lo han vencido. - ¿Vencido?
No me han vencido. Me han emplumado, eso es todo.
De acuerdo, chicos. Supongo que ya han tenido bastante.
Sé que te he visto en alguna parte.
¿Cómo te llamas?
- Jack Crabb. - ¡Dios mío!
¡He emplumado a mi propio hermano!
Es maravilloso, Jack.
Puedo darte algo que nunca has tenido antes
y algo que yo tampoco había tenido antes.
Una auténtica... vida familiar.
Sí.
Has vuelto al seno de tu familia, Jack.
Bien, ahora tú.
No sé nada de armas.
Nunca he llevado una.
¡Señor! ¿Qué clase de educación te dieron esos indios?
¿Nunca has llevado armas?. Un hombre no está completo sin un arma.
- Pon ojos de serpiente. - ¿Qué?
Así.
Así.
Eso.
Ahora.
Desenfunda y dispara a esa botella antes de tocar la pistola.
¿Cómo voy a disparar antes de tocarla?
Concéntrate. Inténtalo.
¡Vaya!. Sí.
Caroline tenía razón.
Se puede disparar un arma antes de tocarla.
Claro que hacen falta reflejos
y concentrarte bastante poniendo cara de serpiente.
Lanza tres.
- El mismo Hickok no puede darle a tres. - Lanza tres.
Pistolero nato.
Así fue como entré en mi periodo de pistolero.
Estás en mi sitio.
Lo siento. No te había visto.
Es una estupidez por mi parte ocupar tanto sitio.
- Ponme una gaseosa. - Sí, señor. Enseguida, muchacho.
Así me llamaban, "el muchacho de la gaseosa".
Quiere una gaseosa.
- ¿Algún problema, forastero? - No, nada, amigo.
Es más, admiro tu estilo.
¿Puedo preguntar a quién me dirijo?
Soy Bill Hickok, el Indomable.
Bueno...
- Es un placer conocerle. - El placer es mutuo, amigo.
Trae aquí la gaseosa y siéntate un rato.
Puedo darle a tres botellas lanzadas al aire.
A eso le llamo yo disparar.
¿A cuántos hombres ha...
...disparado?
No me acuerdo bien. ¿Y tú?
A unos...
...veinticuatro.
- ¿Es verdad? - No, no era verdad, ni mucho menos.
Durante mi periodo de pistolero, era un gran mentiroso.
No hubiera creído que eran tantos en total.
Sin ánimo de ofender, no tienes cara de haber matado a nadie.
Como ese buitre de ahí.
¿Ése?. Sólo es un borracho cualquiera.
¿De qué está tan asustado?
De que me disparen.
¡Tengo una escalera! Tengo... una escalera.
Ahora ha hecho que me ponga nervioso.
Perdón.
Vigila el fuerte, muchacho, mientras traigo otra botella.
¿Lo conocías, Bill?
Nunca lo había visto antes.
Sr. Hickok, ese hombre está muerto.
La bala le ha atravesado los pulmones y el corazón.
¿Que vas a vender tus armas?
¿Vas a devolver tu pistola?
- Lo siento, Caroline. - No hay nada más inútil
que un pistolero que no puede dispararle a la gente.
¡Hombres!
Ahí iba el seno de mi familia.
Tras probar sin éxito la religión, la estafa y las armas,
me busqué una compañera, me convertí en un tendero respetable
y me casé con Olga, una chica sueca que apenas hablaba inglés.
Para conservar el momento.
Sí.
Olga, ¿te llevo en mis brazos?
¿Sí?
- Es una costumbre. - ¿Sí?
Por ahora no es gran cosa, pero mi socio y yo tenemos grandes planes.
Mercado libre y trabajo honrado.
Sí. Sí.
No entiendo esta factura. Me están cobrando dos veces.
Sí, las facturas de la tienda.
Tiene que haber un error. Jack Applebound no me haría algo así.
Jack, no más facturas. Ven a descansar.
Tiene que ser error mío.
Jack, el descanso, el cuerpo. Lo necesitas.
Sí.
Quizá sí.
¡Descanso!
Olga. Olga, vamos. Saldremos de ésta como sea.
Un pequeño detalle sobre mi nuevo socio: era un ladrón.
HOY SUBASTA
25 centavos por este fantástico instrumento musical.
Miren este precioso instrumento. ¿Quién se lo lleva?
- Esa escena es patética. - Sí, señor.
Una familia arruinada, desolada, destruida por una quiebra.
Lo encuentro conmovedor.
Nunca olvidaré la primera vez que vi
al general George Armstrong Custer.
¡Arruinados!. ¡Es todo lo que teníamos!
¿Tiene otro negocio?
Bueno, general... no exactamente.
Entonces, siga mi consejo. Váyanse al Oeste.
¿Al Oeste?
- A mi mujer le asustan los indios. - No tiene nada que temer.
Le doy mi palabra.
