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Desde un punto de vista filosófico, es muy fácil de explicar.
Para mí, significa “correr libremente hasta la cima”.
Llegar, ver una magnífica montaña y decir:
“Voy a subirla de la forma más sencilla posible,
con mis piernas y un par de zapatos.
Creo que ésa es la mayor diferencia con respecto a otros deportes.
Es una disciplina que empezamos a practicar en los años 90.
El skyrunning siempre ha existido, pero antes se corría por otras razones.
Me considero el “padre” del skyrunning por la organización de carreras.
Empezamos hace 25 años, cuando nadie hablaba de este tipo de deporte.
Nuestros antepasados|ya eran corredores de montaña.
Mi abuelo cruzaba las montañas para trabajar.
Sólo aportamos algo más de velocidad,
la esencia siempre ha sido la misma.
Los corredores de montaña siempre han existido.
Me fascinaba salir corriendo hacia la montaña.
Ya me sentía así en los pastos cuando era un niño.
Siempre subía y bajaba corriendo hasta las cimas de los alrededores.
Era algo que sentía dentro de mí, algo que me gustaba.
En los años 90, empezamos a batir récords en cimas de montaña.
Ascendíamos a la cima|y volvíamos a bajar desde ciudades,
pueblos o valles.
Hace 25 años, no teníamos zapatillas especiales.
No teníamos equipamiento, como mochilas, tejidos o mallas. Nada de eso existía.
En aquella época, no conocía a Marino.
Leí en una revista que había batido un récord en el Mont Blanc…
Pensé: “¡Vaya! ¡Batir un récord en el Mont Blanc es una auténtica hazaña!”
El Cervino fue mi primer récord, entonces nadie me conocía.
Aún no había ganado ninguna carrera, fue el récord lo que me dio a conocer
un poco a escala internacional.
Recuerdo esa maravillosa sensación, como una droga, esa energía en movimiento…
Todavía se me pone la piel de gallina cuando hablo del tema.
Cuando el skyrunning pasó de ser|una filosofía a un deporte,
como en todos los deportes,
tuvimos que establecer reglas, clasificaciones, una federación.
Cuando el skyrunning empezó, no lo conocía, ni siquiera había nacido.
Incluso cuando empecé a practicar la carrera de montaña,
no sabía que el deporte existía,
que eso que yo hacía era un deporte establecido.
Este deporte se practica desde hace años y ha ido evolucionando.
Nosotros tenemos la gran suerte de ser profesionales.
Cada vez hay más corredores|que participan en las carreras.
Antes, podía haber 100,
y ahora hay dos o tres mil atletas en cada carrera.
El atletismo como deporte es una cosa y el deporte en montaña
–en alta montaña– es otra.
Ésa es una de las razones por las que no sólo queremos
recordar nuestras primeras carreras,
sino volverlas a ofrecer como antes, pare recuperar nuestra identidad.
Hace dos años, oí hablar de Kima.
Era mi primer año de competición en skyrunning
y cuando llegué a Kima pensé: “¡Guau! ¿Realmente esto es una carrera?”
Hay que imaginar una zona de montaña sin ningún camino, entre glaciares,
todo lleno de crestas, rocas, tramos de vía ferrata,
y en un paisaje así hay una carrera de 50 km.
En otras palabras, es montañismo, no es atletismo.
Es puramente el espíritu del skyrunning.
No es casualidad que la primera carrera, organizada hace 20 años,
siga representando la definición|de la esencia de este deporte.
Estaba motivada para esforzarme al máximo.
Tras dos años, tenía mucha más experiencia en montaña,
en técnica y en las carreras.
Lo más sorprendente con respecto a antes
es que los atletas de veinte años
consiguen hacer una carrera de Ultra Sky Marathon
algo inimaginable hace 20 años…
Estaba muy cómoda, me había movido rápido
durante todo el camino.
Miré el tiempo, vi que estaba media hora por delante del récord,
y llevaba cuatro horas de carrera. Y entonces
me equivoqué de ruta. Siguen diciendo que voy primera, pero ella debería ir delante.
Bajé quinientos metros|y me di cuenta de que no iba bien.
Así que subí otra vez hasta la ruta correcta.
Supongo que así es la carrera de montaña, no siempre es fácil encontrar el camino.
Si uno no está seguro, quizás es mejor tomarse un tiempo
y comprobar que se está en la ruta adecuada.
Cometí un grave error.
Cuando volví a la pista, estaba realmente decepcionada.
Había perdido una hora, era la quinta mujer,
creía que lo había echado todo a perder.
Estaba tan decepcionada por haberme equivocado de ruta.
Significaba mucho para mí.
Sea o no una carrera, lo importante
es ser feliz con lo que uno hace.
No se trata de competir contra uno mismo o contra otros atletas.
Al final, gana la montaña.
Después de un tiempo, uno se da cuenta que está
ahí para jugar. Quien realmente toma las decisiones es la naturaleza, las montañas.
La naturaleza es la verdadera fuerza de la Tierra.
ponerse las zapatillas y salir a las montañas
comprendiendo esto, corriendo, sintiendo la energía que desprende,
podemos|entender dónde queremos estar realmente.
Diría que es algo maravilloso,
ponerse las zapatillas y salir a las montañas.
Probar los senderos, mirar las montañas, escuchar a las marmotas,
observar a las cabras,
sentir la quietud de los lagos, el silencio.
El espíritu del skyrunning abarca muchas cosas.
Es una forma de vivir, de ver el mundo,|de ver las montañas.
Para mí, significa moverse rápido y tener ansias de descubrir.
Aquí es donde estamos hoy.
Lo que ocurrirá en términos de burocracia,
realmente no podemos saberlo.
Pero desde luego nuestra tribu, los corredores, quieren seguir en las montañas.
Y practicar este deporte|como lo hacíamos hace 25 años.