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Desde que en 1969, cuatro universidades de Estados Unidos
establecieran la primera conexión entre computadoras,
dando lugar, con ello, al nacimiento de Internet,
hasta la actualidad,
el mundo de la información y de la comunicación
ha sufrido una revolución sin precedentes
en la historia de la humanidad.
El desarrollo tecnológico
ha permitido que el alcance de la conocida como revolución digital,
permee en, prácticamente,
todos los ámbitos y todos los estratos sociales.
Estos avances se producen a una velocidad
que se contagia por extensión a nuestros hábitos comunicacionales,
transformando nuestro estilo de vida a un ritmo
que consigue que los análisis que al respecto se elaboran
se queden constantemente obsoletos.
Si bien, las ventajas
que esta nueva y cambiante escena nos ofrece son más que evidentes,
son cada vez más las voces críticas que alertan
del peligro de las malas prácticas
con respecto a la relación que mantenemos,
como individuos y como sociedad,
con los nuevos medios de comunicación.
Uno de los teóricos más brillantes involucrados en la investigación
sobre las nuevas praxis comunicativas es Henry Jenkins,
autor de "La cultura de la convergencia".
Es precisamente en esta obra
en la que Jenkins expone, de forma creativa y novedosa,
sus líneas fundamentales de pensamiento.
Hablamos de un paradigma,
que parte de la premisa de que un medio es más que una tecnología.
Se nos presenta de esta manera
un panorama mediático en el que los contenidos
que han sido creados por los propios usuarios
fluyen por múltiples canales,
un universo comunicativo con altas posibilidades democráticas
en el que los sistemas de comunicación son interdependientes
y en el que el consumo se presenta como una práctica en red.
Pero si queremos entender al profesor,
hay que entender primero a la persona, al ciudadano,
y al usuario de los medios que, como nosotros,
es también Henry Jenkins.
Para mí, la infancia fue un tiempo increíblemente feliz.
Crecí en Atlanta y tuve una vida que fue muy creativa.
Se me animaba a jugar, a escribir, a dibujar.
Para mí fue un momento
en el que participaba en la adquisición de mi cultura,
y ahora intento, como padre, darle esta vida a mi hijo,
así que cuando era joven intentábamos imprimir sus cuentos para dormir.
Leíamos historias y luego le pedíamos que él escribiera las suyas propias,
que las mecanografiara con el ordenador y que luego las ilustrara.
El resultado era un libro
que después le enviábamos a los abuelos como regalo de Navidad,
de manera que mi hijo se convertía
en un pequeño autor a una edad muy temprana,
y, al mismo tiempo que utilizaba
las nuevas tecnologías y los medios de comunicación,
creábamos un espacio en el que le podía hablar como padre
de lo importante que estos aspectos son en su vida.
Creo que el pensamiento más importante en este momento
acerca de los padres y madres,
es estar alerta de lo que los jóvenes están haciendo en el mundo digital.
No es necesario que los padres les cotilleen a la espalda.
Hay muchas tecnologías para espiar a nuestros hijos
y ver las pistas de lo que hacen cuando están conectados,
pero no creo que ese sea el modo adecuado.
Creo que el modelo adecuado
es el de los adultos vigilando sus espaldas,
tratando de prestarles la misma atención
cuando están en línea que cuando están desconectados.
No enviarías a tu hijo a la casa de alguien
sin saber una serie de cosas sobre ese lugar,
y no le permitirías lidiar
con una serie de posibles problemas que se pueda encontrar
sin una guía previa de lo que tú crees que es seguro.
Aumentan los casos de acoso a menores en la red.
La fiscalía anima a denunciar casos como el de un ciberacosador
que engaño a 60 víctimas de entre 8 y 17 años en toda España.
Utilizó lo que se llama como "grooming",
así es como se conoce ese engaño de un adulto para contactar con menores
y obtener material de contenido ***.
La reciente alarma social generada
por la trascendencia informativa de algunos casos de ciberacoso escolar,
pone en evidencia el uso que de los medios,
especialmente de Internet, hacen los menores,
y de las realidades virtuales en las que se relacionan
y que escapan con mucha frecuencia al control de sus progenitores,
en muchos casos analfabetos digitales.