¡Olga! ¡Olga!
- ¡Dale! ¡Dale! - Lo siento, hermano.
Creo que saldremos de ésta.
- ¡Déjemelo a mí!. Llevo un arma. - Debemos ser civilizados.
"Y sucedió que después de la plaga el Señor habló... "
¡Tome las riendas! ¡Tome las riendas!
- ¡Dámelo! Dame ese rifle. - No, ¡es mío!
Volveré.
Yo la protegeré.
¡Olga!
Recorrí gran parte de tres estados...
y cientos de kilómetros cuadrados buscando a Olga, sin ninguna suerte.
- Eh, Crabb. - Whisky, whisky...
Por un trago de whisky, te dan a una de las suyas.
Te ahorrarás la búsqueda.
Busqué a mi mujer por todas partes, pero no pude encontrarla.
Al final, tuve que adentrarme en territorio Cheyenne.
No creí que fuera peligroso para mí.
Hablaba Cheyenne y había sido un "ser humano" una vez.
- Mátalo. - No he robado, hermano.
¿Por qué me llamas hermano?
No lo hagas. No soy tu hermano. Soy un "ser humano".
Supongo que nunca habrás oído hablar de "Pequeño Gran Hombre".
"Pequeño Gran Hombre" era mi hermano.
Pero tú no eres él.
Lo mataron después de acabar con muchos soldados.
¿Viste el cuerpo?
No, se convirtió en golondrina y salió volando.
- Vamos a matarlo. - ¡"Sombra"!. Te dispararon.
Te subí a un poni. Te salvé.
"Nariz Sucia", ¿todavía tienes el poni que te di?
No. Los Pawnees lo robaron cuando acampamos en Butte.
Hace cinco nieves.
Es verdad que aquí hay algo que no entiendo.
Siento un dolor entre los oídos.
Hijo mío, te veo de nuevo y mi corazón es un halcón que surca los cielos.
Siéntate aquí a mi lado.
Abuelo, te he traído este regalo.
¿Es el sombrero que tenía...
pero más blando y ancho?
No, abuelo, es otro.
Fumemos para celebrar tu vuelta.
Te vi en un sueño.
Bebías de una fuente que salía de la nariz larga de un animal.
No reconocí al animal.
Junto a su nariz, tenía dos cuernos.
Y el agua que brotaba de su nariz estaba llena de aire.
No puedo explicarlo, pero hablaba
de la canilla con forma de cabeza de elefante de la tienda.
No fue el único sueño de "Pieles Ancestrales" que resultó ser real.
Hijo mío, no te enfades con "Llama Roja", "Sombra" y los otros.
Tuvieron malas experiencias con los hombres blancos el año pasado.
He pensado, hablado y fumado sobre este asunto...
y mi decisión es que...
..."Pequeño Gran Hombre" ha vuelto.
Fue como volver a casa.
"Pequeño Gran Hombre".
Era "Caballo Pequeño", el que no quería luchar contra los Pawnees.
¿No te acuerdas de mí?
Me duele en el alma.
Creo que voy a llorar.
Se había hecho Heemaneh, palabra que no tiene traducción.
Y además era de los buenos.
Los "seres humanos" lo tenían en mucha estima.
- Hola, "Oso Pequeño". - Adiós.
Era el chico al que había salvado la vida para su vergüenza.
¿Cazaste a los conejos?
No.
Entonces, no se los des a "Búfala Tranquila".
Oso Pequeño se había convertido en un contrario.
El más peligroso de los guerreros Cheyenne
porque su forma de vida los vuelve medio locos.
Excepto en la batalla, un contrario lo hace todo al revés.
Dice "adiós" para decir "hola", "sí" para decir "no",
anda entre los arbustos en vez de ir por senderos
y se lava con suciedad y se seca con agua.
Creía que estabas muerto.
¿Por qué has vuelto si nadie quiere verte?
No debes hablarle así a "Pequeño Gran Hombre". Le debes la vida.
Me alegro de haberlo dicho. Hola.
Eso significaba que sentía haberlo dicho, adiós.
Pero ese guerrero no lo sentía. Aún me odiaba.
Abuelo, tengo una mujer blanca.
¿Sí?
Es interesante.
¿Cocina y trabaja duro?
Sí, abuelo.
Me sorprende.
¿Demuestra entusiasmo cuando la montas?
Pues claro, abuelo.
Eso me sorprende todavía más.
Una vez lo intenté con una de ellas,
pero no demostró ningún entusiasmo en absoluto.
Bueno, abuelo, no todos los blancos están locos.
Me alegro de oírlo, hijo.
- Pensaba que sí. - No.
Sé de uno que es tan valiente como cualquier "ser humano".
Me gustaría encontrarnos y fumar con él.
¿Cómo se llama?
Se llama general Custer.
General Custer.
- ¿Qué significa el nombre, hijo? - Pues significa...
