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Gracias.
Gracias.
Mi pasión por la Amazonia comenzó por culpa de este bichito que está aquí
El boto color de rosa o boto-rojo.
Dice la leyenda que los botos seducen a las mujeres.
Y creo que esa leyenda. Tiene algo de cierto también.
Me mudé en el año 2009, en abril del 2009
y me mudé de la gran ciudad para el corazón de la mazonia.
En ese puntito blanco, allá en la bifurcación.
Esa fue la casa donde viví durante nueve meses.
Era una casa fluctuante, como este auditorio, claro que en una escala menor.
Estaba viviendo mi sueño.
Esa era la vista que tenía desde mi dormitorio.
Todas las mañanas, me despertaba con esa vista.
Y el único tránsito que me agarraba
era esperar que un bando de colimbos pasasen por el frente del barco.
Cuando estaba en la Amazonia, aprendí a manejar barcos,
no sabía manejar ni auto en San Pablo.
Aprendí a limpiar pescados, a remar, a agarrar los remos de la forma adecuada.
Aprendí a dormir en la hamaca paraguaya, sin que me duela la espalda.
Aprendí a sacar fotos.
Aprendí a subir en los árboles.
Entonces, estaba viviendo el sueño de mi vida.
Estaba viviendo todo lo que quería.
Pero, la vida tiene dificultades.
Y fue un día cuando estaba limpiando un pescado, preparando el almuerzo,
estaba limpiando el pescado en el porche de mi casa,
cuando un yacaré me atacó.
Yo estaba en la parte de afuera de la casa, y el yacaré vino por detrás,
estaba sentada en el piso, limpiando en el piso,
y el yacaré vino por detrás y saltó más de un metro,
dio una bocanada agarrando mi pierna y me llevó para el fondo del agua.
A más o menos unos 3 metros,
en realidad no tengo mucha noción, pero creo que fue más o menos unos 3 metros.
Y allí, comenzó a hacerme girar.
No se si ustedes ya vieron un yacaré atacando a una presa,
pero ellos agarran a la presa y comienzan a hacerla girar, girar, girar,
hasta reventar el pedazo de la presa que él quiere.
Y fue eso lo que él hizo conmigo, Y me acuerdo de estar girando, girando,
parecía que estaba en una licuadora.
Y ahí, fue cuando me vino a la cabeza:
“cuál sería la parte más sensible del yacaré?”
Ahí, me acuerdo de colocar mi mano así, atrás,
y sentir dos agujeros en la cabeza del yacaré.
Y, pienso que, posiblemente, eran los ojos o la nariz, no sé.
Pero me acuerdo de colocar mis dedos así, bien fuertes,
y apretar con todas mis fuerzas, con tanta fuerza, que hasta me rompí la uña.
Fue ahí cuando el yacaré me soltó.
Ahí, conseguí subir hasta nuevamente hasta la superficie y poder respirar.
Ahí, intenté subir nuevamente para casa, por el mismo lugar que él me arrastró.
Pero, yo estaba sin una pierna,
me di cuenta que estaba. Sin una pierna yá,
y ya no tenía fuerza en los brazos para erguirme.
Entonces, fui nadando hasta el frente de la casa,
donde hay una rampa, y la gente estaciona los barcos,
y subí por allí.
Y permanecí en esa rampa por un tiempo, gritando por ayuda,
porque había visto un pescador pasar por allí a la mañana,
y pensé que él podría estar cerca de allí.
Pero, después de un tiempo allí, pensé:
“Mi Dios”, el agua estaba toda roja de sangre,
y la posibilidad de atraer más yacarés era grandísima,
entonces quería salir de las proximadades del agua lo más rápido posible.
Fue ahí que me acordé, también, que tenemos una radio dentro de la casa
que la misma se encuentra conectada con toda la reserva donde estaba viviendo.
Entonces, esa fue la parte más difícil, pienso,
que fue subir la rampa sólo con una pierna,
entonces saltaba, daba vueltas, me arrastraba.
Porque, de repente, vos estás sin una pierna,
perdés totalmente el equilibrio.
Pero, conseguí llegar dentro de casa, agarré la radio, llamé por auxilio,
y después de más o menos unos 10 minutos,
unos guías turísticos de una posada que se encuentra cerca de casa llegaron.
Y me hicieron un torniquete en la pierna, todo...
Pero, ya habían pasado 10 minutos.
Y, no se si ustedes saben, que tenemos una arteria muy gruesa aquí,
que se llama arteria femoral
y dicen que, si te pegan un tiro en esa arteria,
te mueres en cuestión de minutos, en 4 ó 5 minutos, ya estás muerto.
Y, milagrosamente, estaba viva y consciente.
