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Señor Presidente, Señor Secretario General,
compañeros delegados, señoras y señores:
Me gustaría empezar hoy hablándoles de un americano llamado Chris Stevens.
Chris nació en una ciudad llamada Grass Valley, California,
hijo de un abogado y una música.
Cuando era jóven, Chris se unió a los Cuerpos de la Paz, y enseñó inglés en Marruecos.
Llegó a amar y respetar a la gente de Africa del Norte y Medio Oriente
y llevaría consigo ese compromiso por el resto de su vida.
Como diplomático, trabajó desde Egipto hasta Siria, desde Arabia Saudí hasta Libia.
Era conocido por caminar por las calles de la ciudad donde trabajaba -probando la comida local,
conociendo a tanta gente como podía, hablando árabe y escuchando con una gran sonrisa.
Chris fue a Bengasi en los primeros días de la revolución Libia, viajando en un buque de carga.
Como representante americano, ayudó a la población libia mientras afrontaban los conflictos violentos,
cuidó a los heridos, y construyó una visión para el futuro
en la que los derechos de todos los libios serían respetados.
Tras la revolución, apoyó el nacimiento de una nueva democracia
conforme los libios tuvieron elecciones, formaron nuevas instituciones, y empezaron a avanzar después de décadas de dictadura.
Chris Stevens amaba su trabajo. Se enorgullecía del país en el que servía,
y veía dignidad en la gente que conocía. Hace dos semanas,
viajó a Bengasi a revisar planes para establecer un nuevo centro cultural y modernizar un hospital.
Allí fue cuando el recinto americano fue atacado.
Junto a tres de sus colegas, Chris fue asesinado en la ciudad que él ayudó a salvar.
Tenía 52 años.
Les cuento esta historia porque Chris Stevens personificaba lo mejor de América (Estados Unidos).
Al igual que sus compañeros oficiales del Servicio Exterior, construyó puentes entre océanos y culturas,
y estaba profundamente inmerso en la cooperación internacional que Naciones Unidas representa.
Actuaba con humildad, pero también dio la cara por un set de principios -la creencia de que
los individuos deben ser libres para determinar su propio destino, y vivir con libertad, dignidad, justicia, y oportunidad.
Los ataques a nuestros civiles en Bengazi fueron ataques contra Estados Unidos de América.
Agradecemos la asistencia que recibimos del gobierno de Libia y de su pueblo.
Y no cabe duda que no descansaremos hasta encontrar a los asesinos y llevarlos a la justicia.
También quisiera apreciar que en días recientes, los líderes de otros países de la región -
Incluyendo Egipto, Túnez y Yemen- han tomado pasos para reforzar la seguridad de nuestras sedes diplomáticas,
e hicieron un llamado a la calma. Así como lo han hecho también las autoridades religiosas alrededor del mundo.
Pero sepan que los ataques de las últimas dos semanas no son simplemente una agresión a EUA
Representan una agresión a las mismos ideales sobre los cuales la Organización de las Naciones Unidas fue fundada
la noción de que la gente puede resolver sus diferencias de manera pacífica; que la diplomacia puede reemplazar a la guerra;
que en un mundo interdependiente, todos nosotros tenemos el rol de trabajar hacia mayores oportunidades y seguridad para nuestros ciudadanos.
Si somos serios en defender estos ideales, no va a ser suficiente poner más guardas en las embajadas;
o emitir comunicados de pésame, y esperar que pase la violencia.
Si somos serios sobre estos ideales, debemos hablar honestamente sobre las causas profundas de esta crisis.
Porque nos enfrentamos a escoger entre fuerzas que nos separan, y las esperanzas que tenemos en común.
Hoy, debemos reafirmar que nuestro futuro será determinado por personas como Chris Stevens, y no por sus asesinos.
Hoy, debemos declarar que esta violencia y esta intolerancia no tienen lugar en nuestras Naciones Unidas.
Han pasado menos de dos años desde que un vendedor en Túnez se prendió fuego en protesta a la opresiva corrupción de su país,
e inició lo que se conoció luego como la Primavera Árabe. Y desde entonces,
el mundo ha sido cautivado por la transformación que ha ocurrido,
y los Estados Unidos ha apoyado las fuerzas del cambio.