..."pelo largo". - Buen nombre. ¿Cómo se lo ganó?
Se lo ganó en la guerra de los blancos para liberar a los negros.
Ah, sí.
Los hombres blancos negros.
Los conozco.
Se dice que un hombre blanco *** se convirtió una vez en "ser humano",
pero en general son criaturas extrañas.
No tan feos como los blancos, cierto,
pero igual de locos.
No te preocupes, hijo. Volverás con los "seres humanos".
Lo soñé anoche.
Te vi a ti y a tus mujeres...
mientras ibas de una a otra en tu tipi.
- ¿Mujeres, abuelo? - Sí. Tres o cuatro.
Estaba oscuro y se tapaban con pieles de búfalo.
Era una gran cópula, hijo.
Los "seres humanos" sólo tienen una mujer.
¿Cómo podía tener yo tres o cuatro?
No lo sé. Me preocupa.
Estaba seguro de que no volvería a verlo.
¡Señor!. Creo que ser scout es la mejor forma de encontrar a mi mujer.
La capturaron cuando fuimos al Oeste, como nos aconsejó.
¿Yo?. Imposible. No lo conozco.
No me recordaría, señor.
Es más, no tiene aspecto de scout. Ni el más mínimo.
Un scout tiene un cierto aspecto. Kit Carson, por ejemplo.
Pero usted no lo tiene. Parece...
- un transportador de mulas. - No sé nada de mulas.
Puedo decir a qué se dedica un hombre sólo con mirarlo.
Observe las piernas arqueadas, los brazos fuertes.
Este hombre ha pasado años con mulas.
- ¿No es así? - Bueno, yo...
Sí, señor.
- ¡Que venga el transportador de mulas! - Sí, señor.
¡Ven aquí! ¡Vamos!
Yo no rescataría a mi mujer de los indios.
Lo mejor, una bala en el cerebro.
No estoy de acuerdo, y quiero a mi mujer.
Uno de los Pawnees localizó a un grupo de esas alimañas
acampados junto al río.
¡Salimos por la mañana!
¿Hay alguna mujer blanca con ellos?
Te aconsejo que te vengues de esos cabrones.
Bien. No toquen a las mujeres y los niños, si es posible.
Vamos.
¡Eh! ¡No!
¡Eh!
Dijo que las mujeres y los niños no. ¡Dame eso!
Suelta mi rifle.
¡Hijo de puta!
¡Cabrón!
Te mataré.
Fue muy descorazonador.
No eran indios tratando de matarme por ser blanco.
Eran blancos tratando de matarme por ser indio.
Me puso enfermo. Los scouts, Pawnees y los soldados acabaron con todo.
¡"Sombra"!. Hermano, hablemos.
"Sombra"...
Ya me he deshecho de él. A ti te reservo para la horca.
No hay palabras para explicar cómo me sentí.
Un enemigo me había salvado la vida
matando violentamente a uno de mis mejores amigos.
El mundo era demasiado ridículo como para intentar vivir en él.
Por eso estaba allí "Sombra" y por eso había luchado con saña.
Me senté y vi cómo aquel bebé venía al mundo.
Aquella mujer sólo hacía ruido para respirar.
Si era una mujer. No parecía más que una chiquilla.
No podía apartar los ojos de aquella chica y su bebé.
Vamos, nos largamos. Que los Pawnees limpien esto.
Ahora escúchame. Si eres familiar de "Sombra",
conocerás a "Pequeño Gran Hombre".
Era amigo de los "seres humanos" hasta que raptaron a mi mujer.
¿Eres la mujer de "Sombra"?
¿Su hija?
¿Dónde está tu marido?
Lo mataron.
- ¿Cómo te llamas? - "Rayo de Sol".
Te llevaré conmigo
y te cambiaré por mi mujer.
En los arbustos, Younger.
Se han ido. Aquí no hay nadie. Nos largamos.
Espera aquí.
Hola, abuelo.
Bienvenido, hijo mío.
¿Quieres comer?
¿Abuelo?
¿Qué te ha pasado en el cuello?
Es una herida.
Cortó el túnel a través del cual la luz viaja al corazón.
¿Quieres decir... que te has quedado ciego?
No.
Mis ojos todavía ven.
Pero mi corazón ya no la recibe.
¿Cómo pasó?
Los hombres blancos.
- ¿Dónde está "Búfala Tranquila"? - La mataron.
Y a "Mujer Alce Blanca" también. Y a "Nariz Sucia" y a "Lobo Alto".
- Y a muchos otros. - ¿Y a "Llama Roja"?
Sí.
- ¿"Llama Roja al Sol"? - Eliminado.
Su mujer,
sus hijos.
- Y muchos más. - ¿Los odias?
¿Ahora odias a los hombres blancos?
¿Ves esto tan precioso?
¿Admiras la humanidad que tiene?
Porque los "seres humanos", hijo mío,
creen que todo está vivo.
