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[Aplausos y música]
[Michelle Obama] Gracias - muchísimas gracias - gracias - muchísimas gracias.
Con su ayuda ... permítanme anunciar.. permítanme comenzar ..
Quisiera comenzar por agradecer a Elaine. Elaine, muchísimas gracias.
Estamos tan agradecidos por el sacrificio y el servicio de tu familia
y siempre te respaldaremos. [Aplausos]
Durante los últimos años como Primera Dama,
he tenido el extraordinario privilegio de viajar a lo largo de todo este país.
Y en todos lados donde he ido, y con las personas que me he encontrado, y las historias que he escuchado,
he podido ver lo mejor del espíritu Americano.
Lo he visto en la increíble bondad y calidez
que la gente me ha demostrado a mi y a mi familia, especialmente a nuestras hijas.
Lo he visto en los maestros en una escuela de un distrito casi en bancarrota
que votaron por seguir enseñando aún sin recibir sueldo.
Lo he visto en personas que se convierten en héroes en un instante,
zamulléndose en el peligro para salvar a otros... volando para cruzar el país y apagar un incendio,
conduciendo por horas para ayudar en el rescate de un pueblo inundado.
Y esto lo he visto en hombres y mujeres uniformados y en familias orgullosas de nuestros militares
en guerreros heridos que me han dicho que no solo van a volver a caminar,
que van a correr, y que van a correr maratones.
En el joven que quedó ciego por una bomba en Afghanistan que dijo, simplemente:
"...Yo daría mis ojos otras 100 veces por tener la oportunidad
de hacer lo que he hecho y lo que aún puedo hacer."
Cada día, la gente que encuentro me inspira... cada día, me hacen sentir orgullosa.
Cada día me recuerdan lo dichosos que somos de vivir en la nación más grandiosa sobre la Tierra.
Servir como Primera Dama es un honor y un privilegio.
Pero cuando comenzamos hace cuatro años atrás,
todavía tenía mis preocupaciones sobre este viaje que habíamos iniciado.
Aunque creía profundamente en la visión de mi marido por este país
y estaba segura de que sería un Presidente extraordinario, igual que cualquier madre,
me preocupaba sobre lo que esto significaría para nuestras hijas si le daban la oportunidad.
¿Cómo haríamos para mantenerlas enterradas bajo la atención publica de toda la nación?
¿Cómo se sentirían siendo sacadas de su escuela, de sus amigos,
y de la única casa que ellas habían conocido?
Verán, nuestra vida antes de mudarnos a Washington estaba llena de simples placeres:
Los sábados en los juegos de fútbol, los domingos en la casa de la abuela,
una cita para Barack y yo era ir a cenar o al cine,
porque como una madre cansada, yo no podía quedarme despierta por ambos.
Y la verdad es que me encantaba la vida que habíamos construido para nuestras hijas.
Y amaba profundamente al hombre con quien había construído esa vida,
y no quería que eso cambiara si él se convertía en Presidente.
Yo amaba a Barack simplemente así como él era.
Saben, incluso en aquel tiempo, cuando Barack era Senador y candidato presidencial,
para mi, él todavía era el muchacho que me pasaba a buscar para tener nuestras citas en un auto que estaba tan oxidado,
que incluso podía ver el pavimento a través de un agujero en la puerta del acompañante.
Él era el muchacho para quien la posesión más valiosa era una mesa de café que había encontrado en un contenerdor de basura,
y para quien el único par de zapatos decentes era media talla menos de lo que calzaba.
Pero cuando Barack comenzó a contarme acerca de su familia -
fue allí cuando supe que había encontrado a mi alma gemela,
alguien cuya educación y valores eran muy similares a los míos.
Verán, Barack y yo fuimos ambos criados en familias
que no tenían mucho en términos de dinero y posesiones materiales
pero que nos habían dado algo mucho más valioso:
el amor incondicional, y el sacrificio inquebrantable,
y la oportunidad de llegar a lugares que nunca habían imaginado para ellos mismos.
