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La dialéctica entre presencia y ausencia
es un componente muy importante del significado de los textos.
Los textos significan no sólo aquello que dicen
sino de una manera muy importante todo lo que ocultan.
No podemos construir una sociedad
sin construir una cultura igualitaria.
Y esa cultura igualitaria todavía no existe.
Decía Humberto Eco de las filósofas muchas veces se prefiere ignorar
los nombres de estas mujeres porque así es más fácil robarles las ideas.
Estudiamos a los más antiguos, estudiamos al primer escritor,
pero no a la primera escritora.
A todas estas mujeres se les ha condenado a la no existencia,
es que es muy duro, el decir no han existido,
entonces vamos a tomarlas, a que existan.
Es difícil encontrar una literatura escrita por mujeres,
o por lo menos la gente no considera que una mujer pueda escribir
una literatura que sea tan dura.
No se hablaba de la mujer por sus hazañas sino por su belleza
o por sus condiciones físicas,
pero no por sus hazañas, y Boccaccio lo hizo.
Boccaccio esto lo ve y dice
yo voy a escribir esta novela precisamente para vosotros
porque ya es hora de que la mujer que estaba sometida por el padre,
sometida por el hermano o se quedaba en casa bordando y cosiendo,
sepa que lo que tiene que hacer
cuando se enfrenta al amor de un hombre
que tenía los privilegios que tenemos
y que se dedicaba a cazar y a pescar y a lo demás cuando se aburría.
Décima edición del Congreso Internacional Ausencias:
escritoras en los márgenes de la cultura.
Una inmejorable oportunidad para conocer a aquellas mujeres
olvidadas, relegadas a un segundo, o incluso tercer plano
por ser eso, por ser mujeres.
Una reunión organizada por el departamento
de Filología Italiana de la UNED
y con participación de personalidades
venidas de 47 universidades europeas y americanas.
Las escritoras, a lo largo de los siglos,
han hecho valiosas aportaciones a la estética
y a la historia de las ideas en diferentes lenguas y culturas,
pero sus obras y sus ideas son desconocidas
a causa de la ausencia de traducciones,
estudios críticos y/o ediciones modernas de sus obras.
En particular, la aportación de las escritoras del pasado
a la querella de las mujeres, es prácticamente desconocida,
no ha sido lo suficientemente estudiada ni valorada.
El ámbito académico, el mundo universitario
es el encargado esta vez de dar voz,
e incluso dar vida, existencia,
a las mujeres que a través de los siglos
han participado en el proceso creativo,
pero se les ha dado, y se les da la espalda.
Ahora, en el siglo XXI,
el interés por la literatura femenina está en auge.
Son numerosos los nombres de mujeres
a las que se reconoce su trabajo más allá de la cuestión de género.
Como Elena Bono, Alba de Céspedes, Silvina Grasso, María Rosal Nadales,
Margaret Atwood, Mary Wollestonecraft
o remontándonos siglos atrás, Egeria, la viajera.
Nombres que han pasado, y no de largo, por este congreso.
Nombres que aparecieron y desaparecieron y que, ahora,
surgen de nuevo con sus valiosas aportaciones a la estética,
a la historia de las ideas en diferentes lenguas y culturas.
Porque, a pesar de la poca atención prestada por una sociedad
donde predomina lo masculino,
ellas han aportado su creatividad, originalidad y destreza en artes.
Como esta ilustración que da color al congreso,
obra de la italiana Adriana Assini.
La universidad elige esta vez la filología como arma principal
contra las "borradas" de la historia.
A través del trabajo de los distintos grupos de investigación,
enmarcados en esta línea,
se pueden consultar documentos olvidados,
rompiendo así la marginalidad que las artistas sufrieron en vida
y muchas veces, tras su muerte.
Qué mejor que sean ellas, filólogas, protagonistas femeninas
y expertas en mujeres al margen de la cultura,
quienes expliquen la necesidad de organizar un congreso
llamado "Ausencias".
La Filología tiene el arma principal que es la palabra.
Nosotros vivimos en una cultura ahora menos a través de las palabras,
más de las imágenes, pero la filología siempre ha tenido
esa vocación de renovar de alguna forma la sociedad.
El momento estrella de la filología fue el humanismo
con el rescate de los textos clásicos.
Y ahora yo creo que estamos viviendo un nuevo humanismo
en el que los estudios de género están rescatando
los textos de las mujeres precisamente para completar
los textos de la cultura.
Es una labor de recopilación,
una labor de investigación y una labor de reescritura,
y por tanto de redescubrimiento
de algo que forma parte de nuestro patrimonio cultural
y que nos ha sido sustraído.
Por lo tanto, la filología en este caso,
lo que haría sería, tal y como lo enunciaba Petrarca,
reconstruir la cultura.
Una escritora contemporánea que puede servir como ejemplo
de mujeres ausentes, o mujeres en los márgenes,
o cómo también una escritora tiene ahora más dificultades
para llegar a vender o llegar a hablar seriamente con una editorial.
Es el caso de Silvana Grasso, es una escritora siciliana
que nace en Gela, un pueblecito de Sicilia, en los años 50,
y es una mujer que rompe moldes en todos los sentidos.
Como personalidad es una mujer exuberante
con una personalidad desbordante
que también le ha dado muchos problemas
a la hora de poder vender sus obras
porque es muy batallera y poco convencional.
En el caso de sus obras,
es importante porque trabaja mucho con su tierra;
lo que hace de ella una mujer un poco particular
porque sus obras son muy, muy sicilianas.