No sólo el hombre y los animales.
También el agua, la tierra, la piedra.
Y también las cosas que vienen de ellos.
Como ese pelo.
El hombre del que salió este pelo
está calvo en el otro lado
porque ahora tengo su cabellera.
Así son las cosas.
Pero los hombres blancos
creen que todo está muerto.
La piedra, la tierra, los animales.
Y la gente, incluso su propia gente.
Si las cosas se aferran a la vida, los hombres blancos las eliminan.
Ésa es la diferencia.
Te quedarás con nosotros,
hijo mío.
Un año después, aún estaba con ellos.
Tras vagar sin rumbo fijo en peligro de que nos mataran
los pobladores blancos o los soldados blancos,
llegamos a un lugar conocido como las Naciones Indias.
Era una extensión de tierra al lado del río Washita
otorgada a los indios para siempre
por el Congreso y el presidente de los Estados Unidos.
Allí estábamos a salvo.
Esto era territorio indio...
...siempre que creciera la hierba, soplara el viento y el cielo fuera azul.
Tu nuevo hijo da muchas pataditas hoy.
Creo que quiere salir y ver a su padre.
Dile que espere hasta que acabe la cena.
Se lo diré, pero no creo que espere mucho más.
Es bueno tener un marido fuerte y valiente que trae tanta comida.
Mi marido fuerte trae a casa mucho más de lo que necesitamos.
Aquí hay muchos "seres humanos", muchas tribus de muchos sitios.
Pero es triste. A muchos maridos los mataron los hombres blancos.
Las mujeres duermen solas y lloran.
Cállate. Estoy haciendo la digestión.
Sí, pero creo que mis hermanas están aquí.
¿Tus qué?
Mis hermanas. "Osa que Cava", "Alce Pequeño" y "Mujer de Maíz".
¿Cómo que crees que están aquí?
Eso creo. Traes mucha más comida de la que necesitamos.
Es muy triste. No tienen maridos y lloran.
Es horrible. Lo siento.
"Osa que Cava" tuvo un bebé y lo perdió, y "Mujer de Maíz" también.
- Pero "Alce Pequeño" no tuvo ninguno. - ¿Y qué quieres que haga yo?
Sabía que lo entenderías.
Era el sueño de "Pieles Ancestrales", que se hacía realidad.
Estaba decidido a no meterme en sus pieles de búfalo.
Tres mujeres jóvenes y sanas sin hombre desde quién sabe cuánto.
La simple idea me hacía estremecerme.
¡Pero si es "Pequeño Gran Hombre"!.
"Pequeño Gran Hombre".
"Oso Pequeño", es "Pequeño Gran Hombre".
Ya no es un contrario. Tiene una mujer.
Está gordita, trabaja duro, pero lo tiene dominado.
Siempre que pienso que has muerto, vuelves a aparecer.
Sí, y así será siempre, hasta que me pagues la vida que me debes.
Entendido.
Ven a comer a mi tipi.
Atrapados por la hospitalidad Cheyenne.
Soy un hombre muy importante, más que tú.
Tengo mujer y cuatro caballos.
Yo tengo un caballo...
...y cuatro mujeres.
Puede ser.
Pero mi mujer es muy buena esposa.
¿Ves?
Ah, ahí estás, perro inútil.
¿Qué vamos a comer? ¿Este pato raquítico?
¿Quién es el pedigüeño que has traído a robar la poca comida que tenemos?
¡Límpialo! ¡Límpialo!
Era Olga. Por fin la había encontrado.
Un pato.
Olga nunca aprendió mucho inglés, pero vaya si había aprendido Cheyenne.
No puedo entenderlo.
Normalmente, esta mujer es mansa como un corderito.
Nunca debería haberle hablado así a un extraño. Quédese a comer.
¿Ves que buena esposa es? Es porque soy un amante increíble.
Entra en el tipi. Cocinará para ti.
No, gracias. No tengo hambre.
Has vuelto a humillarlo.
Adiós, "Oso Pequeño".
Pareces cansado, Pequeño Gran Hombre.
¿Quieres venir a mi tipi y descansar en pieles suaves?
¿Por qué no vives conmigo y seré tu mujer?
Gracias por invitarme.
Bueno, tengo que arreglarme el pelo para cantar esta noche.
Adiós, "Pequeño Gran Hombre".
Adiós, "Caballo Pequeño".
Y así, finalmente encontré a Olga.
Pero la había perdido hacía mucho, ahora era un "ser humano".
Y no vi ninguna razón para descubrirla quién era.
Abuelo.
¿Por qué has plantado el tipi tan lejos de la tribu?
Los ponis intentan decirme algo.
Anoche tuve un sueño.
Los ponis morían. Los oía gritar.
Había aprendido a respetar los sueños de "Pieles Ancestrales",
pero por una vez estábamos en un lugar seguro, nos lo habían dado.
