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Era un médico muy buen mozo,
saudita, de mediana edad.
Me hizo una de las preguntas más
elocuentes y provocativas
que me han hecho en público.
Era el año 2008, mi mentor y colega, Jim Gordon
había sido invitado para exponer en Arabia Saudita.
La invitación decía:
Prince Sultan Cardiac Center
se honra en invitarle a exponer en la segunda
conferencia internacional de ciencias avanzadas.
Fue una conferencia sobre el Rey de los Órganos, el corazón.
Jim acababa de publicar su libro 'Unstuck'.
Narraba las 7 etapas para salir de la depresión sin medicación.
Los sauditas lo adoraron.
Querían que el autor fuera a discutir sus hallazgos y su investigación.
Jim me llamó:
"Neha, tengo un conflicto y me gustaría que
representaras mi trabajo en Arabia Saudita. ¿Estás disponible?
"¿De veras Jim?
Tú eres un experto
de renombre en depresión y trauma en el mundo,
y eres un hombre blanco de 60 años.
Yo soy una mujer india soltera de 38 años.
¿No crees que notarán que no soy tú? (Risas)
Se acercó al micrófono y comenzó:
Doctora Neha, tengo entendido,
que su país prescribe más de 200 recetas
de antidepresivos,
para adultos, niños y animales domésticos. (Risas)
¿Cómo es que su país ha llegado a creer
que una pastilla puede curar un mal del alma?
Caminé por el escenario para ganar tiempo,
y me senté, junto a un asiento vacío en la audiencia
a su lado y le dije: "Entiendo,
en cierto modo por eso estoy aquí".
Después de pasar una década en el hospital, mientras dormía podía recitar
el protocolo para un derrame cerebral, un ataque cardíaco o una neumonía.
Pero había algo más que hice como médico que era un poco extraño.
La noche antes de dar de alta a mis pacientes,
les hago algunas preguntas:
"¿Por qué tú? ¿Por qué esta enfermedad?"
¿Este infarto, este derrame, esta neumonía?
¿Y por qué ahora en tu vida?
¿Hay algún mensaje que estás recibiendo con esto?
Sin saberlo, sus respuestas a estas preguntas
cambiarían la trayectoria de mi carrera.
Brando era un hombre de 52 años,
él respondió: "Siempre quise enorgullecer a mi padre.
Tuve una buena educación.
Estoy casado y tengo 2 hijos,
soy triatlonista y acabo de vender mi compañía por millones de dólares.
¿Y cómo es que aún lo sigo intentando?
Sabe doctora, la parte más loca doctora es
que mi padre murió hace 5 años.
Y no he bajado la velocidad.
Yo sé qué quiere decirme este derrame.
Vino a decirme que tengo que escuchar a mi cuerpo.
Estoy agotado".
Wan, con 74 años, respondió:
"No recuerdo haber llorado alguna vez en mi vida.
Ni cuando nacieron mis hijos,
ni cuando murieron mis padres.
Miro alrededor del mundo y estoy estupefacto
por las conexiones que las personas parecen tener con otros,
siempre me he sentido aislado.
Este ataque al corazón,
sé qué vino a decirme.
Es la primera vez que he logrado expresar mis emociones.
He llorado durante 2 días.
Me siento débil, doctora. ¿me pondré bien?
Y luego estaba Lilly de 62 años.
Ella dijo, ["Yo repudio a mi hijo"],
Dijo: "Mi hijo se casó fuera de nuestra fe.
Entonces, lo repudio.
Nunca he tenido en brazos a ninguno de mis 6 nietos,
me he perdido sus graduaciones y 2 bodas.
Esta neumonía que casi me está matando,
me enseñó a abrir mi corazón otra vez,
a respirar de nuevo en esta hermosa vida".
¿Cree que me perdonarán si llego a salir de ésta?"
Estos son solo tres
de miles de respuestas que he escuchado.
Y lo que más me impactó fue
que mis pacientes no tenían miedo a morir.
Temían no haber vivido en plenitud.
Me enseñaron lo que 13 años de estudios en medicina no pudieron.
Eso no era solo la parte anatómica y fisiológica
de la enfermedad de sus cuerpos lo que yo estaba tratando.
Algo había empezado mucho tiempo atrás.
Ellos habían dejado de escucharse a sí mismos,
y a sus cuerpos, como Brandon,
habían cerrado sus emociones como Wan.
O habían olvidado las cosas que realmente les importaban.
Como a Lilly.
Y se mostraron, metafóricamente de rodillas,
con todos nosotros juntos dándonos cuenta
de que todas estas cosas estaban conectadas.
Así que, me gustaría poder decirles que soy lo suficientemente inteligente
por haber usado de las historias de estos pacientes
para aprender de mí misma.
Pero la verdad es, que no lo fui.
Tuve este despertar que comenzó en mí, y sabía que
esta conexión auténtica que estaba creando para ellos
era algo que necesitaba mucho tiempo antes de
que ellos llegaran a la UCI.
¿Cómo habría podido influirles mucho antes?
A no ser que quiera reprimir ese pensamiento.