Fuimos inspirados por las protestas de Túnez que derribaron a un dictador, porque reconocimos
nuestras propias creencias en las aspiraciones de hombres y mujeres que tomaron las calles.
Insistimos en un cambio en Egipto, porque nuestro apoyo a la democracia eventualmente nos puso al lado de la gente.
Apoyamos a una transición de mando en Yemen,
porque los intereses del pueblo dejaron de ser servidos por un status quo corrupto.
Intervinimos en Libia junto con una amplia coalición y con el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU,
porque teníamos la posibilidad de detener la matanza de inocentes, y porque creíamos
que las aspiraciones del pueblo eran más poderosas que un tirano.
Y en esta reunión, declaramos nuevamente que el régimen de Bashar al-Assad debe terminar
para poder detener el sufrimiento del pueblo de Siria, y pueda comenzar un nuevo amanecer.
Hemos tomado estas posiciones porque creemos que la libertad y la auto-determinación no son exclusivos de una sola cultura.
Estos no son simplemente valores Americanos o valores Occidentales. Son valores universales.
Y aunque vendrán enormes retos con la transición a la democracia,
estoy convencido que eventualmente, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo
es más factible de brindar estabilidad, prosperidad y oportunidad individual, que sirven de base para la paz en nuestro mundo.
Por eso, recordemos que ésta es una época de progreso.
Por primera vez en décadas, tunecinos, egipcios, y libios
votaron por nuevos líderes en elecciones que fueron creíbles, competitivas y justas.
Este espíritu democrático no está restringido al mundo árabe.
En este último año, hemos visto transiciones pacíficas de poder en Malawi y Senegal,
y un nuevo presidente en Somalia. En Burma, un presidente ha liberado prisioneros políticos
y abrió una sociedad cerrada; un valiente disidente fue elegido en el Parlamento;
y el pueblo espera más reformas. Alrededor del mundo,
le gente se está haciendo escuchar, insistiendo en su dignidad innata, y el derecho a determinar su futuro.
Mas el revuelo de las últimas semanas nos hace recordar que el camino a la democracia no termina con la emisión del voto.
Nelson Mandela una vez dijo: "ser libres no es simplemente liberarse de las cadenas,
es vivir de manera que se respeta y se mejora la libertad de otros." [aplausos]
La verdadera democracia demanda que los ciudadanos no puedan ser encarcelados por sus creencias,
y que los negocios puedan abrirse sin tener que pagar sobornos.
Ella depende de la libertad de los ciudadanos de decir lo que piensa y reunirse sin temor;
y en el reglamento de ley y debido proceso que garantiza los derechos de todos los individuos.
En otras palabras, la verdadera democracia -libertad real- es una tarea ardua.
Aquellos en poder deben resistir a la tentación de castigar severamente a los disidentes.
En tiempos económicos difíciles, países pueden ser tentados a unir fuerzas alrededor de enemigos percibidos,
en casa y fuera de ella, en vez de concentrarse en la dura tarea de reforma.
Además, siempre existirán los que rechazan el progreso humano -dictadores que se aferran al poder
intereses corruptos que dependen del status quo; y extremistas que ventilan las llamas de odio y división.
De Irlanda del Norte a Asia del Sur; de África a las Américas;
de los Balcanes al Círculo del Pacífico, hemos presenciado convulsiones
que pueden acompañ*** de transiciones a un nuevo orden político. En veces,
los conflictos surgen entre la grietas de raza o tribu;
y con frecuencia surgen de las dificultades de reconciliar la tradición y fe con la diversidad e interdependencia del mundo moderno.
En cada país, están aquellos que consideran a las diferentes creencias religiosas como una amenaza;
En cada cultura, aquellos que aman sus propias libertades deben preguntarse a sí mismos cuánto están dispuestos a tolerar la libertad de los demás.
Así es como lo vimos en las dos últimas semanas, cuando un video crudo y repugnante
desató ira a través del mundo musulmán. He sido claro que
el gobierno de Estados Unidos no tuvo nada que ver con ese video, y creo que
su mensaje debe ser rechazado por todo aquel que respeta nuestra humanidad común.
