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En los países en desarrollo,
alrededor de 400 millones de trabajadores viven en condiciones de extrema pobreza,
incapaces siquiera de alimentarse adecuadamente.
Otros 472 millones no pueden satisfacer sus necesidades básicas habituales
para vivir, vestirse y alimentar a sus familias.
A medida que las inversiones disminuyen como consecuencia de la crisis económica mundial,
las personas que viven en los países en desarrollo
tienen mayores dificultades para lograr un futuro mejor para ellas y sus familias.
Según nuestro informe,
en determinados países en desarrollo
es cada vez más difícil cambiar un trabajo en la agricultura de subsistencia
por otro mejor remunerado.
Este cambio de trabajo a sectores más productivos
se conoce como "cambio estructural",
y puede constituir una importante fuente de crecimiento económico.
Si la economía es más productiva
el nivel de vida aumenta y el número de personas que viven en la pobreza disminuye.
Pero en nuestro informe,
se constata que este importante proceso de cambio estructural
ha registrado menores avances durante la crisis
en la mayor parte de los países en desarrollo.
Los menores niveles de inversión
hacen que se creen menos empleos en sectores altamente productivos,
como el industrial y el de servicios.
Ello dificulta la mejora de la calidad de vida en los países en desarrollo.
Organización Internacional del Trabajo 2013