Escuchen, tenía gran seguridad y estabilidad con pareja y nómina.
Bueno, la gente me pagaba para que les cuidara tras haber sucedido todo.
¿Alguien me pagaría para hacer lo que amaba?
Así que empecé a adormecer mis propios síntomas.
Tuve una ecuación perfecta para que me sacaran de mis turnos hospitalarios.
Dos helados de 450 gr de Mountain Dews,
más una barra Snickers de tamaño gigante,
y puedo conseguir cualquier cosa para cambiar cualquier turno.
He oído algunas risas por ahí, y quisiera saber...
si provienen de los estudiantes, porque Uds. saben
lo que se necesita para llegar a la semana de los finales.
Así que Uds. tienen su propia ecuación y quiero que piensen qué es.
Saben que esto no va a terminar bien, ¿verdad?
Así que, aquí estoy, me agoté, yo estaba de baja médica,
el 17 de junio de 2004.
Y tuve que hacerme a mí misma las preguntas,
que yo había preguntado tantas veces a otras personas:
"Neha, ¿por qué? ¿Por qué el agotamiento, y ¿por qué ahora?
¿Qué mensaje te vino a dar?"
Las respuestas no me llegaron de inmediato.
Lo he comprobado con algunos colegas,
para ver si alguna vez habían experimentado algo como esto.
Entonces empecé a escuchar a mi mente y a mi cuerpo
y empecé un diario.
Y lo que he leído en esas páginas, me daba miedo a la muerte.
Yo no solo quería ayudar a la gente antes de que terminaran en el hospital.
Quería crear prevención y atención médica.
Quería ayudar a sanar a los curanderos.
Quería convertirme en una maestra de la comunicación
e incluso combinarlo con mi conocimiento sobre la salud
y quería usar eso para ir y unir naciones.
Eso me asustó.
Así que pueden imaginarse, cuando llegó la llamada de Jim Gordon para ir a Arabia Saudita,
que todas esas experiencias fueron
las que me dieron el valor para decir que sí.
Así que me gustaría compartir con Uds. solo algunas de las historias mientras yo estaba allí,
y como ya me emocioné un poco antes
me saltaré dos diapositivas aquí
y lo actualizaré.
Aterricé en Arabia Saudita y di mi charla.
Les di mi charla de Jim Gordon en "Despegar en la depresión".
Y fue fantástico. Estuvieron atentos
e hicieron las preguntas que el médico saudita les preguntó.
Y luego, programaron una segunda charla,
que fue Clara Comunicación Directa para las mujeres.
Entré y vi 200 pares de ojos mirándome.
Era como un mar ***,
acentuado con los bolsos de diseñador, y los zapatos.
Después de una hora en mi taller de 2 horas,
comencé a escuchar una voz familiar en mi cabeza:
"No sabes de lo que estás hablando,
todo el mundo te dijo que no se traduciría interculturalmente.
¿Qué estás haciendo?"
Y en ese momento me di cuenta de cuánto dependía
de la comunicación no verbal, de las expresiones faciales
para saber que me estoy conectando y colaborando con Uds.
Así que podría haberlo largado durante la hora siguiente,
pero probablemente no habría dado una muy buena charla, entonces, me detuve y dije:
"Quiero chequear y ver si estoy en el camino correcto,
¿esto es útil para Uds.?
Ellas dijeron: "Doctora, Sangwan, esto es muy importante, nunca aprendimos esto.
Continúe, por favor continúe".
Así que a medida que continuaba,
finalmente me relajé y probablemente empecé a disfrutarlo tanto como ellas.
Pero lo más importante de lo que no me di cuenta fue
lo relevante que esto sería para mi trabajo al regresar a casa.
Gente en el mismo cuarto, sin lenguaje corporal,
creando toda clase de falta de comunicación y juicios en sus cabezas,
pero si no le daban salida se convertiría en un gran problema.
Un paralelo enorme.
Otra historia que les quiero contar,
que tuvo un enorme impacto en mí, fue mi interacción con el doctor Abdullah.
Él era el presidente de la conferencia.
Me preguntó si podría consultarme
algo que estaba pesando mucho en su corazón.
"Neha, me recuerdas a mi hija,
excepto que eres muy diferente de ella.
Tú eres increíblemente fuerte, viajas por el mundo,
y hablas en conferencias internacionales.
Te veo afrontar este desafío con facilidad.
Mi hija, por el contrario, es débil.
Cuando se enfrenta a un desafío
se que es débil porque llora.
Solo estoy preocupado, de que ella no logre realizarse en el mundo.
¿Existe algún modo en que puedas ayudarla?"
Pensé por un momento, lo conozco desde hace 7 días.
Entonces, dije, "Doctor Abdullah, ¿Qué tal si pienso que esto no tiene que ver con su hija?"
"Bueno, entonces, ¿de quién se trata esto?", preguntó.
"Bueno, he estado en su país 7 días,
y lo he visto orquestar a la perfección
una conferencia de científicos internacionales.
He hablado con sus colegas, y sus pacientes,
quienes hablan increíblemente bien de Ud.
Y he pasado tiempo con su familia,
que también lo reverencia.