Mi padre era un operador en las bombas de la planta de agua de nuestra ciudad,
y a él se le diagnosticó Esclerosis Múltiple cuando mi hermano y yo éramos jóvenes.
E incluso como niña, sabía que había muchos días en los que él sufría dolor,
sabía que había muchas mañanas que para él era una lucha
simplemente tener que levantarse de la cama.
Pero cada mañana, veía a mi padre despertarse con una sonrisa, tomar su andador,
y sosteníandose contra el lavamanos, y afeitarse lentamente y abotonarse su uniforme.
Y cuando regresaba a casa después de un largo día de trabajo,
mi hermano y yo solíamos pararnos en en la punta de las escaleras de nuestro pequeño apartamento,
esperando pacientemente para saludarlo,
viendo como se tomaba una pierna y la levantaba, y luego la otra,
para subir lentamente y abrazarnos.
Pero a pesar de estos desafíos, mi padre casi nunca faltó a su trabajo.
Él y mi mamá estaban decididos a darme a mi y a mi hermano
el tipo de educación que ellos solo podían soñar.
Y cuando mi hermano y yo finalmente llegamos a la universidad,
casi todas las matrículas vinieron de préstamos para estudiantes y becas.
Pero mi padre igual tenía que pagar un pequeña parte de la matrícula.
Y cada semestre estaba determinado a pagar esa cuenta a tiempo,
incluso tomando préstamos cuando no tenía lo suficiente.
Él estaba tan orgulloso de poder mandar a sus hijos a la universidad
y se aseguraba de que no fuésemos a perder la posibilidad de inscribirnos porque él estuviese debiendo alguna cuenta.
Saben, para mi padre, eso es lo que siginificaba ser un hombre.
Como - como muchos de nosotros, esa era la medida del éxito en su vida --
ser capaz de ganarse una vida decente que le permitiera dar sustento a su familia.
Y cuando comencé a conocer a Barack,
me di cuenta de que, aunque él había crecido en la otra punta del país,
había sido criado igual que yo.
Barack fue criado por una madre soltera que luchaba para pagar sus cuentas,
y por unos abuelos que siempre estaban allí cuando ella necesitaba ayuda.
La abuela de Barack comenzó como una secretaria en un banco de la comunidad
y fue rápidamente ascendiendo, pero como muchas mujeres, ella se topó con un techo de cristal.
Y por años, hombres que no estaban tan calificados como ella -hombres que ella misma había entrenado-
fueron promovidos por encima de ella, ganando más y más dinero,
mientras que la familia de Barack continuaba apenas arreglándoselas.
Pero día tras día, ella seguía levantándose de madrugada para tomar el bus,
llegando al trabajo antes que nadie, y dando lo mejor de sí sin quejas ni arrepentimientos.
Y ella solía decirle a Barack,
"Mientras que ustedes estén bien, Bar, eso es lo único que realmente importa."
Como muchas familias Americanas, nuestras familias no estaban pidiendo demasiado.
Ellos no envidiaban el éxito de los demás o
se preocupaban porque otros tuviesen mucho más que ellos. De hecho, los admiraban.
Ellos simplemente creían en la promesa Americana fundamental, que
aunque tú no comiences con mucho,
si trabajas duro y haces lo que se supone que tienes que hacer,
entonces vas a ser capaz de construir una vida decente para ti
y una vida aún mejor para tus hijos y tus nietos.
Así es como nos criaron, y eso es lo que aprendimos de su ejemplo.
Nosotros aprendimos acerca de la dignidad y la decencia -
que lo duro que trabajes importa mucho más que el dinero que puedas hacer -
que ayudar a los otros significa mucho más que solamente salir adelante tú sólo.
Aprendimos sobre la honestidad y la integridad -
que la verdad importa, que tú no tomas atajos o juegas con tus propias reglas. [Aplausos]
Y que el éxito no cuenta a menos que lo hayas conseguido de una forma correcta y correcta.
