Tip:
Highlight text to annotate it
X
Mi querido bebé,
Hace diez años, ayer te llevé bajo mi corazón.
Hace diez años, hoy,
Detuve los latidos de tu corazón.
Yo, tu Madre, la que te dio vida
También te dio muerte.
Ha sido una década y aún se me hiela la sangre
y se me corta el aliento cada vez que oigo la palabra
aborto.
Hay un vacío dentro de mí que no puede ser llenado,
un hielo que nunca ha sido derretido,
un dolor que nunca termina.
Para mí, para siempre serás un canto inconcluso,
una flor que nunca ha florecido,
un amanecer nublado por la lluvia.
Incluso durante tus últimos momentos de vida,
Yo me preguntaba, "¿será mi bebé un niño o una niña?"
La pregunta pasaba por mi mente una y otra vez
mientras trataba de bloquear los sonidos repugnantes
cuando eras succionado de mi vientre
y de mi vida.
(Sonidos de equipo médico)
Me parecía tener una imperiosa necesidad de saber
si yo tendría un hijo o hija,
pero no podía soportar preguntar cuestión tan delicada al médico
que sonreía por encima de mí.
En cambio, simplemente asentí con la cabeza en la derrota y la tristeza
mientras el hombre de blanco tomaba mi mano temblorosa y dijo:
"Ahora, no te alegras de que ha terminado?"
Mientras yacía allí,
ahogándome en mi propia sangre, lágrimas y sudor
Podía oír a las enfermeras charlando sobre sus compañeros de trabajo, coches nuevos, y ropa.
(Mujeres que hablan)
Para estas personas,
el exterminio de tu vida era simplemente un trabajo.
"Ganarse la vida destruyendo la vida."
Para los reunidos en esa habitación soleada en Filadelfia hace 10 años,
era un día cualquiera.
Para mí, fue el día más oscuro que nunca había conocido.
El Aborto, la experiencia más terrible y desgarradora
que había sufrido en mis 18 años.
Sin duda, la experiencia más dolorosa que sufrieras en tus 3 cortos meses.
Me ha llevado todos estos años superarlo.
Ahora, que mis ojos se llenan de lágrimas,
comprendo que esto es algo que nunca olvidaré.
Aquel fatídico día de abril.
Incluso en mi estado perturbado de la mente,
Yo sabía que había otras opciones.
Estaba demasiado asustada para considerar la alternativa.
Era una niña,
que no estaba preparada para ser madre.
Lo que no sabía es que yo ya era madre.
Te convertiste en mi hijo en el momento de la concepción.
Mi amor por ti comenzó cuando tu vida empezó
y aunque tu vida terminó, ese amor nunca ha muerto.
Tus gritos silenciosos me han despertado mientras dormía, a lo largo de los años
y he permanecido en la oscuridad y lamentando la pérdida del bebé que maté.
Incluso ha habido momentos en que he considerado
poner fin a mi vida como yo he terminado la tuya.
Han pasado 10 años y todavía no me he perdonado a mí misma.
¿Me has perdonado a mí?
¿Me ha perdonado Dios por destruir un ser creado por Él?
He tenido muchas pesadillas a lo largo de estos años.
Escenas de un feto pequeño en una bolsa de basura acechan mi subconsciente.
Me he despertado con un sudor frío
al sentir una vez más el dolor insoportable de ese día hace mucho tiempo.
Recuerdo el dolor físico intenso, del aborto,
pero esos 10 minutos de dolor no eran nada en comparación con
los 10 años de dolor que he vivido desde ese entonces.
Durante años, mi corazón ardía en deseos de escribirte esta carta,
pero siempre que trataba de expresar mis sentimientos con palabras, yo...
Tal vez esta carta debía ser escrita con el fin de ayudar a los demás
para evitar la agonía que he experimentado.
Si esta carta impide incluso un aborto,
ha cumplido un propósito.
Pero mi bebé, mi objetivo al enviarte esta carta
es hacerte saber que te amo
donde quiera que estés
y que me arrepiento.
Con amor, Mami.
Traducido por www.MoralNet.org