Es un insulto no sólo para los musulmanes, sino también para América
la ciudad fuera de estas paredes lo confirma, somos un país que ha recibido con brazos abiertos a gente de toda raza y creencia.
Somos hogar para musulmanes que practican su fe en todo nuestro territorio.
No solamente respetamos la libertad de religión -tenemos leyes
que protegen a los individuos de ser lastimados por cómo se visten o en qué creen.
Entendemos por qué la gente se ofende con ese video, porque millones de nuestros ciudadanos están entre los ofendidos.
Sé que algunos preguntarán por qué no prohibimos el video
La respuesta está consagrada en nuestras leyes: nuestra Constitución protege el derecho de la libertad de expresión.
Aquí en Estados Unidos, innumerables publicaciones provocan ofensa.
Al igual que yo, la mayoria de los estadounidenses somos cristianos,
y a pesar de eso, nosotros no prohibimos la blasfemia contra nuestras creencias más sagradas.
Como presidente de nuestra nación, y comandante-en-jefe de nuestra milicia,
acepto que la gente van a estar diciendo cosas horribles de mi todos los días, [risas] y siempre defenderé su derecho de hacerlo.[aplausos]
Los americanos pelearon y murieron alrededor del mundo para proteger el derecho de toda la gente
de expresar sus puntos de vista -incluyendo puntos de vista con los que discrepamos profundamente.
Hacemos eso no porque apoyamos expresiones de odio, sino porque
nuestros fundadores entendieron que sin tal protección, la capacidad de cada individuo a expresar sus propios puntos de vista,
y practicar su propia fe, sería amenazada. Hacemos eso porque en una sociedad diversa,
los esfuerzos para restringir la expresión puede rápidamente convertirse en una herramienta para silenciar críticos y oprimir minorías.
Hacemos eso porque dado el poder de la fe en nuestras vidas,
y la pasión que las diferencias religiosas pueden inflamar, el arma mas poderosa contra expresiones de odio
no es la represión, sino más expresión -las voces de tolerancia
que se unen en contra de la intolerancia extrema y la blasfemia,
y enaltecen los valores de entendimiento y respeto mutuo.
Sé que no todos los países de esta comunidad comparten esta forma particular de entender la protección de la libertad de expresión. Lo reconocemos.
Pero en 2012, en tiempos donde cualquier persona con un teléfono celular puede difundir puntos de vista ofensivos alrededor del mundo
con el clic de un boton, la noción de que podemos controlar el flujo de información es obsoleta.
Entonces, la pregunta es, cómo respondemos.
Y en esto debemos estar de acuerdo: no existe discurso que justifica la violencia insensata.
No hay palabras que excusan la matanza de inocentes.
No hay video que justifica un ataque a una embajada.
No hay calumnia que sea excusa para quemar un restaurante en Líbano,
o destruir una escuela en Túnez, o causar muerte y destrucción en Pakistán.
En este mundo moderno, con tecnologías modernas, si respondemos así ante las expresiones de odio
facultaríamos a cualquier individuo que origina dicha expresion de odio a crear caos alrededor del mundo.
Estamos potenciando lo peor de nosotros, si respondemos así.
Más extensamente, los eventos de las últimas dos semanas también dicen sobre la necesidad de todos nosotros
de abordar honestamente las tensiones entre el Occidente y el Mundo Árabe que se mueve hacia la democracia.
Y permítanme ser claro: así como no podemos resolver cada problema en el mundo,
los Estados Unidos no ha buscado, ni buscará dictar el resultado final de las transiciones democráticas de los países en el exterior.
No esperamos que otras naciones estén de acuerdo con nosotros en cada asunto.
Así como no asumimos que la violencia de las últimas semanas, o la expresión de odio de algunos individuos
representan la posición de la inmensa mayoría de los musulmanes,
tampoco podemos asumir que la posición de la gente que produjeron ese video representa la de los americanos.
Sin embargo, sí creo que es obligación de todos los líderes, de todos los países,
el pronunciarse vehementemente en contra de la violencia y el extremismo. [aplausos]
Es hora de marginar a aquellos que -aún cuando no recurren directamente a la violencia-
usan el odio hacia América, el Occidente, o Israel como el principio central organizacional de su política.