Aprendimos sobre la gratitud y la humildad - que tanta gente nos dio una mano en nuestro éxito,
desde nuestros maestros que nos inspiraban, hasta los conserjes que mantenían nuestra escuela limpia.
Y fuimos educados a valorar la ayuda de todos y a tratar a todo el mundo con respeto.
Esos son los valores que Barack y yo - y tantos de ustedes -
estamos tratando de inculcar en nuestros hijos.
Eso es quienes somos.
Y aquí parada ante ustedes hace cuatro años atrás,
yo sabía que no quería que nada de eso cambiara si Barack se convertía en Presidente.
Bueno, hoy, después de tantas luchas y triunfos y momentos
que han puesto a prueba a mi marido de maneras en que yo nunca me hubiera imaginado,
he podido comprobar de primera mano que convertirse en presidente no cambia quién eres -
No, revela quién eres. [Aplausos]
Saben, he podido ver de cerca y personalmente
cómo es ser presidente,
Y he visto cómo los problemas que llegan al escritorio del Presidente
son siempre los más difíciles:
ya saben, los problemas donde ninguna cantidad de información o números te dará la respuesta correcta,
las decisiones donde hay tanto en juego, y no hay márgen para el error.
Y como Presidente, recibirás todo tipo de consejos de todo tipo de gente.
Pero al final, cuando es hora de tomar esa decisión como Presidente,
todo lo que tienes para guiarte son tus propios valores,
y tu visión, y las experiencias de vida que te hicieron lo que tú eres.
Así que cuando se refieran al tema de reconstruir nuestra economía,
Barack piensa en las personas como mi padre o su abuela.
Él piensa sobre el orgullo que se siente después de un duro día de trabajo.
Es por eso que él firmó la Ley de Salario Justo Lilly Ledbetter.
para ayudar a las mujeres a que tengan un salario equitativo por su trabajo.
Es por eso que él recortó los impuestos a las familias trabajadoras y pequeñas empresas
y luchó para que la industria automovilística volviera a levantarse.
Así es como él logró sacar a nuestra economía del borde del colapso, creando empleos nuevamente -
empleos que permitan a una familia recuperarse, buenos empleos aquí en los Estados Unidos de América.
Con respecto a la salud de nuestras familias, Barack se ha rehusado a escuchar
a esas personas que le decían que dejara las reformas de la salud
para otro día, para otro presidente.
A él no le importó que eso hubiera sido lo más fácil de hacer políticamente,
- no, esa no era la forma como había sido criado -
a él le importó más el hecho de hacer lo correcto.
Lo hizo porque él cree que aquí en América,
nuestro abuelos deberían se capaces de afrontar los gastos en medicina,
nuestros hijos debería ser capaces de ver a un doctor cuando están enferrmos,
y en este país, nadie debería arruinarse económicamente a causa de un accidente o una enfermedad.
Y él cree que las mujeres son más que capaces
de hacer sus propias decisiones acerca de su cuerpo y nuestra salud.
Y eso es lo que mi marido defiende.
Con respecto a darle a nuestros hijos la educación que merecen,
Barack sabe que, igual que yo y muchos de ustedes,
él nunca hubiese podido ir a la universidad sin asistencia financiera.
Y, créanlo o no, cuando nos casamos,
nuestras cuentas para pagar los préstamos de estudiante, sumadas, eran mayores que nuestra hipoteca.
Éramos tan jóvenes, tan enamorados, y tan endeudados. [Risas]
Por eso es que Barack ha luchado tanto para aumentar la ayuda a los estudiantes y mantener bajas las tasas de interés,
porque él quiere que cada uno de los jóvenes pueda cumplir su compromiso
y puedan asistir a la universidad sin una montaña de deudas.
Así que finalmente, para Barack, estos no son temas políticos, son temas personales.
Porque Barack sabe lo que significa cuando una familia lucha,
él sabe lo que significa cuando quieres algo mejor para tus hijos y tus nietos.
