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No tengo mucho tiempo.
He preparado 18 minutos de presentación;
lo vamos a hacer en 8. Así que prepárense.
Para empezar, quiero hablar del peligro,
voy a necesitar un voluntario.
(Risas)
Bueno, estoy bromeando. Pero... (Risas)
La cuestión es...
Mi mujer y yo hemos escrito este libro,
"50 cosas peligrosas".
A ver si pueden poner mis notas de orador ahí arriba,
porque hay un par de números que mencionaré después
y ya los he olvidado.
Escribimos este libro y...
un psicólogo infantil de Australia dijo
que este libro estimulaba
la participación de los niños en actividades
que podrían herir, mutilar y matar. (Risas)
Y eso sin haber visto nunca el libro,
no lo ha leído...
pierde por completo el punto
de que el libro en realidad es sobre seguridad.
Así que, (Risas)
veamos el tema número uno
de este libro sobre herir, mutilar y matar.
Pongamos el caso de: (Risas)
"Lamer una pila de 9V".
Ahora, levanten la mano
quienes hayan lamido una pila de 9V.
(Risas)
Vaya, hay bastante gente.
(Risas)
Bien, levanten la mano si van a lamer una esta noche.
(Risas)
Elegimos este como el primer tema del libro,
porque pensamos que todo el mundo lo habría hecho.
¡Error!
Ocurre que
estas ideas sobre el riesgo de lamer una pila de 9V
incluyen cosas como:
muerte por electrocución, (Risas)
quemarse la lengua, (Risas)
pérdida permanente del sentido del gusto.
Y el riesgo real:
es inocuo.
Según el Centro para el Control de las Enfermedades,
que hace el seguimiento de este tipo de accidentes domésticos,
no se ha registrado nunca un solo incidente
de alguien que se haya herido lamiendo una pila de 9V.
Entonces, ¿de dónde vienen todas
estas percepciones míticas y falsas?
Pues creo que es bastante fácil
ver de dónde proceden hoy día.
(Risas)
No les tengo que contar
cuánto les gustan a los medios las historias
sobre niños en peligro.
La gente en Kazajstán
ha visto la retransmisión de esta historia
a las 3 AM hora local.
No es de extrañar
que en nuestra sociedad los niños estén sobreprotegidos.
Toda esta inundación de historias
sobre niños en riesgo y en peligro
crea la ilusión
de que los niños están realmente en peligro.
Y nuestras percepciones del riesgo
están basadas más en rumores
--una confabulación mediática, en realidad--
que en un análisis racional.
Y para hablar de esto
--y esto es para ti, Eryn--
He acuñado un término nuevo.
"Peligrismo".
Quiero que recuerden este término.
Está basado en la palabra "carnismo", acuñada por Melanie Joy
en su libro, "Por qué comemos cerdos, montamos en caballos y...perros mascotas",
La he fastidiado. Perdona, Melanie.
Pero sucede
que nuestras historias familiares, y nuestro contexto cultural,
y nuestras experiencias personales en la infancia, etc.,
influyen más en cómo percibimos el peligro
que los riesgos existentes, reales y medibles.
E igual que en nuestras fobias y nuestras elecciones
sobre qué animales comer,
puede que se trate de algo irracional,
y se ha llegado al extremo
de que nuestros temores están tan viciados
por esta exposición a los medios,
que las cinco cosas que más preocupan a los padres
con respecto a sus hijos
--pueden ver que no se incluyen los ninjas--
(Risas)
no coinciden en absoluto
con las cinco cosas por las que los niños en E.E. U.U.
mueren realmente.
Y lo que sí que es un crimen
es que las miles de horas que pasamos convenciéndoles
de no hablar con extraños
estarían mucho mejor empleadas
animándolos a salir ahí fuera,
realizando intervenciones familiares,
enseñándoles a nadar.
Nada de esto da lugar a cuentos sofisticados.