Es importante para los padres conocer
qué es lo que está pasando en la vida de sus hijos,
tal vez sentarse con ellos y verles jugar a los videojuegos
y sentirse orgullosos de sus mejoras y de sus éxitos jugando.
Los padres vamos a ver jugar a nuestros hijos cuando hacen deporte,
cuando juegan a fútbol, por ejemplo,
podríamos hacer lo mismo con los videojuegos y celebrar sus puntos,
porque es importante para ellos,
y hacerle cumplidos sobre lo que son capaces de hacer
en ese ambiente mediático.
Como dijo Dickens,
la escuela puede ser el mejor de nuestros momentos o el peor de ellos.
La escuela podría ser ese lugar
para recompensar la creatividad, la inteligencia, la curiosidad,
o puede ser un espacio en el que la destruyamos y la enterremos.
La escuela debe estar forzada a democratizar
el acceso a los medios sociales,
pero esto solo se puede afrontar compartiendo y aunando esfuerzos.
Creo que hay una lucha importante en el ambiente escolar
alrededor del mundo,
una lucha sobre cómo respondemos a un mundo
con más gente que tiene la posibilidad
de crear y compartir cultura,
y esto no se ha incorporado todavía a la vía tradicional de conocimiento
que pasa de una generación a la otra.
Los días felices
son aquellos en los que pasamos tiempo con otras personas,
cuando estamos juntos cara a cara.
En nuestra sociedad es un poco ambas cosas,
cuando conocemos a gente,
cuando compartimos tiempo y tomamos algo, nos reímos,
pero también cuando continuamos nuestras relaciones "online".
Una de las cosas emocionantes de los medios sociales
es que podemos llevar a nuestros amigos
y a los buenos momentos, con nosotros de viaje.
En América, en los 60, nos avisaron
de que nuestras relaciones se hacían más y más desechables
en la medida en la que el promedio de mudanzas en Estados Unidos
se producía una vez cada cuatro años,
de manera que dejábamos de conocer a nuestros vecinos,
a la gente que vivía en nuestros rellanos o al cruzar la calle,
pero lo que sucede en la época de los medios sociales
es que llevamos nuestras relaciones con nosotros
igual que las tortugas llevan sus conchas en la espalda.
La infraestructura de conexión con otras gentes
nos permite a la gente de nuestra generación
redescubrir a gente que creíamos perdida.
Cuando yo me mudé de Atlanta a la Universidad,
perdí la pista de muchos de mis amigos en el instituto,
pero gradualmente, a través de Facebook,
nos estamos volviendo a encontrar,
compartiendo nuestras historias a través de la red.
Eso representan los días felices para mí,
en la era de los medios sociales.
Me encanta la televisión,
suelo ver dos o tres horas de televisión por día,
todo tipo de shows.
Me encantan los realitys como "Supervivientes" o "Amazing race".
Me gustan las series y los dramas como "Madmen" o "Juego de tronos".
Me gusta todo, desde los dramas de calidad,
a los más típicos y absurdos formatos televisivos.
Lo que resulta excitante de la televisión
son las formas de historia que copian a la vida,
nuestra cultura, sus personajes,
y se extienden durante un largo periodo de tiempo.
Lo que también es emocionante es que sucede dentro de casa,
de manera que se convierte en parte de nuestras vidas,
y podemos reclamar algún tipo de propiedad sobre ella.
Igual que las películas parecen pertenecer a otro lugar,
la tele es algo que nos pertenece, como fans,
y esa relación es muy poderosa.
El juego es una de las habilidades que más intriga a los profesores
y siguen perdidos a la hora de aplicarlo en clase.
Nosotros hemos desarrollado en Los Ángeles un programa llamado "PLAY"
que tiene que ver con el aprendizaje participativo, con nosotros.
También entrenamos a profesores
con la intención de ayudarles a traer el juego al aula,
y lo hacemos jugando con ellos,
creando la oportunidad de jugar con las tecnologías,
no de una manera exhaustiva,
sino creando proyectos juntos y arriesgando con ellos.
Una de las cosas que hacemos
es animarlos a utilizar sus teléfonos móviles
para grabar un vídeo de 60 segundos.
Muchos de ellos son absurdos.
En 20 minutos tienen que hacer el vídeo,
tienen que darse cuenta cómo hacer una producción,
cómo grabar, cómo subir la producción,
y cómo llevarla a cabo en términos de producción de vídeo en la clase.