Barack conoce el Sueño Americano porque él lo ha vivido,
y quiere que todos en este país -todos - tengan la misma oportunidad.
Sin importa quiénes seamos, o de dónde venimos,
o cómo nos vemos, o a quién amamos.
Y él cree que cuando has trabajado duro, y has hecho las cosas bien,
y has cruzado la puerta de la oportunidad,
tú no cierras la puerta de un golpe detrás tuyo; no, tú vas a mirar para atrás,
y vas a darle a otros la mismas chances que te ayudaron a tí a triunfar.
Así que cuando la gente me pregunta si estar en la Casa Blanca ha cambiado a mi marido,
yo les puedo contestar con toda honestidad que cuando se trata de su carácter,
sus convicciones, y su corazón,
Barack Obama es todavía el mismo hombre de quien me enamoré hace tanto años atrás.
Él es el mismo hombre que comenzó su carrera dejando de lado trabajos de alta remuneración
y en cambio se dedicó a trabajar en barrios que estaban luchando, donde una planta de acero había cerrado,
luchando para reconstruir esas comunidades y para que esas personas volvieran a trabajar,
porque para Barack, el éxito no se trata de cuanto dinero haces,
es sobre cuál es la diferencia que tú puedes hacer en la vida de la gente.
Él es el mismo hombre - es el mismo hombre que, cuando nuestras hijas nacieron,
iba a chequear ansiosamente a sus cunas cada pocos minutos,
para asegurarse que todavía estaban respirando,
y orgullosamente se las presentaba todos quienes conocíamos.
Ese es el hombre que se sienta conmigo y nuestras hijas para cenar casi todas las noches,
contestando pacientemente las preguntas que le hacemos sobre los temas y noticias,
y planeando sobre temas de amistades escolares.
Ese es el hombre a quien veo en esos momentos de silencio tarde en la noche,
curvado sobre su escritorio, revisando las cartas que le ha enviado la gente.
La carta de un padre que lucha por pagar sus cuentas,
de una mujer que está muriendo de cáncer y que su compañía de seguros no le cubre su tratamiento,
de jóvenes que prometen tanto pero tienen muy pocas oportunidades.
[Desde la audiencia] Te amo, Michelle Obama. (?)
[Michelle Obama] Yo veo la procupación en sus ojos, y escucho la determinación en su voz al decirme:
''No podrás creer lo que está pasando esta gente, Michelle, no está bien.
Debemos seguir trabajando para corregir esto. Tenemos tanto más que hacer."
Yo veo - yo cómo esas historias -
[Audiencia vitorea] ¡Cuatro años más!
[MIchelle Obama] Yo veo cómo esas historias, nuestra colección de luchas, esperanzas y sueños -
es lo que guía a Barack Obama en cada uno de sus días.
Y yo no creía que fuese posible, pero déjenme decirles: hoy,
yo amo a mi marido mucho más de lo que lo amaba cuatro años atrás,
mucho más de lo que lo amaba hace 23 años cuando recién nos conocimos.
Déjenme decirles por qué:
Vean, yo amo el hecho de que él nunca ha olvidado como empezó.
Amo el hecho de que se pueda confiar en que Barack hace lo que él dice que va a hacer,
aún cuando sea difícil - especialmente cuando es difícil.
Amo el hecho de que para Barack, no existe tal cosa como el "nosotros" y "ellos" -
a él no le importa si eres Demócrata, Republicano, o ningún de los dos.
El sabe que todos amamos a nuestro país,
y siempre está dispuesto a escuchar buenas ideas,
él siempre está buscando lo mejor para cada persona que conoce,
y amo el hecho de que incluso en los momentos más duros,
cuando todos estamos transpirando la gota gorda - cuando estamos preocupados de que una ley no pase,
y pareciera que todo está perdido -
vean, Barack nunca se permite distraerse con el ruido y la charla, no.
Al igual que su abuela, él levantándose y avanzando,
con paciencia y sabiduría, coraje y elegancia.