¿Por qué odias a mis hermanas?
No las odio.
Es que...
...el Gran Espíritu me dice...
¿Adónde vas?
Tu hijo no esperará más. Quiere salir y ver a su padre.
"Rayo de Sol" se marchaba para tener el bebé, al estilo indio.
Mientras la veía alejarse,
comprendí que el Gran Espíritu quería que entrara en aquel tipi.
¿Quién quiere ser la primera?
- ¿Quién hay aquí? - Soy yo.
Bueno, supongo que servirás como cualquier otra.
Pensé que era la más pequeña y que sería fácil.
Pero, que Dios nos asista, las jóvenes son mortales.
De todas formas, el Gran Espíritu estaba conmigo.
Y sobreviví.
Lo único es que, justo cuando iba a dormirme pacíficamente...
No, quédate.
- Aún no. - A lo mejor vuelvo luego.
Una fanfarronada, se lo aseguro.
- ¿Quién hay aquí? - Soy yo, "Osa que Cava".
Bueno, no la llamaban "Osa que Cava" en vano, puede creerme.
Quédate aquí. "Mujer de Maíz" está muy cansada.
A mí no me lo parece.
Ésa no es ella. Es "Alce Pequeño".
Son las dos. "Alce Pequeño", duérmete.
Tú también. "Osa que Cava"...
"Mujer de Maíz", ¿dónde estás?
Tuve suerte de encontrármela última.
¿Las otras también?
Sí.
Sabía que eras un buen hombre.
Aquí está tu nuevo hijo.
Supongo que entonces estuve cerca de convertirme en indio del todo
y probablemente hubiese pasado el resto de mis días
con "Rayo de Sol" y sus hermanas.
Pero a veces la hierba no crece
el viento no sopla y el cielo no está azul.
Algo les pasa a los ponis. Lobos. El abuelo...
Toma. Entra. No salgas del tipi.
Abuelo, ¿qué les pasa a los ponis?
¿No oyes eso, hijo?
Me pregunto por qué no los vi en mi sueño.
¡Rayo de Sol! ¡Rayo de Sol!
Abuelo, tienes que entrar.
¿Qué más da? Es un buen día para morir.
Hay que llegar a la orilla del río.
Estoy ciego. No puedo luchar.
Pero no huiré.
Si tengo que morir hoy, lo haré aquí, en un círculo.
Abuelo.
El río es parte del gran círculo de las aguas de la tierra.
Cierto, pero los soldados nos matarían antes de llegar al río.
¿Los soldados? Abuelo, no viste soldados en tu sueño.
Eso quiere decir que ellos no pueden verte ahora.
- ¿Tú crees? - ¡Sí!. Si no, ¿qué significa tu sueño?
- Creo que tienes razón. - ¡Vamos al círculo del río!
Nunca había sido invisible.
- Demasiado tarde. Estamos rodeados. - No importa. Somos invisibles.
¡Espera, abuelo!
¡Abuelo!
Suena absurdo, pero los soldados no intentaron detenernos.
Era una locura, no podían entenderlo.
Quizá pensaron que éramos prisioneros o amigos...
ya que "Pieles Ancestrales" les sonreía como un mapache.
O quizá sí que éramos invisibles.
Sólo sé que pasamos entre ellos y llegamos al río.
¡Rodeen el campamento, muchachos!
- Me ha encantado. - Me alegro de que te gustara, abuelo.
¡Capitán!
- Capitán, dispare a los ponis indios. - ¿Disculpe, señor?
Es mi decisión. Dispare a los ponis.
- "Rayo de Sol" - Sí, señor.
Joven, su falsa piedad empieza a molestarme.
- No he dicho nada. - ¿Le molesta disparar a unos ponis?
Déjeme decirle que las mujeres son más importantes que los ponis.
Paren como conejas.
Pero esto es una acción legal...
y los hombres tienen órdenes de no disparar a las mujeres.
A no ser que no quieran rendirse.
- ¿Correcto? - Sí, señor.
¡"Rayo de Sol"!
¡Corre! ¡Corre!
¡Corre!
¡No! ¡No!
- ¿Adónde va? - Mensaje para el general.
Un momento.
- ¿Qué lleva en la cara? - Barro, señor.
No es barro. Es pintura india.
Y eso es una navaja india.
- ¿Cuál es su compañía? - ¿Mi compañía, señor?
Sí, y su oficial al mando.
- ¿Qué problema hay, capitán? - Tenemos a un desertor.
Lleva pintura india y no sabe cuál es su compañía.
- Lléveselo y cuélguelo. - ¡General!
¿No se acuerda de mí? Jack Crabb, el transportador de mulas.
- ¿Transportador? - Sí. Quería ser scout,
pero supo cuál era mi auténtico oficio sólo con mirarme.
Sí, creo que me acuerdo.
¿Cómo se hizo desertor?
General, no soy un desertor.