Y los médicos dicen que, puede ser que cuando el yacaré me estaba atacando,
él torció mi pierna Y acabó torciendo también mi arteria femoral.
Y otros médicos dicen que cuando una arteria grande como esa revienta,
la arteria se contrae haciendo un torniquete natural.
Pero, de cualquier forma, me colocaron en una voladera,
que son esos barquitos pequeños.
Y me llevaron para el hospital
y, en la mitad del camino, me cambiaron para un barco más grande y más rápido.
Fue ahí cuando comencé a sentir muchos dolores,
porque, hasta entonces, no había sentido nada,
gracias a Dios, existe la adrenalina.
Permanecí en el hospital en Tefé, que es una ciudad a 600 km de Manaus.
Permanecí allí por unos 10 días, donde me tuvieron que operar de urgencia.
Y después que me estabilicé, fui transferida a San Pablo, de avión.
Y permanecí 5 días más en el hospital.
Y después de 6 meses de rehabilitación, y de fisioterapia intensiva, todos los días,
sentía mucho, mucho dolor todavía
y tuve que pasar por outra cirugía, de corrección
para eliminar el dolor que estaba sintiendo.
Y, para mí, esa fue la parte más difícil,
más difícil que luchar contra el yacaré,
más difícil que tener que soportar el dolor era tener que comenzar todo de nuevo.
Y así, vivía en la inmensidad del Amazonas, independiente, viviendo mi sueño
y, de repente, de una hora para otra,
estaba encerrada en una habitación de San Pablo,
en un hospital, dependiente de todo el mundo para hacer todo lo quería.
Esa fue una parte muy difícil para mí.
Pero, es por eso que estoy aquí!
Estoy aquí para decirles, no sólo lo del ataque,
que es una historia increíble,
pero estoy aquí para hablarles de la superación que estoy viviendo
y que todavía estoy superando.
Les confieso que, cambiar así de vida, de repente, de una hora para otra,
no es una cosa fácil.
No conseguía hacer las cosas como lo hacía anteriormente,
como subir una escalera, por ejemplo, sin ayuda,
es una cosa difícil,
y no les voy a mentir que a veces, estoy triste, malhumorada.
Pero, no estoy aquí para que ustedes sientan lástima de mí,
pienso que, muchas veces, las personas no saben bien cómo reaccionar
con un deficiente físico o mental,
pero así, no querría que sintieran pena de mí.
Una vez, estaba en el gimnasio, y una mujer vino hacia mi...
Y yo estaba con las muletas.
Ahí, la señora vino y me dijo:
“Pobrecita, qué te pasó? Te torciste el pie?”
Ahí, me levanté y le dije:
“No, no, es que me amputaron y todavía estoy aprendiendo a caminar”.
Ahí, ella dijo: “Qué pena! Tan jovencita! Pobrecita! Eso terminó con tu futuro, no?”
Ahí, yo le dije así: “Mire, mi querida señora, discúlpeme, pero así,
estoy perfecta, estoy muy entusiasmada con referencia a mi futuro.
Y usted? Cómo está?”
Pero, ya los niños…
Ahora, les voy a contar otra cosa.
Ya los niños, amo a los niños, porque ellos son super espontáneos.
Estaba en Río de Janeiro,
estaba de pantalones cortos, en una feria artesanal.
Ahí, llegó un nenito y me dijo:
“Uh! Qué bárbaro! Tenés una pierna de robot!”
Y salió corriendo para contarle a sus amiguitos, para mostrársela.
Entonces, pienso que es así,
no es una pierna lo que define como uno es,
no son los problemas que enfrentamos hoy que hacen lo que somos hoy.
Cómo lidamos con esos problemas.
Hoy, literalmente, cada paso para mí, es una conquista.
Antes, levantarme de la cama para ir al baño, era un desafío.
Después, andar con muletas era otro desafío.
Después, andar con prótesis, está siendo un desafío para mí.
Pero, pasar por esos obstáculos es lo que me motiva a seguir.
Y, después del ataque, aprendí a manejar un auto.
aprendí a nadar sólo con una pierna.
Y, hay una cosa genial que les quiero mostrar.
Y es que tengo una mesa portátil, que viene a donde quiera que voy.
Y, es unos de mis mayores deseos,
desde la época que estaba en el hospital, en Tefé,
era volver para la Amazonia, que es mi gran pasión.
Me acuerdo de decirle a mis padres:
“Miren, que todavía quiero volver”.
Todo el mundo pensaba que estaba loca.
Pero, puedo contarles, en primera mano ahora, que
pasado mañana, después del TED,
volveré a la reserva, volveré a mi proyecto con los botos,
y volveré a mi sueño.
Sólo para terminar, como leí en un blog una vez.
Gracias.