Porque ello sólo acobija y sirve como excusa a aquellos que recurren a la violencia.
Esa marca de política -la que riñe Este contra Oeste y Sur contra Norte,
musulmanes contra cristianos, hindúes y judíos- no puede asestar en aras de libertad.
Para los jóvenes, sólo ofrece falsas esperanzas.
Quemar una bandera americana no hace nada para proveerle educación a un niño.
Hacer pedazos a un restaurante no llena una estómago vacío.
Atacar una embajada no crea ningún empleo.
Esa marca de política solo entorpece lo que debemos de lograr juntos:
educar a nuestros niños y crear las oportunidades que ellos se merecen;
proteger los derechos humanos y extender la promesa de la democracia.
Entiendan que Estados Unidos nunca se retirará del mundo.
Llevaremos justicia a aquellos que lastiman a nuestros ciudadanos y nuestros amigos,
y daremos apoyo a nuestros aliados. Estamos dispuestos a asociarnos con países alrededor del mundo para profundizar lazos de comercio e inversión;
ciencia y tecnología; energía y desarrollo- todo esfuerzo
que pueda desencadenar en crecimiento económico para todos nuestros habitantes y estabilizar el cambio democrático.
Pero tales esfuerzos dependen de un espíritu de interes mutuo y respetuo mutuo.
Ningún gobierno o compañía, ninguna escuela o ONG tendrá confianza en trabajar en un país
donde su gente está en peligro. Para que una cooperación sea efectiva,
nuestros ciudadanos deben tener seguridad, y nuestros esfuerzos deben ser bienvenidos.
Una política basada únicamente en enojo -la que se empeña en dividir el mundo entre nosotros y ellos-
no solamente hace retroceder la cooperación internacional, ultimadamente socava a aquellos que la toleran.
A todos nos interesa desafiar esas fuerzas.
Recordemos que los musulmanes son los que más han sufrido a manos del extremismo.
El mismo día en que nuestros civiles fueron asesinados en Bengazi,
un policía turco fue asesinado en Istanbul apenas días antes de su boda;
más de diez yemeníes murieron en un coche bomba in Sana'a;
y varios padres afganos lloraron la muerte de sus hijos
apenas días después de que fueron matados por una bomba suicida en Kabul.
El impulso hacia la intolerancia y violencia puede inicialmente estar enfocado al Occidente
pero con el tiempo, no podrá ser contenido. Los mismos impulsos hacia el extremismo
son utilizados para justificar la guerra entre Sunnis y Shia, entre tribus y clanes.
No conduce a fortaleza ni prosperidad, sino al caos.
En menos de dos años, hemos visto que protestas pacíficas en su mayoría
traen más cambios a los países mayoritariamente musulmanes que una década de violencia.
Y los extremistas entienden esto.
Como no tienen nada que ofrecer para mejorar las vidas de las personas,
violencia es su única forma para permanecer relevantes. Ellos no construyen. Ellos sólo destruyen.
Es hora de dejar atrás el llamado a la violencia y la política de división.
En tantos temas, estamos ante la escogencia entre la promesa del futuro o las prisiones del pasado.
Y no podemos darnos el lujo de hacerlo equivocadamente. Debemos aprovechar este momento.
Y Estados Unidos se encuentra listo para trabajar con todos los que desean acoger un mejor futuro.
El futuro no debe pertenecer a aquellos que atacan a los critianos coptos en Egipto;
debe pertenecer a aquellos que corearon en la Plaza Tahrir "musulmanes, cristianos, somos uno."
El futuro no debe pertenecer a aquellos que matonean a las mujeres;
debe ser forjado por niñas que van a la escuela,
y por aquellos que defienden por un mundo donde nuestras hijas pueden vivir sus sueños igual que nuestros hijos.
El futuro no debe pertenecer a los pocos corruptos que roban los recursos de un país -
debe ser conquistado por los estudiantes y empresarios,
los trabajadores y dueños de negocios quienes buscan una mayor prosperidad para todos.
Ellos son las mujeres y los hombres que América representa. Su visión es la que nosotros apoyamos.
El futuro no debe pertenecer a aquellos que calumnian al profeta del Islam.