Y él me recuerda - él me recuerda que aquí estamos jugando un juego largo,
y que el cambio es difícil, el cambio es lento, y que nunca sucede de forma inmediata.
Pero finalmente llegaremos, siempre lo hacemos.
Siempre llegamos gracias a personas como mi padre, como la abuela de Barack,
hombres y mujeres que se dijeron a sí mismos:
"Puede ser que yo no tenga la oportunidad de completar mis sueños,
pero mis hijos sí lo harán, quizás mis nietos"
Vean - vean - tantos de nosotros estamos aquí parados gracias al sacrificio de ellos,
a su anhelo, y a su constante amor,
porque muchas veces, ellos tuvieron que tragarse sus miedos y sus dudas, y hacer lo que era difícil.
Así que hoy, cuando los desafíos que enfrentamos parecen abrumadores
- o hasta imposibles -
no dejemos de recordar que hacer los imposible es la historia de esta nación.
Es así como somos los Americanos, es así como se construyó nuestro país. [Aplausos]
Y si nuestros padres y abuelos pudieron esforzarse, luchar por nosotros,
si pudieron elevar vigas de acero hacia el cielo, si pudieron enviar al hombre a la luna,
y conectar al mundo simplemente tocando un botón -
entonces con seguridad nosotros podemos mantener ese sacrificio y construcción para nuestros hijos y nietos, ¿verdad?
Y si hombres y mujeres tan valientes pudieron usar el uniforme de nuestro país,
y sacrificar sus propias vidas por nuestros derechos más fundamentales,
entonces seguramente nosotros podemos hacer nuestra parte como ciudadanos de esta gran democracia
para ejerecer esos derechos.
Con seguridad, podemos ir a votar el Día de Elecciones y hacer que nuestras voces se escuchen. [Aplausos]
Si los granjeros y los herreros lograron independizarse de un imperio,
si los inmigrantes pudieron dejar atrás todo lo que conocían por una vida mejor en nuestras orillas,
si hubo mujeres llevadas a la cárcel por querer votar,
si una generación pudo vencer a la depresión, y concretar nuestra gradeza por siempre
si un joven predicador pudo elevarnos a la cima con su sueño de los derechos,
y si los orgullosos Americanos pueden ser quienes son
y pararse valientemente ante el altar con quienes ellos aman,
entonces, seguramente, nosotros podemos darle a todos en este país una oportunidad real
en ese gran Sueño Americano. [Aplausos y cánticos]
Porque al final - al final, y más que nada, esa es la historia de este país,
la historia de una esperanza inquebrantable basada en una lucha inexorable.
Eso es lo que ha hecho posible mi historia, y la historia de Barack,
y las historias de tantos otros Americanos.
Y déjenme decirles algo: Yo digo todo esto esta noche, no sólo como Primera Dama, no, ni tampoco como una esposa.
Saben, al final del día, mi título principal es el de "mamá-al-mando."
Mis hijas son todavía el corazón de mi corazón, y el centro de mi mundo.
Pero déjenme decirles, hoy día, ya no tengo ninguna de las precupaciones que yo tenía hace cuatro años atrás,
ni las dudas acerca de si Barack y yo estábamos haciendo lo mejor para nuestras hijas.
Porque hoy, sé por experiencia propia
que si verdaderamente quiero dejarles a mis hijas un mundo mejor,
y para todos nuestros hijos e hijas,
si queremos darles a nuestros niños un fundamento para sus sueños
y oportunidades acordes a sus compromisos,
si queremos darles esa sensación de que no hay límites a las posibilidades,
esa convicción de que aquí en America
hay siempre algo mejor si tú estás dispuesto a trabajar por ello,
entonces nosotros tenemos que trabajar como nunca antes lo hemos hecho,
y debemos una vez más unirnos y estar juntos
con el hombre al que podemos confiar que seguirá empujando hacia adelante a este país,
mi marido, nuestro Presidente Barack Obama.
Gracias. Que Dios los bendiga, y que Dios bendiga a América.
[Aplausos]
[Aplausos y música]