Soy curiosa, si tanto ama a su hija,
que viéndole llorar,
¿es una de las pocas veces en el mundo,
en que no tiene el control?"
Los 60 segundos de silencio más largos de mi vida,
sucedieron luego de ese comentario.
Y luego muy pensativo dijo:
"Eso es absolutamente correcto,
gracias amiga mía.
Tengo mucho que aprender sobre comunicación".
Saben que es interesante, creo que en nuestra sociedad estamos
muy condicionados en contra de las lágrimas a través de cualquier cultura.
Que tenemos muchos prejuicios de si nos hacen débiles,
o si solo muestran emociones.
Hay una reciente investigación médica,
que demuestra que las lágrimas sanan.
William Frey de Minnesota
reporta que se puede medir la hormona del estrés en las lágrimas.
Y que las endorfinas se liberan realmente si se tiene un buen llanto.
Y las endorfinas son las hormonas que nos hacen sentir bien después de hacer ejercicio,
así que escuchen: lloren, ¡se van a sentir bien! (Risas)
La última historia de la que me gustaría hablarles es,
tuve una extraña oportunidad para charlar con el príncipe Abdullah Aziz.
Y él me preguntó: "Neha, ¿qué es lo que los medios
le han contado sobre nuestra cultura que encuentra cierto?
y ¿qué es lo que encuentra que no es cierto?"
"Bueno, lo que encuentro cierto es
que la separación entre hombres y mujeres,
en la conferencia y en la sociedad, es real.
Lo que encuentro inesperado es
que Ud. y todos los que he conocido esta semana
me han tratado con mucho honor y respeto,
y no me esperaba eso.
Mis padres crecieron en la India entre muchos
conflictos hindú-musulmanes y ellos temían por mi seguridad.
Ellos también estaban preocupados de que yo probablemente no asimilara muy bien
una cultura que era tan diferente a la de crianza.
Mis colegas me dijeron que me sentiría como ciudadana de segunda clase.
Por ser mujer.
No he tenido esa experiencia.
La segunda cosa que encontré que no es completamente cierta
—- estoy segura de que hay algo de verdad —- es que las mujeres
me contaron... bien, déjeme empezar de nuevo.
La segunda cosa que encuentro que los medios dicen y que probablemente no sea totalmente cierta,
las mujeres con quien hablé me dijeron
que ellas aman sus abayas y burkas.
Dijeron: "Doctora Neha, es nuestra moda,
tenemos piedras en ellas, tenemos abayas de Chanel,
amamos nuestras abayas, y sabe Ud. ¿qué más nos permite?
Nos sentimos como joyas preciosas, porque no tenemos que
lidiar con la atención que no queremos de los hombres. Uh.
Yo pensé, bueno, eso ciertamente podría ser verdad,
porque es como han crecido.
Muchas de ellas se sienten muy cómodas así.
Definitivamente no esperaba escuchar eso".
"Ahora, es mi turno, quiero hacerle algunas preguntas.
¿Por qué aún cuando he violado reglas que Ud.,
por las que su policía moral podría haber enviado a una mujer a prisión,
por qué Ud. me ha honrado y respetado tanto?"
"Bien, hice trampa.
Cuando escuché que Ud. venía
realmente no supe qué hacer,
pero cuando me dijeron, que cuando descendió del avión,
vestía de ***, y se había cubierto su cabeza con un pañuelo.
Supe que su intención al venir aquí
era honrar nuestra cultura.
En ese momento supe que mi trabajo no era convertirla en parte de nuestra cultura,
era honrar la cultura de la que Ud. proviene".
Y un simple acto de cubrirme mi cabeza con un pañuelo, para honrar la cultura saudita,
hizo posible que ellos abrieran sus corazones hacia mí,
y sean mas auténticos de lo que nunca me pude haber imaginado.
Esa noche en el aeropuerto mientras partía
recibí un e-mail de mis padres.
"¿Cómo está nuestra hija?, ¿Está a salvo en su casa en California?"
"Mamá, papá, tuve la más asombrosa aventura de mi vida.
No veo la hora de contarles. Son personas generosas, amorosas
honestas y abiertas.
Trataron a su hija con el mayor honor y respeto.
Y no veo la hora de mostrarles mi abaya tachonada con piedras".
No fue hasta que las ruedas del avión aterrizaron
en JFK que vi su respuesta.
"Gracias por ayudarnos a sanar,
ahora podemos verlos con nuevos ojos,
estamos tan orgullosos de ti por escucharte a ti misma".
Entonces, me gustaría dejarlos con un pensamiento.
¿Qué tal si la comunicación
es la cura que todos estamos olvidando?
¿Que tal si, el modo en que nos hablamos a nosotros mismos
y recibimos o no recibimos mensajes,
y luego a su vez, si elegimos inclinarnos en esa incomodidad
se manifiesta en la forma en que nos comunicamos con las personas que amamos?
¿Y si el modo en que todos nosotros elegimos colectivamente
mostrarnos al mundo,
en realidad es la receta para la salud,
mucho antes de que tenga que escribirles una receta?
Gracias.
(Aplausos)