Así que para combatir tantos miedos infundados
y preparar a los niños para manejar mejor
los riesgos reales del mundo real,
les presento:
"Las 5 Cosas Más Peligrosas que deberían dejar a sus hijos hacer".
Podemos contraponer ese alarmismo descontrolado
creando deliberadamente ocasiones para que los niños
aprendan a reconocer y mitigar el riesgo.
Y estas son.
Número uno: caminar hacia el colegio.
Los accidentes de auto
son la primera causa de muerte de niños en EE.UU.
Y Uds. pueden reducir mucho ese riesgo
sólo con reducir el tiempo que pasan en el auto.
El mayor temor de los padres en este país
es el secuestro.
El secuestro por un extraño
no está ni siquiera entre las primeras 5 mil cosas
que más dañan a los niños,
pero se ha demostrado que los niños que caminan al colegio
poseen un mayor juicio crítico,
tienen una mejor perspectiva del entorno
y por tanto es menos probable que sean objeto de ataques.
Y el hábito de caminar es beneficioso para toda la vida:
mejora la memoria, hábitos de ejercicio constantes,
independencia y una perdurable sensación de bienestar.
Número dos: trepar árboles.
Cuando los niños se enfrentan a estructuras naturales de juego,
muestran una mayor activación cognitiva
--se trata de un clásico estudio alemán--
ponen más atención a la actividad.
Y a diferencia de un parque infantil,
el árbol les obliga a averiguar
cómo trepar en cada momento.
Cada parte de un árbol es única
y presenta un desafío único.
El niño tiene también que demostrar
su responsabilidad
a medida que asciende,
fuera del alcance de sus padres.
Y luego ese sentimiento único de libertad
que se tiene al estar en lo alto de un árbol.
Número tres: quemar cosas con una lupa.
(Risas)
Los niños aprenden pronto
que el sol es la fuente de energía
fundamental para la vida en la Tierra.
Lo aprendemos en el colegio.
Pero hasta que no la manipulan y apuntan con ella,
es muy difícil que adquieran una sensación intuitiva
de cuánto poder hay en la luz del sol.
Para ellos es también una forma autodirigida
de explorar
y descubrir qué arde y qué no
y si a Uds. les preocupa el fuego,
dénles una botella de agua.
La refracción es menos intuitiva que la reflexión,
y jugar con las lentes
ayuda a los niños a asimilar este concepto.
Número 4: hacer explotar una bolsa.
(Risas)
Estamos hechos de compuestos químicos,
rodeados de compuestos químicos,
y consumimos compuestos químicos.
Pero a menudo no aprovechamos para jugar con la química
sólo por el gusto de explorar.
Una simple reacción química
con la que experimentar
nos da el fundamento conceptual
para un conocimiento más profundo
de la naturaleza elemental de nuestro mundo.
Hay contados juegos de química en los hogares,
y los colegios están prohibiendo
el volcán de bicarbonato sódico y vinagre,
así que deben crear la ocasión para sus hijos en casa.
Hacer una pequeña explosión
es una forma estupenda para los niños
de conocer conceptos de química,
y manejar las proporciones es una forma estupenda
de experimentar el método científico.
Y por último, pero no menos importante,
número 5: pegarse los dedos con super-pegamento.
(Risas)
Una discapacidad pasajera
nos puede ayudar a valorar
nuestra condición física.
La necesidad aguza el ingenio,
y teniendo que averiguar
cómo abrir un bote de crema de cacahuete
sin el pulgar, (risas)
nos obliga a ser creativos.
Durante poco más de una hora,
la mente realmente
construye un nuevo mapa cinemático de nuestras habilidades
para adaptarse a esa limitación.
Y cuando el pegamento se disuelve,
habrá un momento
en que las habilidades normales parecen anormales para el niño.
La forma más efectiva de mantener a los niños seguros
es darles a probar un poco el sabor del peligro.
Muchísimas gracias. (Aplausos)
(Aplausos)