Los Cheyenne me capturaron, me tenían prisionero.
Tomaron espinas de cactus y me las clavaron,
pero me reí y les supliqué que siguieran.
- ¿Se rió? - Me partía de risa.
Si no, no estaría aquí.
Caballeros, cuesta admitir un error.
Capitán.
Su opinión precipitada era totalmente errónea.
¿No le alegra que interrogara a este hombre con más detenimiento?
Sí, señor.
Tenga más cuidado en el futuro, capitán.
- Tomaré el té, cabo. - Sí, señor.
¿Qué haces aquí, transportador de mulas?
Nada. Sólo le he traído el té, general.
Y...
...quería darle otra vez las gracias por perdonarme la vida.
¿Por qué te quedas a un lado?
Date la vuelta.
Habías venido a matarme, ¿no?
Y te ha faltado valor.
Bueno, tenía razón en algo.
Eres un desertor, pero no eres un guerrero Cheyenne.
Custer tenía razón. Era un fracaso absoluto como indio.
¿Te cuelgo?
Creo que no. Fuera de aquí.
- ¿No va a colgarme? - Tu vida miserable...
no merece un cambio en una decisión de Custer.
Fue lo peor que podría haberme hecho.
No me quedaba nada de amor propio.
No podía volver con los indios
así que volví con los blancos y me convertí en borracho.
Muchacho, das pena. Tenías que haber seguido con la gaseosa.
- ¿Cómo te va, Bill? - Bien.
- He cambiado de vida, muchacho. - Bien.
Eh, Bill, necesito beber algo fuerte.
Toma 20 dólares. Emborráchate hasta que revientes.
Pero primero ve al barbero y date un baño.
Y cómprate algo de ropa. Luego ven a verme al bar.
Una cosa, muchacho. Cualquier tonto puede beber hasta morir.
Querría pedirte un favor confidencial.
Es un asunto delicado con una viuda de por medio.
Necesita un billete de tren para salir de la ciudad.
- Dale esto. - Claro, Bill.
Mi nueva y hermosa mujer es increíblemente celosa.
Y esta viuda... Bueno, ¡vaya con la viuda!
- Creo que sé de qué hablas, Bill. - Se llama Lulú Kane.
- Ahora mismo, Bill. - Bien.
¡Apártense! ¡Apártense!
- ¡Bill! - ¡Mató a mi padre!
¡Mató a mi padre! Ya nunca volverá a dispararle a nadie.
¡Me ha costado siete años, pero lo conseguí!
- En fin, ¿quién era? - Un chico.
Muchacho.
¿Te acuerdas de lo que hablamos?
- ¿La viuda? - Sí, Bill.
No se lo digas a mi mujer.
Me metería en un lío de los gordos.
Me has tirado al agua.
Lárgate ahora mismo.
Adelante, forastero. Cualquier cosa que desees, la tenemos.
¿Sra. Pendrake?
Me confunde con otra, forastero.
Me llamo Lulú.
No se llama Lulú. Usted es Louise Pendrake.
- ¿Quién eres? - ¿Cómo? Soy Jack Crabb.
Sra. Pendrake, ¿no se acuerda de mí?
¿Jack Crabb?
Dios mío.
Jack.
Qué sorpresa tan agradable.
Esta habitación es más amplia. ¿Qué ha sido de ti?
¡Lulú!. ¿Qué haces aquí con el culo aplastado?
- Hay un caballero esperando. - Aquí hay otro caballero.
Vaya, no lo había visto, forastero.
¿Necesita algo? Si es así, toque la campana.
Nuestro lema es: cualquier cosa que desee, la tenemos.
Bueno, Jack. Ahora ya lo sabes.
Ésta es una casa de mala reputación, y yo soy una flor echada a perder.
Aquella viuda no había perdido estilo, ni un poquito.
Una flor echada a perder. Me meo de risa al pensarlo.
Esta vida no sólo es vil y pecaminosa.
Ni siquiera es divertida.
No, supongo que no, Sra. Pendrake.
Si estuviera casada y pudiera venir una o dos veces por semana,
podría ser divertido,
pero todas las noches, es aburrido.
Lo comprendo.
No puedo ahorrar.
Si pudiera ahorrar unos dólares,
podría visitar a mi tía soltera en Washington.
Tendría ropa, un carruaje...
Quizás me casaría con un senador.
Sería la perfecta mujer de un senador, Sra. Pendrake.
Siempre fuiste un chico encantador.
¿Sabes que tuve pensamientos impuros contigo a menudo?
Varias veces.
Casi caí en la tentación.
Y ahora, aquí estamos.
Sra. Pendrake, ¿qué hace?
¿Sabes que una vez entré de puntillas en tu habitación
y me quedé mirándote muchísimo tiempo?
Sentía una tentación irresistible de despertarte.
Ojalá lo hubiera hecho.
Habría sido encantadoramente perverso.
¿Pasa algo, Jack?
