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Andrei Vazhnov - @andreidigital - Mover materia en el espacio
DG: Acá, acá en la mesa, por favor. Tomá pibe.
AV: ¿Sólo diez pesos?
DG: Sí, diez pesos, me trajiste una caja. ¿Qué, querés más?
AV: Ok, bueno, bueno...
DG: Ah, ¡perdón!
Hoy les quiero contar sobre algo que va a cambiar el mundo
de una manera que todavía no terminamos de entender.
Mi primer trabajo era mover cajas como esta.
Era un nerd joven, soñaba con conseguir un osciloscopio.
Y mi mamá me consiguió un trabajo en una fábrica textil
y mi responsabilidad era físicamente mover cajas como ésta,
del camión al lugar donde se almacenaba la tela.
Eso fue hace más de veinte años.
Hace veinte años, me hubieran pagado por trasladar la caja esta que tengo frente mío.
Hoy, no estoy tan seguro, y en diez años seguramente nadie me pagaría por eso.
Porque lo que tengo acá son revistas, discos (muy divertido),
fotos,
libros.
Todos son objetos que solían ser físicos
y se volvieron completamente digitales,
se desmaterializaron.
Cuando mandamos una canción a un amigo
ya no hace falta poner esto en el sobre
y mandarlo físicamente.
Lo mandás como mp3, como un adjunto.
No hace falta comprar libros físicos.
Descargamos cualquiera de millones disponibles de Amazon instantáneamente.
No hace falta comprar revistas, porque casi siempre las leemos on line.
El mundo físico así infinítamente flexible.
Si tomamos una foto, podemos agrandarla, achicarla,
ponerle onda de los años '70 en instagram,
agregar un bigote, sacar un bigote, lo que sea.
Y cuando un objeto se vuelve digital,
el mundo cambia.
Una de las empresas más poderosas o más famosas del siglo XX, Kodak,
fue a la quiebra el año pasado porque el negocio de fotos físicas desapareció.
¿Significa eso que tomamos menos fotos ahora?
No, tomamos mucho más que antes, mucho más que nunca.
Pero el negocio está en otro lado.
¿Qué pasaría si tuviésemos una tecnología
que nos permitiera mandar objetos como sillas
y vasos por internet al igual que hoy en día mandamos mp3?
Existe esa tecnología.
Se llama impresión 3D.
Este vaso, por ejemplo, que vemos acá,
no es un objeto físico, es una serie de bits and bytes
en algún servidor en la Internet.
Se puede descargarlo, modificarlo,
imprimirlo, imprimir varios.
Es uno de miles de objetos que están gratuitamente disponibles.
Hay herramientas, joyería, todo tipo de objetos de diseño.
Por ejemplo, un castillo así.
Podemos imprimirlo, muy lindo.
También podemos elegir el color.
Cada vez que lo mostramos a un arquitecto, casi empiezan a llorar,
porque se acuerdan de los años de su vida que perdieron haciendo maquetas a mano.
Esos años nadie se los va a devolver, lamentablemente,
pero para la generación próxima va a ser un poco más fácil.
Si no nos copa ningún diseño que podemos encontrar en internet,
podemos dibujar el nuestro propio.
Como por ejemplo, este vaso.
Fue dibujado en menos de una hora, en un programa.
Y como cualquier objeto digital, es infinítamente flexible.
Podemos agrandarlo, achicarlo, agragarle una asa
o dos asas, o cinco.
Después podemos elegir el color
e imprimir los que nos gustan. A mí me gustaron con una y con cinco.
El de cinco, desde el punto de vista funcional, no es muy útil,
pero es muy divertido imprimirlo
y demuestra las posibilidades de esa tecnología.
¿Cómo funciona?
Bastante simple. Es un cabezal, como una impresora común,
pero mueve en tres dimensiones.
Deposita un material en una capita finita,
después otra sobre eso, otra y otra
y así va construyendo un objeto, como si fueran una serie de fotos
pegada una sobre otra.
Parece bastante sencillo, pero tiene implicancias profundas.
¿Qué tan general es esa tecnología?
¿Sólo está buena para juguetes como este,
para fastidiar a los arquitectos?
No, se puede imprimir en metal,
como por ejemplo, esta pieza de motor, acá.
De hecho, las empresas que más invierten en esa tecnología
son aeroespaciales, porque dicen que dentro de cinco años
quieren imprimir alas enteras,
y dentro de un tiempo, quieren imprimir
aviones, el cuerpo y las alas todo junto, en una pieza.
Una vez vi una entrevista donde una periodista preguntó:
"che, ¿es confiable esa tecnología para la vida de la gente?"
El gerente de Airbus dijo: bueno, "¿qué es mejor,
alas atornilladas o alas impresas como si fuera una pieza?"
Yo pensé: tiene razón.
Dentro de diez años va a parecer una locura
que confiábamos nuestra vida a las máquinas que tenían alas atornilladas con destornillador.
Va a perecer como algo de un show sobre Roma antigua.
Y eso va mucho más allá. Se pueden imprimir edificios.
Todavía es simple, pero hay empresas que empiezan a comercializar tecnología
que puede imprimir cualquier estructura arquitectónica de 6 metros de lado.
Con eso podemos imprimir bancos, pequeños puentes,
estatuas, ladrillos.
Y hay proyectos que dentro de poco tiempo van a poder imprimir
edificios enteros. Inclusive, hay en España un proyecto
que está experimentando con una impresora que puede imprimir
con una arena local y la luz del sol como energía.
Imagínense lo que algún día eso va a ser
para el problema de viviendas.