En el colegio en el que trabajamos,
tenemos un programa extraescolar
en el que la gente joven trabaja con la improvisación,
actuando y aprendiendo como utilizar la improvisación
para establecer contacto con sus cuerpos y sus emociones.
En ocasiones lo hacemos con chicos
que han estado en contacto con la cultura de la violencia,
de manera que actuar se convierte en una forma de exploración.
Recientemente hemos trabajado con un artista hip-hop, MC Lars,
en escuelas de Los Ángeles,
que les ha enseñado a los niños a pensar en la poesía.
Específicamente ha trabajado
con Edgar Alan Poe, el escritor americano,
y ha animado a los niños a escribir canciones sobre Poe,
traduciendo lo que entienden cuando leen el trabajo de Poe,
a un lenguaje moderno,
de manera que son capaces de expresar aspectos de su mundo.
Hicieron un vídeo de "La muerte con la máscara roja",
una historia sobre una plaga y un hombre que hace una fiesta
e invita a sus amigos ricos para protegerlos,
pero la plaga se introduce en la casa y los destruye.
Para la gente joven
tiene que ver con la basura y la contaminación, con los políticos,
sobre quién está a salvo y quién no en América hoy en día,
y crearon un vídeo muy potente usando el rap,
la historia de Poe traída a los 90 en la sociedad contemporánea,
especialmente en los vecindarios latinos que están en riesgo
respecto a peligros que los chicos ricos desconocen.
La alfabetización audiovisual,
al igual que el aprovechamiento educativo
de los medios de comunicación o de la experiencia digital,
son una de las principales líneas de trabajo desarrollada por Jenkins.
Eso significa tomar clases de literatura y jugar.
Parece que la literatura
es algo que sencillamente criticamos o interpretamos,
pero la literatura es también el principio de actividades creativas,
y eso es lo que decimos
cuando hablamos de llevar el juego a las escuelas.
Creo de manera óptima que se trata de ciudadanos,
la cultura de la participación trata
sobre trascender al papel de consumidores de cultura.
Otra gente se prepara para participar en entornos mediáticos.
La palabra "Ciudadano"
está muy cargada hoy en día en el contexto americano,
porque muchos de los nuevos usuarios de los medios no son ciudadanos.
Nosotros hemos trabajado con los "Dream Activists",
que son jóvenes inmigrantes indocumentados de los Estados Unidos,
muchos de ellos hispanos, de Centro o Sudamérica,
que están luchando por su derecho a ser ciudadanos,
por sus derechos a la educación.
Muchos de ellos no tienen acceso a los medios digitales en casa,
y usan las bibliotecas públicas para poder acceder a Internet,
y sin embargo tienen un nivel elevadísimo
en el uso de estas tecnologías.
Utilizan Youtube y aparecen directamente en cámara
como herramienta para manifestar su condición,
ya que están cansados de esconderse entre las sombras,
y hablan directamente a los americanos de sus experiencias
como indocumentados a través de Youtube.
Usan blogs, dibujos animados, podcast y twitter,
y los ponen al servicio de su historia.
En muchos casos además corren un riesgo terrible,
porque pueden ser deportados,
ya que aparecen en los medios sociales contando sus historias,
pero a pesar de que pueden ser deportados
siguen twiteando y contando su caso,
y reniegan quedarse en la oscuridad.
Así que para ellos los medios tratan sobre la ciudadanía,
y los utilizan de una manera nueva y poderosa.
-Esto, es el constructor, es nuestro programa de carga.
Cargamos lo que sea, desde ropa hasta instrumentos,
armas, entrenamientos simulados, cualquier cosa que necesitemos.
-¿Ahora estamos dentro de un programa informático?.
-Es tan difícil de creer.
Tu ropa es distinta y los enchufes de tu cuerpo han desaparecido.
Vuelves a tener pelo.
Tu aspecto actual es lo que llamamos una autoimagen residual.
Es la proyección mental de tu "yo" digital.
-Entonces... esto no es real.
-¿Qué es real?. ¿De qué modo definirías real?
Si te refieres a lo que puedes sentir,
a lo que puedes oler, a lo que puedes saborear y ver,
lo real podría ser señales eléctricas
interpretadas por tu cerebro.