Pero, para ser creíbles, aquellos que condenan esa calumnia tambien debe condenar el odio que vemos en las imágenes de Jesucristo siendo profanado,
o iglesias siendo destruídas, o el Holocausto siendo negado.
Condenemos la incitación contra musulmanes Sufi, y los peregrinos Chiíes.
Es hora de tomar nota de las palabras de Gandhi:
"Intolerancia en sí misma es una forma de violencia y un obstáculo para el crecimiento de una verdadero espíritu democrático." ´[aplausos]
Junto, debemos trabajar hacia un mundo donde somos fortalecidos por nuestras diferencias,
y no definidos por ellas. Eso es lo que América encarna.
Y esa es la visión que apoyamos.
Entre israelíes y palestinos, el futuro no debe pertenecer a aquellos que le dan la espalda al prospecto de paz.
Dejemos atrás a los que prosperan del conflicto,
a aquellos que rechazan el derecho de Israel de existir.
El camino es difícil, pero el destino está claro - un estado judío de Israel seguro;
y una Palestina independiente y próspera. [aplausos]
Entender que dicha paz debe provenir a través de un acuerdo justo entre las partes
Estados Unidos acompañará a todo aquel que esté listo para hacer el viaje.
En Siria, el futuro no debe pertenecer a un dictador que masacra a su pueblo.
Si hay una causa que demanda una protesta en el mundo hoy -protesta pacífica-
es el régimen que tortura a niños y dispara proyectiles hacia edificios de apartamentos.
Y debemos permanecer comprometidos a asegurar que lo que empezó con ciudadanos exigiendo sus derechos
no termine en un círculo de violencia sectarista.
Juntos, debemos apoyar a aquellos sirios que creen en una visión diferente - una Siria unida e inclusiva,
donde los niños no deben temer su propio gobierno, y todos los sirios tienen voz en cómo ser gobernados-
Suníes y alauitas; kurdos y cristianos. Eso es lo que América representa.
Ese es el resultado que buscamos -con sanciones y consecuencias para aquellos que oprimen,
y asistencia y apoyo para aquellos que trabajan en pro de este bien común.
Porque creemos que los sirios que acogen esta visión
tendrá la fortaleza y legitimidad para liderar.
En Irán, vemos hacia dónde lleva el camino de una ideología violenta e inaudita.
El pueblo iraní tiene una historia antigua y admirable
y muchos iraníes desean disfrutar la paz y prosperidad junto a sus vecinos.
Pero así como restringe los derechos de su propia gente,
el gobierno iraní continúa sosteniendo a un dictador en Damasco y apoya a grupos terroristas en el exterior.
Una y otra vez, ha fallado en tomar la oportunidad para demostrar que su programa nuclear es pacífico,
y en cumplir los compromisos con las Naciones Unidas.
Permítanme aclarar: Estados Unidos quiere resolver este asunto a través de la diplomacia,
y creemos que todavía hay tiempo y espacio para hacerlo.
Pero el tiempo no es ilimitado.
Respetamos el derecho de las naciones de accesar energía nuclear pacífica,
pero uno de los objetivos de las Naciones Unidas es asegurar que utilizamos esa energía para paz.
Sin duda alguna: un Irán con armas nucleares no es un desafío que podrá ser contenido.
Amenazaría con la eliminación de Israel,
la seguridad de las naciones del Golfo, y la estabilidad de la economía global.
Puede desencadenar en una carrera de armas nucleares en la región, y el despeje del tratado de la no-proliferación.
Es por eso que una coalición de países está haciendo responsable al gobierno iraní.
Y es por eso que Estados Unidos hará lo que sea necesario
para prevenir que Irán obtenga un arma nuclear.
Sabemos a partir de experiencia dolorosa que el camino hacia la seguridad y prosperidad
no reside fuera de los límites de las leyes internacionales y el respeto a los derechos humanos
Es por eso que se estableció esta institución, a partir de los escombros de conflicto;
y es por eso que la libertad triunfó sobre la tiranía en la Guerra Fría;
y esa es la lección de las últimas dos décadas también.
La historia muestra que la paz y el progreso llegan a los que toman las decisiones correctas.
