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Sé que tengo uno de los más sensacionales trabajos del planeta.
Opero una compañía de naves espaciales —venga el micrófono—
y consigo encender enormes motores para cohete todo el tiempo,
y tengo ahora mi primera vuelta en cohete espacial.
Mas, no es fácil, de hecho, es por mucho,
la obra más dificil que jamás haya hecho antes en mi vida.
Y les aseguro hay formas más fáciles de hacer dinero.
(Risas)
Por tanto, ¿por qué lo hago? Bien, hace unos años.
mi hijo me miró una noche
y me preguntó —disculpen aún me estruja el corazón—
"¿Papi es realmente cierto que solían
volar a la Luna cuando eras un niño?"
Y eso me sacudió y aún lo hace.
Me sacude porque así es cómo una era de tinieblas empieza.
Una era de tinieblas no es sólo cuando Uds. como civilización
han olvidado cómo hacer algo.
Es cuando Uds. se olvidan de eso que alguna vez pudieron hacer.
Han pasado 14 años ahora, desde que dejé
una gran carrera en Intel que disfruté
y eso me dió sus buenos dividendos
para trabajar en resolver el problema de transportación espacial
asequible, reutilizable y confiable.
Y hay muchas razones por las que hice eso
pero finalmente para mí era acerca de evitar una nueva era de tinieblas.
Soy un niño del Apolo. Las mayores influencias
— todavía me hace clic—
Yo crecí en la era de NASA y Viaje a las Estrellas
y los trabajos de Robert Heinlein.
Algunos de Uds. más jóvenes que yo probablemente
no puedan entenderlo cuando digo,
que no sólo creía que iríamos al espacio,
yo lo esperaba.
El espacio fue obviamente nuestra siguiente frontera.
Y sabía que quería ser parte de ella.
Mas no vi mucho propósito en estudiar
cómo construir cohetes, ya estaban volando.
Así en lugar de estudiar todos esas cosas geniales
que podríamos hacer en el espacio
una vez resuelto el problema de transportación.
Y el Transbordador Espacial estaba resolviendo esos problemas.
Estaba haciendo la transportación espacial asequible y confiable.
Pero en 1981, cuando finalmente voló, quedaba ya claro
que aquella promesa no sería cumplida.
Y sólo unos años después en 1986,
perdí mi fe en que la NASA allanaría el camino
hacia la frontera. Algunos de Uds. recordarán
viendo una y una y otra vez,
que repetían el video: la explosión del Challenger
en vivo en la televisión nacional.
Mucha gente que está en el negocio ahora
tiene alguna historia del Challenger, la mía es muy simple.
Como estudiante en Caltech, nosotros obviamente estábamos
interesados en el espacio, pero sin conocimento especial
o experiencia. Yo supe sobre el problema del sellado de la arandela
que condenó al Challenger. Muchos lo sabían.
No era secreto. Y recuerdo decir
en la mañana del accidente,
"¡Eso parece producido por una arandela! Pero eso no puede ser,
ya encontraron el problema".
Porque nunca se me ocurrió,
en mis peores pesadillas, encontrar algo
como eso y no componerlo.
Uno de mis profesores estuvo en
el comité para la investigación del accidente del Challenger,
y lo que encontró fue que si no hubieran sido las arandelas,
hubiera sido algo más.
El transbordador estaba atestado con problemas como ése.
Y la cultura en NASA en ese tiempo
no era una de componerlos, era una
de explicar por qué no los tomaban en serio.
Ahí fue cuando supe que no importa cuán grandes
hayan sido o pudieran ser los logros de la NASA
y no importaba cuánto dinero les dió o
no el Congreso,
nunca iban a ponerme o a gente como yo
en el espacio. Ellos no iban a abrir la frontera.
Por tanto, llegar al espacio es difícil.
(Risas)
Pero no es tan difícil.
Uds. escuchan a gente hablar sobre cohetes
como, "Nunca llegaremos al espacio si no tenemos
algo mejor que los cohetes", o
"Nunca llegaremos al espacio con poco dinero, porque
el gas propulsor cuesta demasiado", o razones como esas.
Estas son sandeces.
Y quien sea que estudie el problema
puede demostrarles a Uds. que estas son sandeces.
Toma cerca de 100 millones de dólares
lanzar a alguien a la órbita del Transbordador Espacial.
Toma cerca de 20 millones de dólares
lanzar a alguien a la órbita del Soyuz.
Y en ambos casos, el costo del gas propulsor,
el combustible y el oxidante utilizados,
es aproximadamente del 0.001% de ese costo.
Entonces, ¿dónde está el resto?
Bueno, no es en los materiales.
Los cohetes se construyen de aluminio, al igual que los aeroplanos,
no están construidos de diamantes.
Por lo tanto, ¿dónde está? En la mano de obra.
Es en la mano de obra para operar una línea de montaje
para un cohete grande que utilizamos una vez y luego se ha ido.