Venderlas al exterior cuando tienes una lengua,
no voy a decir la dialectal, pero sí muy relacionada con Sicilia,
por lo tanto es mujer de una zona muy concreta, de una parte de Europa,
pero en los márgenes porque Sicilia
nunca se ha considerado en el centro de Europa,
y además una mujer que tiene una lengua
que dificulta mucho la traducción
y llegar a un público también italiano,
porque una lengua exuberante, una lengua muy creativa,
una lengua que está creándose continuamente
y con unos personajes realmente duros, es decir,
es difícil encontrar una literatura escrita por mujeres,
o por lo menos la gente no considera
que una mujer pueda escribir una literatura que sea tan dura,
con personajes con una cierta crueldad,
tomados en una serie de momentos
que a veces nos resultan muy duros de leer,
aunque son textos muy líricos y con una humanidad muy grande.
Nombres históricos,
nombres en femenino como el de Egeria,
han tenido su hueco en el congreso
como ejemplo de escritora al margen de la cultura.
Es uno de los pocos ejemplos
de una mujer conocida dentro del mundo académico,
pero que no consigue dar el salto al gran público.
Su obra está traducida a más de una veintena de lenguas,
hay ediciones críticas de su obra casi continuamente,
sin embargo cara al gran público no llega a calar.
Tiene además la suerte o la desventaja de haber sido
probablemente la primera mujer escritora de la literatura española;
o de la literatura portuguesa; ella justamente está en ese margen.
Y especial atención a Giovanni Boccaccio, escritor y humanista,
considerado uno de los padres de la literatura italiana
y que tenía un especial interés
en girar el papel de la mujer en la prosa de su época.
La obra de Boccaccio,
este clásico del siglo XIV de la literatura italiana,
acumula todo tipo de mujeres,
una multiplicidad de imágenes femeninas tan grande
que abarca la realidad de su época de una manera muy completa.
Por otra parte, ya no sólo esos personajes femeninos
que él introduce y muestra en su obra,
sino también porque Boccaccio fue un autor a la vez filógino y misógino.
A la vez amó y odió a las mujeres.
Él preanuncia, en cierta medida,
lo que será el fin de la cultura medieval,
de la cultura escolástica y el inicio del humanismo.
Lo preanuncia porque por un lado exalta a la mujer
igualándola al hombre en un plano idéntico al del hombre,
como un igual, como una mujer virtuosa,
una mujer que puede amar, que puede sentir pasión amorosa,
que puede actuar libremente,
pero por otro lado realiza en alguna de sus obras
un alegato contra las mujeres, que son claramente de corte misógino.
Fue el primero, o uno de los primeros,
que trató a la mujer, digamos, de carne y hueso,
que sufre, que siente, que padece, que se enamora.
Hasta él, estábamos acostumbrados a ver a la mujer
como un ángel en Dante o como púdica y casta en Petrarca.
Lo escribe, sólo y exclusivamente para las mujeres,
pero para las mujeres, como decía antes, de verdad.
Y además, él mismo lo dice en el prólogo,
para darles un "útile consilio",
es decir, el consejo de cómo tenían que comportarse o no.
Los maridos las engañaban, ellas también.
Y fijaros que, esto parece ahora una cosa muy sencilla,
pero no es así precisamente por este avance que significó
y porque no hace muchos años
que todavía a la mujer no se la consideraba.
Hay silencios sonoros, silencios que chillan, que duelen,
y yo creo que ese es el caso de estos silencios
que se van a hablar de ellos en este congreso.
Es muy importante porque van a tener voz,
se les va a dar vida, van a existir.
A todas estas mujeres se les ha condenado a la no existencia;
es que es muy duro, el decir que no han existido.
Entonces vamos a tomarlas, a que existan.
Según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte,
en su informe del último año,
los datos en cuanto a acceso a la universidad
por sexo son esclarecedores:
el 54,3% de los matriculados son mujeres,
y del total de los graduados, el 59,1%.
En cuanto a la distribución de los estudiantes de grado
y primer y segundo ciclo, las mujeres siguen siendo mayoría.
Especialmente en sectores como las Ciencias de la Salud,
donde son el 70,5% de los estudiantes.
Similar circunstancia se repite en las enseñanzas de máster,
donde los porcentajes se decantan del lado femenino.
Hoy en día las mujeres hemos entrado en la universidad,
hay mayoría de mujeres en casi todos los estamentos.
Desde el alumnado, el profesorado, el personal administrativo,
entonces ¿podemos hablar de una feminización de la universidad?
Pues realmente no, o sea, ¿qué hemos aportado las mujeres?,
poco, mucho, o nada; nada sería muy fuerte decir,
pero, ¿cuál es el problema?
que las universidades estaban creadas por y para hombres,
entonces estamos jugando con instrumentos ajenos,
y lo que ha quedado reflejado en las mujeres para ser escritoras
o para otras profesiones,
tenían y seguimos utilizando el travestismo, travestismo mental,
travestismo físico, travestismo de todo tipo.
Yo creo que no se ha reflejado
el paso de las mujeres a la universidad tanto como debiera,
porque no estamos trabajando como mujeres,
en muchos casos no se trabaja con una perspectiva de género
sino que se sigue al dictado de lo mismo que había.
Necesitamos más transformación, entrar con otra creatividad,
nadie puede ser original si está utilizando armas ajenas,
tenemos que ser nosotras mismas
para realmente tener un actitud creadora y yo creo que eso falta.
Hombre, era duro entrar, bueno, hemos entrado,
ahora tenemos que ser nosotras mismas.
Terminado el Congreso, es el turno de los grupos de investigación
para llevar a cabo la labor de justicia social
que se han propuesto los organizadores de un encuentro
que pretende cambiar ausencias por presencias.