Naciones en todo el mundo han viajado por este difícil camino.
Europa - el campo de batalla más sangriento del siglo 20- está unida, libre y en paz.
De Brasil a Sudáfrica; de Turquía a Corea del Sur; de India a Indonesia;
gente de diferentes razas, religiones y tradiciones han sacado a millones de la pobreza,
mientras se respetan los derechos de sus ciudadanos y cumpliendo con sus responsabilidades como naciones.
Y es debido al progreso del que yo mismo he sido testigo durante mi propia vida
el progreso que he visto luego de casi 4 años como presidente, y estaré por siempre esperanzado del mundo en que vivimos.
La guerra en Iraq ha terminado. Las tropas americanas han regresado a casa.
Hemos iniciado la transición en Afganistán,
y América y nuestros aliados terminaremos nuestra guerra a tiempo en 2014.
Al Qaeda ha sido debilitada y no hay más Osama bin Laden.
Las naciones han convergido en clausurar materiales nucleares
y América y Rusia están reduciendo sus arsenales.
Hemos visto cómo se han tomado decisiones difíciles -desde Naypyidaw a Cairo a Abidjan-
para poner más poder en manos de los ciudadanos.
En una época de desafíos económicos, el mundo se ha unido para ensanchar la prosperidad.
A través del G-20, nos hemos asociado con países emergentes para mantener al mundo en el camino de la recuperación.
América ha insistido en una agenda de desarrollo que propicia el crecimiento y rompe la dependencia,
y ha trabajado con líderes africanos para ayudarlos a alimentar sus naciones.
Nuevas cooperaciones se han forjado para combatir corrupción y promover gobiernos abiertos y transparentes.
Y nuevos compromisos se han hecho a través del Equal Futures Partnership
para garantizar que mujeres y niñas puedan participar de lleno en política y conseguir opportunidad.
Y hoy más tarde, discutiré nuestros esfuerzos para combatir el flagelo del tráfico de humanos.
Todas estas cosas me dan esperanza, pero lo que más esperanza me da no son las acciones de nosotros,
no son las acciones de los líderes - es la gente que he visto.
Las tropas americanas que han arriesgado sus vidas y sacrificado sus miembros por desconocidos al otro lado del mundo.
Los estudiantes en Jakarta o Seúl quienes están ansiosos por usar sus conocimientos en beneficio de la humanidad.
Las caras en la plaza de Praga, o en el parlamento de Ghana, quienes ven cómo la democracia da voz a sus aspiraciones.
Los jóvenes en las favelas de Río y las escuelas de Mumbai cuyos ojos brillan con promesa.
Estos hombres, mujeres y niños de cada raza y cada fe
me recuerda que por cada turba enfurecida que se muestra en televisión,
hay billones alrededor del mundo que comparten sueños y esperanzas similares.
Ellos nos dicen que hay un latir común en la humanidad.
Tanta atención en nuestro mundo hacia lo que nos divide
Eso que vemos en las noticias, es lo que consume nuestros debates políticos.
Pero cuando despejamos todo eso
la gente en todo lado anhela la libertad para determinar su propio destino;
la dignidad que proviene del trabajo; el confort que proviene de la fe;
y la justicia que existe cuando los gobiernos sirven a su pueblo -y no al revés.
Los Estados Unidos de América estará siempre al lado de estas aspiraciones,
para nuestra gente, y para la gente a través del mundo.
Esto fue el propósito de nuestra fundación. Esto es lo que demuestra nuestra historia.
Esto es por lo que Chris Stevens trabajó durante toda su vida.
Y les prometo esto -tiempo después de que los asesinos sean llevados a justicia,
el legado de Chris Stevens continuará vivo en las vidas de aquellos que él afectó
En las decenas de miles que marcharon en contra de violencia por las calles de Bengazi;
en los libios quienes cambiaron su foto en Facebook por una de Chris;
en el letrero que decía simplemente "Chris Stevens fue amigo de todos los libios."
Ellos deben darnos esperanza. Ellos deben hacernos recordar
que mientras continuamos esforzándonos, se hará justicia,
que la historia está de nuestro lado, y que
una creciente ola de libertad jamás será revertida. Muchas gracias. [aplausos]