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"El Científico Americano: Sabiondo al instante"
Los zombis no solo existen en las películas de ciencia ficción
y en vídeos musicales.
Son reales y los podemos encontrar en todo el mundo animal.
No se trata de que los animales hayan resucitado,
es porque los parásitos se las han arreglado
para controlar el comportamiento de sus animales huéspedes.
Por ejemplo,
una mosca parásita deposita los huevos en el cuerpo de una abeja melífera.
La abeja acosada deja una noche la colmena
y entonces repta en círculos como un zombi antes de morir.
Las larvas de la mosca salen del cuerpo de la abeja
para buscar a sus propias víctimas.
Luego está el gusano cilíndrico parásito que vive dentro de los grillos.
Los grillos no saben nadar pero el gusano los fuerza a saltar al agua
cuando está preparado para desarrollarse y empezar su siguiente fase vital.
Luego está el hongo que puede infectar a las hormigas carpinteras tropicales.
Cuando las hormigas ya están infectadas, trepan hasta la parte del árbol
en la que el hongo puede desarrollarse. Entonces el hongo mata a la hormiga y
se come su cuerpo de dentro hacia afuera,
expulsando esporas por la cabeza de la hormiga.
Otras hormigas recogen estas esporas y se condenan también.
¿Cómo lo consiguen estos parásitos crueles?
Los científicos piensan que estos parásitos pueden controlar o mimetizar
moléculas de los cerebros de los animales que influyen en el comportamiento.
Y no, los humanos no son inmunes a ser convertidos en zombis por parásitos.
Algunos investigadores piensan que el protozoo, Toxoplasma gondii,
podría cambiar la personalidad de las personas
haciéndolas más sociables pero también más temerarias.
Se cree que el parásito altera los niveles hormonales e incrementa la dopamina,
provocándonos una agradable sensación.
Más del 22 por ciento de americanos podrían estar infectados
por el Toxoplasma gondii, del que podemos contagiarnos
a través de los gatos domésticos.
Para la edición zombi de "El Científico Americano: Sabiondo al instante".
Ha hablado Katherine Harmon.