- No. - Entonces, te espero en el...
...lugar de retiro.
Debería haberme despertado aquella noche hace años, Sra. Pendrake.
De parte de Bill el Indomable.
Su último deseo fue que se fuera a vivir con su tía soltera.
¿Su último deseo fue salvarme?
Jack.
Debo cumplir ese deseo.
Puede hacerlo, Sra. Pendrake.
Sí. Puedo y lo haré.
Tengo que irme ya. Adiós, Sra. Pendrake.
Adiós, Jack.
Y muchísimas gracias.
Y, Jack...
Si alguna vez estás en Washington, por favor, búscame.
- ¿Cómo le va, Sr. Meriweather? - Estupendamente.
En fin, mira eso. Pieles de búfalo.
Hay una mina de oro comiendo hierba en las llanuras, Jack.
Ahí va el mismísimo Búfalo Bill.
Sí, señor. Multiplícalo por miles. Los búfalos escasean.
Te criaron los indios. Deberías saber cazarlos.
Podríamos organizar una cacería, Jack.
- No has cambiado nada, Jack. - Usted tampoco.
Vaya con cuidado. Lo están cortando en pedazos.
No puede permitirse perder más miembros.
Todo negocio tiene su riesgo.
Adiós, muchacho.
No podía caer más bajo.
Había tocado fondo.
Me convertí en ermitaño.
Me adentré en los bosques, tan lejos como pude llegar.
Un día, me encontré con algo que los cazadores ven a menudo.
Un animal se había arrancado la pata para escapar de una trampa.
Me vino algo a la cabeza.
Decidí que la vida no merecía la pena
y lo único que se podía hacer era reunirse con las estrellas brillantes.
Adiós, Jack.
En ese momento, estaba realmente loco...
y estaba cerca del acantilado cuando...
Había llegado la hora de mirar al diablo a la cara
y mandarlo al infierno, que era donde debería estar.
La pregunta era cómo llevarlo hasta allí.
Sargento, llévese a este hombre...
...y dele algo de ropa.
Este hombre será de un valor incalculable para mí, comandante.
¿Incalculable, señor?
Casi lo colgué por desertor. Ahora quiere ser scout.
Su intención es obvia: alejarme de sus amigos los indios.
No lo entiendo, general.
Todo lo que me diga ese hombre será mentira.
Por lo tanto, será el perfecto barómetro a la inversa.
- ¿Correcto? - Por supuesto, general.
En mi opinión, el odio de Custer por los indios y su ambición...
se habían juntado en él.
Imaginó que necesitaba una victoria espectacular más sobre los indios
para ser candidato a presidente de los Estados Unidos.
Es un hecho histórico.
¡Deténganse!
- Tomaremos un breve refrigerio. - ¡Desmonten!
¡Descanso para beber!
Perdone, teniente.
Es el celibato de la silla. He tenido espasmos musculares toda la noche.
- Veneno de las "gónadas". - ¿Veneno de qué, señor?
"Gónadas". Es terminología médica.
General, es mi deber como...
El veneno de las "gónadas" supura y se te mete en los músculos.
Los cuervos quieren saber si va a bajar al cauce.
- ¿Eso quieren? - Sí, señor.
Dicen que quieren tiempo para cantar su canción fúnebre.
Dígales que son unos cobardes.
Pero si los enemigos vienen por detrás
y nos esperan allá abajo, nunca saldremos de allí.
¿Enemigos detrás?
No veo a ningún enemigo. ¿Y usted?
- No, señor, ahora mismo no... - Pues...
Deje de intentar cambiar una decisión de Custer.
Pero, señor, ¿no sería mejor mandar un pelotón al cauce?
- No, no lo sería. - ¿Me permite preguntar por qué, señor?
Porque estropearía un factor esencial: la sorpresa.
¿Sorpresa?. Saben que estamos aquí.
Pero no saben que pienso atacarles sin piedad.
- Eso no es una sorpresa. - Claro que sí.
No hay nada más sorprendente que un ataque sin piedad.
General.
General, protesto contra esta decisión precipitada.
¿Una decisión de Custer, precipitada?
¡Grant también me llamó atolondrado!
¡Ese borracho, ahí en la Casa Blanca, me llamó atolondrado!
General, le ruego que vuelva a pensarlo.
Piense en los hombres cuyas vidas dependen de usted.
¿Qué debería hacer, transportador?
Señor, ese hombre no sabe nada.
¿Tú qué dices, transportador?
¿Debería ir o retirarme?
Lo tenía en mi poder,
pero esta vez lo que tenía en la mano no era un cuchillo, sino la verdad.
¿Y bien?
¿Qué contestas, transportador?
General.
Mande a las tropas.
- ¿Me aconsejas que baje al cauce? - Sí, señor.
¿Supongo que allí no hay indios?
Yo no he dicho eso.
