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Río de Janeiro, en el sudeste de Brasil, es uno de los más famosos centros sudamericanos de energía
y emoción.
Río ocupa la estrecha franja entre el Océano Atlántico y el bosque costero Serra do Mar,
y es el hogar de 16 millones de personas.
En Río de Janeiro, el suave brillo del amanecer revela playas doradas
y una jungla urbana en medio de montañas.
A esta hora temprana, la ribera es un mar de serenidad,
pero no tardan en salir los vigorosos locales.
Las seductoras playas de Río tienen un efecto rejuvenecedor atractivo para todos.
Con cada amanecer la ciudad se prepara para la acción.
Los cariocas, los residentes de la ciudad,
se enorgullecen en expresarse en formas menos convencionales.
Incluso el principal templo es poco convencional.
La Catedral Metropolitana de San Sebastián está inspirada en un templo maya,
una escalinata al sol.
Pero es la estatua del Cristo Redendor la que ocupa el lugar principal en el horizonte de Río.
Haz el recorrido de 20 minutos a través de la selva tropical Tijuca a la cima del Corcovado
y párate a los pies de este sitio de fama mundial.
Con los brazos abiertos en un gesto de paz,
esta estatua de Jesús observa todo Río, desde los vecindarios de la ribera,
a las humildes "fabelas" que se aferran a las laderas.
Del otro lado de la bahía está el monte más icónico de Río, el Pan de Azúcar.
Sujétate mientras el teleférico te lleva al punto de observación,
después relájate y disfruta las vistas de la ciudad, bahía y playas.
Las personas de toda condición acuden
a la playa más famosa de Río de Janeiro, Copacabana.
Por lo general está llena de bañistas de sol,
pero siempre puedes encontrar espacio en sus tranquilas aguas.
Si buscas la olas, ve a Prainha.
Este parque ecológico protegido no tiene grandes hoteles y contrasta con otras playas de Río.
Cerca del centro, Barra da Tijuca y la playa de Ipanema
son excelentes lugares para estar entre la gente o jugar voleibol con los locales.
En Ipanema compra recuerdos en la Feria Hippie Dominical.
O únete a los danzantes durante las fiestas callejeras que se realizan en época de Carnaval y
Año Nuevo.
¡A veces Río parece un gran desfile de samba, capoeira y carnaval!
En el corazón de la ciudad, está Cinelândia.
Esta plaza histórica es sede de los eclécticos Teatro Municipal y Museo Nacional
de las Bellas Artes.
Admira las obras de los artistas brasileños de mayor renombre.
Y ve cómo dejaron los portugueses su legado en esta ciudad cuando llegaron primero
el día de Año Nuevo en 1502.
Descubre la época previa a la colonia en el Museo Nacional de Historia.
Ubicado cerca del puerto, el edificio fue parte de las defensas de la ciudad.
Río cuenta con elegantes parques públicos, como el Parque Henrique Lage.
Los jardines formales de Quinta da Boa Vista rodean el Palacio Imperial,
hogar de la realeza brasileña antes que el país se volviera una república.
El gusto local por la vida se refleja en la cocina,
ya sea un festín tradicional de carne asada,
o una bebida fresca directo de un coco. Por supuesto,
nada prende la pasión de sus residentes como el fútbol.
Incluso entre juegos, una visita al Estadio Maracaná te dará una probada de
esta obsesión nacional.
No te vayas de Río sin escalar la Escalera de Selarón.
El artista excéntrico Jorge Selarón dedicó mucho de su vida
para pavimentar un pasaje más colorido del área bohemia de Santa Teresa
al distrito de vida nocturna de Lapa. Se donaron azulejos de todo el mundo,
lo que dio como resultado un mosaico notable.
No sorprende que se conozca a Río de Janeiro como la "Ciudad Maravillosa".
Ver la puesta de sol sobre la bahía de Guanabara es como ver el final
de un gran espectáculo.
Al caer el telón, no puedes sino esperar a que se repita...