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A mi parecer, la justicia social es un derecho humano fundamental
que todos debemos preservar
y defender.
Un derecho humano que brinda a todo el mundo igualdad de oportunidades,
sin distinción alguna,
y que permite abordar las desigualdades del mundo injusto en que vivimos.
Desigualdades que guardan relación con los ingresos,
y en el ámbito de la justicia social en particular,
con la discriminación, la exclusión
y la imposibilidad de que ciertas personas
desempeñen un papel activo en la sociedad, comprometidas con la misma.
En mi opinión, existe un vínculo muy estrecho entre la justicia social
y el concepto de inserción social, la participación,
y el compromiso de los ciudadanos con la vida de sus comunidades y de sus países.
Así, todo el mundo debería concienciarse sobre lo que constituye,
a mi parecer, una expresión manifiesta de la humanidad que compartimos,
del deseo de trabajar para el bien común y de comprometerse
voluntariamente con respecto a nuestros principios.
Hablar de justicia social
es hablar de la supresión de los obstáculos que conlleva la discriminación.
Podría decirse que la mujer aún debe hacer frente en todos los países,
en mayor o menor medida,
a barreras que dificultan su plena integración.
Y que impiden que la sociedad
se beneficie de todo lo que puede aportar
en cuanto a experiencia y competencias;
así, al hablar de justicia social, es evidente que hay que tener en cuenta
cuenta a la mujer, para que desempeñe con pleno derecho
un papel activo en la sociedad.
Creo que el crecimiento económico y la justicia social deben coexistir,
porque sin justicia social
no puede haber crecimiento económico sostenible a largo plazo,
y mucho menos desarrollo económico.
Considero que la justicia social es esencial
esencial para el desarrollo económico sostenible a largo plazo.
La justicia social debe basarse en principios,
en la aptitud responsable de los gobiernos con respecto a determinadas obligaciones,
teniendo em cuenta que la justicia social es un derecho humano fundamental.
Por otro lado, la sociedad civil puede contribuir de manera importante,
como ya lo está haciendo, a velar por que los gobiernos cumplan esas obligaciones
y a garantizar que los recursos disponibles,
lamentablemente muy escasos hoy en día,
se distribuyan de un modo que promueva plenamente la justicia social.
La justicia social constituye un requisito básico para cualquier sociedad
que desee abordar su futuro con optimismo,
y creo que el compromiso cívico
y las contribuciones voluntarias juegan un papel importante
no sólo en el ámito de la justicia social, sino también en el de la integración social,
y permiten una mayor participación de todos los ciudadanos.