Hay miles de indios allí
y cuando acaben con usted,
sólo quedará un punto grasiento.
Esto no es el río Washita, general,
y ellos no son mujeres indefensas con niños esperándole.
Son guerreros Cheyenne y Sioux.
Baje hasta allá si tiene agallas.
Sigues intentando burlarte de mí, ¿no, transportador?
Quieres que crea que no quieres que baje allí,
pero la verdad es que realmente no quieres que baje allí.
¿Ahora ya lo ve claro, comandante?
¡Hombres del Séptimo!
¡Se acerca la hora de la victoria!
¡Adelante, hacia Little Bighorn!
¡Y hacia la gloria!
¡Les hemos pillado en la siesta! ¡A la carga!
¡Los tenemos dominados!
¡Que nadie tome prisioneros!
¡Todos en pie! ¡Custer está con ustedes!
¿Qué hacen?
- ¿Por qué no disparan? - No hay ningún sitio al que disparar.
¡Imbéciles! ¡Disparan a sus propios caballos!
¡Arréstelos! ¡Arréstelos!
- ¡Corneta! ¡Toca! - ¡Tenemos que formar parapetos!
Conozco mi trabajo, comandante. No se inmiscuya.
¡Soldados, hay que formar parapetos!
¡Sin piedad!
¡Llénenlos de plomo!
- Se nos acaban las municiones. - Bien.
Ahora se nos acaban las municiones. Le dije que pasaría esto.
Pero estaba allí sentado en la Casa Blanca y se rió de mí.
¡Maldito Cossack!
Esto es horrible. ¡Nos están aniquilando!
¡Resiste, América cristiana!
¡Sigan lanzando flechas, salvajes!
¡Permanezco incólume!
Sr. Presidente.
Sr. Presidente, distinguidos visitantes,
honorables miembros del Senado.
Vean al indio tal como lo...
¿Por qué no se calla?
Sr. Presidente, está borracho.
No podemos tener a un hombre así en la Casa Blanca.
¡Levántate y plántale cara al enemigo!
- Váyase, general. - Muy bien.
El veredicto es: condenado a muerte.
Bien. Por fin estamos empatados. Te pagué la vida que te debía...
y la próxima vez que nos encontremos, puedo matarte sin ser malo por eso.
Se va a bailar de alegría.
Abuelo.
Me alegro de verte.
Yo también me alegro, hijo mío.
Mi corazón es un halcón que surca los cielos.
¿Quieres comer?
Yo no comeré contigo porque voy a morir pronto.
¿Vas a morir, abuelo?
Sí, hijo.
En casa, donde a los "seres humanos" los entierran en el cielo.
¿Por qué quieres morir, abuelo?
Porque no hay otra forma de solucionar lo de los hombres blancos, hijo.
A pesar de lo que puedas decir de ellos, hay que admitir...
que no puedes deshacerte de ellos.
No, supongo que no, abuelo.
Hay una cantidad inagotable de hombres blancos,
pero siempre ha habido un número limitado de "seres humanos".
Hoy hemos ganado.
Mañana no ganaremos.
"Mujer Serpiente", tráeme mi túnica funeraria de alce.
Ven, hijo mío. Nos vamos.
Me entristece el corazón.
Una tierra sin "seres humanos" no tiene centro.
¿Adónde vamos, abuelo?
A la montaña, a la cima.
Salgan a luchar. Es un buen día para morir.
Gracias por hacerme un "ser humano".
Gracias por ayudarme a convertirme en guerrero.
Gracias por mis victorias y por mis derrotas.
Gracias por mi visión y por la ceguera en la que vi más allá.
Haces todas las cosas y diriges su rumbo, abuelo.
Y ahora, has decidido que los "seres humanos" anden un camino...
...que no lleva a ninguna parte.
Ahora voy a morir, a no ser que la muerte quiera luchar.
Y te pido por última vez
que me otorgues mi antiguo poder para hacer que pasen las cosas.
Cuida a mi hijo aquí presente.
No dejes que se vuelva loco.
¿Abuelo?
¿Aún estoy en este mundo?
Sí, abuelo.
Me lo temía.
En fin.
A veces la magia funciona, a veces no.
Volvamos al tipi a comer, hijo.
"Mujer Serpiente" cocina muy bien el perro.
De acuerdo, abuelo.
También tiene una piel muy suave.
El único problema con las "Mujeres Serpientes" es que copulan con caballos.
Eso las hace raras para mí.
Ella dice que no lo hace. Por eso la llamo "No le gustan los caballos".
Pero miente, por supuesto.
Por supuesto, abuelo.
Bueno, ésa es la historia de este viejo guerrero indio.
Ésa es la historia de los "seres humanos".
Les prometieron una tierra donde podrían vivir en paz.
Una tierra que sería suya.
Mientras la hierba creciera,
el viento soplara
y el cielo fuera azul.
Sr. Crabb, no lo sabía.
Váyase, váyase.