Se pueden imprimir dientes, otro tipo de prótesis,
y lo mejor es que están hechos en base a un escaneo 3D
y de esta manera salen exáctamente igual como la parte
de tu cuerpo que perdiste, que tenés que reemplazar.
Se pueden imprimir órganos, por ahora muy simples.
Hay pacientes que viven con vejigas, pero está avanzando rápido
y algún día puede pasar que solucione el problema de transplantes.
¿Por qué? ¿Qué tienen que ver órganos y dientes
y edificios y motores?
Parece que no tienen nada que ver uno con otro.
Pero, en realidad, comparten algo muy profundo.
El filósofo Bertrand Russell decía que hay 2 tipos de trabajo:
mover materia en el espacio
y decirle a otra gente que mueva materia en el espacio.
Como Diego me dijo recién.
Esto, en realidad, es algo bastante... una analogía bastante correcta.
Mover una caja, mezclar insumos de una ensalada,
construir un edificio, capa por capa, ladrillo por ladrillo.
Es en el fondo el mismo problema, de colocar algún tipo de materia,
de algún tipo de insumo, de una manera deseada.
¿Con esto qué cambia? Cambia todo.
Cambia, por ejemplo, el mundo de la logística.
El Iphone tiene muchas partes:
1 brújula, 2 cámaras, 1 pantalla, 1 micrófono.
Y todas esas partes vienen de Italia, de Estados Unidos,
de Taiwan a China, donde los ensamblan
y después los mandan de vuelta a Estados Unidos, a Italia,
a Taiwan, para ser vendidos.
¿Qué pasaría si se pudiera imprimir
directamente en el barrio del consumidor final?
Pero eso cambiaría todo el paradigma de venta minorista.
Nunca puede pasar una liquidación.
Porque ¿qué significa liquidación?
Que la tienda compró demasiados insumos
y no los pudo vender.
Cuando esa tecnología esté, si nadie lo compra, pues no lo imprimís.
Por la misma razón, nunca puede pasar que venís y te dicen:
"bueno, disculpe que se nos acabó este ítem,
que la próxima semana y no sé qué."
Porque si el consumidor te lo pide
vos imprimís, y si no te lo pide no lo imprimís.
Cambia el mundo del diseño.
Si vemos alrededor nuestro, casi todo lo que nos rodea,
las estructuras, tienen aristas rectas.
Recta, recta, recta, todo recto.
Y si miramos afuera del mundo humano,
a la naturaleza, cada árbol, cada animal
tienen una forma exquisitamente ajustada a su manera de ser,
a su manera de vivir.
¿Por qué nuestro mundo parece como vino... como si viniera
de un libro de geometría?
Es simplemente porque la tecnología antes
no era suficientemente flexible como para permitir
este tipo de flexibilidad.
Y para diseñadores, en la próxima década,
se van a abrir posibilidades jamás imaginadas.
Nuestros edificios pueden verse, por ejemplo así,
nuestros bancos pueden verse así. No es muy lindo,
pero permite la posibilidad, ver las posibilidades.
Pueden imprimir estructuras como ésta,
que permitan... que demuestra que está enganchado por adentro.
Y afortunadamente no va a hacer falta ensamblar las cosas tampoco.
Cambia el paradigma totalmente del mercado masivo.
¿Por qué cuando venimos a una tienda hay sólo small, midium and large?
En ninguno cabe perfecto pero lo bancamos, pero...
bueno, es lo que hay, nos acostumbramos.
Y con la impresión 3D, la personalización
no te cuesta extra.
A la impresora común, es igual imprimir un cuadrado ***
o una imagen de Mona Lisa.
Y de la misma forma, cada objeto impreso a 3D
puede ser totalmente personalizado, como yo hice con los vasos.
Y esto va mucho más allá de permitirnos lucir bien en las fiestas.
En aplicaciones de medicina, por ejemplo,
esto es algo fundamental. Es un problema si no te cabe una remera,
es totalmente otro nivel de incomodidad si no te cabe bien un diente o una cadera.
Y por último, cambia totalmente la naturaleza de trabajo.
El mundo digital es realmente maravilloso.
Si yo tengo una canción y quiero hacer una copia,
algo para un amigo, lo hago instantáneamente.
Si quiero 10, lo hago instantáneamente.
Si quiero 100, lo hago instantáneamente.
Una vez que algo está hecho una vez, está hecho 1 millón de veces.
Es por eso que hay tantos videos disponibles en You Tube,
muchos son muy buenos.
Porque a la gente le copa que tienen otra gente que lo vea,
que tienen millones de seguidores, que tienen millones de visitas.
Va a pasar lo mismo en el mundo del diseño
cuando podamos imprimir como podemos compartir diseños de internet
de autos, de bicicletas, de sillas.
No sé sinceramente. Puede ser, puede ser que no.
Todo el paradigma de propiedad intelectual va a tener que ser repensado.
Pero lo que sé, es que se viene un nuevo mundo
donde vamos a decirle a las máquinas que muevan la materia
en el espacio, y nosotros vamos a dedicarnos
a tareas mucho más divertidas y mucho más creativas.
En el comienzo, les comenté que iba a contar sobre una revolución
que va a cambiar el mundo.
Vivimos en un tiempo realmente mágico.
Y hay varios de estos que se vienen.
Algunos tal vez más grosos que impresión 3D.
De nueva tecnología, de computación cognitiva,
de biología sintética, de computadoras cuánticas.
Y algún día va a cambiar nuestra vida de forma imprevisible.
Pero en el corto plazo, lo que nos va a asombrar más, creo yo,
es la impresión 3D. ¡Muchas gracias!
(Aplausos)