Este, es el mundo que tú conoces.
El mundo tal y como era a finales del siglo XX.
Ahora solo existe como parte de una simulación interactiva neural,
que llamamos "Matrix".
Has estado viviendo en un mundo imaginario, Neo.
Este es el mundo... ...como es hoy en día.
Bienvenido al desierto... ...de lo real.
En palabras del propio Jenkins, estamos en un momento de transición,
un momento en el que el viejo sistema de medios se está muriendo
y uno nuevo está viendo la luz.
Las posibilidades son infinitas
y si tenemos motivos para preocuparnos,
también los tenemos para ilusionarnos con el futuro.
Grupos 30 a 40, ocupen su puesto por favor.
Bien, veamos quien de nosotros puede tocarse la punta de los pies.
Inclinación desde las caderas, hermanos y hermanas, por favor.
Uno, dos. Uno, dos.
Uno, dos. Uno, dos.
Smith, 6079, Smith W.
Sí, tú, inclínate más. No lo has intentado.
Mírame a mí.
Has visto, hermano. Eso es lo que quiero.
Todo el que tenga menos de 45 años
es perfectamente capaz de tocarse la punta de los pies,
yo tengo 39 y he parido 4 hijos.
No todos tenemos el privilegio de combatir en primera línea.
Recuerda a nuestros muchachos del frente Malabar,
recuerda lo que ellos están soportando.
Si Orwell imaginó en 1984
un mundo en el que el Gran Hermano nos vigilaba
a través de una red infinita de cámaras,
la realidad ha demostrado que somos nosotros los que le vigilamos a él,
los que construimos una suerte de inteligencia colectiva,
a través de nuestra participación
y de la comunicación que establecemos
a través de los diferentes medios de comunicación
que están a nuestro alcance.
Yo soy americano así que para mí el futuro es un lugar emocionante.
Al viajar a Europa he notado esa tensión
entre mirar hacia adelante y mirar hacia atrás.
Yo como americano trato de ser optimista,
de manera que veo el futuro
como un espacio donde la oportunidad es posible.
Me contemplo como un utopista crítico.
La gente habitualmente cree que los utópicos son naifs
que creen en el mejor de los mundos posibles.
Yo no creo en ello.
Y si nos fijamos en Tomás Moro,
la Utopía es el no-lugar, es ese lugar imposible, un ideal.
El asunto con la utopía es que imaginamos un futuro mejor
que utilizamos como un joystick con el que juzgar el presente.
Sabemos contra lo que luchamos, podemos saberlo,
de manera que soy optimista en el sentido
que creo que podemos ganar la batalla
a través de la que construir una sociedad más democrática,
sé cómo podría ser.
Tendría que ver con tender puentes
y extender la cultura de la participación
hasta que todo el mundo tenga la posibilidad de participar
en una conversación coral sobre su sociedad.
Y cuando miro hacia atrás me pregunto
¿qué es lo que estoy haciendo?,
¿qué es lo que aporto para conseguirlo?
Martin Luther King dijo una vez aquello de que
tuvo un sueño de una sociedad mejor,
no habló de retroceder, dijo que lo conseguiríamos.
La tecnología será libre, eso tiene que ver Luther King,
hay una sociedad mejor, luchemos por conseguirla.
Él nunca dijo que sería imposible,
que el capitalismo va a ganar siempre,
que no hay oportunidad de cambiar nada.
Cambiaremos el mundo, si luchamos juntos.
Desde esa perspectiva entendieron que el problema era la segregación,
la segregación en la escuela,
la estructura de clases en América es el problema,
y solo no comprometiéndonos lo suficiente,
no podremos hacerlo posible.
Debemos trabajar para conseguirlo,
independientemente de que parezca una fantasía,
sin importar lo que hagamos para conseguirlo,
sin temer lo malo que nos pueda suceder.
El optimismo nos conduce a la complacencia
y el escepticismo al cinismo.
Pero, en el medio de los dos
se encuentra lo que llamamos utopía crítica,
que es la capacidad de usar nuestra habilidad de imaginar un mundo mejor,
criticar la sociedad en la que estamos
y forzar planes que nos permiten cambiarla
sirviendo a las necesidades de los ciudadanos.