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silencio compartido en palabras
Conocer la verdad es experimentar la existencia tal como es
¿Estás en contra de todas las religiones?
¿No es la religión algo esencialmente necesario por el hombre?
Sí,
estoy en contra de
todas las religiones,
porque estoy a favor de la religión.
El hecho de
que haya tantas religiones
es suficiente para probar
que hay algo básicamente incorrecto,
que no hemos sido capaces de descubrir
la verdad
sobre la religión,
porque la verdad sólo puede ser una,
las mentiras pueden ser cientos.
Ficciones, puedes crear tantas como quieras;
es tu imaginación.
Pero la verdad no es tu imaginación.
La verdad es una revelación.
Ya está ahí.
No tienes que inventarla;
tienes que descubrirla.
Estoy en contra de todas las religiones,
porque todas esas religiones no son religiones.
Si fueran religiones, sólo habría habido una religión en todo el mundo.
No hay posibilidad
de que existan ni siquiera dos religiones,
qué decir de trescientas religiones
es totalmente absurdo.
Es extraño que el hombre continúe tolerándolo.
Todas son ficciones,
creadas por personas diferentes,
diferentes sociedades,
diferentes geografías.
No tienen nada que ver con la religión como tal,
porque la religión
no es geográfica,
no es histórica.
La religión no es racial,
no es nacional.
Todas esas categorías son irrelevantes en cuanto a la religión se refiere.
¿Alguna vez concibes la ciencia en términos
de naciones,
razas,
países,
períodos históricos,
geográficos?
Si el agua hierve a cien
grados
aquí,
hoy,
siempre ha estado hirviendo a cien grados
en cualquier parte
en el pasado,
y va a hervir a cien grados
en el futuro también.
No habrá ninguna diferencia
si la persona que está hirviendo el agua
es judío
o hindú
o cristiano
o comunista;
si cree en Dios
o no cree en Dios;
sea un pecador o un santo.
No habrá ninguna diferencia en absoluto;
el agua hervirá
a cien grados de todos modos.
Esto es una verdad,
y no necesitas
crear ninguna ficción sobre ella.
La experiencia religiosa es una verdad.
Cuando la descubres,
no encontrarás que sea cristiana
o hindú
o musulmana
o budista.
No tiene nada que ver con todas esas palabras.
En el momento en el que descubres la verdad religiosa,
todo el espacio, todo el tiempo se vuelve irrelevante.
Está simplemente más allá del tiempo y del espacio.
Es inmaterial.
Cinco mil años antes,
cinco mil años después,
es exactamente la misma.
El universo
sigue siendo auténticamente el mismo.
No está
vistiéndo máscaras falsas
que va cambiando,
de modo que cuando le conviene una máscara, la utiliza;
cuando le conviene otra, utiliza esa otra.
El universo no tiene máscaras,
está completamente desnudo.
No es como tú; no tiene personalidad.
La verdad no tiene personalidad.
Tú no
sólo tienes una personalidad; tienes personalidades,
cada uno de vosotros
muchas personalidades,
porque necesitas
diferentes caras
en diferentes situaciones
con gente diferente.
Cuando estás hablando a tu
esposa
necesitas
una personalidad diferente:
la personalidad de un marido.
Cuando estás hablando a tu novia
hablas diferente;
estás
usando la personalidad de un amante.
Cuando estás hablando
a un sacerdote,
sin duda te comportas de una manera diferente.
Y cuando estás hablando con tu criado,
¿te comportas de la misma manera como te comportas con el rabino,
con el papa,
con el mahatma?
No,
cuando el criado pasa por tu habitación,
ni siquiera
te das cuenta
que está pasando una persona.
El criado no es humano.
No le dices hola;
no espera ningún hola de tu parte
Viene y va, hace su trabajo
es un robot,
le pagas por eso.
Tú continúas leyendo tu periódico,
ni siquiera miras a la persona.
No le preguntas nada, ni siquiera "¿Cómo estás?"
No, eso no es
lo que se supone;
tú eres el amo.
Pero cuando vas a la oficina y estás delante de tu jefe,
entonces la situación es justo la contraria
ahora tú eres el criado.
Estas ahí de pie
y el jefe sigue hojeando sus archivos como si no estuvieras ahí de pie,
como si ahí no hubiera nadie.
Quizás no esté buscando nada en esos archivos,
quizás sólo
esté hojeando esos archivos para mostrarte cual es tu sitio;
no le hace ninguna falta advertir tu presencia.
Si te observas a ti mismo,
verás cuantas veces vas cambiando de personalidad en veinticuatro horas.
Y ya se ha vuelto un proceso tan automático
que no necesitas hacer ningún esfuerzo para cambiarla;
el cambio es automático.
Ves a tu esposa venir - cambia automáticamente.
Ves a tu jefe venir - cambia automáticamente.
Ha sido tu rutina durante tanto tiempo,
que ahora
has de entender una cosa sobre el hombre:
la mente del hombre tiene una parte automática.
Cuando aprendes algo,
tienes que estar alerta.
Por ejemplo, si estás aprendiendo a conducir
tienes que estar alerta,
vigilando muchas cosas:
la carretera,
la gente,
los otros vehículos conduciendo.
Tienes que ser consciente del volante,
tienes que ser consciente
del freno,
tienes que ser consciente de las ruedas.
Y al principio
cuando alguien aprende,
encuentra muy difícil
estar atento a tantas cosas al mismo tiempo.
Una vez que lo has aprendido, ¿qué sucede?
Entonces puedes
cantar y conducir,
hablar y conducir,
escuchar la radio y conducir.
Tu mente ha llevado la "conducción"
a otra sección,
y esa sección es la parte automática de la mente.
Ahora el robot se encarga
de todo lo que tenías que ocuparte al principio.
Lo mismo ocurre con tus personalidades.
No eres consciente que cambias tan rápido
no hace ningún sonido,
ningún cambio visible
pero si observas, verás que todo ha cambiado.