O bien es en la gente que tripula un cohete
que regresamos, como el transbordador,
lo desarmamos hasta sus piezas individuales, inspeccionamos cada una,
reemplazamos las que se rompen
y las ensamblamos otra vez.
Lo cual toma cerca de 10 mil personas.
Toma cerca de 3 mil personas para operar
una línea de producción de un cohete.
Ahora, un avión de pasajeros, lleva tanto gas propulsor
como un cohete, es igual de grande, y son
realmente mucho más complicado de lo que es un cohete.
Pero luego usamos ese avión 10 mil veces
durante su vida de amortización, por lo menos.
Y operamos con menos del 0.01% de la gente
necesaria para operar un cohete.
O por lo menos eso ha tomado para operar un cohete.
Y por eso toma 100 millones de dólares
llevar a una persona a la órbita del Transbordador Espacial,
y USD 100 para trasladarlos de Boston a Nueva York.
Además, en cuanto a seguridad, nosotros hemos volado
gente al espacio menos de 500 veces
desde que Yuri Gagarin lo hizo por primera vez en 1961.
Los hermanos Wright hicieron más de 700 vuelos en planeador
en preparación para su primer intento de vuelo propulsado en 1903.
La Era Espacial aún no ha despegado,
Estamos en los meros inicios de la misma.
Es por eso que entré en el negocio de cohetes.
Porque lo que necesitamos no es magia,
sólo necesitamos que los cohetes pasen
por el mismo tipo de proceso de mejora competitiva
que el aeroplano ha recorrido.
Y la tecnología que nos falta es el capitalismo.
Eso es lo que ha faltado en el negocio espacial.
La libre empresa, el mismo instrumento que hace funcionar las cosas
en cada ámbito de la vida moderna.
Por tanto en nuestra compañía, empezamos a desarrollar
motores para cohete que duren,
los cuales podríamos encender una y otra vez
y no tendríamos que desarmar entre vuelos.
Esta es una foto de mi hijo operando
ese motor por una milésima vez.
Nos ha costado diez generaciones de desarrollo
para alcanzar el motor que acaban de ver
ahora a la escala real y en pleno desempeño
que necesitamos para nuestros vehículos.
Ahora, hemos probado los motores
en dos generaciones de vehículos de vuelo,
aeronaves propulsadas por cohetes. El primero, el cohete EZ,
fue construido para demostrar operaciones de bajo costo.
Al final de la historia de su vuelo, habíamos demostrado que lo podríamos hacer,
el segundo vuelo del día por 900 dólares por vuelo.
Lo cual es muchas órdenes de magnitud más barato
que nunca antes alguien lo había intentado
con un vehículo cohete tripulado.
Nuestro segundo vehículo, el X-Racer
fue desarrollado principalmente para empujar
el ritmo operativo, de qué tan rápido podríamos hacer las acciones.
Debo mencionar esto aquí de todos modos: es un tremendo paseo a la diversión.
Fui ingeniero de pruebas de vuelo en el vuelo 9.
Al final de su programa, que duró
unos cuarenta vuelos, habíamos demostrado
la capacidad de aterrizaje y la preparación del vehículo
para volar en diez minutos,
y hacer siete vuelos en un día.
Y ahora—si coopera el video— el trabajo de muchos años
llega a buen término y finalmente estamos
construyendo nuestro vehículo suborbital, Lince.
Me comen las ansias por dar ese paseo.
Esto llevaría gente fuera de la atmósfera
y regresar rutinariamente. Llevaría a particulares,
corporativos e investigadores gubernamentales,
experimentos científicos fuera de la atmósfera y regresar.
Y podemos usarlo para lanzar nanosatélites en órbita.
Y es esa combinación de mercados
la que va a pagarnos para construirlo,
finalmente para construir la grandiosa historia de vuelo,
que necesitamos encontrar para hacer realmente
al vuelo espacial asequible y confiable.
Tenemos competidores en este negocio,
gracias a Dios tenemos competidores en este negocio.
Se necesita de la competencia para obligarnos a hacer lo mejor posible.
Se darán cuenta como todos somos vehículos de pruebas de vuelo
los cuales tienen un aspecto radicalmente diferente entre sí.
Igual como en los albores de los aeroplanos
cuando [nadie] parecía resolver cuántas alas
debían ser o si iban en el frente o la parte posterior.
Y espero que todos ellos lo logren, y sólo espero
terminar siendo apenas un poco mejor de lo que son.
(Risas) (Aplausos)
Así, ¿por qué debería importarles todo esto?
Es decir, el espacio es formidable, los cohetes son geniales
mas esto está más allá de algún tipo de espectáculo.
Los valores para lograr operar los cohetes
realmente son los mismos para lograr
hacer funcionar al resto de la sociedad:
competencia, capitalismo, libre empresa.
Y no tienen que ser un pesimista
para ver alrededor del mundo o para observar en la historia,
y ver cómo estos valores no son inevitables.
La humanidad tiene una larga historia, mas la sociedad
donde vivimos ahora es única en la historia de la humanidad
y es en muchos sentidos un accidente histórico.
La mayor parte de la historia de la humanidad es la historia de los pocos fuertes
gobernando sobre la pobreza que aflije a muchos.
Tenemos algo precioso, denominado de varias formas:
cultura renacentista, la Revolución Industrial,
La civilización occidental, la libertad, llámenlo como deseen.
Esa clase de sociedad depende de la destrucción creativa
depende de la voluntad de permitir nuevas formas
de hacer negocios para desplazar a las antiguas.
Y también depende de aprovechar continuamente
la energía creativa de quienes pudieran estar fuera del
sistema, de Edison o Tesla o de los hermanos Wright.
En breve, no puede existir por mucho tiempo sin libertad.
Y a su vez se basa en una más profunda
creencia fundamental. La creencia por la cual la vida
es no un juego de suma cero.
Si creen que la vida es como un juego de suma cero
entonces para Uds. hace sentido defender
aquello que tienen a toda costa.
Porque cualquier cambio debe ser para lo peor, ¿no?
Puede tener sentido para Uds., si desean algo,
que vayan a robarlo. Porque ¿cuál es la diferencia
entre hacerlo y robarlo
si todo es un juego de suma cero?
No creo eso ni por un segundo. La vida es claramente mejor ahora
que cuando era más joven. Cualquier estudio de la historia
me muestra que mientras la civilización
ha existido, suavizando los picos
y los valles, la vida ha estado mejorando
en términos medibles. La vida en el estado de la naturaleza
era desagradable, brutal y corta.
Por tanto, creo en el progreso, no es una palabrota.
Y creo como beneficiario
de esta civilización, es mi deber contribuir en ella.
Para extenderla, para llevarla adelante.
Y creo que si Uds. son beneficiarios
de esta civilización es su deber también.
Ahora, la importancia de una frontera no es sólo
en los recursos materiales o energéticos que nos da:
ahora, están ahí. El espacio está lleno de ellos.
Todo lo que consideramos escaso aquí
es abundante en algún lugar por ahí.
La energía necesaria para impulsar la civilización
inunda todo el Sistema Solar en cantidades
que apenas podemos imaginar sin usar.
Mientras estamos sentamos aquí, debatiendo y estremeciéndonos
con preocupaciones sobre si nosotros pudiéramos estar elevando
la temperatura de la Tierra por una fracción de un grado,
Marte está sentado allí esperando, rogando
para que vayamos y elevemos su temperatura
sólo unos pocos grados. Y crear
un mundo cálido, húmedo donde podamos vivir.
Y no es más ambicioso ni más extravagante
para nosotros considerar hacer eso hoy, como lo fue
para nuestros antepasados considerar construir vías férreas
a través de la Sierra Nevada y construir
enormes embalses y acueductos para llevar agua
y energía a California.
Y podríamos no vivir aquí hoy, en los números
que lo hacemos, sin esas obras de ingeniería.
Las cuales hemos llegado a considerar como natural.
Pero el elemento más importante de una frontera
es el psicológico. Porque es difícil sostener
esa creencia al límite, esa creencia
en el juego de suma cero, cuando Uds. pueden ver
desplegando ante Uds. nuevas tierras indómitas, sin explotar.
No creo sea un accidente que
la Revolución Industrial coincidió con la era de la navegación.
No creo sea un accidente
que los Estados Unidos se haya fundado al borde
de un continente muy poco poblado, sin explotar.
Y esta vez las tierras que vemos
están en efecto despobladas, a la espera
del don de la vida.
El espacio es realmente la última frontera.
Es la última porque una vez alcanzada, es ilimitada.
No vamos a necesitar otra.
Pero tenemos que llegar a ella ahora. Tenemos que llegar
mientras la creencia en la libertad y dinamismo
está todavía con nosotros. Las apuestas no pueden ser más altas
como justo ahora lo son.
Nos enfrentamos a la elección sobre si o no
dejamos una cuna en el último segundo
y nos fijamos un rumbo el cual extendería
la civilización en decenas de miles de años por venir.
No me imagino lo que traería.
O, fallar la prueba y caer
en la inmovilidad y la decadencia.
No caigan en la trampa en la que tantos
parecen deseosos de ponerles.
No caigan en la trampa de creer
que ya tenemos todo lo que hay por haber.
El futuro puede ser mejor que el pasado.
Podemos dejar un mundo mejor,
o mundos mejores, para nuestros hijos.
Por tanto es difícil. Es difícil.
Pero ¿cómo puedo pedir por un trabajo mejor?
Despierto cada día
y trato de hacer todo esto posible.
Y todos Uds., en sus propios campos,
enfrentan esa misma elección. Y han escuchado hoy
gente quien ha enfrentado esa opción creativamente
y van a escuchar más, pero todos Uds. enfrentan
la misma elección. No sólo acepten los beneficios
de la civilización, contribuyan en ella, extiéndanla, presérvenla.
Gracias.
[Aplausos]